El caos, la confusión, los alaridos y los gritos de guerra se escucha por doquier e intimida a los miembros de la manada, quienes corren hacia los edificios y a sus hogares para refugiarse de los crueles ataques de parte de los guerreros de Fuerza de bronce.Por otro lado, Tron, sus hombres y los guerreros que lo emboscaron se encuentran en el dilema de si luchar entre ellos o ir a enfrentar a sus verdaderos enemigos.—¡Debemos proteger a nuestra manada! —exclama Tron, al tiempo en que levanta su espada al aire.Él ignora que se encuentra acorralado por sus propios guerreros y cabalga en dirección al desorden con gran rapidez. Todos sus hombres, incluyendo el gamma y los demás traidores, siguen a Tron y se dejan influenciar por su voz de alfa, quien los anima a defender sus tierras.El trayecto se siente más largo de lo regular, pero Tron se mantiene firme en su objetivo, asimismo, da órdenes de organización por divisiones, estrategias de defensiva improvisada y envía mensajeros en bu
Sentimientos encontrados se mezclan en el interior de Tron al ver a su mate después de tanto tiempo. Se la encuentra tan demacrada que siente rabia contra sí mismo por no haber sabido mantenerla a salvo, de igual manera, le provoca terror que ella esté en manos de ese ser despreciable y a su merced, por la que la ira que lo consume aumenta, pero al mismo tiempo, un dolor cargado de culpa lo tortura. «Me imagino lo mucho que has sufrido a tu suerte, pequeña loba», piensa impotente. De repente, las palabras de Claudio resuenan en su mente y él mira a Otsana por instinto. «¿La pequeña loba estuvo embarazada? De ser así, ¿qué le sucedió al cachorro?», teme a la respuesta de su interrogante, pero el estado en el que su mate se encuentra le da una idea de que, quizás, ese embarazo lo pudo haber perdido. Él corazón le duele de tan solo imaginarlo. «La pequeña loba estuvo embarazada... de mí...». "Más te vale que la sueltes o tu muerte será lenta y dolorosa, infeliz", amenaza a Claudio,
Tron yace en el polvoriento suelo desnudo y con la cabeza bajo sus brazos, rendido y a merced de Claudio y de sus hombres.Nunca se hubiera imaginado que experimentaría tal humillación, quizás es el pago por todas las vidas que cegó y por haber esclavizado a toda una manada.Es la primera vez que siente tanto miedo, pero no por él o su posible muerte, su angustia es a causa de su mate, quien se encuentra atrapada bajo la espada de ese infeliz.«Si tengo la oportunidad, lo destrozaré con mis propias garras», piensa deseoso de convertirse en lobo y derramar la sangre de su enemigo.Lo odia, siempre ha sido así; en especial ahora, que la vida de su pequeña loba pende de un hilo y a manos de él.—¡Cállate, maldito! —exige Azucena, cuyo cuerpo tiembla mientras observa a su hermano ser la burla de todos.«Mi amado Tron, tú fuiste ese reemplazo que la vida me regaló después de que fuera traicionada por el hombre que tanto amé», piensa conmovida, al no tener la fuerza para saltarle encima a e
El caos se vuelve a desatar en la manada Luna de hierro, cuando los guerreros que son dirigidos por el gamma deciden ir tras los esclavos que se están escapando.—¡Maten a esa esclava que ha confundido el sano juicio de nuestro alfa! —espeta Azucena, y de inmediato, un grupo de guerreros se lanza contra Otsana.Tron, al ser consciente del peligro que ella atraviesa, se convierte en lobo y salta en su dirección."Sube", comanda.Otsana se queda alelada por unos segundos, tratando de asimilar lo que está aconteciendo."¿Qué esperas para subirte a mi regazo? ¿Acaso quieres morir?», increpa Tron con impaciencia.Ella sale de su trance y lo obedece deprisa, al vislumbrar a los guerreros venir a ellos dispuestos a atacarlos.De un salto, Tron empieza a alejarse, al tiempo en que va esquivando los ataques de los hombres que se han acercado—¡Tron, regresa aquí! —le ordena su hermana en un alarido caprichoso—. Yo soy tu única familia y esta manada es nuestro hogar; ¿dejarás todo tirado por un
Después de varias horas de camino, Tron y su gente se detienen en un claro. Allí deciden descansar y alimentarse, por lo tanto, sacan las provisiones que se encuentran guardadas en las naves terrestres y dividen a la gente en grupos de cincuenta, cada cual con un líder que reparte raciones a grupos de a diez.Ellos utilizan unas lámparas campestres con un brillo que no llama la atención, como manera de ocultarse de sus enemigos, asimismo, evitar ser muy llamativos frente a maleantes que asaltan en la oscuridad de la noche.Cerca del río, Tron levanta varias tiendas donde pone duchas móviles, puesto que cuenta con un aparato de alta tecnología entre los licántropos, que le sirve para hacer presión y conducir agua desde allí hasta las tiendas.Él divide los baños móviles en dos grupos, uno para los hombres y el otro para mujeres, quienes se turnan para ducharse.—Necesito un informe acerca de los esclavos que se fueron en las naves marítimas. Pronto les enviaré el punto de encuentro par
Otsana se seca las lágrimas y mira a Tron a los ojos, como si tratara de descifrar un enigma.—¿Sabías que yo esperaba a tu hijo? —cuestiona de repente.Tron frunce el ceño ante esa pregunta sin sentido, pero de todas formas le responde con naturalidad:—No, hasta ahora me entero. ¿Crees que si lo supiera me hubiera ido a la batalla? Créeme que estaría pegado a ti, cuidándote como un loco obsesivo.Él le acaricia el vientre que ya se encuentra vacío y un sentimiento de perdida lo invade.Se siente horrible no haber estado consciente de que su hijo estuvo allí todo ese tiempo, de haberse perdido el proceso de desarrollo en el vientre y no haberlo visto nacer.Se siente traicionado y engañado.—¿Por qué me lo ocultaste? —reclama indignado—. Yo tenía el derecho de saberlo, me parece muy injusto que hasta ahora me entere de la existencia de mi cachorro. Ni siquiera pude protegerlos y ahora él... —Tron se aprieta el cabello por la frustración.—Creí que lo sabías. Yo intenté decírtelo vari
Después de un largo rato en silencio, Tron se aclara la garganta y mira a Otsana con intriga.—Nuestro hijo está vivo... —musita él anonadado.—Eso espero... —responde ella con la voz apagada.—¿Qué sucedió con nuestro cachorro, Otsana?—Alfa, no contamos con mucho tiempo —lo interrumpe Maura—. Debemos partir ya.Tron mira Otsana dubitativo, luego a Maura, como si se debatiera qué hacer.—Maura, toma el liderazgo de las tropas, por favor; ya que mi pareja y yo nos desviaremos. El punto de encuentro será en el mar —responde al fin.El rostro de Otsana se ilumina conmovido, pero pronto se siente terrible por todo lo que pensó acerca de su mate y por haber sido participe del ataque a su manada.—Pero, señor, no puede dejarnos a nuestra suerte en este momento. Es su deber dirigirnos —replica la morena con decepción.—No, Maura, mi deber es velar por el bienestar de mi familia. Mi mate y mi hijo son mi prioridad ahora. Además, no los estoy dejando a su suerte porque ya organicé el viaje y
Otsana parte junto a Tron en un caballo con algunas provisiones para el camino, mientras que los hombres de él dirigen a los omegas hacia el mar, donde se encontrarán con los demás y con su alfa.Los galopes del caballo son rápidos y pronto los aleja del territorio que está cercano a la manada Luna de hierro, y toma el sendero que los llevará a Fuerza de bronce.—Si necesitas que hagamos una parada me avisas —le dice Tron en voz alta para que ella lo escuche.—Gracias... —musita con voz débil, por lo que él apenas la entiende.Una sonrisa se le dibuja en los labios al sentir que Otsana le aprieta la cintura, como si temiera caerse. Ella, en cambio, recuesta la cabeza en la ancha y firme espalda, luego olfatea el perfume amaderado que tanto le encanta y se deja controlar por los recuerdos que le inundan los pensamientos.«¿Tú quieres aparearte?»«Usted no quiere. Y lo entiendo; sus amantes son muy hermosas y experimentadas, todo lo opuesto a mí».«Pequeña loba, yo podría enseñarte, per