Reviso la hoja de la prueba de embarazo que sale positiva, suspiro mirando a la nada y luego otra vez la prueba pensando en que momento me acosté con alguien en los últimos dos meses y lo más cercano que he llegado a acostarme con alguien es en un sueño húmedo que tuve al día después de ir a beber a un bar.
Me levanto para regresar a mi apartamento, pido un taxis y le doy la dirección mientras pienso en el supuesto padre de mi criatura, el taxis se estaciona en el edificio, pago y bajo. Miro el gran edificio de 10 pisos con 4 apartamentos cada piso estilo estudio, entro y tomo las escaleras ya que no hay elevador, por suerte vivo en el tercer piso, al llegar y abrir la puerta de mi hogar esta se abre mostrando a mi amigo quien me toma del brazo y mira a los lados del pasillo.
Entro al apartamento sin entender su reacción.
— ¿Qué sucede? — pregunto viendo que actúa de una manera poco común, se acerca a la ventana y mira algo, curiosa me acerco a mirar y veo tres camionetas negras con una H y una K como logo. — Elián… — llamo, me mira y me hace seña de que me acerque a él.
— Esos carros son de la mafia… — frunzo mi ceño, mirando lo que sea que está intentando mirar el rubio — Hali… no me digas que no sabes de esto — afirma o preguntó no lo sé muy bien porque llega Ana abriendo la puerta con desespero.
— Explíquenme porque esos carros están frente al edificio, nuestro edificio — habla alarmada, los miro sin entender nada, suspiro.
— No lo sé, cuando Hali bajaba del taxis se estacionó un carro, ya los otros dos estaban ahí — me empiezo a marear y dejar de escuchar a mis dos amigos y caigo sin darme cuenta en una oscuridad.
[…]
Despierto encontrándome en el bar, los rostros de las personas en el lugar son borrosos, pero un rostro no está del todo borroso, lleva rato mirándome, el bartender me da una bebida, dice algo pero no logro entenderlo.
El hombre que me estaba mirando se acerca, entonces puedo mirarlo con más determinación, sus ojos dorados, cabello oscuro y piel blanca, alto y fuerte, era como ver las esculturas del museo en donde trabajo, realmente era un Dios griego.
[…]
— Hades Kana — abro mis ojos y veo el techo de mi habitación. — Al fin despiertas, mujer — me siento y veo a Elián de brazos cruzados con la hoja de examen de sangre en mano — Me tienes que explicar esto — dice mostrando la hoja, en eso Ana entra a mi habitación.
— ¿Quién es el padre? — pregunta con curiosidad, trago saliva — Por cierto, los carros se fueron — Elián mira a Ana y luego corre a la ventana a revisar mientras la castaña me mira esperando a que hable. Suspiro y miro la hora en el reloj en forma de planta en mi mesita de noche.
— Se me hace tarde, tengo que ir a trabajar — me levanto viendo que dure 2 horas dormida — Hablaremos de esto después, con más calma — la verdad es que quería esquivar a mis amigos con sus preguntas sobre el padre ya que ni yo sabía quién era o tal vez si sabía pero no recordaba su nombre — Hades…
Menciono haciendo que mis dos amigos me miren.
— Ese tipo es el rey de la mafia de esta isla, Hali — dice el rubio, lo miro — Ojala lo hayas mencionado por otra cosa y no porque sea el padre de la criatura, ¿Verdad? — tomo mi bolso después de ponerme los zapatos.
— Se consiguieron papeles antiguos sobre este Dios — menciono aunque no es mentira, me despido cerrando la puerta, suspiro intentando recordar esa noche en el bar.
¿Si en realidad el sueño húmedo que tuve no era un sueño y si pasó? Pero ¿Quién me explicaría que estuviera vestida y en casa?
Niego bajando las escaleras y tomo un taxis para que me lleve al museo de antigüedades, miro las calles de la ciudad y el taxis se detiene, me bajo y le pago, corro hacia el museo entrando por un pasillo que solo es acto para trabajadores.
— Frey… — me detengo justo cuando estoy por entrar a mi área, me volteo y miro a un hombre.
— Julián… — río un poco sonrojada, sus ojos verdes son oscuros y llamativos.
— Llegas tarde, ¿Algún inconveniente? — pregunta, acomodo bien mi bolso sin soltar la correa de este.
— Me quede dormida… — excuso, frunce su ceño.
— A las 2 de la tarde… — asiento — Eso es muy raro viniendo de una persona puntual — suspira — Póngase a trabajar, hay una fecha límite para mostrarle al público lo que hemos encontrado — asiento y abro la puerta en donde puedo suspirar aliviada, dejo mi bolso en una silla y me pongo delantal e cubre boca.
Con ayuda de una lupa, linterna y una pinza voy leyendo el papel que es más como un documento en donde explica la existencia de los dioses de la antigua Grecia, sin darme cuenta se ha hecho de noche y tengo que regresar, suspiro levantándome de la silla y ordenando todo guardándolo en sus cajas para mañana seguir con más calma.
Me quito el cubre boca junto con el delantal y en eso entra Julián con un hombre de mirada dorada.
— Oh, señorita Frey, no pensé que seguía aquí — dice el castaño.
— Ya me iba — aviso tomando mi bolso.
— Te llevo — pero niego a su invitación y salgo del lugar sin antes voltear y mirar al pelinegro, el mismo del bar.
Narra Hali Frey.Viernes, 3, diciembre, 2027.08:20 a.m.Salgo del cuarto hacia la cocina en busca de comida después de vomitar el desayuno de esta mañana, suspiro al ver que nada me provoca comer, miro a Elián sentando en la isla investigando algo en su laptop, alza su mirada y me mira.— ¿Aun te harás la que no sabe? — pregunta, miro a otro lado, desde que llegue ayer no ha parado de preguntar de “quien es el padre”, de esto y de aquello, ¿Cómo le explico que yo tampoco sé? — Hali… — lo miro y luego la hora.— Me tengo que ir, llego tarde a mi trabajo — digo saliendo de ahí tomando mi bolso, me relajo porque Ana no estaba en casa porque si no, ambos no me dejan ir como anoche.Niego bajando por las escaleras, estuve pensando en un aborto, tal vez tenía la oportunidad de deshacerme de este niño sin padre pero tuve un sueño extraño sobre un niño de ojos dorados como el hombre del bar que me decía mamá.Pido un taxi y le doy la ubicación del museo, miro por la ventana siguiendo pensand
Narra Hali Frey.Sábado, 4, diciembre, 2027.Abro mis ojos oyendo el cantar de los pájaros, me siento en mi cama y miro la hora en el reloj que está en la mesita de noche, sin evitarlo corro al baño a vomitar, una vez vomitado todo me miro al espejo viendo que parezco un zombie viviente.— ¿Renunciaste? — pregunta Ana desde la puerta, la miro mientras tomo el cepillo de diente para lavar mi boca del sabor amargo.— ¿Te lo dijo? — pregunto y asiente, Ana y Julián son hermanos — Encontré otro trabajo… menos estresante que ese — miro al espejo cepillando mis dientes.— Pero, Hali… te encanta reconstruir antigüedades y saber de sus historias, encima de que te encanta estar con mi hermano — escupo y la miro mordiendo mi labio.— Sé que siempre me gustó tu hermano, desde hace 3 años pero… ya no lo veo como el chico amable y tierno que conocí… ¿Puedes entender que ya no quiero estar cerca de él? — frunce su ceño sin comprender algo.— ¿Pasó algo mientras estuve ausente hace unos meses? Porqu
Narra Hali Frey.Me dejo caer de espalda a la cama apenas me senté en ella, cierro mis ojos dejándome llevar por el sueño pero la puerta de mi cuarto se abre ya que esta tiene un sonido chillón al abrirse, me siento mirando al rubio de mi amigo entrar.— Ana me contó que renunciaste a tu trabajo, o sea, yo siempre soy el último en esterarse de estas cosas, Hali — asiento.— Si, pero no te preocupes, tengo un trabajo mejor menos estresaste y me dan 3 comidas al día y merienda cada vez que me da un antojo — explico de lo más relajada, el rubio me mira de manera confusa.— ¿Para quién estas trabajando? Porque parece que te están tratando como su enamorada más que una empleada — niego pero él asiente — Responde, Hali — suspiro.— Es un hombre multimillonario que pidió mis servicios para restaurar varios retratos, documentos y obras de gran valor, firme un contrato con él pero tranquilo leí muy bien el contrato antes de firmar — parpadea intentando procesar.— ¿Por casualidad es el mismo t
Narra Hali Frey.Entro al estudio y miro a Guillermo quien mira el pasillo con nervios.— Guillermo… ¿Qué sucede? — pregunto con cuidado, me mira.— Nada de lo que tenga que preocuparse, señorita Frey — asiento poco convencida de sus palabras, se va cerrando la puerta, me quito el bolso poniéndolo en la mesa y me amarro mi corto cabello, miro a todo lados para comenzar a trabajar y mantener mi mente ocupada y no en lo que esté pasando en el comedor.Elijo un cuadro que me ha llamado la atención, miro por la ventana viendo que de la mansión sale una mujer pelirroja al patio y tras de ella sale Hades, frunzo el ceño cuando empiezan a discutir aunque no puedo escuchar nada pero por lo que veo sí parecen discutir.Sin darme cuenta las cortinas se cierran para que no vea más lo que está afuera, miro que ha sido el mayordomo quien ha puesto las cortinas, me sonríe con nerviosismo que no entiendo. Me alejo de la ventana y pongo el cuadro en la mesa larga.— Si necesita algo, puede presionar
Narra Hades Kana.Lunes, 20, diciembre, 2027.Observo la figura de la mujer que restaura mis obras moverse de un lado a otro mientras observa un cuadro en el que empezó a trabajar el jueves pasado. La miro un segundo más y me voy a mi despacho, miro el reloj de mi muñeca que indica que ya es casi la hora de la merienda.Entro a mi despacho y me siento en la silla para luego mirar la carpeta en donde está todo lo relacionado con Hali Frey, la madre de mi hijo, de seguro se preguntaran como sucedió esto. Hace dos meses había llegado de un viaje y claro como era viernes, necesitaba despejar la mente de todo el trabajo agotador.Pero no sabía que esa noche la iba a ver, una mujer morena de ojos verdes y cabello castaño largo, metida en un vestido negro con escote profundo en su espalda, su figura me cautivó junto con su mirada inocente y tímida que la hacía ver más santa que otras mujeres, no sé si fue su capacidad de fingir tal personalidad que hizo que me acercara a ella.Claro, parecía
Narra Hades Kana.Miércoles, 22, diciembre, 2027.— ¿Alguna respuesta? — pregunto viendo entrar a Guillermo, niega y resoplo echándome hacia atrás en mi silla.— Señor, ¿No cree que está siendo un poco impaciente? — lo miro a los ojos — Solo pregunto, mi señor — miro a la ventana la vista del jardín.— ¿Sera que tiene novio? — me pregunto.— Dudo de eso, señor — responde a mi pregunta, me levanto saliendo del despacho, salgo al jardín y con un silbido llamo a mis tres perros, me quito el saco dándoselo a Guillermo que se para a mi lado.— A ver, muchachos — son tres perros daneses, Black, Red y Blue, sí, cada uno tiene un nombre en inglés, los hubiera llamado como el perro guardián del verdadero Dios griego pero eso no me parecía nada original — Guillermo, los juguetes — mi mayordomo hace sonar una campana haciendo llamar a un sirviente.— Los juguetes de los daneses — ordena y el sirviente se va — ¿Ya ha pensado en un nombre para el heredero? — pregunta haciendo que lo mire.— Aun no
Narra Hali Frey.— ¿Pero si me cuenta una historia para dormir? — termino de leer después de sentirme mal por vomitarle el comedor y sentir que se fue sin terminar su comida porque le di asco, el solo saber eso, me sentí mal y que podría morir en cualquier momento y ahora me dice que me perdona si le cuento una historia para dormir como si aceptar ir con él a su fiesta navideña no fuera suficiente.Pero no puedo quejarme, el señor Kana ha sido muy generoso conmigo como para rechazarle una invitación o lo que acaba de pedir a cambio de su perdón. Respiro profundo y busco un libro que tenga cerca, no puedo durar tanto en responder, tomo uno que había conseguido en un viaje a España y lo vi en un pequeño puesto, fue la primer vez que había salido de mi país y solo tenía 18 años.— Aquí la mujer, yo el dormido — leo una hoja con el audio activado — Gaspar Ilóm… El Gaspar Ilóm deja que a la tierra de Ilóm le roben el sueño de los ojos… El Gaspar Ilóm deja que a la tierra de Ilóm le boten l
Narra Hali Frey.Viernes, 24, diciembre, 2027.Me miro en el espejo que tengo en mi habitación y no logro reconocerme con el vestido puesto, Ana entra y me mira impresionada, ya estaba vestida por completo, solo faltaba maquillarme, algo que solo Ana se ocuparía porque conociéndome soy un desastre, al menos pude hacer algo con mi corto cabello. — Te ves hermosa… ay, voy a llorar — la miro un momento y niego, Eli entra y se sienta en la cama poniéndose unas converses, no iba muy elegante pero tampoco muy descuidado — Me impresiona que tengas ropas así en tu closet — Eli la mira y rueda sus ojos para luego mirarme a mí, de pie a cabeza.— Son mis ojos o veo un hada en esta habitación — Ana sonríe halagada — No hablo de ti, piojosa — la castaña le lanza algo indignada.— Como quieras… ven siéntate, vamos a maquillarte — me siento y comienza a maquillarme un poco, solo suspiro — Listo, como te gusta la sencillez, no hice mucho, no te olvides llamarnos si sucede algo — me miro el maquill