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Capítulo 4 Una mujer pelirroja

Narra Hali Frey.

Entro al estudio y miro a Guillermo quien mira el pasillo con nervios.

— Guillermo… ¿Qué sucede? — pregunto con cuidado, me mira.

— Nada de lo que tenga que preocuparse, señorita Frey — asiento poco convencida de sus palabras, se va cerrando la puerta, me quito el bolso poniéndolo en la mesa y me amarro mi corto cabello, miro a todo lados para comenzar a trabajar y mantener mi mente ocupada y no en lo que esté pasando en el comedor.

Elijo un cuadro que me ha llamado la atención, miro por la ventana viendo que de la mansión sale una mujer pelirroja al patio y tras de ella sale Hades, frunzo el ceño cuando empiezan a discutir aunque no puedo escuchar nada pero por lo que veo sí parecen discutir.

Sin darme cuenta las cortinas se cierran para que no vea más lo que está afuera, miro que ha sido el mayordomo quien ha puesto las cortinas, me sonríe con nerviosismo que no entiendo. Me alejo de la ventana y pongo el cuadro en la mesa larga.

— Si necesita algo, puede presionar el botón de siempre y vendré, señorita Frey — habla con seriedad ocultando su nervio.

— Pienso restaurar ese cuadro… necesito acuarelas, brochas, pinceles y… — asiente entendiendo que necesito muchas cosas ya que no hay cierto materiales en el estudio.

— Sé a lo que se refiere, señorita, si me permite, hare que compren todo — se va sin dejar que hable, suspiro sentada, miro la ventana y me da más curiosidad de saber quién era esa mujer pelirroja, capaz era su novia o su esposa, aunque esposa dudo que sea, no le vi anillo al señor.

Me cruzo de brazos en la mesa mirando el cuadro, se nota que es un hombre pero su cara esta despintada pero si logro restaurarla a como era originalmente podría ver el rostro de este hombre del cuadro que debe ser hermoso y perfecto aunque no tengo una foto de cómo era el cuadro original.

[…]

Todo se ve oscuro, siento el aliento de alguien rozarme el cuello, mientras sus manos grandes tocan cada centímetro de mi cuerpo, mi respiración se encuentra agitada por la sensación que produce su piel contra la mía, no puedo verle el rostro pero puedo sentir su espalda desnuda con mis propias manos.

“Eres mía”

Escucho decirme al oído sin dejar de mover su cuerpo contra el mío, una luz se enciende pero no sé de dónde y logro mirarlo a los ojos, ojos brillantes, ojos del sol.

[…]

— Señorita — siento que me llaman, abro mis ojos, no me di cuenta en que momento me quede dormida en el mesón del estudio, miro a mi alrededor notando los materiales a un lado de mí en la mesa — Menos mal está bien, me preocupe por un momento cuando la vi acostada de esa manera — suspira de alivio.

— Me quede dormida — río un poco, al parecer no dormí bien anoche — Gracias por traer todo, Guillermo — reviso que si trajo todo, incluso un caballete de madera donde se puede poner el cuadro para mayor comodidad. — Gracias — asiente y se va.

Saco mi teléfono para mirar la hora pero al sacarlo de mi bolso se cae un papel, lo levanto y veo que es la ecografía que me hice ayer. Lo miro con detenimiento viendo que es tan pequeño, según la ginecóloga tengo 7 semanas de gestación y que ya se ve los ojos pero yo no veo nada, claro que cuando me hizo la ecografía yo no quise mirar a la pantalla.

Me encontraba sola y si, tenía y tengo miedo.

— ¿Qué miras? — pregunta alguien a mis espaldas, siento su respiración en mi cuello como aquel sueño que tuve hace minutos atrás. Lo miro viendo sus ojos dorados, como los del sueño.

¿Y si Hades es el padre? Ya que en el sueño anterior a ese, él estaba parado frente a mí en el bar, como si todo eso no fuera un sueño sino recuerdos que no puedo recordar por lo borracha que estaba esa noche.

Sin darme cuenta el pelinegro ha tomado la ecografía, puedo notar una pequeña sonrisa en su rostro que remplaza por seriedad, me regresa la foto sin decir nada.

— Si quieres, se lo puede quedar, tengo otra copia — dije sin pensarlo mucho haciendo que él se sorprenda, trago saliva.

— ¿Cómo…? — pregunta desconcertado por mi comentario. Trago saliva poniéndome a pensar en que decir.

— Digo… Tiene 7 semanas, está bien sano y se está desarrollando y… este… pienso reconstruir este cuadro — me callo sabiendo que he dicho cosas sin sentidos y mezcle dos temas que no venían al caso. Lo miro reírse pero carraspea metiendo la ecografía dentro de su saco.

— Vale — dice en seco y se va. Parpadeo un poco y me tapo la cara notando lo caliente que tengo las mejillas de la vergüenza hasta mis orejas.

— Eres una idiota, Hali, una idiota muy estúpida — resoplo para ponerme a trabajar para no pensar en su risa varonil que hipnotiza. Niego con rapidez, no puedo caer bajo por un hombre cuyo trabajo es peligroso según mis amigos.

Tomo el cuadro poniéndolo en el caballete instalado, empiezo a sacar todas las acuarelas, me pongo el delantal, respiro profundo recordando que fui la numero uno en clases de pintura, así que si puedo con esto a pesar de no ser mi primera vez reconstruyendo un cuadro.

(…)

Miro el piso de mi cuarto pensando en el sueño que tuve cuando me quede dormida en el estudio, aunque me dije que iba a mantener la mente ocupada no puedo olvidar la sensación tan real que sentí en el sueño.

Es aquí donde me pongo a pensar de más en la noche en donde tuve relaciones con el padre de mi hijo aunque todo lo recuerde como un sueño, pero puede haber una posibilidad de que Hades sea el padre aunque quien me confirma el cómo llegue al apartamento y con la ropa intacta.

— Recuerda, Hali, recuerda lo que pasó — repito una y otra vez aunque eso haya pasado hace dos meses prácticamente, me acuesto en mi cama mirando el techo.

 Cierro los ojos y me pongo a recordar el sueño pero no lo logro y termino abriendo los ojos, me siento y suspiro sacando todo el aire de mis pulmones.

La puerta se abre dejándome ver a Eli.

— Ana me dijo que fuiste ayer al ginecólogo, a ver, déjame ver esa fotico — me río y señalo la mesa donde está la carpeta, va y saca la ecografía, no era mentira que tenía dos copias, lo empieza a ver, se sienta a mi lado sin dejar de ver la ecografía. — Se ve tan pequeño e indefenso — me mira y luego me abraza.

— ¿Dónde estuviste ayer? — pregunto soltando el abrazo.

— Me quede hasta tarde en el bar, después de salir de clase me llamaron y pues trabajo es trabajo — explica sin entrar mucho en destalles — Bien… descansa, debes estar cansada — asiento y se va dejando la foto en el escritorio.

Me levanto para bañarme y ponerme el pijama, una vez lista acostada en mi cama para dormir suena mi teléfono, veo que es Hades quien me llama, digo el señor Kana.

— ¿Si, señor Kana? — pregunto apenas tome la llamada.

— ¿Quién eres? — pregunta una voz femenina, frunzo el ceño mirando el teléfono. — Responde, ¿Quién eres? No creas que porque vienes a trabajar aquí con esas baratijas puedas conquistar el corazón de mi hombre, eh, te mucho cuidado — cuelga dejándome sorprendida, dejo el teléfono en la mesita, miro al techo y pienso.

¿Sera la mujer pelirroja que me llamó? Porque la verdad no entiendo el porque me llamó y me amenazó cuando no tengo nada con el señor Kana.

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