Narra Hali Frey.
Entro al estudio y miro a Guillermo quien mira el pasillo con nervios.
— Guillermo… ¿Qué sucede? — pregunto con cuidado, me mira.
— Nada de lo que tenga que preocuparse, señorita Frey — asiento poco convencida de sus palabras, se va cerrando la puerta, me quito el bolso poniéndolo en la mesa y me amarro mi corto cabello, miro a todo lados para comenzar a trabajar y mantener mi mente ocupada y no en lo que esté pasando en el comedor.
Elijo un cuadro que me ha llamado la atención, miro por la ventana viendo que de la mansión sale una mujer pelirroja al patio y tras de ella sale Hades, frunzo el ceño cuando empiezan a discutir aunque no puedo escuchar nada pero por lo que veo sí parecen discutir.
Sin darme cuenta las cortinas se cierran para que no vea más lo que está afuera, miro que ha sido el mayordomo quien ha puesto las cortinas, me sonríe con nerviosismo que no entiendo. Me alejo de la ventana y pongo el cuadro en la mesa larga.
— Si necesita algo, puede presionar el botón de siempre y vendré, señorita Frey — habla con seriedad ocultando su nervio.
— Pienso restaurar ese cuadro… necesito acuarelas, brochas, pinceles y… — asiente entendiendo que necesito muchas cosas ya que no hay cierto materiales en el estudio.
— Sé a lo que se refiere, señorita, si me permite, hare que compren todo — se va sin dejar que hable, suspiro sentada, miro la ventana y me da más curiosidad de saber quién era esa mujer pelirroja, capaz era su novia o su esposa, aunque esposa dudo que sea, no le vi anillo al señor.
Me cruzo de brazos en la mesa mirando el cuadro, se nota que es un hombre pero su cara esta despintada pero si logro restaurarla a como era originalmente podría ver el rostro de este hombre del cuadro que debe ser hermoso y perfecto aunque no tengo una foto de cómo era el cuadro original.
[…]
Todo se ve oscuro, siento el aliento de alguien rozarme el cuello, mientras sus manos grandes tocan cada centímetro de mi cuerpo, mi respiración se encuentra agitada por la sensación que produce su piel contra la mía, no puedo verle el rostro pero puedo sentir su espalda desnuda con mis propias manos.
“Eres mía”
Escucho decirme al oído sin dejar de mover su cuerpo contra el mío, una luz se enciende pero no sé de dónde y logro mirarlo a los ojos, ojos brillantes, ojos del sol.
[…]
— Señorita — siento que me llaman, abro mis ojos, no me di cuenta en que momento me quede dormida en el mesón del estudio, miro a mi alrededor notando los materiales a un lado de mí en la mesa — Menos mal está bien, me preocupe por un momento cuando la vi acostada de esa manera — suspira de alivio.
— Me quede dormida — río un poco, al parecer no dormí bien anoche — Gracias por traer todo, Guillermo — reviso que si trajo todo, incluso un caballete de madera donde se puede poner el cuadro para mayor comodidad. — Gracias — asiente y se va.
Saco mi teléfono para mirar la hora pero al sacarlo de mi bolso se cae un papel, lo levanto y veo que es la ecografía que me hice ayer. Lo miro con detenimiento viendo que es tan pequeño, según la ginecóloga tengo 7 semanas de gestación y que ya se ve los ojos pero yo no veo nada, claro que cuando me hizo la ecografía yo no quise mirar a la pantalla.
Me encontraba sola y si, tenía y tengo miedo.
— ¿Qué miras? — pregunta alguien a mis espaldas, siento su respiración en mi cuello como aquel sueño que tuve hace minutos atrás. Lo miro viendo sus ojos dorados, como los del sueño.
¿Y si Hades es el padre? Ya que en el sueño anterior a ese, él estaba parado frente a mí en el bar, como si todo eso no fuera un sueño sino recuerdos que no puedo recordar por lo borracha que estaba esa noche.
Sin darme cuenta el pelinegro ha tomado la ecografía, puedo notar una pequeña sonrisa en su rostro que remplaza por seriedad, me regresa la foto sin decir nada.
— Si quieres, se lo puede quedar, tengo otra copia — dije sin pensarlo mucho haciendo que él se sorprenda, trago saliva.
— ¿Cómo…? — pregunta desconcertado por mi comentario. Trago saliva poniéndome a pensar en que decir.
— Digo… Tiene 7 semanas, está bien sano y se está desarrollando y… este… pienso reconstruir este cuadro — me callo sabiendo que he dicho cosas sin sentidos y mezcle dos temas que no venían al caso. Lo miro reírse pero carraspea metiendo la ecografía dentro de su saco.
— Vale — dice en seco y se va. Parpadeo un poco y me tapo la cara notando lo caliente que tengo las mejillas de la vergüenza hasta mis orejas.
— Eres una idiota, Hali, una idiota muy estúpida — resoplo para ponerme a trabajar para no pensar en su risa varonil que hipnotiza. Niego con rapidez, no puedo caer bajo por un hombre cuyo trabajo es peligroso según mis amigos.
Tomo el cuadro poniéndolo en el caballete instalado, empiezo a sacar todas las acuarelas, me pongo el delantal, respiro profundo recordando que fui la numero uno en clases de pintura, así que si puedo con esto a pesar de no ser mi primera vez reconstruyendo un cuadro.
(…)
Miro el piso de mi cuarto pensando en el sueño que tuve cuando me quede dormida en el estudio, aunque me dije que iba a mantener la mente ocupada no puedo olvidar la sensación tan real que sentí en el sueño.
Es aquí donde me pongo a pensar de más en la noche en donde tuve relaciones con el padre de mi hijo aunque todo lo recuerde como un sueño, pero puede haber una posibilidad de que Hades sea el padre aunque quien me confirma el cómo llegue al apartamento y con la ropa intacta.
— Recuerda, Hali, recuerda lo que pasó — repito una y otra vez aunque eso haya pasado hace dos meses prácticamente, me acuesto en mi cama mirando el techo.
Cierro los ojos y me pongo a recordar el sueño pero no lo logro y termino abriendo los ojos, me siento y suspiro sacando todo el aire de mis pulmones.
La puerta se abre dejándome ver a Eli.
— Ana me dijo que fuiste ayer al ginecólogo, a ver, déjame ver esa fotico — me río y señalo la mesa donde está la carpeta, va y saca la ecografía, no era mentira que tenía dos copias, lo empieza a ver, se sienta a mi lado sin dejar de ver la ecografía. — Se ve tan pequeño e indefenso — me mira y luego me abraza.
— ¿Dónde estuviste ayer? — pregunto soltando el abrazo.
— Me quede hasta tarde en el bar, después de salir de clase me llamaron y pues trabajo es trabajo — explica sin entrar mucho en destalles — Bien… descansa, debes estar cansada — asiento y se va dejando la foto en el escritorio.
Me levanto para bañarme y ponerme el pijama, una vez lista acostada en mi cama para dormir suena mi teléfono, veo que es Hades quien me llama, digo el señor Kana.
— ¿Si, señor Kana? — pregunto apenas tome la llamada.
— ¿Quién eres? — pregunta una voz femenina, frunzo el ceño mirando el teléfono. — Responde, ¿Quién eres? No creas que porque vienes a trabajar aquí con esas baratijas puedas conquistar el corazón de mi hombre, eh, te mucho cuidado — cuelga dejándome sorprendida, dejo el teléfono en la mesita, miro al techo y pienso.
¿Sera la mujer pelirroja que me llamó? Porque la verdad no entiendo el porque me llamó y me amenazó cuando no tengo nada con el señor Kana.
Narra Hades Kana.Lunes, 20, diciembre, 2027.Observo la figura de la mujer que restaura mis obras moverse de un lado a otro mientras observa un cuadro en el que empezó a trabajar el jueves pasado. La miro un segundo más y me voy a mi despacho, miro el reloj de mi muñeca que indica que ya es casi la hora de la merienda.Entro a mi despacho y me siento en la silla para luego mirar la carpeta en donde está todo lo relacionado con Hali Frey, la madre de mi hijo, de seguro se preguntaran como sucedió esto. Hace dos meses había llegado de un viaje y claro como era viernes, necesitaba despejar la mente de todo el trabajo agotador.Pero no sabía que esa noche la iba a ver, una mujer morena de ojos verdes y cabello castaño largo, metida en un vestido negro con escote profundo en su espalda, su figura me cautivó junto con su mirada inocente y tímida que la hacía ver más santa que otras mujeres, no sé si fue su capacidad de fingir tal personalidad que hizo que me acercara a ella.Claro, parecía
Narra Hades Kana.Miércoles, 22, diciembre, 2027.— ¿Alguna respuesta? — pregunto viendo entrar a Guillermo, niega y resoplo echándome hacia atrás en mi silla.— Señor, ¿No cree que está siendo un poco impaciente? — lo miro a los ojos — Solo pregunto, mi señor — miro a la ventana la vista del jardín.— ¿Sera que tiene novio? — me pregunto.— Dudo de eso, señor — responde a mi pregunta, me levanto saliendo del despacho, salgo al jardín y con un silbido llamo a mis tres perros, me quito el saco dándoselo a Guillermo que se para a mi lado.— A ver, muchachos — son tres perros daneses, Black, Red y Blue, sí, cada uno tiene un nombre en inglés, los hubiera llamado como el perro guardián del verdadero Dios griego pero eso no me parecía nada original — Guillermo, los juguetes — mi mayordomo hace sonar una campana haciendo llamar a un sirviente.— Los juguetes de los daneses — ordena y el sirviente se va — ¿Ya ha pensado en un nombre para el heredero? — pregunta haciendo que lo mire.— Aun no
Narra Hali Frey.— ¿Pero si me cuenta una historia para dormir? — termino de leer después de sentirme mal por vomitarle el comedor y sentir que se fue sin terminar su comida porque le di asco, el solo saber eso, me sentí mal y que podría morir en cualquier momento y ahora me dice que me perdona si le cuento una historia para dormir como si aceptar ir con él a su fiesta navideña no fuera suficiente.Pero no puedo quejarme, el señor Kana ha sido muy generoso conmigo como para rechazarle una invitación o lo que acaba de pedir a cambio de su perdón. Respiro profundo y busco un libro que tenga cerca, no puedo durar tanto en responder, tomo uno que había conseguido en un viaje a España y lo vi en un pequeño puesto, fue la primer vez que había salido de mi país y solo tenía 18 años.— Aquí la mujer, yo el dormido — leo una hoja con el audio activado — Gaspar Ilóm… El Gaspar Ilóm deja que a la tierra de Ilóm le roben el sueño de los ojos… El Gaspar Ilóm deja que a la tierra de Ilóm le boten l
Narra Hali Frey.Viernes, 24, diciembre, 2027.Me miro en el espejo que tengo en mi habitación y no logro reconocerme con el vestido puesto, Ana entra y me mira impresionada, ya estaba vestida por completo, solo faltaba maquillarme, algo que solo Ana se ocuparía porque conociéndome soy un desastre, al menos pude hacer algo con mi corto cabello. — Te ves hermosa… ay, voy a llorar — la miro un momento y niego, Eli entra y se sienta en la cama poniéndose unas converses, no iba muy elegante pero tampoco muy descuidado — Me impresiona que tengas ropas así en tu closet — Eli la mira y rueda sus ojos para luego mirarme a mí, de pie a cabeza.— Son mis ojos o veo un hada en esta habitación — Ana sonríe halagada — No hablo de ti, piojosa — la castaña le lanza algo indignada.— Como quieras… ven siéntate, vamos a maquillarte — me siento y comienza a maquillarme un poco, solo suspiro — Listo, como te gusta la sencillez, no hice mucho, no te olvides llamarnos si sucede algo — me miro el maquill
Narra Hades Kana.La veo salir del carro y me pongo a pensar en sí fui muy directo con ella o no me considera un padre para su hijo, tal vez aun me tenga miedo o en realidad está saliendo con alguien y yo no me he dado cuenta. Me quede pensativo que no me di cuenta cuando tenía a Guillermo frente a mí sirviéndome una taza de té a las 4 de la madrugada.— ¿Cuáles son sus nuevas preocupaciones, mi señor? — pregunta tomando de su té mientras yo miro mi taza servida en la mesita de la sala de estar. Levanto la mirada y miro al viejo que me ha servido por más de 18 años.— Fui a la fiesta con la señorita Frey — cuento y asiente tomando un galleta, relato todo lo que sucedió en esta noche — Y le dije que le daría el apellido al niño, o sea, a mi propio hijo y solo se escapó — concluyo levantándome del sofá molesto de solo pensarlo — Le dije que fuera mi prometida de mentira, solo para tener más cerca a mi hijo y se escapó — Guillermo asiente sin decir nada — Siento que ella aun me tiene mie
Narra Hali Frey.Lo que el señor Kana había dicho, me puso a pensar demasiado y no era eso lo que me preocupaba, sino, el no poder regresar al edificio porque las calles se inundaron por completo, lo que me da a entender, que pasare año nuevo con el señor Kana, mi jefe que fue a ayudarme cuando no podía sostenerme más por el miedo a los truenos que tengo desde chica.Algo que quisiera olvidar, pero que me persigue diciéndome que debo recordar con claridad esa noche de alguna manera que no quiero. Pero, por otro lado, me tiene pensativa que el señor Kana pensara que yo le tenía miedo a él cuando solo me daba vergüenza estar en su presencia a veces, aunque no me incomoda para nada, es el primer hombre a parte de Eli que puedo tener cerca.Realmente puedo confiar en mi jefe, supongo.Después de un rato perdida en mis pensamientos, llega la sirvienta y se lleva la bandeja de comida, haciendo que me acueste encontrando la manera más cómoda de acostarse en la cama, miro al techo sin dejar d
Hades Kana.Martes, 22, febrero, 2028.Desde aquel día, el querer verla a cada momento y saber que no le va a pasar nada, se había vuelto una nueva costumbre, más sabiendo que no le doy miedo para nada, pero tengo en claro que todo es por el bebé en su vientre, que, hasta los momentos, ha comenzado a notar, aun así no se sabe que será, solo intento acercarme un poco a ella.Solo que, con los negocios, los viajes fuera de la ciudad o incluso fuera del país, me han hecho las cosas difíciles, por lo que no he logrado hacerme cercano a ella para nada.— Señor, hoy tiene una cena con sus hermanos — alzo la vista hacia Guillermo quien revisa la tableta, suspiro y lo veo levantar la mirada, se acomoda los lentes y baja la table para mirarme bien — Lo veo muy pensativo, mi señor, no se molestó cuando dije que tiene una cena con sus hermanos, ¿Algo le preocupa?, ¿Tal vez la señorita Frey tiene algo que ver? — alza su ceja, miro a otro lado evitando su mirada.— No sé, Guillermo, este año no es
Hali Frey.En un momento me encontraba terminando una pintura y de pronto estaba en la cama siendo limpiada por Hades, ya que mis manos y rostro se habían machado de pintura que yo no me daba cuenta que tenía hasta que me veía en el espejo y me miraba las manos, siempre me suele suceder.— Señor… — me mira fijamente y carraspeo olvidando que me había pedido llamarlo por su nombre y no formalmente — Puedo… limpiarme yo — sigo diciendo tomando su mano en donde tiene el paño sobre mi rostro.— No es ninguna molestia, déjame terminar — trago saliva al escuchar su voz tan cerca de mí, estábamos a solas, había pasado un tiempo en el que no nos veíamos seguidos por sus viajes de negocios y no era porque comenzara a sentir cosas por mi propio jefe, tal vez, es por el embarazo que me tiene sensible.Cierro los ojos por un momento sintiéndome avergonzada por como me mira tan concentrado, Hades es un hombre realmente perfecto, aunque todo en él da vibras de gato negro, porque prácticamente todo