Capítulo 37

Miranda

Me alejo dos pasos y sonrío al encontrar perfecta la pequeña obra de arte que es la habitación de los niños. Al fin. Demoré un poco, lo sé, pero este será su hogar y deben crecer sintiéndolo de esa manera.

—Mira —me llama, y sonrío como tonta antes de dar vuelta y encararlo. Espero a su veredicto y cruzo los dedos tras mi espalda. Él es a quien más debería impresionar, con su falta de gusto por los colores y la vida en general. Espero y espero. Suspira y me mira, sin demostrar nada más que la tranquilidad inicial al entrar—. Demasiados colores.

En ningún momento tuvo deseos de entrar durante el proceso de creación y enterarse de lo que hago en la habitación de nuestros hijos. Sólo pasaba, arruga

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