Capítulo 1048
El dueño se sintió un poco incómodo; precisamente porque habían venido a beber, era necesario ofrecer compañía.

—Salgan, si necesitan algo, los llamaré —dijo Walter con voz indiferente.

La luz en el reservado no era muy brillante, y él, sentado solo junto a la ventana, emanaba una aura de distanciamiento y nobleza.

Fuera de la puerta, algunas personas miraban disimuladamente hacia adentro y al ver a Walter en el sofá, una de ellas le dijo a su amiga:

—Es Walter, el magnate de Yacuanagua.

—¿Qué tal? ¿Está guapo? —preguntó otra, ansiosa.

—Sí, está increíble, aunque no se le ve bien la cara. Pero tiene una presencia impresionante... y su voz es muy agradable.

¡Bang! —La puerta del reservado se cerró de repente, y la conversación de las mujeres se interrumpió.

El dueño inhaló profundamente y le ordenó a su asistente: —Cuida bien a los clientes de este reservado. Si pasa algo, te lo voy a cobrar —Después de eso, se marchó.

Las chicas se miraron entre sí, y una de ellas exclamó: —Si alguien
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