Capítulo 7
¡Esa voz no era de otra persona, sino de Mariana!

Jimena cayó en el suelo por el empujón y Walter se apresuró a acercarse para levantarla.

Mariana se arrodilló y, con sus delicados y hermosos dedos, desató rápidamente la corbata del señor Holgado antes de arrojarla a un lado.

Después de sacudir la cabeza hacia Walter, Jimena la miró y, con el ceño fruncido, le preguntó: —Mari, ¿qué estás haciendo? ¿Estás segura de que puedes hacerlo?

La gente a su alrededor se quedó estupefacta.

—Incluso la señorita López no puede descubrir la causa, ¿cómo puede una inútil como ella hacerlo?

—El señor Holgado es una persona decente, ¡y ella está desatando su ropa en una situación como esta! ¿Qué demonios pretende?

Al escuchar a todos comenzar a regañar a Mariana, Jimena frunció los labios y le recordó fingiendo amabilidad: —No te hagas la fuerte sólo porque te están regañando. Mari, la familia Chávez te mima, pero este no es el momento para hacer un escándalo como en casa. Si esto resulta en una traged
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