— Buenas noches, papá.
Un hombre altísimo, Rubio y musculoso estaba junto a ellos, era contemporáneo con Elena, un poco mayor.
— Hijo ven, te presentaré a la mujer más extraordinaria que he conocido, y ha tenido la poca delicadeza de rechazarme.
Elena enrojeció hasta las raíces del cabello.
— Encantado señorita, Sebasthian Larsson —dijo Sebasthian tomándole la mano e inclinándose para besar sus nudillos.
— Igualmente —dijo casi susurrando Elena aún apenada.
Bernhard se reía y Sebasthian los observaba.
Sebasthian era como ver a un dios nórdico de leyenda, con su belleza dorada y brillantes ojos azules.
— Entonces ¿Cómo se conocieron?
— Fue en Margarita, durante las vacaciones de Elena, en El Atlantis, acababa de firmar el documento final de compra, decidí tomar un whisky, sabes que Andueza no fue un vendedor amable, casi rompe el papel con el bolígrafo, dijo felicitaciones rompiéndose los dientes y se fue, mejor así no tuve interrupciones, cuando vi a Elena decidí que tenía que conocerla.
— Y luego te rechazó —dijo Sebasthian sonriendo.
— Berni eres incorregible, Sebasthian, está debe ser la forma más incómoda de conocer el hijo de alguien, mi nombre es Elena Sandoval y Bernhard y yo somos amigos.
— Sin duda, no es ni remotamente la forma más incómoda en la que haya conocido a una amiga de mi papá —Sebasthian sonreía amigable— no te preocupes, a nadie le cae mal un baño de humildad, más si es mi papá.
— ¿Y para cual equipo juegas Sebasthian?, Deberías aconsejarle que permita que la rapte y la lleve a Grecia.
Todos rieron y Bernhard continuó.
— En este momento acabo de convencer a Elena, para que tome la gerencia del Välsmakande, debemos celebrar eso.
Bernhard ordenó una botella de champaña y brindaron, a Elena le cayó muy bien Sebasthian, era un hombre impresionante, pero muy amable, todo en él indicaba clase y millones, pronto descubrió que era un joven humilde, muy humano y trabajador, la conversación versaba entre la desenvoltura de Bernhard hacia el trabajo y las incontables reuniones de Sebasthian, el imperio hotelero Larsson requería de mucha dedicación y padre e hijo compartían responsabilidades, Sebasthian se disculpó por tener que retirarse ya que debía viajar a Milán de madrugada y tendría que acomodar el equipaje, fue una excusa, Sebasthian era un hombre muy organizado y su equipaje tenía horas listo, sólo quiso darles intimidad.
— Me cayó muy bien Sebasthian.
— Es soltero.
— ¿Ahora me buscas pareja?
— Parece que no. Ven demos una vuelta para que conozcas el hotel.
El hotel Larsson Caracas era sin duda una joya, Elena observó todas las instalaciones, piscinas enormes, canchas de tenis, al ver el gimnasio se acordó de Brenda, su mejor amiga.
— Berni, ¿Puedo abusar y pedirte otro favor?
— De mi abusa cuando quieras y un favor, solo pídelo —dijo Bernhard guiñando un ojo.
— Es Brenda, recuerdas que la conociste, ella es instructora y tiene no sé cuántas especialidades en artes marciales y al ver este gimnasio impresionante, pensé si podrías ofrecerle trabajo aquí, para que venga conmigo, es que quisiera mantenerla a mi lado y sospecho que está oportunidad sería buena para ella.
— No tengo ningún problema, me encantó Brenda, es una chica auténtica y sin filtro, que venga si lo desea, solo te diré que yo no llevo el funcionamiento del gimnasio, esa es una de las áreas de Sebasthian, él no tendrá problemas en aceptarla, pero si no da la talla, también tendremos que buscarle otra cosa.
— Completamente, es lo justo, le diré a Brenda, a ver si quiere emprender esta aventura conmigo.
— Hablando de aventuras, estás completamente segura de no querer quedarte está noche conmigo y vivir una cortita aventura de toda una noche.
— Berni, ahora que trabajaré aquí, es menos conveniente tener una aventura contigo.
— Chss— Bernhard, la hizo callar—, no digas nada, ya todo fue dicho, yo entiendo lo que es no, pero si no fuera insistente no sería propio de mí, además te advertí que era persuasivo y me gustas lo suficiente para retirarme y quedarme por allí pululando alrededor.
— Berni, no quiero que salgamos lastimados.
— Yo tampoco, no me intérpretes de forma errónea, somos amigos, somos libres, si te enamoras de otro hombre no te preocupes por mí, te lo dije en serio, mi hijo es soltero y es serio, él si quiere casarse y todo eso, en realidad son bastante compatibles.
— Berni, en serio harás de casamentero conmigo y tu hijo, podría existir algo más raro, pero bueno esto va en dos sentidos, tú también eres libre de tener novia y yo no debo sentirme incómoda.
— Cariño yo no tengo novias, estoy mayorcito para eso, pero te entiendo y creéme, no es mi intención herirte, pero tampoco pensé esconderte nada cuando te ofrecí el puesto de gerente, somos amigos y verás a mis amigas, no tiene porque ser incómodo, jamás te pondría en una situación en la que tengas necesidad de volverte una arpía, esa es la esencia de las aventuras, no complicarse.
— Definitivamente no podría manejar una aventura, bueno todo ha quedado claro.
— No te voy a ocultar que quedo decepcionado, ya que te deseo muchísimo y quería saber lo que era hacerte llegar al éxtasis en mis brazos.
Elena tragó grueso.
— Yo también Berni.
— Elena eres cruel.
— Hasta aquí señor Bernhard, a partir de ahora, amigos y nada más.
Elena habló con Brenda de ir a vivir a Caracas y le encantó la idea, estaba segura de no tener problemas en el gimnasio era muy eficiente y estaba bien preparada, Belinda también le gustó la idea, estaba por graduarse en contabilidad y le emocionaba poder ayudar a Elena, sería una muy buena pasantía, aunque su deseo era pronto iniciar su vida como religiosa.
Una vez en Caracas, Elena y Brenda estaban muy emocionadas de cambiar su hogar, se reunieron con Bernhard en su oficina del hotel, era un recinto privado, ubicado en un ala del hotel aparte, antes de la oficina de Bernhard, había un vestibulo en color oro tostado con bellas obras de arte, un asistente, un jovencito muy apuesto, administraba la ocupada agenda de Bernhard Larsson, les permitieron la entrada a una amplia habitacion muy masculina, con un amplio escritorio de estilo inglés, una silla tapizada en cuero elegante para Bernhard y 2 sillones en cuero negro en frente, tenía una amplia biblioteca, un bar equipado con copas de cristal y hielo recién colocado, detrás de Bernhard habían objetos curiosos en un elegante estante, un barco a escala, era muy extraño con varios remos y una vela con un escudo pintado, piezas en Cristal y galardones a la excelencia de sus hoteles, en la pared a la izquierda habían varias fotografías obviamente familiares, en el escritorio habían 2 fotografías enmarcadas una de Sebasthian con toga y birrete y la otra era de una chica de ojos azules y muy hermosa, era de sus 15 años, en el marco del retrato decía "Para el mejor tío del mundo".
— No tomaremos las suites vip —dijo Elena con decisión.
Bernhard casi le da un ataque, él ya tenía previsto que las chicas se quedaran en el hotel, mientras ubicaba un apartamento, Elena y Brenda se negaban tercamente.
— No estoy dispuesto a que vengan a vivir en habitaciones pequeñas, cuando están acostumbradas a vivir en una casa.
— No hay ningún problema, — contestó Elena conciliadora— vinimos a trabajar, además que nos limpien la habitación y nos laven la ropa ya es una ventaja más que aceptable.
— Pero no estarán cómodas, la idea de ofrecerles nuevos empleos es para que vivan mejor, si no aceptan las suites, les alquilo un apartamento entonces.
— No te preocupes —dijo ahora Brenda —en un apartamento no habrá quien limpie y lave la ropa.
— Por supuesto les contrataría el servicio.
— Berni es más práctico que vivamos aquí, las dos debemos estar en nuestros trabajos muy temprano, lo que haces por nosotras es más que suficiente, no podemos abusar.
— No estoy para nada de acuerdo, al trabajar me generan ganancias y yo las tendré en una habitación, eso es explotación Elena.
— Bernhard o es así, o no aceptamos.
— Está bien, ustedes ganan, pero su habitación tendrá el minibar de la suite vip con acceso ilimitado y las camas y sábanas también, y me reservo el derecho de hacerles cambios si con eso les doy más comodidad, hasta ahí cederé.
— Gracias Berni, eres mi hado padrino —Elena fue corriendo hacía él y lo abrazó, Berni la recibió, pero enseguida bajó una mano y le acarició una nalga, Elena indignada se apartó.
— Bernhard tienes que aprender a mantener las manos quietas —Elena lo reprendió.
— Entonces, mantén esas hermosas nalgas fuera de mi alcance… qué mujer más exasperante —dijo Berni falsamente ofendido, imitando las expresiones de Elena—, hado padrino, con alitas y tutú, puedes degradar más mi hombría.
— Elena y Brenda se echaron a reír.
— Berni gracias —dijo Brenda mientras iba hacía Berni y lo abrazaba y le daba una nalgada —también eres mi diablo padrino.
— Pero que horror como se burlan de mí, si alguien las viera, mi reputación quedaría arruinada, dominado por dos chiquillas —dijo mientras negaba con la cabeza, pero no podía borrar la sonrisa.
Pasó un poco más de un año, Elena y Brenda estaban adaptadas al hotel, cuando podían ir a Valencia se quedaban en la casa de Elena, generalmente iba más a menudo Brenda a visitar a Belinda en el orfanato que ahora ayudaba con la contabilidad.
Elena y Bernhard mantuvieron la distancia propia de los amigos, pero el cariño seguía, incluso más, Elena rindió frutos en el restaurante, mucho más de lo que Bernhard podía haber imaginado, ella tenía un sexto sentido en identificar la necesidad de la gente, eso le permitía mantener el restaurante en el más alto nivel, era por mucho el mejor de Caracas, Elena habló con Bernhard, quería sociedad en el restaurante que se inaugurará en el próximo hotel Larsson Margarita, Bernhard aceptó y Elena trabajaba como loca y estaba atenta a inversiones para llegar al monto que sería el 50%. Ya pronto comenzaría la construcción, Bernhard había convencido a su sobrino, éste llegaría de París y se encargaría de hacer realidad el hotel y el sueño de Elena, un restaurante hecho a sus especificaciones, estaba muy contenta y Bernhard satisfecho con los resultados.
Aeropuerto de Maiquetía. Pablo Larsson llegaba de París, apenas podía disimular su entusiasmo al volver a su tierra natal Venezuela, la ansiedad de saber que llegaba a encarar el proyecto que siendo sinceros, su pequeña empresa no hubiera conseguido si no se tratara de un proyecto Larsson; era su deber dar la talla y a su vez era el trampolín para él y su socio, la presión era mucha, pero estaba entusiasmado y seguro de poder conseguir el éxito esperado, sus facciones eran muy marcadas Larsson, también había heredado facciones de su madre, no era rubio y sus ojos también diferente a los otros Larsson, no eran azul brillante, eran grises como una tormenta, muy ancho de espalda y de caderas finas, sus trajes no necesitaban relleno, siempre fue un deportista, era orgulloso, en un principio no creyó tener la experiencia de tomar este gran proyecto y no lo hizo, siempre se empeñó en valerse por mérito propio comenzando desde abajo cómo lo hicieran su padre y su tío, ahora era el momento
Bernhard dio un trago ya concentrado totalmente en su sobrino. — Pablo ¿Cómo vamos con la construcción? — Vamos bien con las fechas en cuanto a la demolición, pero hasta que no vaya a Margarita no puedo darte fecha de entrega, es un monstruo tío, espero estar a la altura. — Estoy seguro que no tendré queja. Y tú ¿Cómo estás y cómo te trató la ciudad de la luz? — La verdad me emocionó volver, al parecer vivir solo de fiesta terminó aburriéndome. — ¿Sigues con la idea de buscar esposa y enseriarte? —dijo Bernhard con un fingido estremecimiento. — Vine porque me llamaste tío, en realidad no estoy apurado por conseguir esposa, para nada. — Algún día conocerás alguna joven apropiada para ser tu esposa, si resulta que hay amor entre ustedes, sería mucho mejor, es lo que deseó para Sebasthian y para ti —dijo Bernhard más serio. Bernhard se quedó un momento pensando, Pablo vio que estaba observando a Elena que estaba conversando con dos hombres con traj
Esa misma noche Pablo había tenido una visita inesperada en su suite, una de las reservada para los miembros de la familia y personalidades vip. — Donna, qué sorpresa no esperaba verte, al menos no hoy. Donna Martino era una joven de 25 años delgada y esbelta como modelo, no tenía muchas curvas, su cara era un pequeño ovalo con rasgos finos y hermosos, su principal atractivo sus ojos, verdes y grandes, en comparación a la delicadeza de su pequeña boca, que siempre mostraba un pequeño puchero ensayado, y el cabello era negro brillante muy liso, llegaba casi a la cintura, llevaba un vestido verde ajustado y muy corto. — Necesitaba verte Pablo, para pedirte perdón. Conseguí que mi hermano me dijera en qué habitación estabas, por favor no te molestes con él, es que tenía que verte. Pablo se apartó de la puerta para que Donna pasara, de verdad no la esperaba, sabía que en cualquier momento lo buscaría, porque la escapada con el instructor no le duró. En menos de un mes
— Tío necesito un favor —dijo Pablo ahora serio. — ¿Qué pasó Pablo? claro. — Necesito otra habitación. — ¿Algún problema con la suite? —preguntó Bernhard preocupado. — No, no se trata de eso. — Es que anoche, Donna vino a verme; quería disculparse, bueno que baste decir que pasó la noche conmigo, esta mañana le dije que era solo cosa de una noche, pero como no creo que se conforme, no quiero que me encuentre si vuelve. — Por supuesto no se conformará con perder tan fácil la gallina de los huevos de oro, pero me inquieta saber ¿Cómo hizo para saber cuál era tu suite? — No te preocupes, nada que ver con tus empleados, Dante le dijo. — Ese amigo tuyo me gusta menos que esa arpía, pero, aunque es un alivio saber que no fue por chisme de mi gente, arreglaré con mi asistente que te cambien tus cosas a otra habitación, me imagino que ella todavía está aquí. — Seguramente, pero le dejé claro que no la quería allí al volver y me dijo que ya se iba.
Elena estuvo todo el día de aquí para allá, eso era lo normal en el restaurante, pero hoy era uno de esos días, dónde todo simplemente sale mal, pero a pesar de que el pedido de pescado llegó incompleto, que una ayudante de cocina se cortó en la mano y que tuviera que irse a la emergencia, el chef que es un verdadero genio culinario, pero bastante temperamental estuviera a punto de un colapso nervioso porque la comida no estaría a tiempo, finalmente el almuerzo había salido bien, para el turno de la noche no deberían haber más contratiempos, una bulliciosa familia llegó al restaurante, era la pareja que coincidió con ella y Sergio en el ascensor del hotel de Margarita, el día que todo cambió, en está ocasión la pareja iba acompañada de la familia incluyendo varios nietos, Elena los recibió, a veces hacia el trabajo del maître y pensó "por favor Dios que no me reconozcan" la pareja no reparó para nada en ella, Elena cayó en cuenta de que no solo habían pasado más de un año, también en
A las 12.15 del mediodía Pablo llegó al restaurante acompañado de Dante. Pablo observó el desempeño del personal y pensó en hormigas trabajadoras y organizadas en su colonia por su reina, Elena sin duda parecía una reina, la vio al otro lado del restaurante, regía y orgullosa en su colonia. Esta hablaba con un hombre mayor con traje de mozo, en eso como si Elena hubiera sentido su mirada, le regaló una pequeña sonrisa y un asentimiento con la cabeza, Pablo le correspondió asintiendo de igual manera. — ¿Ya habrá llegado tu tío? — No lo sé, ya Elena nos dirá. — Bienvenidos al Välsmakande caballeros, pasen adelante. — Buenas tardes Elena, ¿Mi tío ya llegó? — No… y no sé si vendrá hoy, pero vengan los llevó a una mesa para que almuercen. Los dos hombres la siguieron, Dante miró a Pablo interrogante, Pablo le hizo seña que no sabía, en realidad, ella no le había dicho que Bernhard estaría presente, él sólo lo asumió. Elena los ubicó en una mesa y le hizo señas
Pablo llegó hasta el lobby del hotel Dante lo esperaba sentado en un amplio sofá, estaba hablando por el teléfono celular en voz baja. — Oh sí nena escápate esta noche y te haré eso y más, sabes me tendrás cachondo toda la tarde, llámame cuando el viejo se vaya… chao. Dante colgó la llamada, miró a Pablo y se levantó. — Qué pasó te retuvieron mucho. Dijo Dante elevando las cejas. — Nada, me encontré a mi tío. — Sí lo vi cuando pasó con la morena, creo que es una modelo de motos, me parece haberla visto en televisión. — No sé, no le presté atención. — ¡No le prestaste atención!, así te dejaría la chica linda del restaurante, por cierto ¿Cómo se lleva con la socia? Tú tío es mi héroe. —¿Qué socia?—Pablo aún le resonaban en la mente las palabras de Elena. — Tierra llamando a Pablo, las mujeres de tu tío, ya me las imagino, esas dos juntas en una habitación. Pablo se sintió mal de imaginar a Elena en tórridos tríos, algo le pasaba, le
Pablo fue al gimnasio del hotel muy temprano en la mañana, en cuanto entró vio a Brenda. — Buenos días Brenda. — Pablo que tal, ya pensaba que tendrías miedo de los cuentos y mala publicidad y no vendrías a ejercitarte aquí. — No, claro que no, sólo estaba ocupado, pero ya estoy más organizado para retomar el ejercicio. — Pues aquí tenemos de todo, me gusta trabajar de manera personalizada, lo llevamos de manera secuencial y todo queda documentado en tu expediente, de manera que cuando registras la entrada, en el monitor te indica los ejercicios seleccionados para el día, una vez aquí, los entrenadores estaremos pendiente de ti. — Comencemos entonces. — Espléndido, sígueme te llevo para asentar el registro. Brenda, era sin duda una fuerza de la naturaleza, toda ella irradiaba energía y sexualidad con un cuerpo de infarto. Aunque Pablo no se imaginaba que Sebasthian fuera de los que le gustan rudas y con tatuajes, sin embargo, era una belleza que no se pod