Elena estuvo todo el día de aquí para allá, eso era lo normal en el restaurante, pero hoy era uno de esos días, dónde todo simplemente sale mal, pero a pesar de que el pedido de pescado llegó incompleto, que una ayudante de cocina se cortó en la mano y que tuviera que irse a la emergencia, el chef que es un verdadero genio culinario, pero bastante temperamental estuviera a punto de un colapso nervioso porque la comida no estaría a tiempo, finalmente el almuerzo había salido bien, para el turno de la noche no deberían haber más contratiempos, una bulliciosa familia llegó al restaurante, era la pareja que coincidió con ella y Sergio en el ascensor del hotel de Margarita, el día que todo cambió, en está ocasión la pareja iba acompañada de la familia incluyendo varios nietos, Elena los recibió, a veces hacia el trabajo del maître y pensó "por favor Dios que no me reconozcan" la pareja no reparó para nada en ella, Elena cayó en cuenta de que no solo habían pasado más de un año, también en
A las 12.15 del mediodía Pablo llegó al restaurante acompañado de Dante. Pablo observó el desempeño del personal y pensó en hormigas trabajadoras y organizadas en su colonia por su reina, Elena sin duda parecía una reina, la vio al otro lado del restaurante, regía y orgullosa en su colonia. Esta hablaba con un hombre mayor con traje de mozo, en eso como si Elena hubiera sentido su mirada, le regaló una pequeña sonrisa y un asentimiento con la cabeza, Pablo le correspondió asintiendo de igual manera. — ¿Ya habrá llegado tu tío? — No lo sé, ya Elena nos dirá. — Bienvenidos al Välsmakande caballeros, pasen adelante. — Buenas tardes Elena, ¿Mi tío ya llegó? — No… y no sé si vendrá hoy, pero vengan los llevó a una mesa para que almuercen. Los dos hombres la siguieron, Dante miró a Pablo interrogante, Pablo le hizo seña que no sabía, en realidad, ella no le había dicho que Bernhard estaría presente, él sólo lo asumió. Elena los ubicó en una mesa y le hizo señas
Pablo llegó hasta el lobby del hotel Dante lo esperaba sentado en un amplio sofá, estaba hablando por el teléfono celular en voz baja. — Oh sí nena escápate esta noche y te haré eso y más, sabes me tendrás cachondo toda la tarde, llámame cuando el viejo se vaya… chao. Dante colgó la llamada, miró a Pablo y se levantó. — Qué pasó te retuvieron mucho. Dijo Dante elevando las cejas. — Nada, me encontré a mi tío. — Sí lo vi cuando pasó con la morena, creo que es una modelo de motos, me parece haberla visto en televisión. — No sé, no le presté atención. — ¡No le prestaste atención!, así te dejaría la chica linda del restaurante, por cierto ¿Cómo se lleva con la socia? Tú tío es mi héroe. —¿Qué socia?—Pablo aún le resonaban en la mente las palabras de Elena. — Tierra llamando a Pablo, las mujeres de tu tío, ya me las imagino, esas dos juntas en una habitación. Pablo se sintió mal de imaginar a Elena en tórridos tríos, algo le pasaba, le
Pablo fue al gimnasio del hotel muy temprano en la mañana, en cuanto entró vio a Brenda. — Buenos días Brenda. — Pablo que tal, ya pensaba que tendrías miedo de los cuentos y mala publicidad y no vendrías a ejercitarte aquí. — No, claro que no, sólo estaba ocupado, pero ya estoy más organizado para retomar el ejercicio. — Pues aquí tenemos de todo, me gusta trabajar de manera personalizada, lo llevamos de manera secuencial y todo queda documentado en tu expediente, de manera que cuando registras la entrada, en el monitor te indica los ejercicios seleccionados para el día, una vez aquí, los entrenadores estaremos pendiente de ti. — Comencemos entonces. — Espléndido, sígueme te llevo para asentar el registro. Brenda, era sin duda una fuerza de la naturaleza, toda ella irradiaba energía y sexualidad con un cuerpo de infarto. Aunque Pablo no se imaginaba que Sebasthian fuera de los que le gustan rudas y con tatuajes, sin embargo, era una belleza que no se pod
— Estoy dejando tema de conversación para nuestra cita — expresó Elena un poco insegura—, es incómodo ver la cara de la gente cuando digo que soy divorciada, si no es cara de “oh pobrecita, tan joven”…Es la mueca de “Dios, que cuaima será esa”. — ¿Qué cara puse yo? Elena tomó un momento para contestar mientras bebía jugo y miraba a Pablo comer. — No hiciste ninguna de las muecas habituales, no sé qué piensas, sabes cubrir tus emociones. Esta vez fue Pablo quien hizo la pausa antes de decir. — Quizás te comentaron que hace un tiempo estuve comprometido, yo tuve la suerte de que me plantaran sino ya estuviera divorciado seguramente, pero sé lo que quieres decir con las muecas, huy a Francia literalmente para no soportarlas, créeme el ser plantado despierta cualquier cantidad de emociones en la gente, expresadas con muchas muecas. Elena soltó una carcajada. — Oh Dios mío…—dijo Elena tapando su rostro sin parar de reír— perdóname te juro que no me burlo de t
El detective entró sin hacer ruido a la sala de archivos y Patricia estaba de espalda revisando un archivero alto, montada en una escalera, el detective Alvarado debió hacer algún ruido para anunciarse, pero no pudo resistir acercarse más a las bellas piernas que se exhibían a la altura de sus ojos, Patricia tarareaba. — Jiménez,Larsson, López aquí está —comenzó a bajar y vio al detective allí mismo, dio un brinco de sorpresa trastabillo con un tacón ycayóencima del detective que no tuvo oportunidad de hacer otra cosa más que estirar sus brazos para atraparla, cayendo los dos. Ahora estaban ella encima de él y los documentos regados por la habitación.
— ¿Se encuentra la señorita Elena en su oficina? —Pablo notó la incomodidad en el hombre, supuso era el empleado de más confianza de Elena, se dedicaba atenderla personalmente y obviamente era muy protector con su jefa. — Que pase Germán, lo estaba esperando —sonó la voz de Elena desde el interior de la oficina. — Claro que sí, señor, pase adelante — Germán le dio espacio y Pablo pudo pasar Elena estaba sentada en su escritorio con documentos en las manos y viendo la pantalla de su computadora, ella iba vestida con un vestido rosado claro sin mangas, Pablo se sintió más estúpido por haberla plantado la noche anterior. — Buenos días Elena —el click de la puerta anunciaba que habían quedado solos en la oficina, el ambiente se tensó entre ambos con una liga de deseo y furia, Pablo no le parecía mal, podría haber mucha pasión en una mujer furiosa. — Gracias por recibirm
A Elena le encantaba esta nueva rutina que iba adquiriendo de desayunar con Pablo, debía tener cuidado con sus sentimientos para no verlo como modelo de casa de dulce, como decia Brenda, debía dejarlo fluir, pero esto era un torrente. — ¿En qué piensas? —preguntó Pablo. — Nada en particular —mintió Elena. — Eres una mentirosa terrible —dijo Pablo riendo. — Eso está muy bien y es un halago, no me gustan las mentiras. — Está bien, no me contestes, hoy quiero salir contigo, pero no te prometeré nada, te parece si te llamo si me desocupo a una hora decente. — Puede que quizás sea yo la que no pueda y no me hago la interesante, me quedo hasta el cierre del restaurante casi siempre, ayer salí temprano no sé si hoy pueda. — Está bien ya veremos entonces. Elena quedó desconcertada, pensaba que había sido ma