A Elena le encantaba esta nueva rutina que iba adquiriendo de desayunar con Pablo, debía tener cuidado con sus sentimientos para no verlo como modelo de casa de dulce, como decia Brenda, debía dejarlo fluir, pero esto era un torrente.
— ¿En qué piensas? —preguntó Pablo.
— Nada en particular —mintió Elena.
— Eres una mentirosa terrible —dijo Pablo riendo.
— Eso está muy bien y es un halago, no me gustan las mentiras.
— Está bien, no me contestes, hoy quiero salir contigo, pero no te prometeré nada, te parece si te llamo si me desocupo a una hora decente.
— Puede que quizás sea yo la que no pueda y no me hago la interesante, me quedo hasta el cierre del restaurante casi siempre, ayer salí temprano no sé si hoy pueda.
— Está bien ya veremos entonces.
Elena quedó desconcertada, pensaba que había sido ma
— Supongo que son flores, ya se siente el aroma —había una variedad de plantas y la mayoría tenían flores extrañas muy bellas y blancas—, Pablo son bellísimas y que aroma tienen. — Ven para que veas estas, las damas de noche son flores que se abren a media noche y solo duran una noche, muy poca gente tienen el privilegio de ver una abierta y sentir su aroma —llegaron ante una planta con unas varias flores blancas abiertas eran muy grandes y hermosas. — Dices que solo duran la noche, es triste son muy bellas. — Por eso son extraordinarias, Francisco, es muy celoso con ellas, sólo abren una noche al año, que sea hoy justo el día, fue casualidad y una suerte increíble, creó que por eso me presto la llave, que se la pidiera justo el día preciso que abrirían las flores sorprendió a Francisco, incluso me interrogó, pensó que había estado husmeando y aquí no entra nadie, yo creo que ni mi tío tiene llave de esta re
Pablo fue empujando a Elena a la cama, se acostó encima de ella y le sacó la blusa, la besó en el hombro y entre sus pechos, le desabrochó el jean y la miró a los ojos, pidiendo permiso en silencio, Elena lo permitió, entonces le dio vuelta dejándola boca abajo, bajo el pantalón y besó sus muslos, Elena gimió, él bajó y besó el dorso de las rodillas y ella sintió como comenzaba a empaparse, finalmente la dejó sólo en ropa interior, Elena se dio vuelta y lo besó en los labios, metiendo sus dedos en su cabello, Pablo la abrazó y soltó su brasier, Elena lo ayudó quitándoselo, este bajó hasta su pecho y succionó delicadamente el duro pezón, Elena gemía, ante el ardiente tacto de su lengua Pablo hizo lo mismo con el otro pecho; Elena comenzó a subirle la franela, Pablo se puso de rodillas para sacarse la franela por la cabeza, Elena aprovechó para besar a Pablo en el pecho luego en los abdominales, Pablo la empujó suavemente h
Elena no llegó tarde a trabajar, pero como profetizo Pablo, no le dio tiempo de secase el cabello, así que lo llevó en una alta cola de caballo, un suéter cuello tortuga verde claro y un pantalón ajustado blanco de corte bajo y pierna recta, se puso las sandalias transparentes como una broma privada de ambos. Esta mañana Pablo había regresado a su habitación y quedaron en desayunar juntos, así que Elena estaba acomodando unos pedidos antes de que llegara Pablo. Cuando salió de su oficina, se encontró a Pablo con Bernhard en la barra tomando café y conversando. — Cómo es posible que pase algo así y no me digas nada —le decía en voz baja, pero molesta Bernhard. — No habíamos coincidido, ahora que te veo te lo digo, nada podía hacer yo, más que esperar que la policía me informara como seguirían después de lo forense. Mientras tanto paramos todas las construcciones. — De todas maneras, pondré a
Patricia fue directo a los archivos en la computadora. — Sí aquí está, las cámaras se dañaron, aquí está registrado cuando fueron arreglarlas, el informe dice que hubo saboteo —dijo esta última parte en un susurro. — Patricia por favor —dijo Pablo hablándole con cariño— voy a necesitar que llames a Mauricio en alta voz, y me lo pasas; sin decirle nada de esto, si lo llamo yo directamente va a sospechar que algo pasa, debes actuar normal, es decir tratarlo como siempre, confío en ti Patricia. — No lo puedo creer señor Pablo, ¿Usted también creé, que el señor Mauricio tiene algo que ver? — A mí lo que me interesa, es que Mauricio este aquí para poder solventar esta situación, yo confió en él Patricia, sino no le hubiese dejado la empresa mientras no estuve, pero según los parámetros policiales, no le podemos decir por qué queremos que
Elena no le dedicó más atención a Sergio, él vería que hacía con su vida, menos mal que lejos de ella, se fue al gimnasio donde Brenda no le tuvo contemplación, diciéndole que aunque había hecho bastante ejercicio la noche anterior en tono pícaro, igual no iba a descuidar su entrenamiento, a eso de las nueve de la noche, estaba en su habitación bañada y vestida con un short de piyama y franelilla de algodón se quitó los lentes de contacto y se acostó, su intención era estar pendiente si Pablo llamaba, más temprano le envió un mensaje disculpándose por no poder cenar con ella, sin embargo, le dijo nos vemos más tarde, pero estaba cansada y se quedó dormida, había dormido algo más de una hora, cuando sonó el aviso de un mensaje en su celular, se incorporó en la cama, buscó los lentes de fórmula y vio la pantalla del celular mensaje nuevo Pablo Larsson. ¿Estas dormida? No podía contestar que no, era obvio que aca
Elena se sintió en una nube el resto de la semana en el trabajo debía apartar los pensamientos de Pablo, con la beneficencia el trabajo era mucho, la publicidad, invitaciones, las rifas, las agrupaciones musicales contratadas, las personas debían sentirse muy a gusto para que dieran buenas donaciones, buena comida y buen espectáculo era la orden, en la noche dormía con Pablo en su habitación o en la de él, Pablo llegaba tarde en las noches, luego del cierre del restaurante, no había tiempo de conversar y ellos eran insaciables. Se despidieron el viernes en la mañana Elena se iría a Valencia a las cinco de la tarde así que no lo vería hasta el domingo en la mañana cuando el iría a su casa en Valencia. Comenzaba a oscurecer cuando Elena llegó al Orfanato, era una casa muy grande de estilo colonial, habían remodelado con el paso de los años las instalaciones para poder tenerlo en funcionamiento, la casa teníael frente una enorme pared y un ancho portón
El Sábado Elenadisfrutódel día con las niñas en especial con una pequeñita de tres años, le estiró los brazos para que la alzara y no se despegó de ella, jugó con ellas comieron helados y postres, Elena disfrutaba de los días que venía aquí estaba la familia con la que creció y sus instintos maternos se avivaban sobre todo con las más pequeñas, en la tarde se fueron a la casa de Elena, hubieron algunas lágrimas sobre todo de las más pequeñas, a Elena siempre le partía el corazón esta parte, pero con la promesa de que pronto volvería finalmente salieron, Elena con su bolso con ropa para tres días y Belinda con uno igual o más pequeño. — ¿Estás segura que es todo lo que vas a llevar para un mes? — Sí, Elena voy a trabajar, es suficiente, aunque debo conseguir un vestido para la beneficencia. — En verdad me gustaría que pasaras una temporada con nosotras, cuando te dije qu
En la sala Belinda no podía estar más incómoda con Dante. — ¿Usted es amigo de Pablo desde hace mucho? —preguntó Belinda tratando de romper el momento incómodo. — Sí desde la universidad, también somos socios. — Es arquitecto también —Belindanotóque Dante se relajaba ya que se había incorporado en su silla mirando a Belinda a la cara con esos ojos inquietantes. — Sí, y ¿tú eres monja; o estudias para monja? — Quiero serlo, voy a tomar los hábitos, pero de hecho soy licenciada en Contabilidad, bueno recién me gradué. — ¿Por qué quieres ser monja?; ¿Es verdad que sienten el llamado o algo así? — Así lo describen, en mi caso yo llegué al orfanato muy pequeña,desde entonces quise ser monja, hoy en día aún quiero serlo, ¿Por qué quisiste