Abby lavaba sus manos en el baño pensando que tenía mucho trabajo que hacer, y ya casi que era su hora de salida. Sospechaba que tendría que llevarse montones de carpetas y documentos para su casa nuevamente para intentar terminar de revisarlos y entregárselo a la mentecata de Susan.
Mientras que ella se mataba trabajando, la estúpida esa solo se pavoneaba por los pasillos como si fuera la reina de la empresa. Casi no trabajaba, más que nada solo asistía en las cosas personales de Callan, ¡que perra! Pensó la rubia. Y justamente en ese momento la majadera entra en el baño deteniéndose al lado de ella con las manos en las caderas y taconeando sus zapatos contra el suelo. Abby solo pone los ojos en blanco, se seca las manos para girarse hacia ella.
—¿Qué ocurre?
— ¿Qué ocurre? — Pregunta con descredito — Te he visto todo el maldito día echándole ojos a Callan, ¿Qué piensas niñata? ¿Acaso crees que va a voltear a verte? — Le dice con desprecio.
—¡Yo no he hecho tal cosa! — La chica miente.
—Mira mujercita — La morena la toma del brazo con fuerza —Como te vea mirando nuevamente a mi hombre, me encargare de que te echen de aquí.
—No puedes hacer eso, yo no he hecho nada malo. He cumplido con mi trabajo al pie de la letra— Le reprocha la rubia.
—No juegues conmigo, m*****a niña. Sé que te gusta Callan pero él es solo mío, ¿eso te queda claro?
—No parece que fuera tuyo, ¿acaso ya tienes fecha de la boda?
La morena pareció enojarse aún más por su comentario. Porque abrió los ojos con gran intensidad y en segundos Abby se encontraba tirada en el suelo. Susan la había aventado contra el piso de mala gana logrando que Abby se lastimara el codo con la caída.
—¿Pero qué te pasa? Estás loca — Le dice poniéndose en pie.
—¡Estas advertida, Abby!
Susan la toma del mentón con mucha fuerza mientras la mira como si fuera un bicho al que debía ser aplastado. Abby sabía que la morena la odiaba, pero no estaba al tanto de cuanto era el odio.
—¡Suéltame! — Esta la empuja — Puedes ser mi supervisora, pero no te voy a permitir que…
Pero la mujer no la dejo terminar sus palabras porque le había propinado una cachetada dejando la mejilla de la rubia marcada con los dedos de Susan.
—A la próxima te va a ir peor — La amenaza —Es mejor que te vayas sacando de la cabeza a Callan, jamás se fijaría en una mujer como tú. Solo mírate — Esta se ríe con burla— Eres como una niña. Nada comparado con lo que soy yo, una mujer de verdad.
La morena se da la vuelta para salir del baño riéndose a carcajadas de la rubia… Abby quedo perpleja con la cachetada que su jefa le había dado… nunca la había golpeado, pero al parecer ya ese no era el caso. La rubia llevo una mano hasta su mejilla, mientras que una lágrima se deslizaba por su piel.
No creyó que amar a un hombre le fuera tan doloroso. Era como un castigo. Pero Susan tenía razón, Callan jamás la voltearía a ver y menos con ese cuerpo que tenía. Pero ella estaba enamorada de él y lo quería… estaba obsesionada con su jefe. Tan solo si él supiera sus verdaderos sentimientos, quizás obtuviera una oportunidad.
[…]
De camino a casa no dejo de pensar en la forma de lograr que Callan se fijara en ella, una cirugía no le serviría de nada sería mucho dinero el que tendría que invertir, además no lo tenía. Suspiro recostando la cabeza en el asiento del coche, toco su mejilla. Aun le ardía la cachetada que le dio Susan.
—¡Qué m*****a! — Exclama en voz alta.
—Disculpe, ¿Qué? — Le dice el chofer del taxi.
—¡Nada! — Responde mirando por la ventanilla.
La chica guardo silencio todo el camino de regreso a su apartamento. Unas pocas cuadras más, y Abby descendía del coche cuando de la nada un diluvio cayó sobre ella empapándola por completo. Esta corrió hasta el interior del edificio sacudiéndose el agua que tenía encima. Subió pesadamente las escaleras, vivía en el segundo piso así que no hacía falta que tomara el ascensor. En cuanto llego a su piso se topó con su vecina, era una mujer con la que se llevaba bien. Podría decirse que era como su amiga, aunque esta fuera un poco loca.
—Abby, ¿llegando del trabajo? — Le sonríe la pelirroja.
—Hola Denise, ¿Cómo estás?
—Si te contara, el desgraciado de mi novio lo encontré revolándose con una tía. Casi la dejo sin pe… ¡Abby! ¿Pero qué rayos te paso en la cara? — Le dice la joven tocando su mejilla.
—¡Ah! ¿Esto? No es nada.
—¿No me digas que la idiota de Susan te ha pegado?
Denise estaba al tanto de como era su relación son la supervisora, de vez en cuanto Abby le contaba sus cosas a la pelirroja. Era buena persona, muy linda. Podía confiar en ella, y desahogar sus penas.
—No, claro que no… — niega mirando hacia otro lado.
—¡Esto es lo último Abby! No lo puedo creer, ¿Cómo permitiste que esa mujer te golpeara? Es una abusiva.
—Denise, por favor no.
La rubia dice dándose la vuelta para dirigirse hasta la puerta de su apartamento. La verdad es que no estaba para sermones, a veces su vecina se portaba como una mamá.
—Abby, debes hablarlo con tu jefe. No puedes dejar eso así, ella es tu supervisora y se está aprovechando de eso. Es que deja que la tenga en frente, la voy a poner en su sitio a la muy perra.
—No Denise, es que no quiero perder mi empleo. Yo… no puedo hacerlo.
—¿Por ese hombre? Amiga, no lo vale… él ni siquiera te pela. Entiende que no te conviene.
Abby lo sabía… lo sabía de sobra. Él no le convenía, porque si al menos albergara algún tipo de sentimientos por ella quizás intentara querer tener algo. Pero solo tenía ojos para esa morena odiosa. Ella solo era un cero a la izquierda para Callan.
—Gracias por preocuparte por mi amiga, pero estaré bien. No creo que eso vuelva a pasar. Y sobre Callan, no puedo evitar que me siga gustando.—¿De verdad te gusta tanto?—¡Estoy tan enamorada como si fuera una adolescente! — La pelirroja suspira y niega — Ya debo entrar, tengo mucho trabajo pendiente.—De acuerdo, nos estamos viendo amiga.La rubia cierra la puerta de su casa y quien la recibe es su pequeño perro quien al escuchar la puerta salió corriendo hacia ella para restregar su cola por las piernas de su ama.—Hola Chen, ¡qué lindo! Eres el único que me ama ¿no es así? — El pero solo ladra de la emoción por verla llegar.Ella dejo sus cosas sobre la mesa para encaminarse hasta la cocina donde prepararía la comida para su pequeño amigo peludo.Después de pasar una noche leyendo document
Cuando al fin logró hacer que funcionara el aparato, la rubia mira a su jefe que la observaba como bobalicón. Lentamente se levantó de la silla y fue cuando pudo dedicarle una sonrisa tenue a Callan.—¡Esta lista!—¿Ah, sí? Eso fue bastante rápido — Éste se cruza de brazos.—Si bueno, no era tan grave después de todo.—¡Eres muy buena!Ella sonríe apenada. Luego muerde la carne interna de sus labios, y mira hacia otro lado… en eso ella siente como Callan avanza hacia su persona, mientras que sus nervios destrozan su interior. Así que se arma de valor llevando la vista hasta su jefe, pero entonces pilla al sujeto pasar a un lado de ella para sentarse en su escritorio.Abby queda como la perfecta idiota pensando que algo iba a pasar entre ellos dos y resulto que su jefe era un maldito desgraciado que no tenía la m&aacut
La rubia toma el viejo libro que su amiga le tendió, en cuanto toco la cubierta de éste sintió una pequeña descarga por todo el cuerpo. ¿Qué significaba aquello? Miro de manera inquisitiva el objeto entre sus manos, ¿Qué clase de libro era? Era muy antiguo con una cobertura muy vencida, era extraño.—¿Qué quieres que haga con este libro? ¿Cómo me va ayudar? — Esta frunce el ceño.—Pues con él obtendrás el amor de tu jefe — La pelirroja le sonríe pícaramente.—¿De que estas hablando? ¿Cómo es eso posible?—Es muy fácil, te lo voy a explicar. Veras que mañana cuando llegues al trabajo tendrás a ese hombre arrastrándose a tus pies.—Espera un momento, no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo.Abby seguía
Abby cubrió sus ojos con el dorso de la mano ya que el viento había sido muy fuerte… en cuanto todo se aclaró, la joven llevo la mirada hacia donde antes estaba el remolino formándose. La chica no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pestañeo varias veces, incluso se froto los ojos con fuerza pensando que solo era una alucinación. Pero la visión ante ella no desaparecía.Ella abre aún más los ojos… ese hombre… ese hombre… ¿ese hombre había salido del m@ldito libro? La voz de su mente se preguntó ¿Cómo era eso posible? No se supone que solo iba a ser un hechizo. ¿Cómo es que del libro pudo salir una persona?—Tú… tú… ¿tú quién eres? — Pregunta tartamudeando.—Soy Asmodeo. — Este sonríe con un brillo peligroso en sus intenso
La noche se volvía más calurosa conforme pasaban las horas, Abby sudaba a mares y no sabía si era por los grados en que se encontraba el interior de su casa o por la cercanía de aquel hombre. Era como si su cuerpo ardiera por dentro, era una sensación muy extraña. Y aquellas emociones empeoraron cuando ese demonio la toco con los nudillos. La zona por donde paso los dedos se había vuelto muy caliente al punto de arderle.La piel debajo de su mentón también estaba ardiendo, ese efecto le provocaba un cosquilleo extraño entre sus piernas. Pero lo que más la hacía ponerse nerviosa y sentirse algo inquieta era la sugerencia de ese demonio. Como se le ocurría pedir tan siquiera una cosa como esa, darle su virginidad. ¡Ni en sueños! Pensó. Eso no iba a suceder.—No hay trato. Como se te ocurre que me acostare contigo. ¿Estás loco? — La chic
Las piernas de Abby temblaron, no quería que el trato con aquel demonio lujurioso se diera. No deseaba acostarse con él, deseo por todos los medios que Callan no le dijera una sola palabra.—¡Abby! Llegas temprano — Este le sonríe de un manera distinta.—Señor Meison — Le temblaba la maldita voz.—¿Todo está bien? — La chica sintió miedo, él nunca le preguntaba nada. ¿Se había enamorado de verdad?—No… digo sí. Todo está bien.—¡Muy bien! Me alegro — Responde inalterable.Callan se da la vuelta pasando a su oficina… el corazón de Abby se rompió en miles de pedazos, porque eso le confirmaba que Asmodeo era un fraude. Y que su trato no sirvió de nada. Debía estar contenta puesto que no tendría que entregar su integridad a un demonio.Pero no
—¡Buenos días, Abby! Has llegado temprano hoy.—Hola Callan… digo señor Meison — Su jefe sonríe, disponiéndose a caminar hasta ella pero entonces el ascensor se abre nuevamente dejando salir a Susan.—¡Abby! — Grita la chica cuando nota a Callan cerca de ella, era como una bruja siempre aparecía en todos lados —¿Has terminado con el trabajo que te asigne? — Pregunta con voz autoritaria.—Susan, es que yo… era mucho trabajo y no logre terminarlo todo anoche.—¿Me estás diciendo que no cumpliste con tu trabajo? — Inquiere de brazos cruzados.Abby nota la expresión de Susan, lo estaba haciendo a propósito solo para dejarla quedar mal delante de todos, sobre todo de Callan.—Era mucho papeleo, pero esta tarde tendré todo.—Esos documentos se necesitaban p
El contacto entre ese demonio y ella le causaba una extraña sensación en todo el cuerpo, no podía explicarlo pero era como si el toque de Eros la quemara por dentro muy lentamente. No debía permitir que continuara abusando de su poder, el que tuvieran un trato no le daba derecho a manosearla.—¿Pero qué carajos estás haciendo? — Le grita alejándose de él bruscamente, aun sintiendo todo su cuerpo quemándose por dentro.—Solo toco un poco de lo que es mío.—Hasta donde sé, Callan no está enamorado de mí. Así que no tienes permitido tocarme.—Sí, bueno. Ya sé porque el idiota de tu jefe no se enamora de ti. El muy imbécil es tan mujeriego que mis poderes no funcionan con él.—No comprendo.—Soy Asmodeo. El rey de la seducción, también soy un playboy preciosa.