La noche se volvía más calurosa conforme pasaban las horas, Abby sudaba a mares y no sabía si era por los grados en que se encontraba el interior de su casa o por la cercanía de aquel hombre. Era como si su cuerpo ardiera por dentro, era una sensación muy extraña. Y aquellas emociones empeoraron cuando ese demonio la toco con los nudillos. La zona por donde paso los dedos se había vuelto muy caliente al punto de arderle.
La piel debajo de su mentón también estaba ardiendo, ese efecto le provocaba un cosquilleo extraño entre sus piernas. Pero lo que más la hacía ponerse nerviosa y sentirse algo inquieta era la sugerencia de ese demonio. Como se le ocurría pedir tan siquiera una cosa como esa, darle su virginidad. ¡Ni en sueños! Pensó. Eso no iba a suceder.
—No hay trato. Como se te ocurre que me acostare contigo. ¿Estás loco? — La chic
Las piernas de Abby temblaron, no quería que el trato con aquel demonio lujurioso se diera. No deseaba acostarse con él, deseo por todos los medios que Callan no le dijera una sola palabra.—¡Abby! Llegas temprano — Este le sonríe de un manera distinta.—Señor Meison — Le temblaba la maldita voz.—¿Todo está bien? — La chica sintió miedo, él nunca le preguntaba nada. ¿Se había enamorado de verdad?—No… digo sí. Todo está bien.—¡Muy bien! Me alegro — Responde inalterable.Callan se da la vuelta pasando a su oficina… el corazón de Abby se rompió en miles de pedazos, porque eso le confirmaba que Asmodeo era un fraude. Y que su trato no sirvió de nada. Debía estar contenta puesto que no tendría que entregar su integridad a un demonio.Pero no
—¡Buenos días, Abby! Has llegado temprano hoy.—Hola Callan… digo señor Meison — Su jefe sonríe, disponiéndose a caminar hasta ella pero entonces el ascensor se abre nuevamente dejando salir a Susan.—¡Abby! — Grita la chica cuando nota a Callan cerca de ella, era como una bruja siempre aparecía en todos lados —¿Has terminado con el trabajo que te asigne? — Pregunta con voz autoritaria.—Susan, es que yo… era mucho trabajo y no logre terminarlo todo anoche.—¿Me estás diciendo que no cumpliste con tu trabajo? — Inquiere de brazos cruzados.Abby nota la expresión de Susan, lo estaba haciendo a propósito solo para dejarla quedar mal delante de todos, sobre todo de Callan.—Era mucho papeleo, pero esta tarde tendré todo.—Esos documentos se necesitaban p
El contacto entre ese demonio y ella le causaba una extraña sensación en todo el cuerpo, no podía explicarlo pero era como si el toque de Eros la quemara por dentro muy lentamente. No debía permitir que continuara abusando de su poder, el que tuvieran un trato no le daba derecho a manosearla.—¿Pero qué carajos estás haciendo? — Le grita alejándose de él bruscamente, aun sintiendo todo su cuerpo quemándose por dentro.—Solo toco un poco de lo que es mío.—Hasta donde sé, Callan no está enamorado de mí. Así que no tienes permitido tocarme.—Sí, bueno. Ya sé porque el idiota de tu jefe no se enamora de ti. El muy imbécil es tan mujeriego que mis poderes no funcionan con él.—No comprendo.—Soy Asmodeo. El rey de la seducción, también soy un playboy preciosa.
Una larga reunión se desarrollaba entre ejecutivos y asociados los cuales fueron convocados para conocer al nuevo propietario de la empresa de seguros de vida. Una en la que Eros pasó la mayor parte del tiempo bostezando, casi que no le prestaba atención a nada de lo que tenían que decir los empresarios a su lado. Con una mano sosteniendo su cara Eros solo la miraba a ella, a Abby, quien permanecía sentada en una esquina esperando por si a alguien se le ofrecía algo.En cambio para Abby era incomodo, porque no hallaba a donde mirar. Siempre estaban esos ojos negros puestos sobre ella, como escudriñando su alma. Bueno él era un demonio, era obvio que podía hacer una atrocidad como esa. La chica puso los ojos en blanco, ¿Qué estaba haciendo metida en esa oficina? Jamás había asistido a ese tipo de juntas.La rubia miro sus manos un momento, Callan daba informes sobre el crecimiento
Eros, podía tomar su virginidad allí mismo y ella ni se enteraría le haría el amor hasta el cansancio y la rubia solo le entregaría su cuerpo sin discutir. Estaba tan sumergida en las miles de sensaciones que le estaba propinando que lo más probable es que se corriera sin siquiera ponerle un dedo en su sexo. Desde luego que no iba a desaprovechar tomarla, por alguna extraña razón ansiaba poseer ese cuerpo y le resultaba extraño porque para los demonios el cuerpo humano no le era para nada atractivo.Beso la base de cuello dejando toda la piel húmeda por su saliva, siguió el recorrido hasta el valle de sus senos perdiéndose con la fragancia que de ellos exudaba. Era embriagador y adictivo muy difícil de olvidar. Para cuando el CEO pensó en subirle la falda a Abby siente como ella se tensa, lo que le da a entender que se estaba resistiendo. Luchaba contra sus deseos más inte
Pero si le entregaba su virginidad antes de que cumpliera su trato, ella seria quien saldría perdiendo porque perdería su virtud a cambio de nada. Por más que no quisiese admitirlo anhelaba el amor de Callan, y si ese demonio podía conseguirlo con sus artimañas de nada valdría que se acostara con él sin que le cumpliera su deseo. No era un trato justo, igual quedaba entre la espada y la pared.—¿Y bien? Lo pensaste bien.—¿Qué voy a pensar?—Lo mira con recelo como se llevaba el dedo pulgar a su labios, algo que causo un efecto inquietante dentro de ella.—¿Te acostaras conmigo?—¡No! no creas que te lo voy a poner tan fácil. Cumple con el trato primero, ni pienses que te abriré las piernas a cambio de nada.Eros sonríe de medio lado mostrando su perfecta dentadura y su egocéntrica personalidad, ella pens&oacut
Eros se pone en pie tan rápido que Abby no se percató en qué momento se había lanzado sobre ella quedando sobre su cuerpo y encima de su escritorio. Su jefe la sujetaba con fuerza de la cintura mientras se hacía camino entre sus piernas con sus poderosos muslos. La mirada de Eros era peligrosa, al punto de ser asesina lo que causo gran pavor a la joven rubia. De pronto su mentón fue tomado con brusquedad manteniéndola firme—¿Te gusta cabrearme? —La mirada de su jefe se había ensombrecido, eso no era bueno.—Invades mi espacio privado, no te lo puedo permitir.—¿Permitir? —En esa oportunidad sonríe—A mí nadie tiene que darme permiso para hacer absolutamente nada, yo hago lo que me venga en gana y eso te incluye a ti, Abby—Emite de manera tan déspota que la joven sintió mucha rabia pero también algo más…<
Aquellas palabras susurradas en su oído la tomaron por sorpresa. Todos los vellos de su cuerpo se erizaron al instante y como por arte de magia sus lágrimas se secaron al instante. Abby mantuvo la postura ya que aún existía la multitud del personal de la empresa a su alrededor. Pero, para ella y la humedad entre sus piernas le era imposible mantenerse cuerda en esos momentos, la voz de Eros era tan atrayente que tan solo con un susurro se mojaba rápidamente. Tenía serios conflictos con sus hormonas y los hombres guapos.—¡Que aburrida eres! Y yo esperando que si soltaras aunque sea una sola lagrima—La rubia mira a su jefe por el borde de su hombro vislumbrando una sonrisa satírica en sus labios lo que la saturado de ira.—Eres un idiota—Farfulla muy bajo de modo que nadie pudiera oírla.Se da la vuelta para regresar a su oficina, pero a mitad de camino decide