Conforme pasaron algunas horas, Eros y Abby se encontraban apretujados sobre una cama revuelta, la rubia era abrazada por su amante de una manera posesiva y eso le encantaba. Cuando estaba al lado de Eros se sentía muy bien, completa y llena de vida.
—Dime una cosa, ¿Por qué regresaste?
—Quería verte.
—Parecías que te ibas.
—Lo iba hacer, solo vine a…
—¿A qué? —Lo mira de reojo.
—No voy a volver a regresar.
—¿Qué dices? ¿Por qué? —Ella se gira quedando frente de él.
—Porque no pertenezco a este mundo, el venir aquí me quita fuerzas. En mi mundo soy muy poderoso Abby pero aquí no.
Lo que decía tenia lógica, Eros no era de ese mundo y el que estuviera en el seguramente estaba prohibido para el mundo de Eros. Posiblemente esa era la raz&oacut
La sonrisa de Susan se ancha ante las palabras dichas por Eros, en esos momentos se sentía invencible, una mujer capaz de lograr conseguir todo lo que se propusiera. Y en esa oportunidad su objetivo era él.—No te llega ni a los tobillos porque Abby es mucho mejor que tú, no hay nadie que se compare a ella —De pronto Eros le suelta.—¿Qué dices? —La sonrisa de Susan se borra en el acto.—Tu corazón es tan negro que da asco, es igual al de las mujeres de mi mundo. Me repugnan.—M@ldito —Le grita al tiempo que brinca sobre su regazo —¿Prefieres a esa mosca muerta antes que a mí? ¿Qué demonios tiene esa mujer que no tenga yo?—Eso jamás lo sabrás.[…]—Buenos días, Abby. El jefe ha llegado, sería bueno que nos pongamos al tanto de los asuntos de la empresa —Callan inter
—¿Lo prometes? ¿Me dejaras en paz?—¡Claro!, no tengo porque mentirte. ¿Quién te ordeno hacer esto?—No lo sé, me hablo anoche atreves de un espejo me dijo que lo hiciera, que Abby debía morir y alejarse de ti. Que si lo conseguía iba a obtener todo lo que deseara.—¿Es todo?—Sí, solo me pidieron eso.—¿Te pidieron? ¿Cuántos eran?—Varios, no los vi, únicamente los escuche.Eros levanta la mirada, con esa información era más que suficiente para saber quién se atrevió a meterse en sus asuntos. Él pensaba dejar Abby no la volvería a ver, es que ni siquiera iba a regresar a su mundo, únicamente para evitar ponerla en peligro, y para mantener su mundo en orden, pero ahora con la intervención de los idiotas de sus súbditos sus planes eran o
Encamina sus pasos hasta donde se solían reunir todos y era justo el lugar donde los quería tener. Pagarían por su error y de la peor manera. Beltze lo seguía de cerca en cuanto ingreso en la sala, los presentes al presentir su presencia elevaron sus rostros ensombrecidos.—Mi señor —Se inclinan para saludarlo —Que bueno tenerlo de regreso.—¿A qué se debe esta reunión?—Nos preocupa la llegada de esa mujer a nuestro mundo, mi señor sabe que está prohibido que ella este aquí. Su lugar es otro en este mundo.—¿De verdad? ¿Y cuál sería ese lugar?—Ella debe morir y su alma ser llevaba a las puertas del infierno. Es un ángel caído. Una traidora, que solo vino a destruir nuestro mundo. Por esa razón usted mismo creo esa prisión para los caídos, cada vez que atrapábam
Se le había olvidado por completo la propuesta de matrimonio de Eros, la última vez que hablaron sobre eso ella se negó a aceptarlo y desde entonces no volvieron hablar sobre ese tema. Pero al parecer a él no se le olvido y por lo que podía notar seguía muy en pie su propuesta.—¿Qué pasa? ¿Acaso se te ha olvidado nuestra boda? —Pregunta sonriéndole.—No recuerdo haber aceptado casarme contigo.—No hace falta que me aceptes, porque igual serás mi esposa.—Pero… ¿Tendré que vivir en este mundo?—Desde luego —Camina hacia ella al intuir ciertas dudas.—Eros.—Shhh… —Cubre sus labios con su dedo —Ya no puedes estar lejos de mí, porque tu alma me pertenece al igual que tu corazón —Posiciona la palma de su mano en su pecho —Estar lejos de m
Los sonidos tenebrosos a su alrededor eran espantosos, escuchaba voces, murmullos que le ponían los vellos de punta. Esas voces eran frías y daba mucho miedo, acorralada en un rincón de la celda Susan se encontraba sosteniendo sus rodillas mugrientas. Todo su cuerpo se hallaba sucio, lleno de lodo, tierra y moho. Tenía frío y estaba muerta del hambre, apenas recordaba cuando había probado bocado, creyó acordarse que había sido un pedazo de fruta podrida que alguien le llevo a su celda. Pero de eso hace mucho.Si esos bichos no la mataban moriría de hambre o peor aún, del miedo. Cada vez que escuchaba pasos su corazón se volvía loco, siempre estaba creyendo que ella sería la próxima. Pero no… allí la tenía para quien sabe que propósitos. Estaba a un paso de perder la cordura, no creyó que aguantara mucho ese estado.En eso escucha sonidos
El inframundo se preparaba para la mayor celebración que se pudieran celebrar, era la ceremonia del rey. Demonios, brujas, y toda clase de alimañas del más allá se encontraban presentes para la unión de su líder con su ángel caído.La aglomeración ya estaba impaciente por conocer a la mujer elegida, ya que su líder la mantuvo escondida todo el tiempo. Era lógico, al no ser su esposa era propensa a que cualquiera pudiera hacerle daño, muchos rumoreaban que había perdido el corazón por ella. Que era su más preciado tesoro, uno invaluable, hasta se decía que la amaba más a ella que a su propio mundo.Abby no se podía creer que fuera hacer aquello, se iba a casar con un demonio y no cualquiera sino más bien el rey de todo. Debía estar muy loca o bastante enamorada, y pensó que la segunda opción era la más acertada.
Una chica de estrecha cintura y larga cabellera rubia se bajaba de un taxi frente al edificio donde trabajaba… Abby dejo unos billetes al chofer del coche y salió deprisa hasta el interior de la edificación. Llegaba tarde, nunca le había pasado una cosa como esa. Siempre era puntual con la hora de su entrada.Pero la noche anterior se había dormido tan tarde terminando con el trabajo que la pesada de Susan le había encargado. Le caía tan mal esa mujer, era tan molesta. Pero por desgracia era su superior y nada podía hacer. Abby no le gustaba quedar mal, era responsable y le agradaba su empleo.Abby trabajaba para la mayor agencia de seguros de vida, era una compañía muy importante en la que no podías encontrar empleo fácilmente. Pero por fortuna, ella era buena con los números y por ende había conseguido un puesto un tanto importante. Desgraciadamente le había
Abby lavaba sus manos en el baño pensando que tenía mucho trabajo que hacer, y ya casi que era su hora de salida. Sospechaba que tendría que llevarse montones de carpetas y documentos para su casa nuevamente para intentar terminar de revisarlos y entregárselo a la mentecata de Susan.Mientras que ella se mataba trabajando, la estúpida esa solo se pavoneaba por los pasillos como si fuera la reina de la empresa. Casi no trabajaba, más que nada solo asistía en las cosas personales de Callan, ¡que perra! Pensó la rubia. Y justamente en ese momento la majadera entra en el baño deteniéndose al lado de ella con las manos en las caderas y taconeando sus zapatos contra el suelo. Abby solo pone los ojos en blanco, se seca las manos para girarse hacia ella.—¿Qué ocurre?— ¿Qué ocurre? — Pregunta con descredito — Te he visto todo el maldito d&iacu