Cuando al fin logró hacer que funcionara el aparato, la rubia mira a su jefe que la observaba como bobalicón. Lentamente se levantó de la silla y fue cuando pudo dedicarle una sonrisa tenue a Callan.
—¡Esta lista!
—¿Ah, sí? Eso fue bastante rápido — Éste se cruza de brazos.
—Si bueno, no era tan grave después de todo.
—¡Eres muy buena!
Ella sonríe apenada. Luego muerde la carne interna de sus labios, y mira hacia otro lado… en eso ella siente como Callan avanza hacia su persona, mientras que sus nervios destrozan su interior. Así que se arma de valor llevando la vista hasta su jefe, pero entonces pilla al sujeto pasar a un lado de ella para sentarse en su escritorio.
Abby queda como la perfecta idiota pensando que algo iba a pasar entre ellos dos y resulto que su jefe era un maldito desgraciado que no tenía la más mínima intención de hacerle nada. ¿Por qué? ¿Por qué no la deseaba? Era un mujer como cualquier otra.
—¡Quedo excelente Abby! Te felicito.
Esta se da la vuelta para encararlo de una vez por todas, pero las palabras se le quedaron trabadas en cuando miró esos ojos y esa radiante sonrisa en sus labios. ¿Por qué le sonreía de ese modo?
—Señor Meison… yo… — Pero justo fue interrumpida por unos toques en la puerta de la oficina de Callan, Susan fue quien abrió la puerta quien se quedó estupefacta bajo el marco mirando a la pareja.
—Susan, ¿Qué se te ofrece? — Dice el jefe muy tranquilo.
—He traído los documentos que me pediste para la reunión de esta tarde — Responde mirando a la rubia.
—Pasa, ya mi ordenador revivió. Abby ha hecho un buen trabajo aquí, muchas gracias.
—De nada — Responde la rubia.
—¡Vaya! — Expresa la morena con desprecio.
—Pasa Susan, Abby ¿querías decirme algo?
La morena fulmina a la rubia con ojos asesinos, Abby estaba segura que si decía una palabra esa tía sería capaz de arrancarle la cabeza en segundos.
—No señor Meison, con su permiso.
—Bueno, entonces muchas gracias.
Esta asiente rápidamente para girar sobre sus talones. Abandono la oficina tan rápido que pensó que se caería a mitad de camino por los nervios y bueno, también es que llevaba unos inmensos tacones. Volvió a su cubículo metiéndose en su laptop pero por dentro se reprochaba que no hubiera podido decirle una sola palabra a Callan. Era tan cobarde, tuvo la oportunidad y no la aprovecho. Y para colmo la entrometida de Susan los había interrumpido.
Más bien creía que se había ganado un buen lio con esa mujer. Estaba más loca que una cabra, no tardaría en aparecer para hacer de su día un completo infierno.
—Es que si existieran los demonios, esa tía sería uno de ellos — Dijo en voz baja.
Para sorpresa de la rubia, ese día no había tenido problemas con su supervisora. Ya era hora de su salida, así que recogía su bolso y algunas carpetas cuando alguien hala su cabello violentamente echándola hacia atrás.
—¡Ahhh! — Abby pega un grito.
—¿Qué carajos crees que estás haciendo? — La vos de Susan sonó sobre su oído.
—Susan, ¿te has vuelto loca? Suéltame.
—Eres una lagartona, hueles a zorra… una que se está metiendo en terrenos prohibidos.
—¿De qué carajos me estás hablando? — La morena aun la tenía cogida del cabello.
—Eres una mosca muerta, se lo que estas intentando hacer. Quieres seducir a Callan solo para que te preste atención. Mira que venir maquillada, ¡ja! Es ridículo. Jamás se fijara en ti, ¿Y sabes porque? Porque eres una mojigata. Y porque él será mío.
—Has perdido la razón, yo no hice nada. Solo arregle su ordenador.
—Solo aprovechas los momentos que tienes a solas con él para lanzarte sobre una perra. ¡Maldita p**a! Como te vuelva a ver intentar ligar con mi hombre te juro que te dejo sin cabello, desgraciada. ¿Te quedo claro?
Abby se suelta de las garras afiladas de su supervisora para encararla. Ya estaba harta de ser maltratada por esa idiota, podía ser su jefa pero no iba a permitir que la tratara como un perro.
—No vuelvas a ponerme un dedo encima, ¿Quién te crees? — Paf…
Una bofetada recibió la rubia en la mejilla. El golpe había sido tan fuerte que el rostro de la mujer giro. Sus ojos se aguaron un poco, sentía mucha rabia e impotencia. Apretó con fuerza su bolso para salir corriendo de la oficina.
—Te lo advierto Abby…— la rubia oye gritar a Susan.
Pero esta la ignoro por completo hasta que llego al ascensor y se cerraron las puertas. Unos segundos después, enormes gotas de lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Era una tonta, cuando iba aprender a defenderse. Susan se merecía que le dieran una lección, y ella… ella solo salía corriendo mientras lloraba como chiquilla.
Al salir al exterior un aguacero cayó sobre ella repentinamente, mezclando sus lágrimas con el agua de lluvia para empeorar su día. Subió al taxi que la esperaba para dirigirse hasta su casa… Al cruzar la puerta de su edificio, su amiga Denise bajaba las escaleras con un montón de cajas en las manos. Al mirarla esta le sonríe.
—¡Abby!
—¿A dónde vas con ese montón de cajas?
—Son de mi novio, bueno… — pone los ojos en blanco — Ex novio, estoy sacando sus m@lditas cosas de mi casa. Se lo merece por gilipollas.
—Supongo — Esta se ríe negando.
—¡Oye! Espérame…
Abby vio a su amiga dejar las cajas en la entrada del edificio, las cuales empezaban a mojarse con la lluvia.
—¿Vas a dejar eso allí?
—Sí, no me importa. Ven, tengo un regalo para ti.
—¿Un regalo? — Pregunta curiosa.
La vecina hala su brazo escaleras arriba, Abby la sigue sin éxito de poder zafarse de ella, la lleva hasta la puerta de su casa en donde la hace esperar unos segundos mientras ella entra a por su supuesto regalo. Luego la joven sale con algo en las manos, ¿Qué era?
—Toma — Le tiende un libro muy extraño.
—¡Y esto! ¿Qué es?
—La solución a tu problema, querida amiga — Esta le sonríe de manera sádica.
Abby no se imaginó que se traía entre manos su loca vecina, pero dudaba que la solución a todos sus problemas fuese un libro bastante curioso y viejo.
La rubia toma el viejo libro que su amiga le tendió, en cuanto toco la cubierta de éste sintió una pequeña descarga por todo el cuerpo. ¿Qué significaba aquello? Miro de manera inquisitiva el objeto entre sus manos, ¿Qué clase de libro era? Era muy antiguo con una cobertura muy vencida, era extraño.—¿Qué quieres que haga con este libro? ¿Cómo me va ayudar? — Esta frunce el ceño.—Pues con él obtendrás el amor de tu jefe — La pelirroja le sonríe pícaramente.—¿De que estas hablando? ¿Cómo es eso posible?—Es muy fácil, te lo voy a explicar. Veras que mañana cuando llegues al trabajo tendrás a ese hombre arrastrándose a tus pies.—Espera un momento, no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo.Abby seguía
Abby cubrió sus ojos con el dorso de la mano ya que el viento había sido muy fuerte… en cuanto todo se aclaró, la joven llevo la mirada hacia donde antes estaba el remolino formándose. La chica no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pestañeo varias veces, incluso se froto los ojos con fuerza pensando que solo era una alucinación. Pero la visión ante ella no desaparecía.Ella abre aún más los ojos… ese hombre… ese hombre… ¿ese hombre había salido del m@ldito libro? La voz de su mente se preguntó ¿Cómo era eso posible? No se supone que solo iba a ser un hechizo. ¿Cómo es que del libro pudo salir una persona?—Tú… tú… ¿tú quién eres? — Pregunta tartamudeando.—Soy Asmodeo. — Este sonríe con un brillo peligroso en sus intenso
La noche se volvía más calurosa conforme pasaban las horas, Abby sudaba a mares y no sabía si era por los grados en que se encontraba el interior de su casa o por la cercanía de aquel hombre. Era como si su cuerpo ardiera por dentro, era una sensación muy extraña. Y aquellas emociones empeoraron cuando ese demonio la toco con los nudillos. La zona por donde paso los dedos se había vuelto muy caliente al punto de arderle.La piel debajo de su mentón también estaba ardiendo, ese efecto le provocaba un cosquilleo extraño entre sus piernas. Pero lo que más la hacía ponerse nerviosa y sentirse algo inquieta era la sugerencia de ese demonio. Como se le ocurría pedir tan siquiera una cosa como esa, darle su virginidad. ¡Ni en sueños! Pensó. Eso no iba a suceder.—No hay trato. Como se te ocurre que me acostare contigo. ¿Estás loco? — La chic
Las piernas de Abby temblaron, no quería que el trato con aquel demonio lujurioso se diera. No deseaba acostarse con él, deseo por todos los medios que Callan no le dijera una sola palabra.—¡Abby! Llegas temprano — Este le sonríe de un manera distinta.—Señor Meison — Le temblaba la maldita voz.—¿Todo está bien? — La chica sintió miedo, él nunca le preguntaba nada. ¿Se había enamorado de verdad?—No… digo sí. Todo está bien.—¡Muy bien! Me alegro — Responde inalterable.Callan se da la vuelta pasando a su oficina… el corazón de Abby se rompió en miles de pedazos, porque eso le confirmaba que Asmodeo era un fraude. Y que su trato no sirvió de nada. Debía estar contenta puesto que no tendría que entregar su integridad a un demonio.Pero no
—¡Buenos días, Abby! Has llegado temprano hoy.—Hola Callan… digo señor Meison — Su jefe sonríe, disponiéndose a caminar hasta ella pero entonces el ascensor se abre nuevamente dejando salir a Susan.—¡Abby! — Grita la chica cuando nota a Callan cerca de ella, era como una bruja siempre aparecía en todos lados —¿Has terminado con el trabajo que te asigne? — Pregunta con voz autoritaria.—Susan, es que yo… era mucho trabajo y no logre terminarlo todo anoche.—¿Me estás diciendo que no cumpliste con tu trabajo? — Inquiere de brazos cruzados.Abby nota la expresión de Susan, lo estaba haciendo a propósito solo para dejarla quedar mal delante de todos, sobre todo de Callan.—Era mucho papeleo, pero esta tarde tendré todo.—Esos documentos se necesitaban p
El contacto entre ese demonio y ella le causaba una extraña sensación en todo el cuerpo, no podía explicarlo pero era como si el toque de Eros la quemara por dentro muy lentamente. No debía permitir que continuara abusando de su poder, el que tuvieran un trato no le daba derecho a manosearla.—¿Pero qué carajos estás haciendo? — Le grita alejándose de él bruscamente, aun sintiendo todo su cuerpo quemándose por dentro.—Solo toco un poco de lo que es mío.—Hasta donde sé, Callan no está enamorado de mí. Así que no tienes permitido tocarme.—Sí, bueno. Ya sé porque el idiota de tu jefe no se enamora de ti. El muy imbécil es tan mujeriego que mis poderes no funcionan con él.—No comprendo.—Soy Asmodeo. El rey de la seducción, también soy un playboy preciosa.
Una larga reunión se desarrollaba entre ejecutivos y asociados los cuales fueron convocados para conocer al nuevo propietario de la empresa de seguros de vida. Una en la que Eros pasó la mayor parte del tiempo bostezando, casi que no le prestaba atención a nada de lo que tenían que decir los empresarios a su lado. Con una mano sosteniendo su cara Eros solo la miraba a ella, a Abby, quien permanecía sentada en una esquina esperando por si a alguien se le ofrecía algo.En cambio para Abby era incomodo, porque no hallaba a donde mirar. Siempre estaban esos ojos negros puestos sobre ella, como escudriñando su alma. Bueno él era un demonio, era obvio que podía hacer una atrocidad como esa. La chica puso los ojos en blanco, ¿Qué estaba haciendo metida en esa oficina? Jamás había asistido a ese tipo de juntas.La rubia miro sus manos un momento, Callan daba informes sobre el crecimiento
Eros, podía tomar su virginidad allí mismo y ella ni se enteraría le haría el amor hasta el cansancio y la rubia solo le entregaría su cuerpo sin discutir. Estaba tan sumergida en las miles de sensaciones que le estaba propinando que lo más probable es que se corriera sin siquiera ponerle un dedo en su sexo. Desde luego que no iba a desaprovechar tomarla, por alguna extraña razón ansiaba poseer ese cuerpo y le resultaba extraño porque para los demonios el cuerpo humano no le era para nada atractivo.Beso la base de cuello dejando toda la piel húmeda por su saliva, siguió el recorrido hasta el valle de sus senos perdiéndose con la fragancia que de ellos exudaba. Era embriagador y adictivo muy difícil de olvidar. Para cuando el CEO pensó en subirle la falda a Abby siente como ella se tensa, lo que le da a entender que se estaba resistiendo. Luchaba contra sus deseos más inte