—Gracias por preocuparte por mi amiga, pero estaré bien. No creo que eso vuelva a pasar. Y sobre Callan, no puedo evitar que me siga gustando.
—¿De verdad te gusta tanto?
—¡Estoy tan enamorada como si fuera una adolescente! — La pelirroja suspira y niega — Ya debo entrar, tengo mucho trabajo pendiente.
—De acuerdo, nos estamos viendo amiga.
La rubia cierra la puerta de su casa y quien la recibe es su pequeño perro quien al escuchar la puerta salió corriendo hacia ella para restregar su cola por las piernas de su ama.
—Hola Chen, ¡qué lindo! Eres el único que me ama ¿no es así? — El pero solo ladra de la emoción por verla llegar.
Ella dejo sus cosas sobre la mesa para encaminarse hasta la cocina donde prepararía la comida para su pequeño amigo peludo.
Después de pasar una noche leyendo documentos y tomando café hasta que ya no pudo más, al fin había terminado todo el papeleo que la pesada de Susan le había dejado en su escritorio. La rubia tumbo su cuerpo exhausto en la cama. Solo quería dormir por días, ya no quería pensar más. Sobre todo quería olvidar por una noche a su atractivo jefe. Pero sabía que eso era imposible lo tenía metido bajo la piel.
Giro su cuerpo abrazando a su almohada, la chica dio un largo suspiro. Como deseaba a ese hombre se preguntó, ¿cómo sería hacer el amor con él? ¿Cómo sería Callan en la cama? ¿Qué le haría? Eran tantas escenas que se imaginaba. Y no estaba segura si algún día llegaría a cumplir sus fantasías.
Escucho los ladridos de Chen, el canino se subió a la cama acomodándose bajo sus pies. Ella lo pillo, y se dijo que así terminaría su vida. Cuidando de un perrito y sin un hombre en la cama. Con aquellos pensamientos prejuiciosos la rubia cerró los ojos, necesitaba dormir.
[…]
Por la mañana, Abby se arreglaba con tiempo de sobra. Ese día no llegaría tarde, por ende tenía tiempo para dedicarse a si misma. Maquillo un poco su rostro, y puso un poco de brillo labial en sus labios. No estaba segura de sí funcionaria, pero al menos debía intentar llamar la atención de su jefe.
Al despertar esa mañana decidió que no debía dejar de la idiota de Susan la intimidara, ella también tenía derecho a sentir algo por Callan. Y quien sabe, quizás él la viera como algo más que el revolcón de una noche. Sonriente y empoderada Abby abandono su casa para dirigirse al trabajo. Con actitud positiva sabía que conseguiría lo que más deseaba en el mundo.
[…]
El timbre del último piso del edificio sonó, indicando que había llegado al área de trabajo Abby salió del ascensor encaminándose hasta su cubículo, pero antes de poder sentarse Susan la abordo plantando ambas manos en el diminuto escritorio.
—¿Hiciste todo lo que te deje anoche? — Pregunta con voz molesta.
—Sí, he hecho todo — Responde con fastidio.
—¿Las solicitudes también? — Dice tomando las carpetas sobre el escritorio de Abby.
—También.
—¡Muy bien! — Esta sonríe de medio lado con las carpetas en los brazos —Y no creas que porque te has puesto ese horrible maquillaje, mi adorable Callan volteara a verte. ¡Estúpida!
Abby mira a la morena alejarse contoneándose como una perra en celo. Esa tipa sabía cómo bajarle el ánimo a una mujer. Ella abofeteo esos pensamientos negativos de su cabeza, no podía permitir que las palabras de esa mujer la afectara… Libre del trabajo extra, ya solo le quedaba hacer su verdadero trabajo, la chica encendió el ordenador y antes de poder teclear alguna letra, una figura masculina se situó delante de ella. Lentamente Abby levanto la mirada para encontrarse con su sexy jefe.
Si el corazón pudiera emerger por la boca, desde hace mucho que el suyo estaría viviendo fuera de su cuerpo. Por los nervios que la abrumaban la rubia solo pudo sonreírle a Callan, quien pareció divertirle aquel gesto tan ridículo.
—¿Estas ocupada?
—Yo… yo, acabo de llegar — Pestañea como procesando lo que estaba pasando.
—Alguien me dijo que sabes algo de ordenadores, y resulta que yo tengo un problema con el mío.
—Yo… yo… no sé tanto, señor Meison — Tartamudea.
Y justo en ese momento cuando ella nota ese ceño fruncido, y es cuando esa voz en su interior le dice… ¿qué estás haciendo, estúpida?, claro que si sabes. Ayúdalo, perderás una oportunidad única de estar a solas con él.
—¡Oh! Pensé que sabias, Julia me ha contado que has acomodado su laptop — Le dice un poco decepcionado.
—No, si… — se pone en pie muy rápido —Sí, es cierto. Yo, yo sé — Sonríe como bobalicona.
—¡Perfecto! Entonces ven conmigo.
Callan da la vuelta encaminándose hasta su oficina. Seguido de la rubia quien se moría de los nervios. Solo esperaba que pudiera resolver el problema del ordenador. Mordiendo sus labios al punto de dolerles, Abby entro en la oficina de Callan. Se podría decir que era la segunda vez que lo hacía ya que cuando le dieron el trabajo su jefe le había dado una pequeña charla. Y desde entonces quedo prendada del apuesto empresario.
—Bueno, aquí esta. Ve que puedes hacer por ella.
Abby quedo en pie en medio de la oficina con las manos juntas. Las apretaba con gran fuerza, la verdad es que los nervios estaban haciendo mella en ella. Sabía que parecía idiota estando de pie sin moverse, y mucho menos sin decir una m*****a palabra.
—¿Harás algo? — Este alza una ceja –Puedes tomar mi asiento, si gustas.
—¡Eh sí! Lo siento mucho, señor Meison.
Rápidamente se sienta en el sillón de cuero de Callan, quedando fascinada con la comodidad. La rubia aparto esos pensamientos que no venían al caso para enfocarse en lo que tenía que hacer. Comenzó a revisar el ordenador buscando el problema, requería resolverlo, si quería quedar bien con Callan era preciso que dejara la laptop como nueva.
Medio levanto la mirada de la pantalla, chocando con los potentes ojos de su seductor jefe. ¡Por dios! Sus bragas nadaban en un mar de sus propios fluidos. Sus mejillas ardían, y sospechaba que Callan la había pillado.
Cuando al fin logró hacer que funcionara el aparato, la rubia mira a su jefe que la observaba como bobalicón. Lentamente se levantó de la silla y fue cuando pudo dedicarle una sonrisa tenue a Callan.—¡Esta lista!—¿Ah, sí? Eso fue bastante rápido — Éste se cruza de brazos.—Si bueno, no era tan grave después de todo.—¡Eres muy buena!Ella sonríe apenada. Luego muerde la carne interna de sus labios, y mira hacia otro lado… en eso ella siente como Callan avanza hacia su persona, mientras que sus nervios destrozan su interior. Así que se arma de valor llevando la vista hasta su jefe, pero entonces pilla al sujeto pasar a un lado de ella para sentarse en su escritorio.Abby queda como la perfecta idiota pensando que algo iba a pasar entre ellos dos y resulto que su jefe era un maldito desgraciado que no tenía la m&aacut
La rubia toma el viejo libro que su amiga le tendió, en cuanto toco la cubierta de éste sintió una pequeña descarga por todo el cuerpo. ¿Qué significaba aquello? Miro de manera inquisitiva el objeto entre sus manos, ¿Qué clase de libro era? Era muy antiguo con una cobertura muy vencida, era extraño.—¿Qué quieres que haga con este libro? ¿Cómo me va ayudar? — Esta frunce el ceño.—Pues con él obtendrás el amor de tu jefe — La pelirroja le sonríe pícaramente.—¿De que estas hablando? ¿Cómo es eso posible?—Es muy fácil, te lo voy a explicar. Veras que mañana cuando llegues al trabajo tendrás a ese hombre arrastrándose a tus pies.—Espera un momento, no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo.Abby seguía
Abby cubrió sus ojos con el dorso de la mano ya que el viento había sido muy fuerte… en cuanto todo se aclaró, la joven llevo la mirada hacia donde antes estaba el remolino formándose. La chica no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pestañeo varias veces, incluso se froto los ojos con fuerza pensando que solo era una alucinación. Pero la visión ante ella no desaparecía.Ella abre aún más los ojos… ese hombre… ese hombre… ¿ese hombre había salido del m@ldito libro? La voz de su mente se preguntó ¿Cómo era eso posible? No se supone que solo iba a ser un hechizo. ¿Cómo es que del libro pudo salir una persona?—Tú… tú… ¿tú quién eres? — Pregunta tartamudeando.—Soy Asmodeo. — Este sonríe con un brillo peligroso en sus intenso
La noche se volvía más calurosa conforme pasaban las horas, Abby sudaba a mares y no sabía si era por los grados en que se encontraba el interior de su casa o por la cercanía de aquel hombre. Era como si su cuerpo ardiera por dentro, era una sensación muy extraña. Y aquellas emociones empeoraron cuando ese demonio la toco con los nudillos. La zona por donde paso los dedos se había vuelto muy caliente al punto de arderle.La piel debajo de su mentón también estaba ardiendo, ese efecto le provocaba un cosquilleo extraño entre sus piernas. Pero lo que más la hacía ponerse nerviosa y sentirse algo inquieta era la sugerencia de ese demonio. Como se le ocurría pedir tan siquiera una cosa como esa, darle su virginidad. ¡Ni en sueños! Pensó. Eso no iba a suceder.—No hay trato. Como se te ocurre que me acostare contigo. ¿Estás loco? — La chic
Las piernas de Abby temblaron, no quería que el trato con aquel demonio lujurioso se diera. No deseaba acostarse con él, deseo por todos los medios que Callan no le dijera una sola palabra.—¡Abby! Llegas temprano — Este le sonríe de un manera distinta.—Señor Meison — Le temblaba la maldita voz.—¿Todo está bien? — La chica sintió miedo, él nunca le preguntaba nada. ¿Se había enamorado de verdad?—No… digo sí. Todo está bien.—¡Muy bien! Me alegro — Responde inalterable.Callan se da la vuelta pasando a su oficina… el corazón de Abby se rompió en miles de pedazos, porque eso le confirmaba que Asmodeo era un fraude. Y que su trato no sirvió de nada. Debía estar contenta puesto que no tendría que entregar su integridad a un demonio.Pero no
—¡Buenos días, Abby! Has llegado temprano hoy.—Hola Callan… digo señor Meison — Su jefe sonríe, disponiéndose a caminar hasta ella pero entonces el ascensor se abre nuevamente dejando salir a Susan.—¡Abby! — Grita la chica cuando nota a Callan cerca de ella, era como una bruja siempre aparecía en todos lados —¿Has terminado con el trabajo que te asigne? — Pregunta con voz autoritaria.—Susan, es que yo… era mucho trabajo y no logre terminarlo todo anoche.—¿Me estás diciendo que no cumpliste con tu trabajo? — Inquiere de brazos cruzados.Abby nota la expresión de Susan, lo estaba haciendo a propósito solo para dejarla quedar mal delante de todos, sobre todo de Callan.—Era mucho papeleo, pero esta tarde tendré todo.—Esos documentos se necesitaban p
El contacto entre ese demonio y ella le causaba una extraña sensación en todo el cuerpo, no podía explicarlo pero era como si el toque de Eros la quemara por dentro muy lentamente. No debía permitir que continuara abusando de su poder, el que tuvieran un trato no le daba derecho a manosearla.—¿Pero qué carajos estás haciendo? — Le grita alejándose de él bruscamente, aun sintiendo todo su cuerpo quemándose por dentro.—Solo toco un poco de lo que es mío.—Hasta donde sé, Callan no está enamorado de mí. Así que no tienes permitido tocarme.—Sí, bueno. Ya sé porque el idiota de tu jefe no se enamora de ti. El muy imbécil es tan mujeriego que mis poderes no funcionan con él.—No comprendo.—Soy Asmodeo. El rey de la seducción, también soy un playboy preciosa.
Una larga reunión se desarrollaba entre ejecutivos y asociados los cuales fueron convocados para conocer al nuevo propietario de la empresa de seguros de vida. Una en la que Eros pasó la mayor parte del tiempo bostezando, casi que no le prestaba atención a nada de lo que tenían que decir los empresarios a su lado. Con una mano sosteniendo su cara Eros solo la miraba a ella, a Abby, quien permanecía sentada en una esquina esperando por si a alguien se le ofrecía algo.En cambio para Abby era incomodo, porque no hallaba a donde mirar. Siempre estaban esos ojos negros puestos sobre ella, como escudriñando su alma. Bueno él era un demonio, era obvio que podía hacer una atrocidad como esa. La chica puso los ojos en blanco, ¿Qué estaba haciendo metida en esa oficina? Jamás había asistido a ese tipo de juntas.La rubia miro sus manos un momento, Callan daba informes sobre el crecimiento