La rubia toma el viejo libro que su amiga le tendió, en cuanto toco la cubierta de éste sintió una pequeña descarga por todo el cuerpo. ¿Qué significaba aquello? Miro de manera inquisitiva el objeto entre sus manos, ¿Qué clase de libro era? Era muy antiguo con una cobertura muy vencida, era extraño.
—¿Qué quieres que haga con este libro? ¿Cómo me va ayudar? — Esta frunce el ceño.
—Pues con él obtendrás el amor de tu jefe — La pelirroja le sonríe pícaramente.
—¿De que estas hablando? ¿Cómo es eso posible?
—Es muy fácil, te lo voy a explicar. Veras que mañana cuando llegues al trabajo tendrás a ese hombre arrastrándose a tus pies.
—Espera un momento, no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo.
Abby seguía sin comprender que estaba queriendo decir su amiga, a veces era tan extraña porque no hablaba con claridad.
—Escucha, ve a tu casa. Colocas a este libro en un círculo rojo pronuncias algunas palabras que se encuentran en la página del medio, pides tú deseo después de pronunciar aquellas palabras y te aseguro que tendrás el corazón de tu jefe para el día siguiente.
—Denise, ¿acaso has perdido la razón? Como se te ocurre pensar que haciendo este tipo de cosas haría que Callan se colara por mí. ¡Esto es malo! No es natural.
—Presta atención, este no es un libro cualquiera niña. Me lo he robado de la estantería privada de mi hermana y esa mujer sí que sabe cómo tener a un hombre a sus pies.
—¿Por qué rayos te robarías su libro?
—Porque este mi querida amiga es un libro para pedir deseos ¿comprendes? Y si haces bien lo que te estoy diciendo, te aseguro que Callan se enamorara de ti en un dos por tres.
La chica de ojos azules pestañeaba como si no creyera las palabras dichas por la pelirroja… le estaba sugiriendo que utilizara magia oscura para atrapar a su jefe, ¿se había vuelto loca? Si, ella quería que ese hombre se fijara en ella, pero a utilizar hechizos para amarrarlo era otro nivel.
—Yo no puedo hacer eso, Denise. Jamás recurriría a la magia para tener un hombre. Yo quiero que él me ame sin que tenga que utilizar nada de esto.
—No seas tonta amiga — Esta se ríe a carcajadas —Es la forma más rápida y segura que tienes para atraparlo — Le dice señalando el libro con sus dedos.
—¡No! Definitivamente no haré tal cosa. Estoy desesperada, pero no para tanto — Contesta devolviendo el objeto.
—Llévatelo, y piénsalo… analízalo bien, no pierdes nada con intentarlo — Ella le regresa el libro.
Abby lo vuelve tomar dudosa de llevárselo a casa o dejarlo en la casa de su tostada amiga… miro nuevamente la cubierta desgastada. Al final, pensó que igual no perdería nada con llevarse esa cosa.
—¡Esta bien! Solo me lo voy a llevar. Pero no practicare hechizos contra Callan — La mira seria.
—No son encantamientos niña, es algo inofensivo — Esta le guiña un ojo.
Abby negó, se despidió de su amiga para entrar en su apartamento. Dejo el libro sobre la estantería y en seguida Chen estaba sobre sus pies. El canino frotaba su cola contra las pantorrillas de la rubia, ladraba y gimoteaba por un poco de atención.
—¡Ya se! ¡Ya se! Tienes hambre, como siempre — Le dice sonriendo.
Después de servirle la comida al peludo, ella se ducho para tumbarse en la cama… su día había sido de perros. Metió el pie hasta el fondo con Callan, y luego la perra de Susan la golpea. Es que odiaba a esa tía. Abby recordó las últimas palabras que le dijo “será mío” ¿Qué estaba planeando esa mujer? Se preguntó.
Entonces Abby se sentó de golpe en la cama…
—¡Claro! Eso es lo que quiere ella. Esa perra se quiere casar con Callan, seguro está tramando embarazarse de él ¡Que m*****a! — Exclamo furiosa.
Mordió la uña de su pulgar con afán, tenía que evitar que esa pendeja se saliera con la suya. Callan se merecía a una mejor mujer, no esa resbalosa lagartona cazadora de fortuna.
—¿Dónde está ese maldito libro? — Dice poniéndose en pie.
Abandona casi que corriendo la habitación, en cuanto lo encontró por instinto mordió sus labios, sentía dudas al respecto de ese libro. Nunca le había lanzado un hechizo a nadie, pero si no lo hacía… cerro los ojos por un momento, si no lo hacia la idiota de Susan haría hasta lo imposible por atraparlo.
Decidida. Regreso hasta su habitación tomo un lápiz labial rojo, sentándose en medio de la recamara. Hizo un círculo rojo sobre el piso de madera dejando el libro abierto por la mitad.
—¡Bien, ya está! — Indica pasando la palma de la mano por las envejecidas hojas.
Era fácil lo que tenía que hacer, solo debía pronunciar aquellas palabras y su anhelado deseo después y el debería de hacer el resto. Junto las manos y cerró los ojos.
Suspiro… era fácil, su deseo era más que claro. Ansiaba que Callan Meison se enamorara de ella. Si, lo haría. Definitivamente lo haría, no permitiría que la prepotente de su supervisora se lo quedara. Su jefe se arrastraría a sus pies. Solo tendría ojos para ella.
—Tengo que hacerlo. ¡Está mal! Lo se… pero tengo que hacerlo — Se decía pero no pronunciaba aquellas palabras —¡Ya, Abby! No seas cobarde, ¿Qué tanto puede pasar?
La chica comenzó a pronunciar las palabras plasmadas en el libro. No estaba segura de que las estuviera manifestando correctamente pero ya había comenzado y no pensaba detenerse. Cuando por fin termino de pronunciar las frases escritas en la libreta, realizo su petición poniendo su corazón en ello… se quedó quieta por un momento, no sabía que esperar, pero solo guardo silencio.
Pero nada paso…
La joven abrió un solo ojo al ver que todo seguía igual, chasqueo la lengua, aquel conjuro solo era un fraude. Como llego a pensar que la magia resolvería su problema amoroso. ¡Era estúpido! Abby tomo el m@ldito libro sacándolo del círculo para luego lanzarlo lejos, ni supo donde había parado. Cuando la chica se disponía a ponerse en pie, algo comenzó a emerger del suelo. Era como una nube entre gris y negra.
Empezó como una especie de remolino, abarcando casi toda su habitación. La rubia estaba estupefacta observando todo el espectáculo que estaba pasando. No se podía creer que aquello estaba sucediendo en su recamara. ¿Pero qué coño era todo eso? Con los ojos bien abiertos Abby seguía observando detenidamente lo que se estaba formando en medio de aquel tenebroso remolino.
Cada vez se hacía más ancho y grande, en medio comenzaba a formarse una figura que se veía como la de una persona. ¿Pero qué estaba pasando? Se preguntó arrastrándose un poco hacia atrás. Y justo en ese momento toda la neblina oscura se disipo, y con ella una ráfaga de viento soplo en su habitación desordenando todo a su alrededor.
Abby cubrió sus ojos con el dorso de la mano ya que el viento había sido muy fuerte… en cuanto todo se aclaró, la joven llevo la mirada hacia donde antes estaba el remolino formándose. La chica no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Pestañeo varias veces, incluso se froto los ojos con fuerza pensando que solo era una alucinación. Pero la visión ante ella no desaparecía.Ella abre aún más los ojos… ese hombre… ese hombre… ¿ese hombre había salido del m@ldito libro? La voz de su mente se preguntó ¿Cómo era eso posible? No se supone que solo iba a ser un hechizo. ¿Cómo es que del libro pudo salir una persona?—Tú… tú… ¿tú quién eres? — Pregunta tartamudeando.—Soy Asmodeo. — Este sonríe con un brillo peligroso en sus intenso
La noche se volvía más calurosa conforme pasaban las horas, Abby sudaba a mares y no sabía si era por los grados en que se encontraba el interior de su casa o por la cercanía de aquel hombre. Era como si su cuerpo ardiera por dentro, era una sensación muy extraña. Y aquellas emociones empeoraron cuando ese demonio la toco con los nudillos. La zona por donde paso los dedos se había vuelto muy caliente al punto de arderle.La piel debajo de su mentón también estaba ardiendo, ese efecto le provocaba un cosquilleo extraño entre sus piernas. Pero lo que más la hacía ponerse nerviosa y sentirse algo inquieta era la sugerencia de ese demonio. Como se le ocurría pedir tan siquiera una cosa como esa, darle su virginidad. ¡Ni en sueños! Pensó. Eso no iba a suceder.—No hay trato. Como se te ocurre que me acostare contigo. ¿Estás loco? — La chic
Las piernas de Abby temblaron, no quería que el trato con aquel demonio lujurioso se diera. No deseaba acostarse con él, deseo por todos los medios que Callan no le dijera una sola palabra.—¡Abby! Llegas temprano — Este le sonríe de un manera distinta.—Señor Meison — Le temblaba la maldita voz.—¿Todo está bien? — La chica sintió miedo, él nunca le preguntaba nada. ¿Se había enamorado de verdad?—No… digo sí. Todo está bien.—¡Muy bien! Me alegro — Responde inalterable.Callan se da la vuelta pasando a su oficina… el corazón de Abby se rompió en miles de pedazos, porque eso le confirmaba que Asmodeo era un fraude. Y que su trato no sirvió de nada. Debía estar contenta puesto que no tendría que entregar su integridad a un demonio.Pero no
—¡Buenos días, Abby! Has llegado temprano hoy.—Hola Callan… digo señor Meison — Su jefe sonríe, disponiéndose a caminar hasta ella pero entonces el ascensor se abre nuevamente dejando salir a Susan.—¡Abby! — Grita la chica cuando nota a Callan cerca de ella, era como una bruja siempre aparecía en todos lados —¿Has terminado con el trabajo que te asigne? — Pregunta con voz autoritaria.—Susan, es que yo… era mucho trabajo y no logre terminarlo todo anoche.—¿Me estás diciendo que no cumpliste con tu trabajo? — Inquiere de brazos cruzados.Abby nota la expresión de Susan, lo estaba haciendo a propósito solo para dejarla quedar mal delante de todos, sobre todo de Callan.—Era mucho papeleo, pero esta tarde tendré todo.—Esos documentos se necesitaban p
El contacto entre ese demonio y ella le causaba una extraña sensación en todo el cuerpo, no podía explicarlo pero era como si el toque de Eros la quemara por dentro muy lentamente. No debía permitir que continuara abusando de su poder, el que tuvieran un trato no le daba derecho a manosearla.—¿Pero qué carajos estás haciendo? — Le grita alejándose de él bruscamente, aun sintiendo todo su cuerpo quemándose por dentro.—Solo toco un poco de lo que es mío.—Hasta donde sé, Callan no está enamorado de mí. Así que no tienes permitido tocarme.—Sí, bueno. Ya sé porque el idiota de tu jefe no se enamora de ti. El muy imbécil es tan mujeriego que mis poderes no funcionan con él.—No comprendo.—Soy Asmodeo. El rey de la seducción, también soy un playboy preciosa.
Una larga reunión se desarrollaba entre ejecutivos y asociados los cuales fueron convocados para conocer al nuevo propietario de la empresa de seguros de vida. Una en la que Eros pasó la mayor parte del tiempo bostezando, casi que no le prestaba atención a nada de lo que tenían que decir los empresarios a su lado. Con una mano sosteniendo su cara Eros solo la miraba a ella, a Abby, quien permanecía sentada en una esquina esperando por si a alguien se le ofrecía algo.En cambio para Abby era incomodo, porque no hallaba a donde mirar. Siempre estaban esos ojos negros puestos sobre ella, como escudriñando su alma. Bueno él era un demonio, era obvio que podía hacer una atrocidad como esa. La chica puso los ojos en blanco, ¿Qué estaba haciendo metida en esa oficina? Jamás había asistido a ese tipo de juntas.La rubia miro sus manos un momento, Callan daba informes sobre el crecimiento
Eros, podía tomar su virginidad allí mismo y ella ni se enteraría le haría el amor hasta el cansancio y la rubia solo le entregaría su cuerpo sin discutir. Estaba tan sumergida en las miles de sensaciones que le estaba propinando que lo más probable es que se corriera sin siquiera ponerle un dedo en su sexo. Desde luego que no iba a desaprovechar tomarla, por alguna extraña razón ansiaba poseer ese cuerpo y le resultaba extraño porque para los demonios el cuerpo humano no le era para nada atractivo.Beso la base de cuello dejando toda la piel húmeda por su saliva, siguió el recorrido hasta el valle de sus senos perdiéndose con la fragancia que de ellos exudaba. Era embriagador y adictivo muy difícil de olvidar. Para cuando el CEO pensó en subirle la falda a Abby siente como ella se tensa, lo que le da a entender que se estaba resistiendo. Luchaba contra sus deseos más inte
Pero si le entregaba su virginidad antes de que cumpliera su trato, ella seria quien saldría perdiendo porque perdería su virtud a cambio de nada. Por más que no quisiese admitirlo anhelaba el amor de Callan, y si ese demonio podía conseguirlo con sus artimañas de nada valdría que se acostara con él sin que le cumpliera su deseo. No era un trato justo, igual quedaba entre la espada y la pared.—¿Y bien? Lo pensaste bien.—¿Qué voy a pensar?—Lo mira con recelo como se llevaba el dedo pulgar a su labios, algo que causo un efecto inquietante dentro de ella.—¿Te acostaras conmigo?—¡No! no creas que te lo voy a poner tan fácil. Cumple con el trato primero, ni pienses que te abriré las piernas a cambio de nada.Eros sonríe de medio lado mostrando su perfecta dentadura y su egocéntrica personalidad, ella pens&oacut