CAPÍTULO 3: AULA 407

Un ser creado directamente por las manos de Dios… Así describo al hombre que abre la puerta y clava sus ojos en mí…

En cada paso que da mientras empieza a caminar hacia mí, reconozco su manera de andar, su silueta y cada rasgo de su rostro… Mientras más se acerca, más siento que estoy en uno de mis sueños, reconociendo a mi chico fantasma en él…

Su piel es clara, sus facciones son finas y sus ojos azules atrapan los míos. Es como si estuviera viendo la puesta de sol en el mar, (aunque no lo conozco), lo imagino tal cual, cálido y pacífico como su mirada. Su cabello castaño claro brillante, y sus labios color rosa que, aunque denotan seriedad, son tan hermosos y perfectos que podría lanzarme y hundirme en ellos ahora mismo.

Lleva una chaqueta de cuero negra abierta en el pecho, y debajo tiene una camisa blanca de cuello redondo, junto con unos vaqueros negros y zapatos del mismo color.

No soy una experta en moda masculina, pero este hombre sí que sabe vestirse muy bien… Parece ser un ángel caído que viene a llevarme porque he sido muy mala; francamente podría decirle que me lleve donde quiera, que con él voy al mismísimo infierno y me quedo a vivir allí como su esclava si así lo desea; que puede castigarme él mismo como quiera y jamás voy a quejarme (o quizás si…)

Camina con tanta seguridad que hace que mis rodillas empiecen a temblar bajo la mesa, mientras él no me aparta la mirada desde que me vio y noto una leve impresión en ella.

Se acerca cada vez más y yo no consigo alejar mis ojos de su rostro fijo en el mío, como estudiando cada una de mis facciones, mientras yo también estudio con detenimiento todo su hermoso ser; sin embargo, en un instante posa su mirada en mi boca que se cierra de golpe.

«¡Carajo, Abril!, ¡¡¡CONTROLA TU MANDÍBULA!!!»

Por fortuna (o no), consigo desviar mi mirada al libro fingiendo leer, pero enseguida percibo su fragancia; esa misma que en las noches me vuelve loca y me saca tantos suspiros…

No soporto tantas emociones y creo que me voy a desmayar; mis manos empiezan a temblar, mientras lucho por sostener el libro con fuerza para que no se me caiga.

—Buenos días. —Su voz profunda y aterciopelada acaricia mis oídos y al mismo tiempo sube mi adrenalina cuando también la reconozco enseguida, y me enamoro una vez más de ella y del efecto que produce en mí.

—Buenos días. —No sé cómo consigo responder tratando de que mi voz no tiemble tanto.

Reúno fuerzas para elevar la mirada, encontrándome de nuevo con sus bellos ojos que me hipnotizan enseguida.

Su rostro es aún más perfecto desde cerca, y el mío se refleja en sus preciosos iris azules.

—Disculpe, no conozco el instituto —continúa—. Acabo de llegar así que… —me quedo de piedra mirándolo— ¿me puede indicar por favor donde queda el aula 407?

Su voz… Esa voz que consigue que todos los vellos de mi cuerpo se empinen al mismo tiempo.

—Yo…

Me mira seriamente mientras espera una respuesta; por la seguridad con la que me habló parece el rey del lugar y por lo visto me he convertido en su súbdita, ya que me he quedado muda…; sin embargo, a pesar de su seriedad y su ceño un poco fruncido, el brillo de sus ojos se sigue sintiendo muy cálido y especial.

—Me temo que no podré ayudarte, lo siento. —Dios se pone de mi lado y me devuelve el habla—. Soy nueva aquí, hoy es mi primer día de clases y no conozco las instalaciones, pero si deseas puedes preguntarle a la bibliotecaria; salió hace varios minutos y no debe tardar en llegar.

Sonrío y bajo la miraba de nuevo al libro sin poder soportar un segundo más el ataque de esos ojos azules, embrujando los míos.

—De acuerdo, gracias. —Asiente levemente y se da la vuelta para irse.

Por un microsegundo alcanzo a observar una pequeña curva en sus labios y mi cara arde, por lo que ruego a Dios que no se me note lo colorada que debo estar. Esa pequeña sonrisa acaba de hacer revolotear miles de millones de mariposas en mi estómago.

«¡Madre mía!, ¿estaré soñando de nuevo?»

Mientras observo su espalda alejándose, exhalo por fin todo el aire que retenía en los pulmones y siento a mi corazón latir tan fuerte que creo que se puede escuchar en el majestuoso silencio de la biblioteca; me obligo a poner una mano en mi pecho con el afán de calmarlo, pero me asusta más el sentir cómo salta tan rápidamente.

No dejo de mirarlo cuando llega a la entrada y recuesta sus antebrazos en el escritorio de la bibliotecaria para esperarla.

Es tan increíblemente guapo…, de hecho, es el hombre más atractivo que han visto mis ojos, tanto que, su presencia la sienten cada una de las células de mi cuerpo y cada partícula que compone mi ser se manifiesta, volviendo un caos todos mis sentidos y revolucionando mi interior.

El tiempo parece detenerse cuando él me mira, me mira y me mira; sus ojos me observan detenidamente por momentos, como tratando de descifrar cada uno de mis pensamientos. Yo lo miro también, dejando el libro que tanto me interesaba leer a un lado, solo para contemplar su mirada un instante que quiero volver eterno.

Si es posible lo que estoy pensando, supongo que tendré que ir a tomar terapia inmediatamente en lugar de estar estudiando para ser psicóloga, o voy a terminar volviéndome loca (más de lo que ya soy).

(>‿◠)✌

La bibliotecaria vuelve unos minutos después y al verlo allí, recostado a su escritorio, le sonríe amablemente como lo hizo conmigo:

—Buenos días, ¿te puedo ayudar en algo?

—Buenos días, si por favor. —Se endereza y sus ojos se desvían a mí por un instante, de nuevo—. Acabo de llegar al instituto y debo ir al aula 407, ¿me podría indicar por donde queda, por favor?

—Sí, claro. —Sonríe de nuevo amistosamente, a pesar de que él sigue serio—. Sube las escaleras por el pasillo a mano izquierda, al fondo; en la puerta podrás ver el letrero.

—Gracias, qué amable.

Creí por un momento que le sonreiría como a mí, pero no lo hace y, en cambio, se dirige hacia la salida, pero justo antes de cerrar la puerta, vuelve a clavar su mirada en mí por un largo par de segundos.

«¿Qué fue eso?, ¿quién es él?» 

Mis manos están húmedas por el sudor y las seco frotándolas contra mis muslos. Espero unos minutos hasta que mi ritmo cardíaco se normaliza un poco y; sin embargo, no me puedo quitar de la mente lo que acaba de pasar.

«¿Acaso me volví loca?»

Una y otra vez lo comparo con el hombre que aparece en mis sueños y no hay duda alguna de que son idénticos.

Cuando aquel chico me visita en las noches, siempre está muy oscuro y nunca logro ver su rostro, o lo olvido al despertar; no sé exactamente qué es lo que pasa, pero puedo asegurar que es él, aunque me cuesta creerlo.

«Esas cosas no pasan, ¿o sí?»

Reconsidero esta idea una y otra vez, teniendo en cuenta que a mí cualquier cosa puede pasarme, pero no… me niego a creerlo…; si fuera cierto, entonces también tendré que creer en los duendes, las hadas y los unicornios.

Anoche soñé con él y lo tengo tan presente en mi mente que lo estoy confundiendo con este chico; esa me parece una explicación mucho más lógica, pero entonces ¿por qué su olor me es tan familiar? Tan pronto como penetró mis fosas nasales, lo reconocí de inmediato.

No puede ser… Él es solamente un sueño…, una alucinación a la cual no le he encontrado explicación en todo este tiempo; sin embargo, es muy parecido a la realidad. Es como si en verdad él entrara a mi cuarto mientras duermo y me acariciara como un ángel; es tan real que cuando despierto siempre estoy agitada y sudando, pero él nunca está…

Me entran las ganas de preguntarle a la bibliotecaria si lo que vi fue real y no lo pienso; me dirijo con seguridad hacia ella y la encuentro comiéndose una manzana.

—¡Hola de nuevo!

—Hola, ¿cómo te fue con la lectura? —responde dejando la manzana a un lado para prestarme atención—. ¿Pudiste encontrar lo que buscabas? 

—Bien, sí, de hecho, estuvo muy interesante —le contesto con una sonrisa—. ¿Puedo preguntarte algo?

—Por supuesto, dime.

—El chico que vino hace cinco minutos, ¿lo viste?

—Sí, claro, bueno…, sé que uso gafas, pero tampoco estoy tan ciega. —Suelta una risa que me hace sentir estúpidamente apenada—. ¿Por qué lo preguntas?

—Discúlpame, a veces suelo hacer las preguntas de la manera incorrecta, pero ¿puedo saber que te preguntó él?

—Sí, claro, quería saber dónde queda un aula, ¿por qué? —pregunta curiosa, arrugando el entrecejo—. ¿Lo conoces?

«¡No puede ser, si fue real!»

A pesar de que yo lo vi todo, no me lo creía…

—No, solamente me parece que ya lo había visto antes en algún otro sitio.

—Ah, claro, seguramente sí; tal vez vive por la zona.

—Es probable… Muchas gracias, buen provecho —me despido señalando la manzana.

—Con gusto, suerte en las clases.

Camino por los pasillos buscando el estante correcto y devuelvo el libro a su sitio. Sé que estaba interesante, pero ahora ni siquiera sé por qué…; él le dio tres vueltas a mi mundo y me hizo olvidar todo lo que pude leer.

(>‿◠)✌

Le agradezco una vez más a la bibliotecaria y salgo de la biblioteca para ir directamente hacia el baño. 

Tengo que estar un momento a solas conmigo misma y comprobar que mi aspecto físico no esté tan desordenado como mi interior.

Cierro la puerta detrás de mí al encontrar los cubículos y lavamanos vacíos, con la intensión de estar a solas asimilando lo que acaba de ocurrirme. Me miro al espejo y me quedo más tranquila; no es mi cara más bonita, pero tampoco está mal y por lo menos puedo ver mi reflejo…

Lo segundo que hago es lavarme las manos para que el agua fría me ayude a poner los pies sobre la tierra, pero al sentirla tan real, me obligo a aceptar que no estoy soñando… Él es real y estuvo en la biblioteca…, me habló y pude tenerlo cerca…

«Tengo que contárselo a mi amiga Rachel cuanto antes».

Reacciono enseguida y corro a su aula de clases.

La puerta está cerrada y; sin embargo, pego mi oído con cuidado para asegurarme de que el maestro está allí. Solo se escucha una voz masculina y parece ser la del maestro, así que no me queda más que resignarme a aguantarme el deseo de contárselo todo a Rachel e irme a clases.

De camino al aula, recibo una llamada de mi amigo Christopher, que viajó a otra ciudad la semana pasada para una entrevista de trabajo.

Él es mi mejor amigo de la infancia y su sueño siempre ha sido ser detective; sin embargo, no le había resultado y hace poco lo contactaron para un trabajo, por lo que tuvo que irse a otra ciudad y no pudimos ni siquiera despedirnos.

Hablamos unos minutos y antes de colgar, me pide que le diga a Rachel que la extraña mucho. Creo que él está empezando a sentir cosas por ella y eso me emociona.

Él siempre ha sido el amor platónico de mi mejor amiga; ella ha estado enamorada de él desde la primaria, pero nunca se lo ha dicho, por eso sé que va a saltar de felicidad cuando le cuente que la echa de menos.

(>‿◠)✌

Ya transcurrió la media hora que se supone que tardaba el maestro, así que corro por el pasillo hasta el aula indicada.

La puerta está cerrada y vuelvo a entrar en pánico.

«Para colmo llegué tarde»

Sin embargo, cuando leo el pequeño letrero en la puerta, ahora sí que me quedo muda…

«¡¡¡AULA 407!!!»

La sangre se me sube al rostro y mis mejillas empiezan a arder mientras me quedo paralizada frente a la puerta sin saber si llamar o no, hasta que una presencia masculina a mis espaldas me hace parpadear cientos de veces y más aún cuando escucho esa conocida voz:

—¿Va a entrar, señorita?…

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