¿Te parezco sexy?

El hombre, posó su boca cerca de mi oído, sin llegar a tocarlo, río suavemente y un poco ronco, el calor de su boca viajó por todo mi cuerpo, enviando escalofríos a cada parte de mí, aunque no sabía bien que sentía era algo parecido a ¿miedo?, o incluso ¿excitación? 

- Escucha bonita, no voy a hacerte daño- hizo una pausa sin quitar su mano de mi boca. 

De inmediato pensé, si claro, se cuela por mi ventana, pero no va a hacerme daño, es tan lógico. 

- Solo quiero ayuda, quitaré mi mano de tu boca, y tu no vas a gritar, ¿vale? - 

No comprendía porque sus palabras me inspiraron confianza o tal vez estaba drogada y no lo sabía, ¿confianza?, definitivamente había enloquecido. 

Al ver que no le respondía repitió aun estando detrás de mí, podía sentir su respiración lenta y pausada. 

- ¿Bonita, has entendido? - 

Como no quería que se cabreara asentí, él retiró muy despacio su mano y no grité, no porque él me lo ordenara, solo qué, aunque quisiera no podía hacerlo, mi voz simplemente no salía. 

Lentamente di un paso hacia atrás y me volteé para verlo, ese sí que fue el peor error, en el momento en que lo vi, mis pupilas se dilataron, mis uñas se clavaron en mis muslos, y al mirarme de la forma en que lo hizo, sonriendo con gran egocentrismo, juro que mi corazón paró, si exacto, morí, por exactamente 3 segundos. 

Describirlo en palabras era prácticamente imposible, su boca, joder... esa boca parecía tomada de una pintura, sus rasgos de hombre malo se marcaban tal como si un pincel hubiese delineando cada facción de su cara, su piel bronceada, solo lo justo para hacerme babear, no distinguía el color de sus ojos, ni de su pelo, la oscuridad era abundante en la habitación, aunque si veía su perfecta nariz, sus largas pestañas negras, sus pómulos, su mandíbula y al ir descendiendo con mi mirada, vi que llevaba un polo negro ajustado que dejaban ver unos hermosos músculos, que deseaba tocar y unos vaqueros que se ajustaban muy bien a su cintura y largas piernas. 

Lo primero que vino a mi mente fue que ese chico debía de ser algún modelo, pero entonces recordé algo, una pequeña cosa que vino a mi mente y me hizo concentrar de nuevo, ¡había entrado a mi casa por la ventana!, y no tenía la más mínima idea de porqué aparte de creer que iba a robarme, todavía con temor pregunté 

- ¿Quién eres y porque entraste aquí? - En mi cabeza sonó fuerte y hasta amenazante, pero cuando las palabras llegaron a mis oídos me di cuenta de que en realidad mi voz sonó quebrada y confusa. 

Él sonrió, una sonrisa que mostraba sus perfectos dientes y dijo 

- Lamento haber entrado así, soy...Ethan...Ethan Hold- 

Lo decía con un tono tan neutral, que hasta pareciera que no se hubiera colado en mi habitación, todavía no sabía cómo rayos había subido, mi cuarto era en el segundo piso, ¿Cómo consiguió llegar hasta aquí? 

- ¿Qué quieres? - mi voz ya empezaba a tener cierto tono de ira, poniendo las manos a en jarras le exigí respuesta, él no me explicaba nada. 

- Tranquila, no voy a robarte, ni a secuestrarte, ni a... violarte - 

Decía esas palabras con tal indulgencia que parecía como si estuviera diciendo, "no voy a besarte, no voy a seducirte, no voy a... si ya saben lo que sigue" me miró de arriba hasta abajo, con gusto deleite, se lamio los labios y dijo

- Pensándolo bien, lo último no esta tan mal, aunque no se considera violación si la otra persona está de acuerdo...- Esbozó una sonrisa, y continuó - Por cierto, lindo pijama -.  

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