Capítulo 34

Tras terminar el esquelon completo del texto que pretendía escribir me quedé dormido por un buen rato y tuve un sueño casi terrorífico.

El pequeño Mak ya estaba más o menos mayor. Aún era un niño. Era el portero de su equipo de fútbol y estaba pasando por una mala tarde, ya que en muy pocos minutos había recibido tres goles según los comentarios que oía en las tribunas y los entrenadores decidían reemplazarlo mucho antes de que terminara la mitad del primer tiempo. El estadio estaba lleno y los espectadores comenzaban a gritarle y a arrojarle cosas.

Tomándome la cabeza con ambas manos, no podía comprender cómo era que los adultos podían comportarse de esa forma.

Yo había llegado algo atrasado al partido y alcanzaba a verlo salir de la cancha una vez que hicieron el cambio. Mí hijo se echaba a llorar en un rincón q

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