Capítulo 24

CAPÍTULO XXIV. ANGUSTIA

Anissa

Mi anatomía temblaba, siendo sacudida por el profundo dolor y el llanto que estaba atrapado en mis fauces, ahogándome. Su cuerpo estaba ahí, tendido en el suelo, con profundas heridas provocadas con garras, su garganta destrozada, sus ojos vacíos y sin vida; con la sangre por doquier.

Había sido asesinada por las bestias.

Me llevé las manos al rostro, cubriendo mis labios, mientras mi vista se empañaba por todas las lágrimas que ardían en mis ojos. Era una imagen espantosa, monstruosa, la que tenía frente a mí.

Entonces, grité. Me era imposible contenerlo más. Necesitaba estallar de alguna manera, soltar el pánico y el horror que pulsaban dentro de mí. Grité, rindiéndome ante el llanto, derrumbándome; con mis

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