En una Cabaña desierta, gotas de lluvia gruesa caían sobre un techo de lámina, y el sonido de fuertes truenos que rompían en la oscuridad de la noche, rayos brillantes por encima de la montaña.
Desorientada y aturdida. Belén García se encontraba tirado en el piso, despertando por Los Fuertes truenos, con una mirada recorrió la habitación. Al despertar de su aturdimiento, Belén recordó que unos tipos la habían noqueado. Sintiéndose impotente, Belén García tenía las manos atadas a una soga; imposible soltarse, tenía las manos demasiado apretadas. Con la luz de un rayo, visualizó un objeto brillante. Intentando alcanzar aquel objeto brillante, Belén García utilizó muchas maneras para poder hacerse de aquel pequeño fragmento de vidrio. Con tanta insistencia logró alcanzarlo cortando con dificultad la soga que tenía atadas en sus manos, recordando cómo se le estaban poniendo difícil reunirse con su familia. Había perdido el contacto por mucho tiempo con su familia. Justo a punto de descubrir la verdad sobre la muerte de su madre, un grupo de personas ofreció ayudarlas para llevarla de regreso. Sin embargo, justo cuando ella estaba confiada. Intentaron asesinarla, les dio mucha batalla, y al final los derrotó con éxito. Antes de celebrar su victoria, alguien desconocido le golpeó la cabeza y se desmayó. Por fortuna Ella tenía destreza y su deseo de venganza era más fuerte que el deseo de morir, en cuanto comenzó a cortar la soga, la lluvia comenzó a caer más fuerte. Al haber logrado desatarse, Belén García intentó estirarse cuando en ese momento una persona abrió de una patada la puerta. Asustada, pensando que eran los hombres que la secuestraron, Belén tomó el pequeño fragmento de vidrio e intentó esconderse; a los pocos segundos un hombre cayó enfrente de su puerta. En ese momento, sorprendida al ver que era un hombre apuesto y bien vestido, se acercó poco a poco, al notarlo de cerca. Que se dio cuenta de que su rostro estaba pálido, y tenía varias heridas en su cuerpo. En su cintura tenía una herida profunda, como si fuera de un puñal. Belén colocó su dedo bajo la nariz del hombre, para comprobar sus signos vitales, al notar que estaba débil, comenzó a arrastrarlo hacia el interior de la cabaña y recostarlo en el pedazo de manta tendida en el piso. Después de comprobar sus signos vitales, corrió hacia la salida bajo la lluvia, varios minutos después regresó con algunas hierbas. La cabaña desierta, tenía ciertos utensilios, y empezó a triturar las hierbas. Estás empapado, dijo Belén, mientras extendió su mano para quitarle su ropa. Con un solo vistazo, Belén se dio cuenta de la profundidad de la herida de la cintura del hombre. Luego revisó, para saber si no había tocado algunos órganos vitales. Al comenzar a revisarlo en el momento en que se acercó a tomar el pulso, una mano tomó la suya con fuerza. “¿Quién, quién eres tú?”, la voz apagada del hombre se escuchó apenas audible, mientras sujetaba con fuerza su muñeca. “¿Qué, que quién soy?” —dijo Belén mientras le dirigía al hombre una mirada sombría. “¡Soy una deidad, que te acompañará al más allá!”. El hombre inmediatamente le tomó la mano. Y ya inmediatamente dijo: “¡No!” “¡No!” “¡No!” ¡Soy tu salvadora! Si no me sueltas, tendrás que curarte tú mismo, y luego te haré una lápida, en memoria del Sin nombre, “¿te parece la oferta?” El hombre gruñó, “¡Bien!" “¡Bien!" "¡Bien!", frunciendo el ceño, Belén dijo "¡Qué hombre más amargado!" El hombre le dirigió una mirada fría, luego frunció el ceño, sus ojos se posaron en la hierba triturada que ella tenía en un tazón. "¿Qué sucede?" ¿Puedes quitarte la ropa? ¡Hoo me dejas que yo haga los honores!" Belén, al notar que él no contestaba, se acercó a él, a punto de actuar. Él dijo: "¡lo haré yo!" Con una mirada fría, el hombre le apartó sus manos y se quitó su camisa. Sus oscuros ojos la observaban como águila. Cuando el hombre se despojó de su camisa, Belén vio sus abdominales marcados y una V que se marcaba en su cuerpo hasta el interior de sus pantalones. Belén tragó saliva: el cuerpo de este hombre… es demasiado perfecto, sin poder evitarlo, se sonrojó. Inquieta comenzó a colocar con cuidado las hierbas trituradas sobre las heridas del hombre. El hombre, observándola como águila, preguntó: "¿qué es esto que me estás aplicando? Su voz era baja, pero con un toque de frialdad. Medicina antiséptica, para evitar que te siga sangrando… "¿Dónde estoy?" Belén, al escuchar sus preguntas, levantó la cabeza y le lanzó una mirada fría: "¿Puedes callarte un poco?" No me dejas concentrarme. Belén se sentía tímida al estar cerca de él, también ya se estaba cansando De tanta preguntadera. "¡Es guapo, elegante, pero es muy preguntón!" Si supiera dónde estoy, te lo diría, pero he estado atrapada en este lugar por varios días. "¿Si tienes más preguntas? ¡Aguántate!" Deberías de guardar tu fuerza, acuéstate a descansar en lugar de estar haciendo tantas preguntas". "¿Así te enseñaron a tratar a un paciente?", preguntó el hombre con su rostro fruncido. "¿DISCULPA?" Así es como das las gracias a tu salvadora, respondió Belén. El hombre, todavía con ganas de pelear, dijo: "¡Mujer grosera inhumana!" "¿Amigo?" "¡Estás estirando la pata, y sigues de maleducado!" Ambos se miraron fríamente, se dispararon con la mirada y se creó un ambiente tenso. Ni el uno ni el otro se daban por vencido, al final Belén dejó de hablar, pues no tenía chiste ajustar cuenta con hombre moribundo. La lluvia en ese momento estaba cayendo recio; existía la posibilidad de que la noche se pondría más fría. En la cabaña había trozos de madera, decidió encender un juego para mantenerse un poco caliente, luego le dijo al hombre, "¿No te muevas, quédate aquí?" El hombre murmuró unas palabras, pero Belén no las escuchó. Volvió a hablar otra vez mientras Belén caminaba hacia los trozos de madera. Belén, al escuchar que murmuraba, le lanzó una fría mirada. "¡Nos moriremos de frío esta noche, si no encendemos el fuego!" El hombre ya no insistió, y quiso mantener su boca cerrada. Después de una guerra de miradas, Belén decidió encender el fuego. Lo malo de la cabaña es que no había forma de encender el fuego. Pasó una hora, perforando la madera, y logró por fin encender una pequeña llamita. Pero como el lugar estaba demasiado frío, acabó con apagarse. "El hombre dijo: "¿Necesitas ayuda?" En el momento en que escuchó que el hombre habló, escuchó caer un sonido por sus pies; al voltear, vio un encendedor dorado. "¡Garrr!" "¡Garrr!" Eres un hombre despreciable — grito Belén, maldiciéndolo en voz alta. Luego giró y susurró. "¡Desgraciado!" Él no lo escuchó, porque lo dijo demasiado suave, y sonrió Luego el hombre cerró los ojos poco a poco, se dio la vuelta, pero en sus labios se dibujó una pequeña sonrisa, y pensó: "¡Ese pequeño zorrino es lindo cuando se enoja!"Al poco tiempo se quedó dormido, ambos descansaban a los lados de la pequeña habitación.Cuando, a media noche, despertó por unos sonidos, Belén, al abrir los ojos, se dio cuenta de que el hombre tenía su rostro pálido, estaba completamente blanco, estaba sudando frío mientras que decía incoherencias."Oye, despierta". ¿Estás bien?Belén se acercó para tocarle su frente, pero el hombre no reaccionó. Luego abrió su camisa, y comprobó su herida. Su herida estaba infectada y deliraba por la fiebre.Un par de vancomicina, le quitaría todo ese malestar, pero esa medicina, por ahorita, estaba fuera de su alcance. Al no haber de otra, Belén García intentó quitarle la ropa. Aunque funcionó, el hombre comenzó a temblar y a delirar, debido a eso lo acercó más al fuego, pero su estado no mejoró. "¡Maldición!"Maldijo Belén, y caminó como loca en la habitación, luego se acercó al hombre, lo abrazó para compartir su calor corporal con él."¡Eres un idiota! ¡Pero quién soy yo para juzgarte!""¡E
No habían terminado de adularla, cuando su madre se acercó para recordarle que era tiempo de ir a presentar el pastel de cumpleaños.Pero cuando estaban entrando a la mansión, su madre Alicia García la tomó del brazo y se dirigió al cuarto exterior, susurrándole a Ana García y preguntándole en secreto, por una misión que le había dado días atrás.Luego Ana le dijo a Alicia: “No quiero que mis amigos, ni mucho menos mi familia, se enteren de que existe, una niña de campo, porque esto sería el hazmerreír de la sociedad”.Alicia, acomodándole su hermoso cabello, murmuró: “No hay noticias de la misión, eso es una buena señal”. “Tu gente todavía no ha dado señal de vida”, mantengamos los nervios tranquilos, no habrá ninguna sorpresa, eso te lo aseguro.Ana no se quitaba de la cabeza, que la persona que había mandado a secuestrar. Pudiera regresar.Luego pensó en la orden que había dado, que no permitiera que una mujer campesina, como su hermanastra, regresara a su casa reclamando lo que p
A pesar de que la sonrisa de Belén en sus labios era hermosa, su tono era demasiado sarcástico. Alicia notó el sonido de sus palabras, frunció el ceño, pero rápidamente se recompuso.Luego Belén miró cómo aturdida a su tía, le preguntó: sácame de una duda, tía. ¿Cómo es eso que la hermana menor de mi madre se casó con mi padre? Y ¿qué mi padre se casó con mi tía? ¿Dime qué tontería hizo esta familia, debe estar sucediendo algo, me lo puedes explicar?La cara de Alicia se le empezó a enrojecer por la ira y la vergüenza. Al escuchar a los invitados que comenzaban a susurrar entre ellos, el rostro de Alicia se le empezó a hinchar como cuando un sapo empieza a tirar su leche, al Escuchar tantos comentarios negativos hacia ella y hacia su familia.Según Tengo entendido, la señora García era la hermana menor de la anterior señora García, que se apellidaba Suares cuando la señora Suares desapareció. Esta señora tomó su lugar en la familia García. Esta debe de ser la verdadera señorita Belén
Todos, incluso Ana García y su madre Alicia, se quedaron incrédulos al escuchar a la pareja tratarse confiadamente.“¿Qué sucede?” ¿Acaso esta harapienta sucia pordiosera conoce a al famoso Daniel Peralta?Daniela miró a los ojos, y cuando estaba a punto de responderle, un hombre gordo con panza cervecera caminó hacia él. Este era Santiago García, padre de Belén.“Encantado de conocerlos, señor Peralta, es un honor tener en nuestra casa a una persona tan importante como usted, ¿por qué no nos avisó que vendría?”Todos los invitados se quedaron boquiabiertos cuando Santiago García lo saludó.Alicia cerró los ojos de inmediato, sintiendo una gran vergüenza, que no se atrevía a imaginar lo que sucedería a continuación.“¿Qué demonios sucede aquí?”Santiago, al fin se percató de que algo andaba mal, comenzó a mirar a su alrededor, fijando su mirada en una mujer sucia y harapienta, frunció el ceño en un instante, se volvió hacia Alicia y dijo: “¿Por qué invitaste a una sucia pordiosera
Ana no tenía miedo de que su padre se enojara con ella, por convertir a Belén en el Hazmerreír, después de todo se había sacrificado, dándole su vestido más costoso.No hay ningún vestido adecuado que pueda usar, una mujer tan corriente como Belén, por muy exquisita que se vista, no borraría el hecho de ser una tonta campesina.Ana sentía ciudad interna, por pensar que Belén no pudiera entrar en su vestido. Ni poder utilizar, los tacones de diez centímetros de alto, qué le había preparado.Apuesto que esa campesina inútil, jamás ha utilizado tacones en su vida, y podría resbalarse cuando baje por las escaleras.Ah, no estaba tan orgullosa de su ingenio que casi se felicitaba ella misma, no podía esperar ver la reacción de los invitados, cuando Belén apareciera.“Quiero que todos sepan, que esta campesina no merece ser mi hermana”Recordándole a Belén, que la cena estaba comenzando, bajó las escaleras.“DE ACUERDO”Al escuchar la respuesta, Ana bajó con una gran sonrisa.“Que comience
Belén ocultó sus emociones, se levantó el vestido y descendió por las escaleras. Lo primero que se dieron cuenta los invitados, los invitados, fueron unas piernas hermosas, que alimentaban la su imaginación.Llevaron unos tacones de alta Gama, la luz que incidía en ella acentuaba más sus delicados pies y sus tobillos de seda. Ana las perfectas piernas, miró de reojo alguno de los invitados y todos estaban estupefactos.Ana, también sorprendida por lo perfectas que eran sus piernas, miró a los invitados y se dio cuenta de que babeaban por ella. También se dio cuenta de que Daniel no podía apartar los ojos de sus piernas.Ella empezó a entrar en pánico, pensó que se había equivocado, al entregarle ese vestido y hace parte de tacones a Belén.Luego recuperó la compostura. “Solo son un par de piernas, vomitará enseguida al ver su rostro”Cuando volvió a prestar atención a la escalera, Belén ya estaba bajando al salón.“Adelante, camina más rápido: ¡No puedo esperar a que te caigas con es
“¡No tuve opción!” Belén creía replicar, pero se contuvo. Si no hubiera sido por él, se hubiera lastimado mucho por la caída después de todo. El hombre solo estaba preocupado por su seguridad.En ese momento, cuando Belén estaba por agradecerle, Santiago llegó apresurado hacia ellos.Querida hija, ¿te lastimaste? Tu padre iba a ayudarte, pero el Señor Peralta se me adelantó.El señor Peralta parece que te trata muy bien, dijo Santiago de forma significativa con preocupación, se notaba a simple vista la fingida preocupación de parte de Santiago, pero Belén no lo expuso.Por otro lado, Santiago ni siquiera miró a soledad, a quien llevaban hacia arriba a su habitación.Ese interesante gesto sorprendió a Belén. Ella creía que su padre era efectivo y que cuidaba de su hija; sin embargo, ahí se demostró, que era un padre frío y calculador.Lo que Belén no podía entender era por qué su madre, eligiera casarse con ese hombre, pues en teoría su madre era perfecta.Tenía que haber algo escondid
Mientras Belén estaba exhorta en sus pensamientos, algunas mujeres de la alta sociedad se le acercaron de forma amistosa.Señorita Suárez, luce muy bonita en persona. ¿Somos amigas?Señorita Suárez, tiene una muy buena figura. ¿Le gustaría compartir algunos consejos para mantenerse en forma?Deberíamos intercambiar contactos. Ya que está de regreso en Distrito imperial, deberíamos mantenernos en contacto con más frecuencia.Esas mujeres parecían ser muy amistosas y estar muy interesadas en ser amigas de Belén.Sin embargo. Ella podía percibir con claridad sus verdaderas intenciones, pero fingió ignorancia, puesto que asintió con una expresión inocente.“¡Por supuesto, me encantaría, ser amigos aquí!”Mientras las mujeres de la alta sociedad se juntaban alrededor de Belén, y conversaban con ella con entusiasmo, Ana, quien estaba arriba, por fin se despertó.Vio a Alicia, quien le sostenía la mano con fuerza, preocupada, mientras que Santiago parecía distraído como si no estuviera preoc