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Capitulo 6 Un Poco de Humildad

Ana no tenía miedo de que su padre se enojara con ella, por convertir a Belén en el Hazmerreír, después de todo se había sacrificado, dándole su vestido más costoso.

No hay ningún vestido adecuado que pueda usar, una mujer tan corriente como Belén, por muy exquisita que se vista, no borraría el hecho de ser una tonta campesina.

Ana sentía ciudad interna, por pensar que Belén no pudiera entrar en su vestido. Ni poder utilizar, los tacones de diez centímetros de alto, qué le había preparado.

Apuesto que esa campesina inútil, jamás ha utilizado tacones en su vida, y podría resbalarse cuando baje por las escaleras.

Ah, no estaba tan orgullosa de su ingenio que casi se felicitaba ella misma, no podía esperar ver la reacción de los invitados, cuando Belén apareciera.

“Quiero que todos sepan, que esta campesina no merece ser mi hermana”

Recordándole a Belén, que la cena estaba comenzando, bajó las escaleras.

  

“DE ACUERDO”

Al escuchar la respuesta, Ana bajó con una gran sonrisa.

“Que comience la fiesta, así todos los invitados, Y en especial Daniel, tendrá la oportunidad de verlo espantosa que es”.

En ese momento Ana se había olvidado de la vergüenza de que la hizo pasar Daniel.

“Está bien, pronto la gente lo olvidará y lo único que recordarán, es lo ridícula que se vería Belén”

En la habitación Belén estaba modificando un poco el vestido, sabía que Ana la avergonzaría al darle un vestido que le quedara mal, ella encontró un costurero en la sala de estar y lo llevó a la habitación.

Después de modificarlo se vio en el espejo y quedó satisfecha con los resultados.

El vestido era de alta costura, se veía excelente en su alto y experto cuello, y su clavícula se volvieron aún más evidentes al pasar una semana en la montaña.

“Le quedaba como anillo al dedo, como si estuviera hecho a su medida”

“¿Desde cuándo, Ana era tan generosa? ¿Acaso no es tan mala como pensaba que era?”

Belén decidió confiar en su instinto inicial, antes de ponerse el vestido volvió a revisarlo, y no le encontró nada sospechoso.

“Mmmm, eso era extraño”

Después de ponerse el vestido se miró en el espejo y analizó de cerca el corte.

Luego se dio cuenta de lo difícil que era que alguien luciera bien este vestido, ya que quien lo usara no solo debería ser alta y delgada, sino que también debía tener un buen tamaño de busto para acentuar su corte específico.

Cualquier mujer, con brazos robustos y hombros anchos, no se vería elegante.

Sin embargo, si la persona que lo usaba cumplía con todos los requisitos, se vería gloriosa con ese vestido. Belén esbozó media sonrisa.

“Así que esa era la intención de Ana todo el tiempo, ¡qué lástima!” No puedo esperar a verle la decepción en su rostro.

Al principio, ella quería pasarte desapercibida dado que no se quería convertir en un centro de atención de la fiesta de cumpleaños de otra persona, lo que hizo Ana, hizo que se diera cuenta de que no tenía otra opción más que hacer algo para agitar el avispero en esa familia.

Belén creía que la verdad saldría a la luz una vez que la familia, que parecía pacífica, se volviera un caos.

Salió de la habitación después de ponerse los tacones plateados. Que Ana le había preparado, Ana decidió comenzar la fiesta más temprano y encendió todas las lámparas de la sala que había sido decorada de manera extravagante.

Todos los invitados sostenían una copa de champán en sus manos, mientras escuchaban el discurso de Ana.

Daniel, quien había terminado de arreglarse, también se encontraba en la multitud, más no estaba interesado ni en la fiesta de cumpleaños, ni en los pretenciosos miembros de la alta sociedad que tenía a su alrededor.

Solo se quedó ahí para despedirse de Belén, salvadora, ya que eso era lo correcto a pesar de que creía que la muchacha que lo salvó era vulgar y poco sofisticada.

Ana se subió al escenario y miró a Daniel: al percatarse de que aún se encontraba cerca, creyó que se había quedado por ella. “Alguien tan apreciado como él debe estar demasiado avergonzado para admitir que está interesado en mí”. Por ese motivo fingió que no me conocía, bien supongo que todos los hombres poderosos son así.

Decidió tomar la iniciativa y expresar su interés en Daniel, se acercó al micrófono e intentó hacer contacto visual con él.

Buenas noches, señor Peralta, bienvenido a mi fiesta de cumpleaños. Estoy feliz de verlo aquí, y que nos honrarás con su linda presencia.

Daniel frunció el ceño al escucharla. “¿Quién diablo es esa ridícula? ¿Por qué actúa como si la conociera bien? ¿Dónde está esa muchacha? ¿Por qué no ha bajado todavía?” 

El discurso de Ana, giró en torno a Daniel, era como si se esforzara bastante para recortarle su presencia a los demás invitados.

En ese momento, una ama de llaves se acercó a ella y le susurró: “La señorita Suárez está bajando ahora mismo”.

¡Excelente! Enciendan todas las luces cerca de las escaleras.

“Quiero que todas dirijan su atención a la ridícula”

Sí. Señorita, respondió el ama de llaves.

Las escaleras se iluminaron de repente y cualquiera que estuviera ahí habría sido empujado hacer el centro de atención.

“No puedo esperar a que la ridícula sea el centro de atención”

“Damas y caballeros, hoy en verdad es un día significativo para nuestra familia, ya que mi media hermana por parte de mi padre por fin está en casa”

Ana volvió a hablar con entusiasmo por el micrófono.

Hace diez años, la secuestraron traficantes de persona, y hoy regresó del pueblo.

Estoy verdaderamente feliz…

Antes de que Ana pudiera terminar de hablar, todos los invitados se voltearon. Al escuchar pasos por las escaleras, el rostro de Ana se veía deformado, ya que intentaba reprimir su sonrisa sarcástica: levantó la mano y señaló las escaleras.

“Demos un fuerte aplauso para darle la bienvenida a mi hermana”.

Ninguno de los invitados sabía lo que sucedía, pero siguieron la corriente y aplaudieron a regañadientes.

“¿Por qué deberíamos aplaudir, para darle la bienvenida a una muchacha del pueblo”?

Los invitados lo hicieron solo para mostrar algo de respeto a la familia García, ya que era una de las familias prominentes del distrito imperial. Si no fuera por eso, ni siquiera se molestarían en mirar a la desaliñada pordiosera.

Belén frunció su ceño y sonrió al escuchar cómo la había presentado su hermana.

“No puedo esperar a que me ponga en ridículo, ¿verdad?”

Belén no era alguien que se enorgulleciera de su aspecto, ya que sabía que la apariencia era solo una fachada. Pero ante tales circunstancias, deseaba aprovechar esa oportunidad para enseñarle a Ana un poco de humildad.

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