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Capitulo 4 No tientes tu suerte

A pesar de que la sonrisa de Belén en sus labios era hermosa, su tono era demasiado sarcástico. Alicia notó el sonido de sus palabras, frunció el ceño, pero rápidamente se recompuso.

Luego Belén miró cómo aturdida a su tía, le preguntó: sácame de una duda, tía. ¿Cómo es eso que la hermana menor de mi madre se casó con mi padre? Y ¿qué mi padre se casó con mi tía? ¿Dime qué tontería hizo esta familia, debe estar sucediendo algo, me lo puedes explicar?

La cara de Alicia se le empezó a enrojecer por la ira y la vergüenza. Al escuchar a los invitados que comenzaban a susurrar entre ellos, el rostro de Alicia se le empezó a hinchar como cuando un sapo empieza a tirar su leche, al Escuchar tantos comentarios negativos hacia ella y hacia su familia.

Según Tengo entendido, la señora García era la hermana menor de la anterior señora García, que se apellidaba Suares cuando la señora Suares desapareció. Esta señora tomó su lugar en la familia García. 

Esta debe de ser la verdadera señorita Belén Suares quien fue secuestrada hace tiempo por Traficante de persona. Hace cinco años la encontraron, pero cuando venía de camino volvieron a secuestrarla.

Qué mala suerte ha tenido esta niña desde que su madre murió, qué pudo haber pasado en su vida pasada para estar pagando este karma.

Los García solían ser Suárez, Santiago García se casó y se unió a la familia Suárez con su apellido, cuando la señora Cristina Suárez murió, se deshizo a la familia Suárez y se adoptó el apellido García.

Al escuchar todos estos comentarios, la mente de Alicia se inundó de vergüenza, porque la verdad era que todo había ocurrido como lo estaban describiendo los invitados que susurraban entre ellos.

Luego, tratando de controlar su vergüenza, tomó las manos sucias de Belén y, con cierta mueca en su rostro, murmuró: “Cariño”, qué bueno que has vuelto. Después de aclararse un poco, la garganta dijo: Te llevaré a lavarte. Mira qué sucia has regresado, me imagino que debiste tener una vida demasiado difícil en el campo.

Belén se le dibujó una sonrisa en sus labios. “Parece que no va a dejar de recordarme y expresarles a los demás que fue criada en el campo, creo que no tiene mucho cariño hacia mí”.

En ese momento que le que Belén se disponía a entrar a la villa, una voz grave sonó detrás de ella.

“¡OYE!”.

Todos se volvieron inmediatamente hacia donde venía el sonido de la voz, y al girar contemplaron a una persona, que bajaba del mismo auto, de donde se bajó Belén, e inmediatamente se sorprendieron con la persona que salía del auto.

El hombre mundialmente reconocido como el que manejaba la economía mundial, un filántropo, en la economía a su temprana edad, era reconocido mundialmente.

Era Daniel Peralta, Ana se adelantó hacia él emocionada para darle la bienvenida.

Luego, con cortesía, dijo: “Presidente Peralta”, gracias por haber venido a mi fiesta. Ana García no podía ocultar la alegría en su rostro y el rubor en sus mejillas estaba a la vista de todos.

Al principio, pensó que Daniel solo había enviado a alguien para felicitarla por su cumpleaños, pero resultó que él vino personalmente.

En ese momento pensó en las mil y una cosas que podía hacer, siendo la esposa de Daniel pensando en tener una vida feliz.

Los invitados de la fiesta la miraban con mucha envidia, aunque no era la hija legítima. Parecía haber conseguido mucho, por ejemplo, la atención de uno de los jóvenes más millonarios del país, y para ellos significaba que les esperaba una buena vida por delante.

“En ese momento…” Daniel preguntó: ¿Quién eres tú?

Daniel frunció el ceño, pues no conocía a esta mujer la impaciencia y la confusión en sus hermosos ojos era visible para todos.

Algunos invitados no pudieron contener la risa, luego comentaron: pensé que el presidente Peralta estaba aquí como invitado para celebrar la mayoría de edad de Anita, pero resulta que ni siquiera la conocía.

“¡Ja, ja, ja! Esto es una vergüenza, si fuera ella enteraría mi cuerpo en la tierra y no volvería a salir hasta después de una década.

La vergüenza en la cara de Ana no pasó desapercibida, la expresión de una mirada asesina se dirigió hacia los miembros de la alta sociedad que se reían de ella, el cuerpo de Ana García tembló de rabia.

Al final su madre quiso salvar la situación, recobró la compostura y se paró enfrente del recién llegado.

No sabíamos que tendríamos el privilegio de tener en nuestra presencia al presidente Peralta.

Disculpe presidente, mi preciosa hija se confundió, Cómo es su cumpleaños pensó que venía a desearles felicitaciones, Es un honor para nosotros que usted haya venido.

Pero parece que no es el caso, me imagino que está aquí para discutir colaboración empresarial con mi esposo. Él está arriba, así que por favor Pase adentro.

La cara de los asistentes cambiaron inmediatamente la mirada de burla que antes les habían hecho, desaparecieron al instante.

También era un honor que el presidente Peralta llegará a su casa para discutir acuerdos empresariales con el señor García.

Sin embargo, al minuto siguiente…  “¿La conozco?” El gesto de invitación se quedó en el aire. Alicia, con la cara más roja que un tomate, se sintió tan incómoda y avergonzada.

Una vez más, los invitados estallaron en risa, pensaron que una fiesta tan cómica como esta no se veía muy seguida. Resultaba que el presidente Peralta no conocía a esta familia.

“¿Pero, Y entonces por qué el presidente Daniel Peralta, había venido y por quién?”

Esa era la pregunta que se hacían los invitados.

De repente, a Alicia se le vino a la mente que quien había bajado primero del auto era Belén Suárez, y ahí recordó que el presidente Peralta venía junto a Belén Suárez.

“¿Acaso Belén conocía a Daniel?” ¿Cómo podría ser?  Todos miraban con desprecio a Belén y su aparición repentina y sorpresiva. La llevaba a pensar que Belén podría tener una relación con el joven presidente del grupo Peralta.

En el momento en que esos pensamientos estallaron en su mente, no queriendo aceptar el hecho de que Belén era una campesina sucia, vio a Daniel pasar junto a ella y dirigirse hacia Belén.

Daniel se paró frente a Belén, le tomó el hombro y preguntó: “¿Está segura de que este es tu deseo? ¡Te daré otra oportunidad, así que aprovéchala!”.

Belén frunció el ceño y lo miró aturdida. “¿Quieres concederme otro deseo? ¿Te crees el genio de la lámpara? ¿Entonces me debes dos deseos?, porque según la leyenda: “El genio de la lámpara concede tres deseos”.

Daniela, al escuchar eso, frunció el ceño Y puso un rostro frío. “¡No tienes tu suerte!”

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