El regreso de la esposa del CEO
El regreso de la esposa del CEO
Por: J.D Anderson
Capítulo: Venganza

—No debiste casarte con él, debiste ser mi esposa; ¡Ese hombre no te ama, Diana! ¡Nunca te amó!

Diana Larson esperaba en el jardín, y sintió las manos fuertes de su exnovio Ronald, que la llevaron a un lado y la apartaron del salón donde estaban todos celebrando que se había casado.

—¡Ya basta! Ronald, hoy es el día de mi boda y no quiero que digas nada malo de mi esposo.

Estaba a punto de marcharse cuando el hombre tiró de su brazo con fuerza.

—¡Espera! Hay algo que debes saber sobre ese hombre; ¡Escúchame, Diana!, todo fue un plan de venganza contra tu padre porque èl dejó en la ruina a su familia, ¡Joaquín Andrade no te ama, solo quiere vengarse de ti!

Diana estaba perpleja, de todas las cosas que Ron hizo para separarla de su prometido, esta era la peor de todas.

Ella abofeteó su rostro, el hombre le miró incrédulo.

—¡Mientes!

Ron tomó su móvil y le mostró una grabación.

«Ahí podía ver con claridad a  Joaquín Andrade frente al padre de Diana Larson, discutiendo.

—¡Arruinaste a mi familia! ¿No? ¡Ahora acabaré con todo lo que tú amas, así como tú provocaste la muerte de mi padre, yo provocaré el suicidio de tu hija por mi desamor!»

Diana abrió ojos enormes, sintió un dolor en su pecho, ¡No podía creerlo!

El hombre que amaba, al que juró amar para siempre en el altar, era un vil traidor que solo jugaba a la venganza contra ella.

Las lágrimas cayeron por su rostro como una cascada.

—¡Esto no puede ser verdad!

—¡Lárgate de aquí, Ron! ¿No entiendes que Diana es mi mujer, que no te ama, ni te amó? —exclamó la voz severa de Joaquín, tomando a la mujer y poniéndola tras de él.

Diana alejó su mano, como si su piel quemara, sus ojos se encontraron, él estaba confuso.

—¿Diana?

—¿Es cierto que solo querías la venganza? Dime, ¿es cierto que todo tu amor fue una mentira, solo una actuación para arruinar a mi padre?

El  hombre se quedó perplejo, no esperaba tal revelación, sus ojos se volvieron severos, miró a Ron, estuvo seguro de que ese hombre estaba detrás de esa verdad.

—¡Di la verdad, Joaquín! ¿Buscas venganza? —gritó Diana como una súplica, devolviendo su pensamiento a la realidad. 

Los ojos de Joaquín la miraron severos.

—Sí, es verdad, quería vengarme de ti, tu padre destruyó a mi familia, sin piedad, por eso me acerqué a ti, porque yo tampoco tendría piedad y acabaría con lo que él más ama en la vida; contigo.

La mujer abrió ojos enormes, las lágrimas volvieron a fluir, no podía creer lo que decía el hombre que ella tanto amaba, ¡ella solo representaba una venganza para él!

—¿Cómo puedes decirme esto? ¡Yo te amo! Di todo por ti, ¿mira como me has pagado?

—¡Te lo dije, Diana! Este hombre es malo y cruel, escapa conmigo, vámonos, no mereces que este hombre te lastime así, aún ahora te aceptaré como la mujer que amo y te haré feliz —Ron tomó su mano, Diana estaba dolida, no opuso resistencia, pero los guardias de Joaquín les impidieron irse.

—No vas a ningún lado, Diana, eres mi esposa, ¡eres mía y no podrás escapar de mí! Además, debes saber algo…

Ella negó.

—¡No quiero escucharte! Le diré todo a mi padre, y este maldito matrimonio será anulado, no quiero saber de tus mentiras, no quiero saber de tu venganza, ¡todo ha terminado! —Diana se quitó el anillo, lo puso en la mano, no era cualquier anillo, era la joya que Joaquín Andrade diseñó para ganar un concurso de joyería.

—¡Diana, espera! —exclamó Joaquín intentando detenerla.

Diana caminó para entrar a la recepción de la boda, y de pronto, el terrible sonido de una explosión asustó a todos, empujándolos contra el suelo, y reventando sus tímpanos.

Pasaron varios minutos, para que todos recuperaran la cordura, volvieran al ahora entre la duda y la devastación.

El olor a azufre, a polvo y humo los ahogaba.

Diana talló sus ojos, hasta por fin mirar ese lugar, era el salón de la mansión de sus padres, adentro estaba toda su familia, y amigos, celebraban la boda, pero ese lugar estaba reducido a fuego y escombros.

—¡No…! ¡No puede ser! ¡Papá, mamá! —gritó.

—¡Fue él! —gritó Ron apuntando a Joaquín—. ¡Él quería venganza, mató a toda tu familia, Diana!

Diana miró a Joaquín Andrade, tuvo terror de saber que el hombre que amaba era el asesino de su familia, luego el cielo se unió con el suelo, y en su mirada todo se volvió oscuridad.

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