Capítulo: ¿Quieres matar a nuestros hijos?

Diana estaba asombrada, en otras circunstancias esa suerte sería felicidad, pero ahora, su madre, su padre, su hermana, todos sus tíos, su abuela, las personas que ella amaba y eran su familia, habían muerto.

Sintió la mano de Joaquín.

—¡Felicidades! —dijo la doctora.

Diana soltó la mano de Joaquín con rencor, incluso la doctora pudo verlo, ella se alejó de forma incómoda.

Diana se arregló la ropa, bajó de la camilla sin apoyarse de Joaquín, aunque intentó ayudarla.

Luego, volvieron a estar frente al consultorio de la doctora.

—Debe cuidarse mucho, señora Andrade, un embarazo múltiple puede ser complicado.

La doctora le entregó las vitaminas que debía tomar, y el ácido fólico.

Ella los tomó y guardó en su bolso, antes de que Joaquín los tomara.

El hombre procedió a despedirse, Diana intentó irse rápido, pero apenas abrió  la puerta, su esposo la tomó del brazo.

—¿A dónde vas?

Ella se sintió temblorosa. Negó.

—Quiero ir al baño.

—La doctora tiene un baño, le diré que te lo preste.

—No, vamos al baño general.

Joaquín cedió, y la llevó hasta ahí.

—No te demores, avísame si necesitas algo.

Ella asintió.

—¿Enviarás a tus guardias por mí?

Él rodó los ojos.

—Ellos están en el pasillo de abajo, pronto los verás, si los extrañas tanto.

Diana entró al baño, estaba tan asustada, las lágrimas casi rodaban por sus ojos. Tocó su vientre.

«Espero dos hijos. No puedo criarlos con un asesino despiadado, mató a mi familia, ¿Cuánto faltará para que me mate a mí también?», pensó

Diana notó que no había nadie en el baño, estaba nerviosa, pero gritó su nombre.

—¡Joaquín!

Joaquín la escuchó.

—¡¿Necesitas algo?

—Algo urgente —exclamó

El hombre entró de prisa, ella salió de un cubículo.

—¿Qué pasa?

Ella señaló ahí, él se asomó para ver, ella solo tuvo un minuto, y lo supo bien.

Lo empujó con tanta fuerza que el hombre se fue de bruces, apenas pudo meter las manos para no golpearse contra el excusado.

Diana solo tuvo instante para correr,

Observó las escaleras y comenzó a bajarlas a toda prisa.

Escuchó a su esposo maldecir, pero no vio exactamente a donde se fue.

Joaquín enloqueció, no podía creerlo, eso fue tan inesperado como absurdo.

Llamó a sus guardias.

—¡Mi esposa escapó! ¡Encuéntrenla o mataré a todos!

Los hombres comenzaron a buscar.

***

Diana corría, estaba asustada, pero las ansias de escapar eran más fuertes, cuando llegó a la planta baja se detuvo, tenía miedo de abrir la puerta y encontrarse con alguien.

Abrieron la puerta de golpe, y eran unos médicos.

—¡Necesito la puerta de emergencia, por favor!

Los médicos la miraron con angustia.

—¿Está bien, señorita?

—¡Por favor, se los suplico!

Los médicos se miraron con duda, luego abrieron la puerta de emergencia, y la dejaron salir.

Pensaron que ella estaba siendo maltratada o algo por el estilo.

Joaquín estaba enloquecido, pero recibió la llamada del su jefe de guardias, que estaba junto al director.

—Señor, su esposa salió por la puerta de emergencia, ya van tras ella.

Joaquín no esperó más, y fue él mismo a buscarla.

Diana salió del edificio, corrió con màs fuerzas al ver a dos guardias ir por ella, planeó cruzar la avenida, estaba a punto de gritar, corrió tan rápido sin ver a un auto que iba a toda velocidad.

Cuando estuvo a punto de ser arrollada, lanzó un grito, pero sintió que unas manos fuertes la tomaron y la hicieron retroceder, sintió un aire frío golpeando su rostro, pero el auto no la golpeó.

Sus ojos se encontraron con los ojos oscuros de su marido, estaba furioso.

—¿Intentas matar a nuestros hijos?   

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