Luego de la conversación entre Jarl y Mauricio, Jarl sale raudamente del castillo para encontrarse con su amigo Gabriel. Encontrar ese testamento es su prioridad ahora y él podrá aconsejarle qué hacer.
Le envía un mensaje y le pide que se encuentren en su departamento. No quiere que alguien ajeno escuche lo que tienen que hablar, y tampoco serán interrumpidos allí.
Llega hasta el edificio donde vive Gabriel y Jarl le comenta todo, tal como lo escuchó en el castillo, también lo que su padre había escuchado decir al que era abogado de la alfa Lauren poco antes de su muerte. Uniendo todos los puntos, la versión concuerda perfectamente.
«Su padre tuvo toda la razón en pedirte que reclamara a Katrina como su compañera y él estuvo bien en hacerle caso» piensa, Jarl, animado.
—Necesito ver el contenido de ese testamento, Jarl —dice, Gabriel, mientras bebe de su whisky—. Si puedes traerme al menos una copia, tendremos todo lo que necesitamos para redactar el documento que Katrina debe firmar.
—Eso será pan comido, Gabriel, sé de donde tomarlo, mi verdadero problema es Katrina. No creo que quiera firmar algo sin saber de lo que se trata.
—Ahora es cuando debes hacer todo lo posible por convencerla de que has cambiado, amigo —Gabriel lo palmea en el hombro—. Lo más complicado ya lo hiciste. Ahora cumple tu papel de esposo abnegado y fiel. Haz que confíe nuevamente en ti. Si de verdad ese testamento existe, el sacrificio vale la pena, Jarl.
Jarl toma todo el contenido de su vaso mientras piensa en lo que su amigo le acaba de decir. No tiene de otra, al menos por ahora. Además, fingió por dos años enteros estar enamorado de ella, ¿qué más da hacerlo unos meses hasta conseguir todo su dinero y ser declarado Alfa?
—No quiero que bajo ningún motivo alguien pueda revocar ese documento, Gabriel. Necesito que le pongas especial empeño, no dejes cabos sueltos.
—Tranquilo, amigo. Serás el único fiduciario de Katrina. Con su firma estampada en esa hoja, nadie podrá hacer o decir nada.
Gabriel y Jarl brindan, ambos, con una sonrisa en el rostro. Es el negocio de sus vidas y lo tienen servido en charola de plata. Jarl está extasiado y eufórico.
Con mucho alcohol en su sistema y ya bastante tarde, Jarl toma la avenida principal para ir a la mansión Glimlore, pero en el camino recuerda el consejo de su amigo y desvía su trayectoria para ir hasta el castillo a ver a su esposa. Si debe empezar a ganarse su confianza de nuevo, lo hará desde esta misma noche.
Poco tiempo después, llega hasta allí y lo recibe Máximo, como en la mañana, sin darle más excusas, sube hasta la habitación de Katrina.
Katrina se sobresalta cuando una mano grande rodea su cintura. Intenta gritar, pero en ese instante otra mano tapa su boca y pierde toda posibilidad de reaccionar.
—Soy yo, mi amor —dice Jarl en su oído. Katrina se tensa al reconocer la voz de su mate. ¿Qué está haciendo Jarl aquí?—. Necesitamos hablar, Katrina. Quiero que vuelvas conmigo a la mansión.
El tufo a alcohol llega hasta las narices de la joven, quien siente ganas de vomitar al instante. Intenta nuevamente zafarse de las garras de Jarl, pero no lo logra.
—No voy a soltarte hasta que escuches lo que tengo para decirte —Katrina niega llorando—. Lo que viste en Sofisthy en realidad no es lo que piensas. Tu hermana me sedujo, mi amor, y sabes que no puedo resistirme, pero eso es todo, solo sexo. No pasó nada más, mi amor, yo te amo. No puedes dejarme, eres mi compañera, debes estar conmigo el resto de nuestras vidas.
En ese momento, Jarl la voltea y termina encima de ella en la cama. Katrina está aterrorizada al imaginar lo que él sea capaz de hacerle. Jarl se apodera de su boca y la besa de forma desesperada y violenta. Ella no lo disfruta como otras veces.
—¡Suéltame! —pide jadeante mientras lo empuja sin conseguir absolutamente nada. Jarl es un hombre grande para el cuerpo pequeño y delgado de Katrina. Él la inmoviliza de inmediato sin darle ninguna tregua para defenderse—. ¡Suéltame o gritaré para que todos escuchen!
—No lo haré —La voz de Jarl sale áspera. Katrina puede ver que sus ojos empiezan a cambiar de tonalidad y sus cejas se empiezan a espesarse—. No voy a soltarte, porque eres mía, y ya es hora que cumplas con tus deberes de compañera.
—Por favor... —ruega Katrina, pero ya es tarde. Jarl desgarra su camisón con la uña y se apodera de uno de sus pezones y chupa con ahínco. La primera y única vez que hicieron el amor fue un tiempo después de que se casaron y la experiencia no fue tan buena como ella pensaba. Jarl fue bastante brusco con ella y se lastimó mucho. Katrina no lo disfrutó para nada y pasó una semana entera con dolores en sus zonas íntimas y en su bajo vientre luego de esa unión. Desde ese día solo buscaba la forma de que su esposo no la volviera a tocar y cada noche, cuando él se acostaba a su lado, fingía estar dormida para no tener que entregársele.
—Si me dieras todo lo que me gusta, no tendría ganas de mirar a otras hembras —jadea Jarl, en su afán de hacerle creer que la culpa de todo lo que sucedió la tiene ella—. Un poco de pasión de tu parte me haría muy feliz. Soy tu esposo y necesito hacerte el amor todos los días, necesito sentir tu interior caliente, tu olor, tus jadeos mientras me recibes, oírte gritar mi nombre al recibir el placer.
Katrina lo mira con los ojos aguados, hace rato que dejó de luchar porque sabe que en parte Jarl tiene razón. Ellos no parecen recién casados, casi nunca pasan momentos juntos, hablan o proyectan nada cuando debería ser lo contrario.
Jarl se quita el saco y la camisa en un santiamén mientras la mira con sus habituales ojos pardos al excitarse. Pasa lo mismo con su pantalón y su bóxer. Está totalmente erecto y con la respiración tan pesada que puede escucharse perfectamente en toda la habitación. A Katrina se le contrae el estómago al esperar lo peor, pero contrario a eso, su esposo comienza a besarla nuevamente, ahora con menos brusquedad que anteriormente, pero con mucha pasión mientras recorre su cuerpo con ambas manos.
A Katrina se le escapa un sonoro jadeo cuando Jarl succiona de nuevo sus pezones, alternando entre uno y otro, mientras dos de sus dedos juguetean en su zona íntima. Él juega con su clítoris con el pulgar para excitarla, entretanto la va penetrando una y otra vez con los dedos. Las sensaciones que invaden a Katrina son muy intensas y desconocidas para ella. Nunca antes las había sentido y por un momento intenta resistir, pero no soporta más y explota alrededor de los dedos de su mate soltando un gemido agudo y profundo. Una sonrisa arrogante se extiende en el rostro de Jarl al verla convulsionar sin control bajo sus manos. Él le quitó la virginidad luego de casarse y es obvio que este es su primer orgasmo porque en ese entonces ella no había reaccionado de esta forma. Antes de que ella pueda volver del todo a la realidad, toma su dura y adolorida verga y la coloca en su entrada para penetrarla lentamente. Katrina es bastante estrecha y si no fuera porque necesita que ella confíe nue
—Debes estar loca si piensas perdonarlo y creerle esa sarta de mentiras que te dijo para endulzarte los oídos —La respuesta de Amber hace suspirar, desganada, a Katrina—. Jarl no te ama en absoluto. Alguien que ama no trata a su compañera de ese modo a como te trató, amiga. Te está mintiendo descaradamente y usando tu inocencia a su favor. —Aunque no lo creas, anoche se comportó muy cariñoso conmigo, Amber. Parecía otra persona.—Pero se estaba follando a Lizzie, tu medio hermana, en su oficina, Katrina. Tú misma los viste. ¿Qué más pruebas necesitas que Jarl es un completo patán?—Me dijo que ella se le había insinuado.—Eso también puede ser real —replica Amber, al momento—. A tu medio hermana se le huele, lo golfa, desde lejos, créeme. Y para nadie en Alba Noctis es un secreto que esa tipa le echa los perros a tu marido desde siempre, desde que se mudó al castillo. Además, su madre es el ejemplo vivo de lo que es ser una mujerzuela, tiene de dónde aprender.—Pero…—Pero eso no jus
Jarl mira a la mujer en la cama desde el espejo mientras se ajusta el pantalón. «¡Vaya hembra que conseguí esta vez!», piensa con una sonrisa coqueta, Job no responde, lo que no le parece raro, no ha hecho otra cosa en todo el día que pedir por Katrina. La mujer se remueve un poco entre las sábanas de seda antes de despertar. Se levanta con una sonrisa de oreja a oreja, dejando ver a Jarl sus enormes pechos morenos.—¿Ya te vas? —le pregunta ella con su tono sensual caribeño mientras deja ver el resto de su cuerpo desnudo, caderas anchas, cintura estrecha y piel brillante—. Pensé que podíamos darnos otra oportunidad. Aquello estuvo delicioso.—Qué más quisiera yo que quedarme, pero tengo muchas cosas que hacer, preciosa. —La mujer morena con rizos africanos, se levanta de la cama y se agacha para recoger su ropa del suelo, dándole una vista completa de su trasero a Jarl.Él siente que en ese mismo momento su pene se endurece de nuevo, pero su reloj le indica que ya debe ir. Si no fu
Esa noche, Jarl se queda hasta el amanecer en el castillo junto con Katrina y luego se va. Esa misma mañana, manda a suspender todas sus actividades previstas en la oficina y se reúne con Gabriel. Para sorpresa de ambos, la herencia es muchísimo más de lo que tenían conocimiento realmente. —¡Ese Mauricio es un maldito! —gruñe, Jarl, cuando Gabriel le informa de todos los bienes de su esposa—. Ese embustero pretendía adueñarse de absolutamente todo. —Esto es mucho más dinero de lo que puedes gastar en toda tu vida, Jarl. La alfa Lauren era una muy buena inversionista. Hacía dinero hasta por respirar, la condenada. Todos sus negocios son bastante prósperos. —Tampoco, solo mira estas empresas de cafeterías y tiendas de ropa de mala muerte. A esto yo le llamo dinero perdido, las ganancias son casi inexistentes en todo estos años que ella lleva muerta. Pudo haber invertido todo ese dinero aquí en Sofisthy. —La pregunta aquí es, ¿qué piensas hacer con todo esto? —le pregunta, Gabriel—. ¿
Katrina no entiende el cambio repentino y tan violento de su madrastra. Amber trata de ayudarla, pero la furia de Lorena es más y termina empujando a Katrina de manera brusca. Su amiga intenta tomarla de la mano, pero ella termina tumbada al suelo igual que ella.La rubia da algunas vueltas en el piso piedra y termina sentada con un golpe fuerte en la cintura que la hace emitir un quejido de dolor.—¡Katrina! —Amber va rápidamente hacia ella, preocupada. Katrina se retuerce del dolor, sin poder contestar. Su rostro empieza a ponerse pálido y lleno de sudor. Se lleva sus manos a su vientre para amenizar el dolor.—Duele mucho —gimotea. Amber toma su celular y llama a emergencias inmediatamente.—Esto es lo mínimo que te mereces —Lorena se carcajea al verla en el suelo. Se acerca de manera amenazante con los ojos en tono naranja brillante—. Este es el comienzo de tu tormento si no te largas de una vez del castillo.En ese el momento, un Porsche en tono negro, se estaciona frente a la pu
Katrina va hasta la mansión con su esposo, mientras que Amber se queda en su departamento.—Tengo algunas cosas que solucionar en la oficina ahora —dice Jarl entrando al sanitario luego de que suben a la habitación—. Ya le di órdenes a Sara que te dé especial atención. Si necesitas algo, le hablas.—¿No es muy tarde para que vayas a la oficina? —pregunta Katrina sentada desde la cama—. Dijiste que me cuidarías esta noche.Jarl no contesta, como siempre. Katrina ya está acostumbrada a sus salidas nocturnas y a su forma tan evidente de ignorarla.Con un suspiro desganado, se quita el calzado y se acuesta en la cama. Ya no siente ningún dolor, pero prefiere seguir las recomendaciones de su doctora y reposar. Se lleva sus manos a su vientre y cierra los ojos para no pensar en nada, excepto en ese pequeño cachorro que crece en su interior. Se pregunta cómo es posible que él no haya podido sentirlo todavía, los padres suelen sentir a sus cachorros incluso mucho antes de que la madre sepa qu
—Buenos días, señora Marta —dice Katrina mientras se acerca a ella para saludarla, pero su suegra se voltea a otro lado para evitar que se acerque más.—Jarl, hijo mío, yo no te parí para que tires tu vida a la basura de esta forma —dice Marta señalando a Katrina de manera despectiva. La joven boquea un par de veces intentando decir algo, pero nada le sale—. ¿Qué pasará cuando seas declarado alfa y los miembros vean que tipo de luna tienes? Nadie en la Amazonía va a respetarla, ni a ti con este adefesio a tu lado.—Señora... —Katrina intenta defenderse, pero Marta la interrumpe.—No te entiendo, hijo, pudiendo encontrar a alguien a tu altura, alguien acorde a tu poder, a lo que vas a representar en la Amazonía dentro de poco. No puedo ni siquiera imaginarme la vida de infierno que vas a llevar con ella como tu mate.Marta lleva su mano a la frente como si fuera a darle un ataque de un momento a otro. Katrina siente un nudo gigante en la garganta. ¿Por qué todos son tan crueles con ell
En Tierra de Pinares, un hombre, rubio y de profundos ojos azules, baja de su jet privado luego de haber estado un par de meses fuera de su país. Su porte elegante y desdeñoso llama la atención de todas las mujeres a su paso, quienes voltean a admirar tal espécimen.Ragnar permanece indiferente de lo que pasa a su alrededor, concentrado en una llamada telefónica sobre uno de sus tantos negocios que tiene alrededor del mundo.Su asistente personal, Octavio, lo espera, a un lado, atento a lo que pueda necesitar su jefe.—Espero que su viaje haya sido tranquilo, alfa Shadowfang —dice Octavio colocando bien su saco.Ragnar cuelga su llamada antes de prestarle atención. Lo observa de pies a cabeza, como es su costumbre, antes de contestar a cualquier consulta que él le haga.—Buenos días, Octavio. Ya te he dicho muchas veces que me llames Ragnar. ¿Cuáles son nuestras actividades más urgentes que tenemos para hoy? ¿Tienes noticias de mi familia?Ragnar toma camino hasta su camioneta que est