Luego del incidente, Jarl se entera de que Katrina ya está en el castillo de Alba Noctis, por medio de Lizzie. Pensó que debía ir a buscarla en el departamento de su amiga Amber, y se estaba tomando el tiempo para eso porque sabe que debe ir con cuidado para no dañar su reputación frente a la prensa, pero ahora que sabe dónde está su esposa no le tomará mucho trabajo convencerla para llevarla con él nuevamente.
«Lizzie resultó no ser tan hueca a pesar de todo y le está sirviendo para otra cosa que no sea solo follar» piensa con una sonrisa maliciosa en el rostro. La verdad es que han follado y mucho desde hace dos años, cuando ella se convirtió por primera vez y se encontraban en el bosque. Es por eso que le gustan este tipo de hembras, porque le sirven para pasar el rato y sacarse el estrés que lleva encima. Follar le alivia todos sus pesares.
—¿Cuándo vas a romper el hilo rojo con mi hermana, Jarl? —dice, con voz bastante chillona, Lizzie.
—Esperaremos el momento justo —contesta, Jarl, despreocupado—. Sabes bien que debemos movernos con cautela.
—Eso vives diciendo desde hace mucho. Me prometiste que solo estarías un mes casado con ella, y mira, ya pasaron dos meses y no has resuelto nada.
—Esos son asuntos míos, Lizzie. Tengo mis razones para seguir unido a ella. Así que, si ya estás satisfecha por hoy, es mejor que vayas a cumplir con tus propias labores. Tengo mucho que resolver por mi parte.
Lizzie intenta replicar, pero Jarl le indica con la mano que salga de su oficina.
Con una sonrisa arrogante, la observa mientras ella se pone su vestido y las bragas antes de salir de su oficina, bastante molesta. Lizzie es una hembra muy hermosa y folla como una diosa, pero lo que tiene de sexy, lo tiene de tonta y estúpida.
Ser fiel no es parte de la naturaleza de Jarl Fenrisson, pero necesita a Katrina y a su sangre, al menos por el momento. Ese es el mayor motivo que lo ata a ella.
Llegada la noche, toma su auto y conduce hasta el castillo Alba Noctis. Según su suegro, Katrina, no ha salido en todo el día de su cuarto y conociendo lo dramática que es, debe estar ahogada en un mar de lágrimas acurrucada entre mantas, por lo sucedido.
El solo imaginar que debe adularla para traerla de vuelta, le causa resquemor, pero no tiene de otra que hacerse del bueno, al menos por estos días.
Poco tiempo después su auto entra en la pasarela que conduce a uno de los castillos más lujosos y admirados de la Amazonía.
Uno de los omegas que se encarga de la seguridad del castillo, sale a su encuentro frente a la puerta principal y él le entrega la llave para que estacione su lujoso Porsche.
—Buenas noches, señor Jarl —lo saluda el mayordomo abriendo la puerta.
—Buenas noches, Máximo.
—¿Quiere que anuncie su llegada a los señores? Ellos se encuentran en la oficina ahora.
—No. Solo vengo a darle una sorpresa a mi esposa, con quien tuve una discusión ayer.
—La señora Katrina está en su habitación, señor.
—Muchas gracias, Máximo. Iré a buscarla.
Jarl ajusta las mangas de su traje gris y camina en su habitual porte gallardo hasta la sala, para poder llegar a las escaleras. Puede ver a Máximo perderse en el área de los sirvientes.
Justo antes de pisar el primer escalón, escucha una acalorada discusión entre Mauricio y Lorena, proveniente del despacho. Todo indica que están hablando de Katrina.
Camina a pasos lentos hacia allí, necesita saber qué pasa con su esposa y estos dos.
—¡Ya te lo dije, Lorena! Nadie nunca se enterará de la existencia de este testamento. Estás exagerando —dice el padre de Katrina. Jarl arruga su entrecejo, oyéndolos desde la puerta entreabierta—. Ese infeliz no hará nada.
¿A qué testamento se refieren? ¿Quién es el hombre del que hablan?
—Pero si te ha chantajeado muchas veces, cuando se supone que ya habían llegado a un acuerdo, Mauricio. Ese maldito te está tomando el pelo. Debemos tomar medidas más drásticas antes de que intente chantajearnos de nuevo. —Lorena está exaltada y molesta.
Mauricio toma unas carpetas del escritorio y abre la caja fuerte. Para la suerte de Jarl, puede ver exactamente la combinación que coloca para abrirla desde su punto de escondite.
—¿Qué excusas le daremos a Katrina si ese hombre decide contarle toda la verdad? —añade, Lorena, furiosa—. ¿Perderemos todo por culpa de esa inútil? ¿Todo nuestro prestigio, nuestro poder?
—Tranquilízate, Katrina nunca va a enterarse de que su madre hizo otro testamento antes de morir y que le dejó toda su fortuna a ella.
Jarl abre la boca, impresionado. Así que lo que le dijo su padre en su lecho de muerte era cierto. La verdadera heredera de la alfa Lauren es Katrina.
—No tengo idea de lo que vas a hacer, pero ese hombre debe cerrar la boca de una buena vez. No pienso quedarme en la calle por culpa de tu incompetencia.
Lizzie viene bajando de las escaleras en ese momento y nota a Jarl parado frente a la puerta del despacho de su padre.
—¡Jarl! —El hombre maldice en mil idiomas al oírla. Voltea lentamente y finge estar llegando. Mauricio y Lorena salen del despacho.
—Buenas noches, Jarl. Máximo no nos avisó de tu llegada. ¿Hace cuánto estás aquí? —pregunta Mauricio mirando de reojo a su esposa.
—Acabo de llegar —Miente—. Máximo me dijo que estaban en el despacho y me iba a buscarte para hablar algunas cuestiones urgentes.
—¿Te quedarás a cenar con nosotros? —pregunta Lizzie mientras lo mira con ojos de cachorrito. Prácticamente, se le caen las babas al mirarlo.
—Me encantaría, pero tengo una cena de trabajo dentro de dos horas, pero quizás vuelva más tarde para hablar con mi esposa —contesta él. Lizzie hace una mueca de fastidio que no pasa desapercibido ni su padre ni su madre.
Mauricio hace pasar al despacho a Jarl y él le habla de unos inversionistas europeos que tienen la intención de invertir en Sofisthy. Es un tema pendiente entre ellos y es el único motivo que encontró Jarl como excusa y así darse tiempo así mismo para pensar en lo que escuchó recién y encontrar la forma de adueñarse del testamento.
Luego de la conversación entre Jarl y Mauricio, Jarl sale raudamente del castillo para encontrarse con su amigo Gabriel. Encontrar ese testamento es su prioridad ahora y él podrá aconsejarle qué hacer. Le envía un mensaje y le pide que se encuentren en su departamento. No quiere que alguien ajeno escuche lo que tienen que hablar, y tampoco serán interrumpidos allí. Llega hasta el edificio donde vive Gabriel y Jarl le comenta todo, tal como lo escuchó en el castillo, también lo que su padre había escuchado decir al que era abogado de la alfa Lauren poco antes de su muerte. Uniendo todos los puntos, la versión concuerda perfectamente. «Su padre tuvo toda la razón en pedirte que reclamara a Katrina como su compañera y él estuvo bien en hacerle caso» piensa, Jarl, animado. —Necesito ver el contenido de ese testamento, Jarl —dice, Gabriel, mientras bebe de su whisky—. Si puedes traerme al menos una copia, tendremos todo lo que necesitamos para redactar el documento que Katrina debe fir
A Katrina se le escapa un sonoro jadeo cuando Jarl succiona de nuevo sus pezones, alternando entre uno y otro, mientras dos de sus dedos juguetean en su zona íntima. Él juega con su clítoris con el pulgar para excitarla, entretanto la va penetrando una y otra vez con los dedos. Las sensaciones que invaden a Katrina son muy intensas y desconocidas para ella. Nunca antes las había sentido y por un momento intenta resistir, pero no soporta más y explota alrededor de los dedos de su mate soltando un gemido agudo y profundo. Una sonrisa arrogante se extiende en el rostro de Jarl al verla convulsionar sin control bajo sus manos. Él le quitó la virginidad luego de casarse y es obvio que este es su primer orgasmo porque en ese entonces ella no había reaccionado de esta forma. Antes de que ella pueda volver del todo a la realidad, toma su dura y adolorida verga y la coloca en su entrada para penetrarla lentamente. Katrina es bastante estrecha y si no fuera porque necesita que ella confíe nue
—Debes estar loca si piensas perdonarlo y creerle esa sarta de mentiras que te dijo para endulzarte los oídos —La respuesta de Amber hace suspirar, desganada, a Katrina—. Jarl no te ama en absoluto. Alguien que ama no trata a su compañera de ese modo a como te trató, amiga. Te está mintiendo descaradamente y usando tu inocencia a su favor. —Aunque no lo creas, anoche se comportó muy cariñoso conmigo, Amber. Parecía otra persona.—Pero se estaba follando a Lizzie, tu medio hermana, en su oficina, Katrina. Tú misma los viste. ¿Qué más pruebas necesitas que Jarl es un completo patán?—Me dijo que ella se le había insinuado.—Eso también puede ser real —replica Amber, al momento—. A tu medio hermana se le huele, lo golfa, desde lejos, créeme. Y para nadie en Alba Noctis es un secreto que esa tipa le echa los perros a tu marido desde siempre, desde que se mudó al castillo. Además, su madre es el ejemplo vivo de lo que es ser una mujerzuela, tiene de dónde aprender.—Pero…—Pero eso no jus
Jarl mira a la mujer en la cama desde el espejo mientras se ajusta el pantalón. «¡Vaya hembra que conseguí esta vez!», piensa con una sonrisa coqueta, Job no responde, lo que no le parece raro, no ha hecho otra cosa en todo el día que pedir por Katrina. La mujer se remueve un poco entre las sábanas de seda antes de despertar. Se levanta con una sonrisa de oreja a oreja, dejando ver a Jarl sus enormes pechos morenos.—¿Ya te vas? —le pregunta ella con su tono sensual caribeño mientras deja ver el resto de su cuerpo desnudo, caderas anchas, cintura estrecha y piel brillante—. Pensé que podíamos darnos otra oportunidad. Aquello estuvo delicioso.—Qué más quisiera yo que quedarme, pero tengo muchas cosas que hacer, preciosa. —La mujer morena con rizos africanos, se levanta de la cama y se agacha para recoger su ropa del suelo, dándole una vista completa de su trasero a Jarl.Él siente que en ese mismo momento su pene se endurece de nuevo, pero su reloj le indica que ya debe ir. Si no fu
Esa noche, Jarl se queda hasta el amanecer en el castillo junto con Katrina y luego se va. Esa misma mañana, manda a suspender todas sus actividades previstas en la oficina y se reúne con Gabriel. Para sorpresa de ambos, la herencia es muchísimo más de lo que tenían conocimiento realmente. —¡Ese Mauricio es un maldito! —gruñe, Jarl, cuando Gabriel le informa de todos los bienes de su esposa—. Ese embustero pretendía adueñarse de absolutamente todo. —Esto es mucho más dinero de lo que puedes gastar en toda tu vida, Jarl. La alfa Lauren era una muy buena inversionista. Hacía dinero hasta por respirar, la condenada. Todos sus negocios son bastante prósperos. —Tampoco, solo mira estas empresas de cafeterías y tiendas de ropa de mala muerte. A esto yo le llamo dinero perdido, las ganancias son casi inexistentes en todo estos años que ella lleva muerta. Pudo haber invertido todo ese dinero aquí en Sofisthy. —La pregunta aquí es, ¿qué piensas hacer con todo esto? —le pregunta, Gabriel—. ¿
Katrina no entiende el cambio repentino y tan violento de su madrastra. Amber trata de ayudarla, pero la furia de Lorena es más y termina empujando a Katrina de manera brusca. Su amiga intenta tomarla de la mano, pero ella termina tumbada al suelo igual que ella.La rubia da algunas vueltas en el piso piedra y termina sentada con un golpe fuerte en la cintura que la hace emitir un quejido de dolor.—¡Katrina! —Amber va rápidamente hacia ella, preocupada. Katrina se retuerce del dolor, sin poder contestar. Su rostro empieza a ponerse pálido y lleno de sudor. Se lleva sus manos a su vientre para amenizar el dolor.—Duele mucho —gimotea. Amber toma su celular y llama a emergencias inmediatamente.—Esto es lo mínimo que te mereces —Lorena se carcajea al verla en el suelo. Se acerca de manera amenazante con los ojos en tono naranja brillante—. Este es el comienzo de tu tormento si no te largas de una vez del castillo.En ese el momento, un Porsche en tono negro, se estaciona frente a la pu
Katrina va hasta la mansión con su esposo, mientras que Amber se queda en su departamento.—Tengo algunas cosas que solucionar en la oficina ahora —dice Jarl entrando al sanitario luego de que suben a la habitación—. Ya le di órdenes a Sara que te dé especial atención. Si necesitas algo, le hablas.—¿No es muy tarde para que vayas a la oficina? —pregunta Katrina sentada desde la cama—. Dijiste que me cuidarías esta noche.Jarl no contesta, como siempre. Katrina ya está acostumbrada a sus salidas nocturnas y a su forma tan evidente de ignorarla.Con un suspiro desganado, se quita el calzado y se acuesta en la cama. Ya no siente ningún dolor, pero prefiere seguir las recomendaciones de su doctora y reposar. Se lleva sus manos a su vientre y cierra los ojos para no pensar en nada, excepto en ese pequeño cachorro que crece en su interior. Se pregunta cómo es posible que él no haya podido sentirlo todavía, los padres suelen sentir a sus cachorros incluso mucho antes de que la madre sepa qu
—Buenos días, señora Marta —dice Katrina mientras se acerca a ella para saludarla, pero su suegra se voltea a otro lado para evitar que se acerque más.—Jarl, hijo mío, yo no te parí para que tires tu vida a la basura de esta forma —dice Marta señalando a Katrina de manera despectiva. La joven boquea un par de veces intentando decir algo, pero nada le sale—. ¿Qué pasará cuando seas declarado alfa y los miembros vean que tipo de luna tienes? Nadie en la Amazonía va a respetarla, ni a ti con este adefesio a tu lado.—Señora... —Katrina intenta defenderse, pero Marta la interrumpe.—No te entiendo, hijo, pudiendo encontrar a alguien a tu altura, alguien acorde a tu poder, a lo que vas a representar en la Amazonía dentro de poco. No puedo ni siquiera imaginarme la vida de infierno que vas a llevar con ella como tu mate.Marta lleva su mano a la frente como si fuera a darle un ataque de un momento a otro. Katrina siente un nudo gigante en la garganta. ¿Por qué todos son tan crueles con ell