Katrina va hasta la mansión con su esposo, mientras que Amber se queda en su departamento.—Tengo algunas cosas que solucionar en la oficina ahora —dice Jarl entrando al sanitario luego de que suben a la habitación—. Ya le di órdenes a Sara que te dé especial atención. Si necesitas algo, le hablas.—¿No es muy tarde para que vayas a la oficina? —pregunta Katrina sentada desde la cama—. Dijiste que me cuidarías esta noche.Jarl no contesta, como siempre. Katrina ya está acostumbrada a sus salidas nocturnas y a su forma tan evidente de ignorarla.Con un suspiro desganado, se quita el calzado y se acuesta en la cama. Ya no siente ningún dolor, pero prefiere seguir las recomendaciones de su doctora y reposar. Se lleva sus manos a su vientre y cierra los ojos para no pensar en nada, excepto en ese pequeño cachorro que crece en su interior. Se pregunta cómo es posible que él no haya podido sentirlo todavía, los padres suelen sentir a sus cachorros incluso mucho antes de que la madre sepa qu
—Buenos días, señora Marta —dice Katrina mientras se acerca a ella para saludarla, pero su suegra se voltea a otro lado para evitar que se acerque más.—Jarl, hijo mío, yo no te parí para que tires tu vida a la basura de esta forma —dice Marta señalando a Katrina de manera despectiva. La joven boquea un par de veces intentando decir algo, pero nada le sale—. ¿Qué pasará cuando seas declarado alfa y los miembros vean que tipo de luna tienes? Nadie en la Amazonía va a respetarla, ni a ti con este adefesio a tu lado.—Señora... —Katrina intenta defenderse, pero Marta la interrumpe.—No te entiendo, hijo, pudiendo encontrar a alguien a tu altura, alguien acorde a tu poder, a lo que vas a representar en la Amazonía dentro de poco. No puedo ni siquiera imaginarme la vida de infierno que vas a llevar con ella como tu mate.Marta lleva su mano a la frente como si fuera a darle un ataque de un momento a otro. Katrina siente un nudo gigante en la garganta. ¿Por qué todos son tan crueles con ell
En Tierra de Pinares, un hombre, rubio y de profundos ojos azules, baja de su jet privado luego de haber estado un par de meses fuera de su país. Su porte elegante y desdeñoso llama la atención de todas las mujeres a su paso, quienes voltean a admirar tal espécimen.Ragnar permanece indiferente de lo que pasa a su alrededor, concentrado en una llamada telefónica sobre uno de sus tantos negocios que tiene alrededor del mundo.Su asistente personal, Octavio, lo espera, a un lado, atento a lo que pueda necesitar su jefe.—Espero que su viaje haya sido tranquilo, alfa Shadowfang —dice Octavio colocando bien su saco.Ragnar cuelga su llamada antes de prestarle atención. Lo observa de pies a cabeza, como es su costumbre, antes de contestar a cualquier consulta que él le haga.—Buenos días, Octavio. Ya te he dicho muchas veces que me llames Ragnar. ¿Cuáles son nuestras actividades más urgentes que tenemos para hoy? ¿Tienes noticias de mi familia?Ragnar toma camino hasta su camioneta que est
—¡¿Ya no tengo un hijo?! —La voz del otro lado del teléfono de Ragnar le reprocha al momento—. ¿Pasaste dos meses fuera del país y ni siquiera tienes ganas de ver a tu familia? ¿Por qué no viniste a casa, Ragnar? Octavio me dijo que ya llegaste y habías ido directo a tu departamento. —Hola, madre —responde Ragnar—. Sí, vine a cambiarme. Tengo una reunión dentro de exactamente treinta minutos, no tenía tiempo de ir hasta la mansión y volver. —Acabas de llegar, Ragnar. ¿No puedes dejar de trabajar al menos unas horas para estar con nosotras? Somos tu familia. Ragnar masajea el puente de la nariz, mientras entra dentro de la camioneta. —Cuando termine por aquí iré, madre —responde y corta la llamada. Ya tendrá tiempo de hablar con ella con más calma cuando se sienta con ánimos. Ahora se siente sobrepasado de trabajo y responsabilidades. Julián pone en marcha la camioneta nuevamente mientras mira por el espejo retrovisor al alfa. Lo conoce desde que era un cachorro y sabe que algo l
—¡Hasta que por fin el alfa Shadowfang se digna a atenderme! —dice Rubí, su hermana—. Pensé que debía pedir una cita en la empresa para poder hablar contigo.—Estaba en una reunión, hermana. ¿Cómo estás?—Pues estamos enojadas y a la vez preocupadas por ti. Extraño a mi hermano y mamá pregunta por ti todos los días —reclama Rubí—. No nos has llamado ni una sola vez en estos dos meses. Sabemos que eres fuerte y que puedes defenderte solo, pero no nos merecemos tu indiferencia.—Lo siento, hermana, pero realmente necesitaba ese tiempo a solas, desconectarme de Tierra de Pinares.—Me haces mucha falta, hermano, y a mamá.La voz de Rubí suena muy triste y Ragnar es consciente de ello. Quiere tener fuerzas para afrontar lo que le pasa, pero hay días en que ni siquiera él mismo se soporta y no quiere que los demás carguen con él ni con su carácter de mierda. —¿Vendrás a casa esta noche? —pregunta su hermana—. Podemos ir a cenar juntos los tres en ese restaurante que tanto te gusta. —Solo
Katrina acomoda algunas cosas dentro de su florida mochila para ir hasta el departamento de Amber para ver si se puede rescatar algo de sus notas y carpetas que se quedaron en el castillo cuando Lorena la atacó. No piensa quedarse aquí todo el día con su suegra, recriminándola todo el tiempo y diciéndole la poca cosa que es en comparación con su hijo. Se da un baño breve, luego se viste con sus típicos pantalones de mezclilla y camiseta. Se coloca un poco de base de corrector para tapar sus profundas ojeras, luego de tanto vómito y llanto, y con una coleta alta de caballo, ya está lista.Ahora está totalmente segura de que no va a decirle a nadie lo de su embarazo, al menos no ahora mismo o hasta que su esposo se dé cuenta. Conociendo a Marta, es capaz de hacer algo para que ella pierda a su cachorro. No va a permitir que le hagan daño a su hijo, aunque tenga que esconderlo hasta el momento del nacimiento. No sabe cómo lo hará, pero buscará la forma de hacerlo.Una vez lista, toma su
—Creo que estás un poco confundido —dice Jarl mirándolo fijamente, algo en la mirada de él deja temeroso a Mauricio. Los ojos de Jarl se tornan de un color pardo claro, tornando a naranja, y su voz se vuelve más ronca—. Yo no te pregunté si estabas de acuerdo o no.—¿De qué estás hablando, Jarl? ¿Acaso perdiste la razón? Tú eres el presidente de Sofisthy, pero yo soy el dueño, soy yo el que decido que se hace y qué no.—No estás entendiendo nada, suegro —responde Jarl golpeando sus dedos impacientemente por el pulido escritorio—. No necesito tu permiso para nada porque tú no eres el dueño de absolutamente nada.Los ojos de Mauricio se abren de par en par, mientras que la sonrisa de Jarl se ensancha. ¿Acaso él sabe del testamento de Lauren?—No sé qué pretendes, pero no pienso perder mi tiempo contigo, Jarl —Mauricio se levanta de su silla, pero un gruñido amenazante lo deja estático en su sitio. Sabe del carácter y fuerza de su yerno, sin contar que Job es el lobo más fuerte y grande
—No puedes hacer eso, yo soy tu compañera, tu esposa, no tu prisionera, Jarl —chilla Katrina con la decepción chorreando por su mirada.—Por supuesto que puedo y ya lo estoy haciendo. Me conoces, Katrina, sabes bien que si intentas resistir será peor para ti.—¿Qué va a pasar con mis estudios y mi trabajo? El salario que gano allí es mi sustento —Solloza la joven, con angustia.—Eres mi esposa, mientras que estés aquí no te va a faltar nada. —¿La conexión que dijiste tener conmigo era falsa? —Jarl emite un resoplido al oírla. Katrina empieza a sollozar —¿Qué es lo que quieres de mí, Jarl si ni siquiera me amas?Jarl se levanta y la toma de la cintura, la tira a la cama y se pone encima de ella. Katrina se aterroriza de pronto. —Lo que quiero es follarte de todas las maneras posibles hasta que tu cuerpo y el mío ya no puedan más, quiero que me cumplas como mujer y como esposa, que me exprimas tanto que me dejes acabado. Quiero sentir cada parte de tu cuerpo, sentirlo totalmente mío.