─Claro ─suspiro ─. Ric, ¿crees que merecen que los perdone?, fueron demasiado duros conmigo. Ni siquiera tenían fe en mí.─Amor, son humanos, sobre todo son tu familia y es evidente que reconocen sus errores. ¿No has notado la mirada que te lanza tu padre cada que te ve?, por fin cree que maduraste. Lo mismo piensa tu hermana y tu madre, por suerte Chris siempre ha confiado mas en ti.─Mi padre me echó de casa ─acuesto mi cabeza en sus duros pectorales, el melódico sonido de su palpitar me distrae en medio de la conversación.─Nunca te lo dije pero, mi padre me amenazó con desheredarme si seguía contigo.Me siento de golpe mirándolo fijamente rememorando las veces en que topé con César y el odio que transmitían sus palabras.─Gracias a que lo salvaste de morir ya no tengo que escucharlo decir amenazas, te prometo que nunca accedería a algo así. Eres la mujer de mi vida, lo sabes.─Y pensar que fuiste un capricho producto de una tusa ─me se escapa y por instinto me tapo la boca.Sus oj
Noche buena.─ ¿Y?Trago en seco y me limpio las lagrimas.─Vamos cariño, di algo.Miro la prueba casera de embarazo que acabo de usar y luego a Ricardo.─Dio positivo ─musito.─ ¡Sí! ─salta emocionado y también me carga.─ ¡Me dejarás caer! ─grito y río a la vez.─ ¡Me harás papá!, ¡seré papá! ─repite orgulloso y me arrebata la prueba ─. Vaya. Seré papá, no lo puedo creer.Me muerdo el labio.Pienso en las siguientes horas cuando nuestras familias sepan.─No es seguro ─lo desinflo ─, aveces las pruebas se equivocan.Me lanza una mirada de desaprobación.─Mañana irémos por una prueba médica ─sentencia ofendido.─Mañana es navidad, nadie trabaja.─Entonces irémos después pero de que te harás la prueba, te la harás.─Soy dueña de mi cuerpo.─No vengas con ideologías feministas ─gruñe.─Abortaré.─Verónica.─ ¡Deus, es broma! ─carcajeo ─. Oye, también estoy feliz, ¡Yuju, seré mamá!─Le diremos a los demás durante la cena, ¿te parece?─No es seguro aún.─Dijiste que las pruebas caseras er
Cinco meses después...Suena el teléfono de mi oficina varias veces.─Buenas tardes, ¿usted es la doctora Engel? ─sonrío de inmediato al reconocer la voz ronca de Ricardo.─No me llames mientras trabajo, sabes que me desconcentras ─descanso la espalda en el respaldo del sillón giratorio.─Te he llamado para recordarte la cita médica que tenemos en una hora, hoy te harán la ecografía que nos dirá el sexo del bebé.─Mierda sí, con tanto casi lo olvido─Lo supuse. Pasaré por ti en media hora.─Claro.─ ¿Verónica?─Dime.─Te amo, ¿lo sabes?─Lo sé.─Cariño, anda con cuidado por la oficina, no quiero accidentes a estas alturas.─Estoy embarazada no enferma ─gruño y al otro lado de la línea lo oigo soltar un bufido de frustración.Si fuera por Ricardo estaría la mayor parte del tiempo en una cama, sin mover un dedo solo comiendo y pasando canales.─Me preocupo por ti.─Y no me cabe duda, pero a veces te pasas.─No es cierto.─Tu ganas, ahora déjame trabajar.─No olvides que en media hora te
Rompo el casco protector de la moto con la violencia con que quería romperle la cara a Eva, pero Rodrigo me detuvo.─Si haces algo así, puedes ir a la cárcel. Esa mujer no importa, lo que vale es que estamos juntos, sin Eva ─miro a quien juraba serme fiel, por supuesto, envalentonada; con la rabia carcomiendo mi corazón. Y como no es costumbre mía quedarme con la frustración, le doy una bofetada y él retrocede atónito tocándose la mejilla.─Para que me recuerdes, ¡grandísimo infeliz!. A mí me respetas ─rezumo en cólera. Lo escupo en la cara, avanzo a pasos agigantados hacia mi moto y subo en ella.Antes que Rodrigo pueda detenerme, acelero y abro paso entre el gentío que veía el espectáculo de dos mujeres jalándose las greñas por un imbécil a las afueras de una fiesta. Qué horror.Acelero el doble y me paso vario
─Lo sé ─veo cómo la suerte se me escapa de las manos.─Muy bien. Me voy, y por favor haga como si nada de esto sucedió, lo que menos quiero ahora es un escándalo.─No lo tendrá ─me detengo frente a su auto.─Ah, tome un taxi, así nos ahorramos más problemas ─me avienta el dinero. Puedo ver los billetes aterrizar sobre mis pechos, lo cual me parece un insulto, por lo que siento rabia al instante. ¿Quién se cree para tratarme así?─Ahórrese las molestias y métase los billetes por donde pueda ─me apoyo en la ventanilla del piloto para lanzarle el dinero de regreso, y añado con petulancia ─, su excelentísimo.Le doy una patada al deportivo color rojo y taconeo hacia la salida del estacionamiento. ¡Cuánta humillación! Para mi desgracia se suma a mi listado de tragedias un fuerte aguacero, y conforme están las cosas, lo m&aac
─Bueno, creo que me voy ─espabila, suspira y luego termina diciendo ─, mañana me gustaría tener el dato de las galletas. Quizá el perro me odie menos.Le doy una sonrisa jovial la cual no duda en corresponder, y así terminamos la rara conversación. Una vez terminan las clases llamo a mi cuñado Hugo, que es veterinario.─Hugo, ¿qué tal?─Verónica, tu hermana no está conmigo ─avisa.─No quiero hablar con ella, te llamo para otra cosa ─lo escucho gruñir, pero paso de ello para no caer en discusiones. Sé perfectamente que el odio es mutuo ─. Quiero saber cómo se llaman las croquetas que Cristina le da de comer al pulgoso que tienes.─No sé, hay tantas. A veces le cambia el menú.Lo que me faltaba.RicardoEngel, ese apellido da vueltas por mi cabeza todo el tiempo. ¿Cómo le hago entender a Oliver que esa chic
Le echo un vistazo al pasillo antes de sacar mi teléfono celular en mi recámara.─ ¿Aló? ─descuelga. ¿Está durmiendo?─Oliver, despierta, vente a mi casa ya mismo ─murmuro y consigo hacerlo gruñir.─ ¿Qué parte de estoy descansando no entiendes? ─rebate con firmeza.─La parte de soy tu amigo y necesito tu maldita ayuda ahora.De repente escucho que suben el volumen del minicomponente y las paredes empiezan a vibrar.─ ¿Tienes fiesta en tu casa?─No, lo que tengo es una estudiante de psicología actuando como uno de sus pacientes. Oliver, ayúdame a parar esto, esa chica no está bien ─dicho esto escucho el rechinar de la puerta, me giro y la veo de pie sobre la entrada.─ ¿Rick, estás bien?, ¿sigues ahí?, ¿sabes qué? Llegaré en una hora ─termina diciendo.Con lentitud y sin
Después de guardar la comida en el refrigerador y darle de comer a Rocky, doy vueltas por la cocina buscando la forma de acercarme de nuevo a Ricardo para despedirme, aunque un palpito me dice que no es propicio intentarlo. Aún así necesito averiguarlo.─Ricardo... ─abro con cuidado la puerta, las luces están apagadas y la poca luz que ilumina el cuarto proviene del pasillo. Está tirado boca a bajo sin el suéter que traía puesto ─, debo irme.No se inmuta en contestarme y yo no me inmuto en dar un paso más, solo opto por quedarme de pie sobre el vano de la puerta contemplando su cuerpo tonificado en completa relajación.Inspiro hondo antes de cerrar la puerta a mis espaldas y avanzar por el pasillo devuelta a la primera planta.─ ¿Verónica? ─lo oigo a mitad de camino. Quedo inmóvil debatiéndome sobre si es oportuno devolverme o marcharme de una vez por todas.S