Con el paso de los días la quemadura de Wari fue cicatrizando. Dejando en él una marca de por vida que tenía forma de raíces blancas que resaltaban sobre su piel color cobre opaco. Sus ojos tenían un tono muy similar al de la miel, que resaltaba con el brillo del sol y la luna, parecido a un barniz sobre la madera. El color de sus ojos llamaba mucho la atención de la tribu, ya que todos tenían ojos de un color oscuro, a excepción de él. Comenzaron por eso a llamarlo Inti churi ( hijo del sol). También llamaba la atención que entre sus mechones de cabello rizado y negro resaltaba un lunar de cabello blanco. Parecería ser que había heredado un rasgo del sol y uno de la luna, por esto también algunos en la aldea lo llamaban killa churi ( hijo de la luna). Wari era físicamente distinto a sus padres y a la tribu en general. Ya que todos en la comunidad, tenían el cabello negro y lacio, además su llegada al mundo fue algo que ellos nunca antes habían visto.
Sayani y Sisa construyeron su propia vivienda para vivir con Wari. Todos en la tribu contribuyeron para la construcción. Wari era un niño único, tanto físicamente como en su forma de ser. A diferencia de los otros niños, Wari casi nunca lloraba y cuando lo hacía se podían escuchar truenos y destellos en el cielo. A la edad de seis meses Wari comenzó a caminar, acompañando a sus padres a sus labores diarias.
Sayani había notado que muchas veces Wari se sentaba en la tierra a observa a los animales que lo rodeaban y al mismo tiempo muchos animales se acercaban a él, así podía pasar por horas. Cierto día Sayani llevó a dar un paseo a Wari por los alrededores de la aldea, se aceraron al río y para su sorpresa encontraron una familia de carpinchos. Wari sin miedo se acercó lentamente, mientras su madre lo observaba. El carpincho más grande acercó a Wari y atrás de él venían sus crías. El niño se acercó lentamente hacia el animal topando su frente con la del animal. El carpincho haciéndose a un lado parecería ser que le estaba presentado a sus crías. Sayani miraba sorprendida la escena y no entendía lo que estaba sucediendo.
La cría más pequeña lentamente se acercó a Wari sin miedo, acurrucándose en los pies de él. El niño después de dar un beso al animal corrió a donde su madre despidiéndose de ellos. Sayani sorprendida por lo que había visto decide acudir donde el jefe para comentarle lo sucedido.
Esa misma tarde, la joven madre fue en busca del kuraka para hablarle de lo que había visto esa mañana en el rio.
— Jefe, he tenido la oportunidad de ver mi hijo comunicarse con un animal sin palabras se ha acercado a él sin miedo. Mi hijo, lo trato como si fuera otro de nosotros. Gran maestro, ¿Qué debo hacer? — Dijo Sayani.
— Hija mía, a veces no comprendemos lo que la tierra nos brinda con amor. Somos seres tan codiciosos que hemos destruido muchas cosas — con una sonrisa continuo después de unos segundos en silencio — Pero tu hijo es un ser de amor, y no le importa si es un humano, una bestia o una planta, trata a todos por igual. Él es como el hombre de la leyenda, como el primer Rumi. Fuerte, amoroso y especial. Una vez más los dioses nos han demostrado su amor hacia nosotros enviándonos a este niño lleno de dones especiales.
— Me siento preocupada, temo que algo malo pueda pasarle.
— No temas por él, Wari es un niño diferente, entiende muchas cosas que nosotros no y podrá sobrevivir a este mundo. No te preocupes por él, aprende a apreciar sus dones que son únicos.
Sayani entendió perfectamente que Wari estaba a salvo y que corría peligro. Ella confiaba ciegamente en el kuraka de la tribu. Cada vez que miraba a Wari, se convencía más de que era un niño enviado por los dioses.
Esa misma noche Sayani le comento a Sisa lo que había ocurrido y también le contó lo que le había dicho el gran jefe.
— Yo también vi a Wari interactuando con los animales, yo sabía que algo extraño sucedía — Dijo Sisa entusiasmado — Es un niño muy especial, yo sabía que nuestros dioses no nos fallarían.
— Estoy muy feliz de que hayamos creado una vida tan única, día a día me sorprendo con algo más de él.
El tiempo iban pasando y el niño crecía con rapidez., además tenía una energía inigualable. En la aldea había otros niños con los que solía correr y jugar, pero, mientras los otros niños caían rendidos del cansancio, él seguía en pie y con ganas de seguir jugando y explorando. Sayani y Sisa estaban realmente cansados debido a la atención constante que debían ponerle al niño. Una mañana Sisa llevó a su hijo a una larga caminata, esperaba que eso lo cansara un poco. Se adentraron en la selva caminaron aproximadamente tres horas, Wari iba a un pazo acelerado mientras se sorprendía de todo lo que estaba viendo, él nunca había entrado a ese punto de la selva por lo que vio flores y plantas diferentes, también muchas aves de colores. Cuanto más se adentraban en la selva más cosas nuevas encontraba Wari. Al cabo de las tres horas de caminata Sisa tomo del brazo a Wari y lo jaló con fuerza ocultándolo detrás de una pila enorme de maleza. Justo frente a ellos, se encontraba un jaguar, recostado a escasos metros.
“No hagas ningún ruido” le susurro Sisa a su pequeño hijo. Ambos permanecieron en silencio observando al felino. Wari estaba encantado, nunca antes había visto un animal como ese, le parecía realmente hermoso, sentía una gran necesidad de acercarse al jaguar, pero su padre le había advertido de lo peligroso que podía llegar a ser. Después de que lo observaron por unos largos minutos ,Wari decidió finalmente acercarse a él. Su padre intentó detenerlo, pero fue imposible, el niño se movió con rapidez y en menos de cinco segundo se encontraba frente a frente con el enorme animal. Sisa pensó que no habría marcha atrás, pensó que perdería a su hijo. Pero Wari tenía su don tan especial, que cuando estuvo frente al jaguar, este no lo lastimo de ninguna manera, se miraron a los ojos por un largo rato, los ojos verdes del jaguar eran penetrantes y los mensajes que daba eran confusos para un niño pequeño como Wari. Finalmente, el animal puso su lomo frente a Wari, como si estuviera pidiendo una caricia, el niño extendió su mano y acarició el majestuosos pelaje del jaguar, era un momento realmente mágico, Sisa miró asombrado y deseaba volver a la aldea para contárselo a Sayani.
Sisa pensaba en muchas cosas mientras lloraba de la emoción. Al llegar a casa ese día, entro a su morada con brusquedad, se llenó de ternura al encontrar a Sayani recostada, dormida profundamente, su largo cabello negro intenso, recorría gran parte de su cuerpo, su respiración era lenta y pausada. Decidió dejar que descanse, a la mañana siguiente sería un mejor día para contarle lo que había pasado.
Wari, al cumplir un año comenzó a hablar con mucha claridad en su nativo. Al ver esto sus padres sorprendidos apoyaban y aportaban al desarrollo de su hijo, aunque sabían que era muy acelerado. Sin embargo, también querían que haga cosas de acuerdo con su edad para que no pierda esa experiencia necesaria. Pero Wari prefería pasar tiempo en la naturaleza a solas o con un carpincho que había comenzado a visitarlo a diario en su aldea desde hace algunos meses, debido al encuentro que tuvieron en el río. A Wari le gustaba sentarse en la esquina de su vivienda y observar cada una de las actividades que realizaban en la aldea. Pero algunos días también iba con sus padres a recolectar las cosechas, ya que a sus padres no les gustaba llevarlo con ellos debido a su corta edad. Wari ocasionalmente salía a hurtadillas de donde cuidaban a los niños para ir a observar y sorprender a sus padres en sus largas jornadas de trabajo. Wari ocasionalmente salía a hurtadillas de donde cuidaban a los niño
Con el paso de los días, Warí comenzó a escapar de casa y se escabullía tal cual un jaguar antes de cazar, para observar cómo entrenaban los boca de jaguar, llevando con él a su carpincho que se había convertido en su compañero de aventuras a través de sus juegos, sin darse cuenta Wari comenzó a imitar lo que veía de los boca de jaguar y de las bestias de la selva, casi como si fuera parte de él. Debido a esto Wari adquirió habilidades como la caza y el uso de las amas y la lucha. Los padres de Wari, al estar en contra de que él entrene, lo hacía a escondidas. Pero él no sabía que el hombre que lo había salvado en días anteriores lo observaba. Este hombre al darse cuenta de las increíbles habilidades de Wari, decido comentarlo con el Kuraka.El kuraka, observa a escondidas a Wari y se sorprende al notar que a tan corta edad haya podido desarrollar estas habilidades. Viendo su capacidad física tan prometedora, llama a los padres de Wari para que lo observen de lejos, al igual que él lo
Antes de emprender su travesía por la selva, a Wari se le ocurrió la idea de mostrarle a su nueva amiga, el árbol donde había nacido y donde los dioses le habían devuelto la vida. Tomándola de la mano la llevó hacía el lugar, aunque el trayecto no era largo, había que caminar una distancia considerable. El lugar donde Wari llegó al mundo había sido transformado en un espacio de adoración a los dioses, debido a lo ocurrido en su nacimiento. El árbol, a pesar de los años que habían pasado y del daño que había sufrido, mantenía sus raíces firmes y fuertes y sus hojas, aunque pocas, seguían floreciendo con una tonalidad verde intensa y otras habían tomado un color blanco similar al color de la cicatriz de Wari. Se podía ver en su tronco la grieta que había dejado el rayo que cayó sobre él, sin embargo, se había cubierto de corteza nueva, y por eso se asemejaba a una cicatriz sobre la piel.Wari, entusiasmado, corrió hasta el árbol, mientras le contaba a Suyana que en ese lugar fue donde
Los niños acompañados de su gran amigo carpincho decidieron seguir la ruta ya trazada, realizando un esfuerzo sobrehumano para transportar el cadáver del animal, atravesando una espesa selva con temor a perderse, escuchando los sonidos de la naturaleza, el viento susurrante, el sol que se ocultaba entre las copas de los árboles. El viento soplaba con fuerza, elevando la tierra y partículas pequeñas hacia el rostro de los dos exploradores. Los animales ya empezaban a percibir el olor de la carne muerta, con miedo el niño tomó su lanza para poder seguir adelante y protegerse de las bestias de la noche. Llegaron al lugar donde horas atrás, se habían detenido a descansar. Al ver un rastro de la braza sobrante, tenuemente encendido, con un rojo brillante, Wari decidió amarrar hojas a su lanza y realizar una antorcha para iluminar su camino a casa. El carpincho caminaba delante de ellos con la intención de protegerlos.De repente, sonó un ruido estruendoso, apareciendo de entre la oscuridad
Todos en la tribu estaban realmente intrigados por la extraña herida del animal. El kuraka había examinado la herida con detenimiento durante toda noche. A pesar de todos sus conocimientos no pudo determinar que pudo haber causado la herida. Eso lo preocupo bastante, la muerte indescifrable de ese animal significaba para su tribu un peligro constante. No sabían a lo que se estaban enfrentando.Tal vez podría ser un animal que no conocemos — Sugirió Amaru al kuraka.Es posible, la selva es muy extensa y la Pacha mama nos sorprende todo el tiempo — Dijo el kuraka pensativo — Seguramente es algún tipo de criatura nocturna.Tenemos que estar alerta durante las noches, no podemos permitir que esa bestia nos sorprenda dormidos y ataque a nuestra tribu.Tienes razón. ¡Escuchen todos! — Grito el kuraka para que la tribu lo pueda oír — ¡Tenemos que organizarnos para proteger nuestra tribu, hay un animal que nunca antes hemos visto merodeando por nuestro territorio!Todos se miraron entre sí co
Poniéndose de pie, miro con detenimiento lo que había encontrado. Levantó su mano mostrando a todos la pequeña esfera. Desatando miedo en la población, sin saber ni poder explicar que era el objeto. Pero definitivamente era lo que había causado la herida en el animal. Para no causar pánico en la comunidad el anciano con voz firme dijo:Esto proviene de las manos de los dioses, es un castigo. Por eso lo encontró el killa churi, para alertarnos a todos. Los dioses están molestos.¿Están molestos con nosotros? — Preguntó alguien entre la multitud.No lo sabemos. Debemos realizar una ofrenda especial, para apaciguar la ira de los dioses. Todos debemos recolectar la mejor parte de nuestras cosechas. Mañana nos encontraremos aquí, muy temprano. Todos tendrán que traer algo para hacerlo parte de la ofrenda.Todos se retiraron a trabajar en lo que el kuraka había pedido. Wari se quedó hasta el final y se acercó al kuraka con una duda. No había dejado de pensar en aquel inquietante sueño, y p
Un grupo de cinco niños estaban a vísperas de comenzar a entrenar con los guerreros boca de jaguar, entre ellos estaba Wari, quienes estaba realmente entusiasmado de que finalmente el día que tanto esperaba estuviese tan cerca. Siempre que había un grupo de nuevos niños la tribu organizaba una celebración. El kuraka había pedido que trajeran muchos alimentos y también días atrás había comenzado con la preparación de la chicha, misma que requería dé varios días para fermentarse. Todos estaban muy entusiasmados a excepción de Suyana. Ya que no había sido llamada para unirse a los guerreros y era algo que deseaba desde hace tiempo.— No sé porque el jefe no me ha incluido en el grupo de los que iniciarán — Le dijo ese día Suyana a Wari.— Es raro, pensé que había visto todas tus habilidades.— Quizás no soy tan hábil como tú Wari, yo no soy tan fuerte, ni hablo con los animales.— No es necesario eso, creo que tal vez, no se ha dado cuenta de tu potencial aún. Hemos aprendido a hacer muc
Los visitantes y los Rumi formaron una excelente relación que los llevó a compartir tradiciones y conocimientos. Se quedaron treinta días y treinta noches. Wari y Atreus habían formado una estrecha relación.El día en que los visitantes partieron Wari, con lágrimas le entregó la lanza con la que se había protegido todo ese tiempo. Atreus agradecido tomó la lanza y la sostuvo mientras se alejaba y desaparecía entre los árboles.Después de la visita, todo había marchado con normalidad en la tribu, y los niños ya habían empezado su entrenamiento. Cierto día, Wari y Suyana , estaban en la orilla del río recolectando piedras para fabricar las puntas de sus flechas. Buscaban las piedras más lizas y redondas. Estuvieron un largo rato ya que también jugaban con los peces y se salpicaban agua el uno al otro. Hace algún tiempo que no Visitaban el río, esa pequeña travesía común, les causó mucha emoción, sin embargo, no podían quedarse mucho tiempo, ya que el kuraka los esperaba.Entonces, Wari