Piero volvió a su casa y le contó a su esposa lo que habló con la docente de su hija, pero evitó decir la parte en que le confesó que a ella le quedaba poco tiempo de vida.
Era realmente compasivo con ella, aunque no estaba perdidamente enamorado, él no estaba seguro de poder amar de otra manera, por lo que para él, lo que sentía era amor.
También era consciente de que ella lo amaba mucho más profundamente a él.
-Ahora que estamos solos, quiero hablar sinceramente.
Piero siempre evitaba hablar del tema con ella, porque sabía que Katherine quería hablar de su enfermedad y del tiempo que le quedaba y realmente le dolía hasta la inmensidad lo que su esposa estaba viviendo.
-Amor, vas a ver como con el último tratamiento vas a ir mejorando.
-¡Basta! Ya sabemos los dos que no voy a mejorar, que estoy empeorando día a día y que no me queda de vida más que dos o tres meses y tenemos que hablar ahora.
Estaba dolido y hasta desconcertado porque ella era más fuerte que él.
-Piero, quiero hablar sinceramente y es necesario hacerlo.
-Te escucho, cielo.
-Te amo y fui inmensamente feliz a tu lado, también sufrí en silencio cada vez que…vos…tenías tus cosas fuera de nuestro hogar.
-Yo no…
-Siempre supe todo, debo decirte que sos cuidadoso y discreto y eso te lo agradezco, nunca expusiste nuestro matrimonio, solo te pido que sigas siendo cuidadoso, por nuestra hija…cuando tenga un reemplazo, necesito que te asegures que quiera a nuestra niña y veles por ella mucho más que hasta ahora.
-Katy, yo jamás…
-Piero, sos el hombre más atractivo que conocí, sos joven y apasionado, sé que vas a encontrar a otra mujer, te merecés encontrarla, solo espero que sea decente y no vaya detrás de nuestra fortuna.
-Amor…
-Cielo, escúchame, por favor.
Piero tenía un nudo en la garganta, se dio cuenta que él no era valiente, que tampoco era discreto cuando buscaba amores fáciles, solo para sentirse más hombre y querer buscar algo de libertad por ahí.
-Sos el dueño de la mitad del emporio y la otra mitad le queda a Camila, que va a poder hacer uso de ella cuándo cumpla 21 años, porque considero que a los 18 años, cuándo sea mayor de edad para casi todo, a lo mejor no tiene la madurez suficiente para hacerse cargo de semejante fortuna, sin embargo, sos el responsable total y absoluto de duplicar o quintuplicar o lo que sea, es decir para cuidar su fortuna, sé que lo vas a hacer bien, nunca quise hacer un contrato prenupcial, porque si me fallabas en eso, quería decir que nada valía la pena, y no lo hiciste, por eso sigo confiando en vos, como siempre, sos increíblemente inteligente, sos el hombre soñado, por eso te amo.
-Yo también te amo…perdón.
Dice Piero llorando como un niño y tal vez arrepentido por las infidelidades que le brindó a su mujer.
-Amor, siempre volviste a casa, siempre cenaste y dormiste conmigo y estoy segura que a ellas no las recordás, a lo mejor no sabés el nombre y sé cómo te impacté yo cuándo me conociste, porque vos me impactaste de igual manera.
-Te amo.
Le dijo Piero tratando de sonreír y de contener sus lágrimas.
-Me encantó la desfachatez que tuviste al sonreír con seducción aunque te dijeron que yo era la dueña de todo y eso no lo hiciste por mi fortuna sino por mi persona.
-Sos maravillosa, hermosa y única.
-Gracias por todo.
-Por favor, quiero de verdad, compartir miles de años más con vos, más allá de alguna que otra indiscreción, solo lo hice por idiota, porque de verdad te amo.
-Lo sé, amor, lo sé y sé cuánto amás a nuestra hija.
Él la besó con ternura, pero Katherine profundizó el beso, antes de que su marido llegara, ella había tomado una ración doble de la droga para evitar los dolores profundos que sentía, con toda la intención de poder tener relaciones sexuales con su hombre, con el amor de su vida.
Él dudó, por el estado de ella, pero supo que Katy lo necesitaba.
Terminaron haciendo el amor, fue distinto a cuando se conocieron y también lo fue a cuando ya estaban casados, hacía bastante que no tenían sexo, ella empeoraba día a día.
Tampoco él últimamente se iba por ahí, tenía demasiado dolor en su alma y en su corazón.
Piero la hizo sentir deseada y amada, su esposa se lo agradeció, sabiendo que posiblemente esa sería la última vez que estarían juntos.
Lamentablemente no se equivocó.
Poco a poco se iba apagando su vida.
Solo le pedía a dios que su hija no se quedara desamparada, que Piero no caiga en brazos de alguna mujer déspota que le hiciera mal a su niña.
Sabía el atractivo que tenía su marido, las mujeres caían en sus brazos, ella misma lo había hecho y estaba desesperada por él.
Fueron pasando los días, entre recuerdos hermosos, Katherine siempre elegía guardar lo mejor de cada persona, mucho más de Piero que era todo para ella.
Tal vez él no la amó como ella hubiese querido, pero ella sabía cómo había forzado todas las situaciones para atraparlo, fue en lo único que estaba consciente de que usó su fortuna y su poder, aparte de su seducción, para inclinar la balanza siempre a su favor, él no era un hombre interesado, ni siquiera intentó sacar provecho de la situación, era ella quién le brindaba, en principio, más de lo que debía, solo para quebrar su voluntad de todas las maneras posibles y hasta se embarazó para tenerlo siempre a su lado, por eso se casaron.
Ella amaba a su hija, eso no lo dudaba nadie, lo que no sabían era que Katherine provocó ese embarazo, solo por retenerlo.
No es que Piero se hubiese ido de su lado, posiblemente no se hubiera ido, pero quiso asegurarse, fue cuando descubrió que la engañó por segunda vez, entonces puso toda la artillería y se embarazó.
No se arrepentía, tenía a una hija maravillosa y al marido ideal, al hombre por el que daba su vida, lástima que el destino a veces es cruel y la vida se le terminaba demasiado pronto.
Al menos la vivió plenamente y con seres maravillosos a su lado.
Los días algunas veces parecían que lo hacían vertiginosos y otras veces parecían más lentos que de costumbre.
Camila estaba más sensible que nunca y en el colegio apenas podían contenerla, sólo se tranquilizaba si estaba en brazos de Mora, tanto que varios niños lo comentaron en sus casas y algunos padres se acercaron a cuestionar la actitud de la docente que permitía más de lo normal.
La directora llamó a los padres a una reunión especial, exceptuando a lo padres de Camila.
La reunión la llevaron a cabo entre ella y Mora.
Les explicaron a los padres la situación de la alumna y por las dudas les hicieron firmar un documento en donde se les exigía total hermetismo y que no lo comentaran con sus hijos, porque a veces los niños sin ningún motivo son ponzoñosos, por supuesto que otras veces son más empáticos que los adultos.
Comprendieron la gravedad de la situación.
Era difícil para todos.
Días más tarde Camila no asistió a clases y al segundo día que eso sucedía, alguién del servicio doméstico, posiblemente el ama de llaves, les informó al colegio que la señora Katherine Halland, había fallecido.
Les comunicaron en donde se iba a llevar a cabo el velatorio de los restos mortales de dicha señora.
Mora, junto con la directora y la vicedirectora del establecimiento educativo, se acercaron a dicho lugar para dar su pésame.
Cuando llegaron se asombraron porque Camila estaba presente.
Estaba acompañada por una señora que parecía ser su niñera, pero Camila estaba sentada en las piernas de su padre.
Cuando la pequeña vio llegar a Mora, se paró y corrió a su lado, rompiendo en un llanto desconsolado.
La joven alzó a la criatura y lloró con ella.
Los directivos se acercaron a Piero para saludarlo.
Él ya se había parado, mirando la escena de su hija junto a su docente.
Mora intentó calmarse, cuando lo logró, a medias, pero al menos pudo contener sus lágrimas, saludó a Piero, quién no se había movido de su lado ya que ella tenía a la niña en sus brazos.
-Lo lamento mucho, señor.
Él no le contestó, ya que el nudo que tenía en su garganta le impidió hablar, no era solo el dolor de perder a su mujer, que no se merecía haber tenido ese final tan temprano, sino por la angustia que estaba viviendo su hija.
Mora se sentó y la niña no salió de sus brazos.
Pasaron dos horas y los directivos consideraron que se debían retirar.Camila le pidió a su maestra que se quedase con ella.Mora accedió.Cerca de las 9 de noche, una persona le acercó un sandwich a Mora, la niña no quería comer nada, pero compartió lo que la docente estaba comiendo y solo en ese momento tomó gaseosa también del vaso de su maestra, luego con ella, fue al baño.Más tarde le sonó el teléfono a la jovén docente, se alejó un poco de su alumna jurándole que no se iba a ir, la niña, creyendo en su maestra, permitió que ésta se aleje.Piero fue detrás de Mora para decirle que no era necesario que se quedara y sin querer escuchó la conversación telefónica, el hombre que estaba hablando con ella, hablaba fuerte y él, aunque estaba detrás de ella, escuchaba todo perfectamente.-¿En dónde estás?-Sucedió algo, falleció la mamá de una alumna mía y estoy en el velorio.-Ok, saluda y listo, anda a tu casa, que paso por allá.-No puedo, la niña me necesita.-Debe tener a su padre y
El sábado a media mañana, a Mora, le sonó el teléfono, era un número desconocido, iba a cortar pensando que era alguien que le iba a ofrecer algún producto que no servía para nada, o tal vez podría ser una encuesta política, sin querer, en lugar de cortar, contestó.-Hola, ¿Mora?-Sí ¿Quién habla?-Perdón, soy Piero, el padre de Camila.-¿Le sucedió algo a Camila? ¿Cómo está?Ella enseguida pensó en la chiquilla, que sin duda estaba pasando por el peor momento de su vida.-No quisiera molestarte, pero Camila no deja de llorar y me preguntó si podías venir a verla.Mora se asombró ante tal petición, pero entendía que entre ella y la niña había una conexión especial.Decidió acceder ante la petición de su alumna.-Sí, dígame la dirección que me acerco.-Te mando un chofer.-No es necesario, señor.-Por favor.-No se preocupe, tengo vehículo propio, puedo acercarme.Sofía la estaba escuchando muy intrigada, pero por la seriedad con que contestaba su hermana, no se animó a hacer ningún co
Llegó a su casa por la noche del domingo, estaba cansada, solo quería comer algo sencillo, darse una ducha y dormir, pero al acostarse en su cama, de nuevo recordó la mirada de Piero.Definitivamente estoy loca, pensó, tratando de conciliar el sueño.Al día siguiente Camila se reincorporó al colegio, ella había hablado con sus alumnos el viernes anterior, lo hizo a instancia de la directora que le dijo que eso era lo correcto.La niña se abrazó a ella en cuanto la vió.Pero Mora no la alzó a upa, tenía que encontrar la forma de despegarla de a poco de su lado y que interactúe con sus compañeros de clases.Sabía que aunque ella quería consolarla en todo momento, lo mejor para Camila era que se adapte a su nueva vida y que pueda resolver por su cuenta los problemas que surgían.Los primeros días estuvo bien, pero el día jueves no quiso irse con la niñera, a Mora le daba la impresión de que la niñera era demasiado fría con la niña, tal vez la había retado por algo.Mora buscó en sus cont
La mucama la acompañó hasta la puerta indicada.Mora golpeó suavemente y entró solo cuándo escuchó que desde adentro le indicaron que entrara.-Permiso señor.Era un momento embarazoso.-Perdón por el momento que pasaste.-No es nada, señor, solo tiene que comprender que la niña perdió hace muy poquito a su madre y se siente sola.El hombre inspiró profundamente.Estaba contrariado.No sabía muy bien el motivo y se sentía cansado.Fue cuándo se le ocurrió una idea que le pareció genial, sin pensarlo dos veces, hablo.-Te propongo trabajar para mí, te contrato los sábados y si podés, también los domingos, estoy quitandote tiempo y no es justo.A Mora la tomó por sorpresa, luego lo miró con decepción.¿De verdad este hombre creía que el cariño que ella sentía por su hija lo podía comprar?Era un idiota más.-No se ofenda señor, pero de verdad vengo a ver a Camila cuándo ella lo desea y usted lo permite, solo porque le tengo mucho cariño a su hija, no estoy buscando que me contrate y com
-Quisiera hablar unos minutos con vos, para saber cómo avanza Cami en el colegio, si es que lo hace, seguime por favor, vamos a hablar más tranquilos en mi estudio.-Bueno, me despido de Cami, es un segundo, es que luego tengo que…hacer un trámite.Piero estaba a punto de sonreír, porque Mora llamó trámite ir a un salón de belleza, tal vez para ella lo era.Por lo que escuchó, antes era bastante más informal y él estaba seguro que tenía que ver con su novio y no con su empleo.Le habría encantado conocerla cuando usaba el cabello violeta, si ahora parece jovencita, en ese momento le hubiera parecido una criatura y tal vez no la hubiera mirado.Ahora sí que no reprimió la sonrisa, porque sabía que la hubiera mirado igual.Mora salió del cuarto de Cami, luego de prometerle que vendría en otro momento.Piero la esperó en el pasillo y los dos fueron al estudio del hombre.Él no quería parecer un jefe, por lo que se sentó en el sillón y la invitó a ella a hacer lo mismo.Ella tenía una pol
Piero estaba acompañado de una mujer hermosa, creía que iba a terminar la noche en su departamento, estaba casi relajado, hacía mucho tiempo que no se sentía así.Esa chica le estaba hablando al oído mientras él la tenía por la cintura, cuándo vio que varias miradas se dirigieron a la entrada.Vió entrar a un conocido, aunque tenían cierta amistad no lo podía considerar su amigo, habían hecho algunos negocios juntos, tenían acciones en común en varias empresas y hasta habían salido de juerga alguna que otra vez, estaba casi seguro que Katy se había enterado de sus infidelidades por él.Los ojos de Piero se posaron en la acompañante del hombre que acababa de entrar, que era, sin dudas, la que se llevaba todas las miradas.Era una mujer espectacular, una rubia sumamente llamativa, con un cuerpo infartante, provocativa como pocas, pero no dejaba de ser elegante, sin duda el vestido rojo que llevaba puesto, había sido hecho a medida para su escultural cuerpo.No podía apartar su vista de
Piero no dijo que la conocía y ella, por miedo a la reacción de Amadeo se calló la boca.Solo esperaba no encontrarse otra vez con el padre de su alumna.Seguramente eso era imposible, a lo mejor, para guardar las apariencias, en los últimos eventos en los que ella había acompañado a Amadeo, no se cruzaron, porque su esposa estaba en sus últimos momentos de vida.Sí, seguramente era solo por las apariencias.Mora se sentía totalmente incómoda.Ella siempre había dicho que tenía novio, no estaba en falta con Piero y mucho menos con Amadeo.Siempre habló de su novio como su prometido, porque él así la presentaba a ella y no eran solo palabras, Amadeo realmente se quería casar con ella.El empresario deliraba por la joven docente.Quería tener mucho más de ella y sentía que no lo terminaba de lograr, a pesar de tenerla y de poner su inmensa fortuna a los pies de la joven y que ella se entregaba a él, había como una pared entre ellos, una barrera que no podía derribar.Eso lo tenía mal y
Piero no podía dejar de pensar en los últimos acontecimientos.Mora ocupaba gran parte de sus pensamientos.Lo que a Piero le molestaba, era que ese infeliz tuviera en sus brazos a semejante mujer, él creía que Amadeo no la merecía.Mora le mentía en tonterías como comprarse un vestido a último momento, pero también le ocultaba información importante, como que pasaba en su casa muchos sábados por la tarde.Con ese tema se sentía poderoso, aunque en definitiva era algo que no tenía que ver con él, pero sí con su hija y con el inmenso corazón de la docente.Pasó un sábado y convenció a su hija de salir a pasear, por lo que evitó llamar a Mora.Piero no sabía muy bien qué pasaba por la mente de la maestra, pero estaba seguro de que aparte de asombrarse al coincidir en ese evento y descubrir que él conocía a su novio, a ella no le gustó descubrir que luego de confesarle que la deseaba, a las pocas horas lo vio en brazos de otra mujer.Sí supiera que él salió casi inmediatamente de su casa