Pasaron dos horas y los directivos consideraron que se debían retirar.
Camila le pidió a su maestra que se quedase con ella.
Mora accedió.
Cerca de las 9 de noche, una persona le acercó un sandwich a Mora, la niña no quería comer nada, pero compartió lo que la docente estaba comiendo y solo en ese momento tomó gaseosa también del vaso de su maestra, luego con ella, fue al baño.
Más tarde le sonó el teléfono a la jovén docente, se alejó un poco de su alumna jurándole que no se iba a ir, la niña, creyendo en su maestra, permitió que ésta se aleje.
Piero fue detrás de Mora para decirle que no era necesario que se quedara y sin querer escuchó la conversación telefónica, el hombre que estaba hablando con ella, hablaba fuerte y él, aunque estaba detrás de ella, escuchaba todo perfectamente.
-¿En dónde estás?
-Sucedió algo, falleció la mamá de una alumna mía y estoy en el velorio.
-Ok, saluda y listo, anda a tu casa, que paso por allá.
-No puedo, la niña me necesita.
-Debe tener a su padre y a alguna niñera, te espero en tu casa.
-No puedo, por favor, comprendeme.
-¿No entendés que para ellos son una sirvienta? ¿Pensás que te van a querer más? ¿Sos estúpida?
-Basta, por favor.
-Andá a tu casa.
-Me quedo acá, la criatura me necesita, no le voy a fallar.
-Cuándo nos casemos vas a dejar de lado tanta estupidez, ya te dije que tenés mi fortuna a tus pies, ponete a estudiar algo verdadero para entretenerte.
-No es el momento de hablar de eso.
-Falta poco para nuestro casamiento, no te olvides, tenés que ser una señora, no una sirvienta, soy millonario y te amo.
-Te veo mañana, también te amo.
Mora cortó la llamada y al girar chocó con Piero.
-Perdón señor, lo lamento.
-No es necesario que te quedes.
Le dijo abrumado.
Ella negó con su cabeza.
-Si usted me lo permite, yo quiero acompañar a su hija.
Lo dijo con suavidad y con firmeza a la vez.
Le asombró la determinación de ella al contestarle a él y también porque sin querer, supo que al día siguiente iba a tener problemas con su novio por estar allí y no parecía importarle.
Internamente le agradeció que la prioridad de ese momento sea su hija.
Luego de fumar un cigarrillo, iba a disponer cerrar el lugar hasta la mañana del día siguiente para llevar a media mañana el cuerpo de su esposa al cementerio, de paso dejaría a su hija en la mansión en donde vivían, la niña se quedaría con la niñera.
Cuando estaba hablando del tema, su hija se bajó de las piernas de Mora y se acercó a él.
-Papá es la última noche que vamos a estar con mamá, quiero quedarme acá, con ella.
Quedó petrificado ante semejante pedido.
Por supuesto que accedió.
Camila volvió a los brazos de su maestra.
Pasada la medianoche vio como estaban las dos dormidas, no habían dejado de abrazarse.
Le daba pena su hija, pero comprendía que la docente no tenía porque pasar la noche en un velorio de una persona que no conocía, solo por acompañar a una alumna.
Recordó las palabras del novio de la chica, cuando le decía que allí no era más que una sirvienta.
Él jamás consideró que los docentes sean sirvientes, ni siquiera a la niñera que atendía continuamente a su hija y se dio cuenta que esa niñera tenía menos empatía que la maestra.
La despertó con suavidad.
-Disculpame, no es necesario que pases la noche acá.
-Disculpe señor, si le molesta, me retiro inmediatamente, sino, le pido que me permita estar hasta que Camila lo disponga, ella está mal y en lo que pueda ayudarla, lo voy a hacer, siempre con su permiso.
-No me molestás, al contrario, te lo agradezco mucho, pero no es tu obligación.
-No estoy por obligación.
-Gracias.
-Señor, por favor, no me lo agradezca.
Piero se alejó nuevamente y se dirigió a un sector en donde podía fumar.
Se quedó pensando en el trato que ella recibió de su novio, realmente no la trató nada bien, aunque le dijo que la amaba y que su fortuna estaba a sus pies.
Debía ser un hombre rico, pensó.
No estaba conforme con que ella trabaje de maestra.
Debía tener muchas virtudes, porque para enamorar a esa mujer, que sin duda era especial y distinta a las demás, tenía que ser un buen tipo.
Realmente estoy agotado y quiero escapar de la realidad que estoy viviendo, porque no tiene sentido las cosas que estoy pensando.
Se acercó al cajón de su mujer, mirando su cadáver, recordó lo bella que era y como quedó impactado por ella cuándo se conocieron, le pidió perdón por haberla engañado y le prometió cuidar más que nunca de la hija que ambos tenían en común.
Con lágrimas en sus ojos, se alejó de allí, fue al sector en donde estaba sentada Mora con Camila en brazos.
Mora estaba despierta, pero su hija dormía, aunque estaba agitada.
Ambos se despertaron temprano, durmieron mal, incómodos y con una tristeza que se notaba a simple vista.
Un poco antes de ir al cementerio, se despertó Camila, cuando recordó en donde estaba, un llanto inconsolable se apoderó de ella.
Mora la consoló y la niña se abrazó a ella y a su padre al mismo tiempo, acercándolos a uno contra el otro.
-Perdón Mora.
Dijo él cuando se dio cuenta que estaban muy juntos.
-No se preocupe, señor.
Se alejaron y cuando Piero quiso que su hija fuera a su casa, la niña no quiso, se mantuvo firme diciendo que iba a acompañar a su madre hasta el cementerio y le pidió a su maestra que ella también vaya.
Recién cuando salieron del cementerio Camila se quedó en brazos de su padre, Mora se despidió rápidamente y fue hasta su casa para ducharse e ir a trabajar.
Piero pretendió decirle que la llevaría un chofer hasta su casa, pero cuando la buscó, ella ya se había ido.
Padre y su hija llegaron a su casa, abrazados y estuvieron llorando todo el día, él sabía que la ausencia de Katherine se iba a notar aún más en los próximos días.
Mentalmente estaba tratando de prepararse para ello.
En cuánto su hija se durmió, habló con la niñera, para que tuviera más paciencia, le dijo que la niña tuviera lo que quisiera, que no era momento de educarla, sino de contenerla, que ya iba a haber tiempo para ser estrictos.
Él sabía que la niñera a veces era estricta con su hija y Piero pretendía mimarla y malcriarla, que sufriera lo menos posible la pérdida de su madre.
Mora llegó al colegio y la directora la mandó a llamar para preguntarle cómo se quedó la niña.
Ella le dijo que estuvo toda la noche y que inclusive los acompañó hasta el cementerio.
-Mora, no era necesario.
-Le juro que Camila me necesitaba.
-No lo dudo, pero no te olvides que tenés a 30 alumnos más.
-No lo hago, ahora vemos cómo recomponer todo y volver a la normalidad, aunque para ella no va a ser nada normal, porque su mamá ya no está.
-Morita, niña, a lo largo de la carrera de docente vas a vivir muchas tragedias de tus alumnos, por tu bien, tratá de no tomarlo personal.
-Es difícil.
-No te digo lo contrario, pero por vos, intentalo.
-Sí señora.
Mora volvió al aula, pensando que más que difícil era imposible.
Cuándo estuvo en su casa, se dio otra ducha, para sacarse el cansancio, se vistió elegantemente y se maquilló en forma exquisita.
No tenía ganas, pero salió a cenar con su novio, luego, con la excusa de un dolor de cabeza, evitó ir a la casa de él a pasar la noche, estaba extenuada y no podía sacarse la carita de Camila de su cabeza.
Le parecía inapropiado llamar por teléfono para tratar, de alguna manera, consolar a la niña.
Apenas pudo descansar, le costó bastante levantarse a la mañana siguiente ya que tardó mucho en dormirse.
Esa semana Camila no asistió a clases, era una niña inteligente y comprendía rápido cada consigna por lo que Mora no se preocupó, tampoco pensaba darle tarea extra cuándo se reincorporará a clases.
El jueves, la hermosa docente ya no pudo negarle a su novio pasar la noche juntos.
Sin embargo ella no estuvo tan a gusto como siempre, algo había cambiado en su interior.
Ella lo atribuyó a la terrible experiencia que había pasado esa semana, esperaba que todo vuelva a la normalidad, se sintió egoísta pensando así, sabiendo que la vida de Camila había cambiado para siempre.
Seguramente también había cambiado la vida de Piero, ese hombre tan serio, que en
parte le recordaba a su novio, es que se notaba que ambos eran hombres ricos, acostumbrados a tener poder, a exigir, a mandar y los dos eran extremadamente apuestos.
Se estremeció al pensar así, luego pensó que era verdad, que reconocer que un hombre es atractivo o apuesto, no significaba nada.
Había varios actores y hasta algunos cantantes que eran apuestos y era normal admirar su belleza, para eso estaban los ojos.
Lo que sucedía es que a Mora le parecía inapropiado pensar así de él, por todo lo que pasó el padre de Camila últimamente.
Es que ella estaba pensando que él era atractivo y Piero estaba llorando a su esposa.
Intentó dormir con la imagen de su novio, Amadeo era increíblemente atractivo, con ese pensamiento logró tranquilizarse y dormir.
El sábado a media mañana, a Mora, le sonó el teléfono, era un número desconocido, iba a cortar pensando que era alguien que le iba a ofrecer algún producto que no servía para nada, o tal vez podría ser una encuesta política, sin querer, en lugar de cortar, contestó.-Hola, ¿Mora?-Sí ¿Quién habla?-Perdón, soy Piero, el padre de Camila.-¿Le sucedió algo a Camila? ¿Cómo está?Ella enseguida pensó en la chiquilla, que sin duda estaba pasando por el peor momento de su vida.-No quisiera molestarte, pero Camila no deja de llorar y me preguntó si podías venir a verla.Mora se asombró ante tal petición, pero entendía que entre ella y la niña había una conexión especial.Decidió acceder ante la petición de su alumna.-Sí, dígame la dirección que me acerco.-Te mando un chofer.-No es necesario, señor.-Por favor.-No se preocupe, tengo vehículo propio, puedo acercarme.Sofía la estaba escuchando muy intrigada, pero por la seriedad con que contestaba su hermana, no se animó a hacer ningún co
Llegó a su casa por la noche del domingo, estaba cansada, solo quería comer algo sencillo, darse una ducha y dormir, pero al acostarse en su cama, de nuevo recordó la mirada de Piero.Definitivamente estoy loca, pensó, tratando de conciliar el sueño.Al día siguiente Camila se reincorporó al colegio, ella había hablado con sus alumnos el viernes anterior, lo hizo a instancia de la directora que le dijo que eso era lo correcto.La niña se abrazó a ella en cuanto la vió.Pero Mora no la alzó a upa, tenía que encontrar la forma de despegarla de a poco de su lado y que interactúe con sus compañeros de clases.Sabía que aunque ella quería consolarla en todo momento, lo mejor para Camila era que se adapte a su nueva vida y que pueda resolver por su cuenta los problemas que surgían.Los primeros días estuvo bien, pero el día jueves no quiso irse con la niñera, a Mora le daba la impresión de que la niñera era demasiado fría con la niña, tal vez la había retado por algo.Mora buscó en sus cont
La mucama la acompañó hasta la puerta indicada.Mora golpeó suavemente y entró solo cuándo escuchó que desde adentro le indicaron que entrara.-Permiso señor.Era un momento embarazoso.-Perdón por el momento que pasaste.-No es nada, señor, solo tiene que comprender que la niña perdió hace muy poquito a su madre y se siente sola.El hombre inspiró profundamente.Estaba contrariado.No sabía muy bien el motivo y se sentía cansado.Fue cuándo se le ocurrió una idea que le pareció genial, sin pensarlo dos veces, hablo.-Te propongo trabajar para mí, te contrato los sábados y si podés, también los domingos, estoy quitandote tiempo y no es justo.A Mora la tomó por sorpresa, luego lo miró con decepción.¿De verdad este hombre creía que el cariño que ella sentía por su hija lo podía comprar?Era un idiota más.-No se ofenda señor, pero de verdad vengo a ver a Camila cuándo ella lo desea y usted lo permite, solo porque le tengo mucho cariño a su hija, no estoy buscando que me contrate y com
-Quisiera hablar unos minutos con vos, para saber cómo avanza Cami en el colegio, si es que lo hace, seguime por favor, vamos a hablar más tranquilos en mi estudio.-Bueno, me despido de Cami, es un segundo, es que luego tengo que…hacer un trámite.Piero estaba a punto de sonreír, porque Mora llamó trámite ir a un salón de belleza, tal vez para ella lo era.Por lo que escuchó, antes era bastante más informal y él estaba seguro que tenía que ver con su novio y no con su empleo.Le habría encantado conocerla cuando usaba el cabello violeta, si ahora parece jovencita, en ese momento le hubiera parecido una criatura y tal vez no la hubiera mirado.Ahora sí que no reprimió la sonrisa, porque sabía que la hubiera mirado igual.Mora salió del cuarto de Cami, luego de prometerle que vendría en otro momento.Piero la esperó en el pasillo y los dos fueron al estudio del hombre.Él no quería parecer un jefe, por lo que se sentó en el sillón y la invitó a ella a hacer lo mismo.Ella tenía una pol
Piero estaba acompañado de una mujer hermosa, creía que iba a terminar la noche en su departamento, estaba casi relajado, hacía mucho tiempo que no se sentía así.Esa chica le estaba hablando al oído mientras él la tenía por la cintura, cuándo vio que varias miradas se dirigieron a la entrada.Vió entrar a un conocido, aunque tenían cierta amistad no lo podía considerar su amigo, habían hecho algunos negocios juntos, tenían acciones en común en varias empresas y hasta habían salido de juerga alguna que otra vez, estaba casi seguro que Katy se había enterado de sus infidelidades por él.Los ojos de Piero se posaron en la acompañante del hombre que acababa de entrar, que era, sin dudas, la que se llevaba todas las miradas.Era una mujer espectacular, una rubia sumamente llamativa, con un cuerpo infartante, provocativa como pocas, pero no dejaba de ser elegante, sin duda el vestido rojo que llevaba puesto, había sido hecho a medida para su escultural cuerpo.No podía apartar su vista de
Piero no dijo que la conocía y ella, por miedo a la reacción de Amadeo se calló la boca.Solo esperaba no encontrarse otra vez con el padre de su alumna.Seguramente eso era imposible, a lo mejor, para guardar las apariencias, en los últimos eventos en los que ella había acompañado a Amadeo, no se cruzaron, porque su esposa estaba en sus últimos momentos de vida.Sí, seguramente era solo por las apariencias.Mora se sentía totalmente incómoda.Ella siempre había dicho que tenía novio, no estaba en falta con Piero y mucho menos con Amadeo.Siempre habló de su novio como su prometido, porque él así la presentaba a ella y no eran solo palabras, Amadeo realmente se quería casar con ella.El empresario deliraba por la joven docente.Quería tener mucho más de ella y sentía que no lo terminaba de lograr, a pesar de tenerla y de poner su inmensa fortuna a los pies de la joven y que ella se entregaba a él, había como una pared entre ellos, una barrera que no podía derribar.Eso lo tenía mal y
Piero no podía dejar de pensar en los últimos acontecimientos.Mora ocupaba gran parte de sus pensamientos.Lo que a Piero le molestaba, era que ese infeliz tuviera en sus brazos a semejante mujer, él creía que Amadeo no la merecía.Mora le mentía en tonterías como comprarse un vestido a último momento, pero también le ocultaba información importante, como que pasaba en su casa muchos sábados por la tarde.Con ese tema se sentía poderoso, aunque en definitiva era algo que no tenía que ver con él, pero sí con su hija y con el inmenso corazón de la docente.Pasó un sábado y convenció a su hija de salir a pasear, por lo que evitó llamar a Mora.Piero no sabía muy bien qué pasaba por la mente de la maestra, pero estaba seguro de que aparte de asombrarse al coincidir en ese evento y descubrir que él conocía a su novio, a ella no le gustó descubrir que luego de confesarle que la deseaba, a las pocas horas lo vio en brazos de otra mujer.Sí supiera que él salió casi inmediatamente de su casa
Piero entretuvo a su hija con unos juegos, pero su mente estaba muy lejos de allí.Casi la tenía, aunque sabía que más allá de lo que Mora sentía, no hubiera sido fácil convencerla para que vayan a su departamento.En cuánto su hija se distrajo, él llamó por teléfono a Mora, quería saber si ella había llegado bien, suponía que estaba alterada. -Sí, gracias.La jovén cortó enseguida.Estaba pensando que no podía ir más a la mansión, era muy arriesgado, se iba a involucrar con Piero y eso era una locura por donde se lo mirase.También pensaba que ya era tarde, lo que sentía cuando él la besaba no lo había sentido por nadie.Sabía perfectamente que él no buscaba nada serio, que solo quería sacarse las ganas que sentía por ella, que era solo un deseo pasajero para él.Acababa de quedar viudo, a lo mejor solo quería tratar de olvidar a su mujer probando distintos brazos, aunque interiormente sabía lo mujeriego que era él.Lo mejor era olvidarse, dejar pasar el tiempo, no verlo más.Por o