El plan se puso en marcha cuando le contesté los mensajes a Hugo por sugerencia del detective Mauricio. La idea era que él creyera que me había acorralado y convencido de entregarle los cincuenta millones de dólares. “Hola, perra, por demorar en contestarme ya no son cincuenta, son 70 millones” envió en ese momento. —Acepta y pregunta dónde lo entregarás —me dijo el detective. Seguí todas las indicaciones del detective y envié cada mensaje. Se acordó que tenía cinco días para llevar el dinero a la dirección que me envió Hugo, la cual era un parque que quedaba cerca del bosque, a las afueras de la ciudad. Debía llegar sola y tenía prohibido llamar a la policía. Cuando se finalizó la conversación por mensajes y la reunión acabó, decidí irme a la habitación de mi hijo con la excusa de ver a Adem, pero realmente estaba muerta del miedo, pensando en qué podría salir mal y que mi vida corriera riesgo. Pensaba en mi hijo y en qué probabilidades había que Hugo pudiera hacerle daño. Enc
En los días previos al encuentro con Hugo, sufrí mucho de insomnio, lo que me recordaba a los días en que vivía en la vieja casa de mi madre, cuando recibía sus amenazas y me era imposible dormir. Lo que lograba reconfortarme era escribir, así que, volví a mis hábitos anteriores para esas noches de insomnio, escribía todo lo que podía, aporreando las teclas de la laptop como si no hubiera un mañana. Llegué a escribir hasta diez mil palabras en una noche, recuerdo estar eufórica, después de haber entrenado autodefensa, sentía tanta adrenalina que no podía parar, debía desatarla en algo, así que escribí hasta que el sol comenzó a asomarse. Una ve se hizo las seis de la mañana y decidí acomodarme en el balcón para observar el amanecer, volví a la carga. El segundo libro estaba casi terminado, me sentía completamente sumergida en la historia, donde el protagonista (Adem) se encuentra sentado en un columpio que descendía del cielo, observando los planetas, está a la espera de que Jensen
Estuve a punto de correr a contarle a Adam de la noticia, pero decidí no hacerlo hasta haber firmado el contrato y estar segura de que todo estaba bajo regla, para no dar falsas esperanzas a mi familia como sucedió en el pasado.Quedé sentada sobre la cama reflexionando y pensando en qué tantas posibilidades había de publicar mi novela esta vez, que no todo serían falsas esperanzas como sucedió en el pasado.Sacudí la cabeza y procedí a responder el correo electrónico con una serie de preguntas que tenía respecto al proceso de publicación, además de informar que Verismo tenía segunda parte, pues ellos me preguntaban si había adelantos del segundo libro y si era el caso, enviara un adelanto y eso hice.Después de enviar el mensaje, apagué la pantalla del celular y noté el silencio y la tranquilidad inundar el espacio.Vaya noticia h
—Hay personas rodeándome —informé por el micrófono a susurro.Estaba estática, observando al frente a dos hombres que fingían conversar.—Evie, estás corriendo peligro, su objetivo es secuestrarte —escuché la voz del detective por el micrófono—. Debes marcharte, enviaremos refuerzos, cuando te informe, deberás correr, ¿entendiste?Mis ojos lograron visualizar a lo lejos a Hugo, se estaba acercando.—¿Evie? ¿Me escuchas? —preguntó el detective.Pero mi concentración estaba puesta en mi objetivo que se venía acercando a mí. Nuestras miradas se encontraron. Me levanté de la banca cuando lo tuve a dos metros de distancia.Hugo me mostró una sonrisa, esa que le gustaba colocar cuando se sentía gustoso y satisfecho, recordaba verla en su rostro cada vez que terminaba de golpe
En el periódico aparecieron dos noticias, una de ellas conmocionó a la ciudad y la otra se mostraba como un accidente vehicular más que dejó a una persona sin vida. La primera, que apareció en primera plana fue un tiroteo que se presentó a las afueras de la ciudad y donde se capturaron a varios responsables, además de que hubo siete fallecidos; se dijo que eran dos bandas criminales las que ocasionaron dicho disturbio público; de esto habló el alcalde lamentando el terrible hecho y que afortunadamente la fuerza pública pudo controlar la situación y que se tomarían medidas preventivas para que estas situaciones no volvieran a repetirse. Por otro lado, apareció la noticia del accidente vehicular en la autopista primera, donde un hombre en aparente estado de ebriedad estrelló su auto y quedó gravemente herido, muriendo en dicho accidente. Sin embargo, en las redes sociales varias pe
—No creo que papá le guste la idea de que su primer hijo se case de forma sencilla —dijo Kevin—, y por lo civil… lo dudo mucho. —Dejó salir una risita, él ya imaginaba el gran problema que se nos venía encima.—Pues deberá aceptarlo, es nuestra boda, somos quienes organizaremos todo —replicó Adam.Mi prometido estaba pasando por una pequeña fase de rebeldía hacia sus padres, lo podía comparar con un niño pequeño que tiene un peluche que no quiere prestarle a nadie.Nos encontrábamos en el patio de la mansión, debajo del kiosco merendando. Era domingo por la tarde y mi hermano se encontraba presente con su familia, así como también Sebastián y Rossy habían llegado a visitarnos; también llegó Andrés con su esposa Ana y Raquel junto con Oliver.Los bebés estaban jugando a
Yo lo vi venir, sabía que algo como eso sucedería. Normalmente las bodas están llenas de complicaciones, nada puede ser perfecto, nada… Adam estaba recostado al barandal de cemento del balcón, con la mirada perdida en sus pensamientos. Por mi lado, me encontraba sentada en el sillón de cuero, con los brazos y piernas cruzadas. La tarde está llena de nubes y en el ambiente se puede oler la humedad, todo indica que pronto va a llover. No sé qué es más grave, si el que Fernanda sea quien va a dirigir la organización de la boda o que obligatoriamente tengamos que invitar a la boda a Noemy y sus hijos, los completos desconocidos de los que no me han dado buenas referencias. Kevin tenía tanta razón… no podíamos comenzar a hacer planes sin haber primero hablado con los padres posesivos y entrometidos de Adam. Al mismo tiempo me sentía arrepentida de no haber ido a la reunión donde se comunicarían los planes de la boda, tal vez habría podido insistir un poco más para que nos permitieran t
Aunque intenté mejorar mi ánimo en el resto del día, fue imposible. Después de quitarme el vestido de novia les dije a mis amigas que no quería seguir midiéndome más, y ellas, que tampoco se sentían con muchas ganas para seguir, decidieron aceptar y sugirieron que nos fuéramos a almorzar. En el restaurante les informé sobre la publicación de mi libro y ellas se emocionaron con la noticia, comenzándome a felicitar. Hicimos un brindis y me dijeron unas hermosas palabras, sin embargo, mi felicidad no era absoluta, no dejaba de pensar en el vestido de novia y me crecía un gran miedo de que otra mujer fuera a comprarlo. Al volver a la mansión y me encontré con la soledad de mi habitación, solté el llanto. Me regañaba por llorar por algo tan insignificante, pero al mismo tiempo me decía que no era insignificante, porque realmente sí era importante: era el vestido con el que iba a caminar al altar, con el que me iba a casar. Terminé sentada en un bordillo de la cama llorando en silencio.