Jairo estaba a dos metros de distancia de Evie, mostraba una sonrisa de satisfacción. La joven sentía su corazón palpitar desbocadamente, rápidamente volteó a ver a Adam que observaba a Jairo con impotencia.
—Evie… —Jairo comienza a acercarse a ella.
—¿Qué quieres? —espeta ella.
—¿Por qué te vas tan temprano de la fiesta? —pregunta.
—Porque… dejamos nuestro hijo en casa de los padres de Adam y tenemos que ir a buscarlo. —Era cierto, pero claramente no era la verdadera razón para que ellos se marcharan.
—Oh… —Jairo estaba más cerca de ellos, a unos centímetros de distancia y pasea su mirada por Adam—. Me habría gustado conocer a su hijo, aunque ya he visto sus fotos en Instagram.
—Ya nos tenemos que ir —informa Adam con seriedad.
—Un momento&h
—Si su libro se ha vendido es porque usted es buena escritora —afirma el psicólogo Vides—. La polémica por el fragmento que se relaciona con la masacre de Leanor Doop fue momentáneo, las personas que actualmente compran su libro lo hacen por las buenas reseñas que ha tenido. —Inspecciona a Evie por los gruesos lentes que lleva puesto—. No se lo digo como su terapeuta, se lo comento como lector que ha leído su novela y que espera ansioso que sea publicada la continuación, además, los críticos están hablando de usted como una nueva prodigio de la literatura. —Espera a que su paciente procese sus palabras—. Debería dejar de esconderse, Evie y aceptar los elogios que está recibiendo.A Evie le estaban pidiendo que hiciera firma de autógrafos y también diera entrevistas, pero todo lo rechazaba, vivía encerrada en la mansión, escribiendo
Evie pasó una mano estresada por su cabello y después observó fijamente a Adam.—¿Crees que yo permitiré que Gabriel sobrepase los límites conmigo? —cuestionó—. ¿Crees que soy capaz de serte infiel?—No… te acabo de decir que no creo que seas capaz de hacerlo —insistió Adam.—Basta —soltó la joven con cansancio—, no quiero discutir contigo.El silencio los consumió, volviendo a crear la distancia entre los dos. Se sentía como estar de pie en diferentes extremos del mismo océano, las olas los iban separando cada vez más.Adam mordió su labio inferior, pensativo, después salió de la habitación. Esa noche durmió en el cuarto de invitados...A Francisco le gustaba llegar a la mansión Sanders y tomar el té con Evie, se sentía como conversar con la élite misma. Pero esa mañana no estaba comiendo ni los panecillos y mucho menos se tomó el té; había llegado para regañar a la joven por no haber aceptado la firma de autógrafos que se programó, así había hecho con muchas entrevistas que se hab
—No entiendo por qué Adam me ocultaría algo tan importante —comentó Evie, un leve mareo la empezaba a consumir.—Pues sus razones tendrá Adam, es evidente que no quiere hacerte enojar —dijo Raquel—. Lo único que te aconsejo es que tengas cuidado… Roberta te ve ahora como su mayor obstáculo para poder quedarse con Adam y es de las que le gusta jugar sucio. Ese cuentecito de la compañera de natación es un simple pretexto para estar cerca de él.Ese día, cuando Evie iba en el auto rumbo a la casa, acompañada de Adam, sentía que el cúmulo de emociones quería reventar en su interior, cuestionándose el por qué su esposo le ocultaría el que se veía todas las semanas con una exnovia. Le enojaba mucho más el que se hubiera enojado con ella porque le ocultó que en el pasado tuvo una aventura con Jairo, cu
A Francisco le encantó la idea de poder hacer la firma de autógrafos y habló con el departamento de márketing para programar la fecha del evento. Evie no estaba tan preocupada por ello, realmente toda su atención estaba enfocada en la cena que se daría ese viernes. Si iba a conocer a Roberta, lo haría completamente preparada.Se preparó desde mucho antes para la ocasión, arreglándose el cabello y comprando un vestido. Además, quería hacerle un regalo especial a Adam y así encender el amor entre ellos, esperaba el poder darle el detalle esa noche.Sin embargo, nada le avisó que el momento sería tan devastador. Roberta era más joven que ella, con una figura esbelta, de cabello rojo y ojos verdes. Y lo peor de todo, al lado de Adam se veía bastante bien, sonreía y lo observaba como si fuera el hombre más perfecto del mundo.Estaban los tres conversando en aquel gigante salón de eventos y parecía que nada más existían ellos dos, tenían bromas que nada más Adam y Roberta entendían, reían a
—Claro que te elijo a ti, eres mi esposa, Evie. —Adam la tomó de las manos y la apretó con fuerza—. Yo a ti te amo, no puedo verme viviendo otra vida si no estás a mi lado. Te amo, Evie, siempre te voy a elegir, en esta vida o en otra. No permitiré que una persona dañe nuestro matrimonio, tuvimos que pasar por tantos problemas para estar juntos que no voy a permitir que venga una persona externa a dañarlo todo.Adam abrazó a Evie, pero aún sentía que ella no podía creer del todo sus palabras.Volvieron a la mansión aún con esa distancia separándolos. Evie subió directo a la habitación, Adam la siguió, quería preguntarle si iban a cenar, pero todo de ella le informaba que lo menos que quería era seguir a su lado.Vio que ella se acostó en la cama y abrazó una cajita roja, presentía que ella quer&iacut
Los labios de Evie temblaban mientras el nudo crecía en su garganta. Sentada en la silla de madera, su espalda permanecía rígida ante la situación. Era inevitable, la situación estaba planteada y el desenlace había comenzado.—Bien… si esa es la decisión que se ha tomado, bien… —esbozó.Sus palabras salieron de su boca y se escurrieron con poca fuerza por la amplia sala de estar.Un divorcio. Finalmente, su historia al lado de Adam Sanders finalizaría en un inevitable divorcio. La idea comenzaba a marearla, obligándola a parpadear tres veces, creando la inevitable situación en la que una lágrima rebelde se deslizó por su mejilla izquierda.Y, mientras, Adam permanecía imperturbable a su lado. Se había preparado mentalmente para dar la noticia.Un divorcio venía en camino, creando paso ante Evie, dejándola acorralada y vulnerable.—Es lo mejor para los dos, un tiempo para pensar y estar alejados de todo —informó Adam, arrugó el entrecejo y se sorprendió al ver a su mujer llorar—. ¿Po
Todas las mañanas, cuando el reloj marca las ocho y media tomo el elevador que me lleva al piso veintiuno. Siempre quedo sola en el ascensor, soy la única que va a ese piso, pues es allí donde queda la oficina del CEO. Llevo trabajando en la compañía Sanders por cinco años como secretaria, me siento afortunada porque hasta el momento mi jefa Margara me ha tratado bien. Como cualquier trabajo he tenido mis problemas, sobre todo porque la presión que se vive en una compañía tan grande es inmensa. Por debajo del vidrio de mis lentes me froto el ojo izquierdo. No he podido dormir bien, con esto de la jubilación de mi jefa y las especulaciones del nuevo CEO no he podido dormir. Las puertas del ascensor se abren y entro seguida de todo un grupo de personas que me arrastran hasta el fondo (el diario vivir). Las puertas del ascensor están a punto de cerrarse, pero se escucha al fondo la voz de un hombre y no entiendo cómo permiten que entre, si ya no cabe un alma más. Afortunadamente en e
No debí hablar mal de la familia Sanders en el elevador. No debí fingir no conocer a la familia Sanders y mostrarme despreocupada. Ya me he asegurado mi despido de la compañía Sanders. Salgo del ascensor fingiendo que no ha pasado nada, intentando poner mi mejor cara. Soy la única que daña el primer encuentro con un exnovio, dando su peor versión. Por mi gran bocota y lengua larga he firmado mi renuncia en la compañía en la que por años he trabajado. Veo que Margara ya se encuentra en la oficina, se acerca a nosotros sosteniendo una enorme sonrisa, aunque es evidente que no es por mí, sino por su sobrino. Se saludan con cariño, dándose un abrazo. Intento retirarme sutilmente, pero Margara me busca con la mirada. —¿Ya conoces a Evie? —pregunta a Adam—. Ha sido mi secretaria por cinco años, conoce tan bien el funcionamiento de la empresa que será tu mano derecha. Finjo una sonrisa mientras siento que Margara me agarra del brazo y sutilmente me arrastra hasta ella. —Sí, la conozc