Aunque intenté mejorar mi ánimo en el resto del día, fue imposible. Después de quitarme el vestido de novia les dije a mis amigas que no quería seguir midiéndome más, y ellas, que tampoco se sentían con muchas ganas para seguir, decidieron aceptar y sugirieron que nos fuéramos a almorzar. En el restaurante les informé sobre la publicación de mi libro y ellas se emocionaron con la noticia, comenzándome a felicitar. Hicimos un brindis y me dijeron unas hermosas palabras, sin embargo, mi felicidad no era absoluta, no dejaba de pensar en el vestido de novia y me crecía un gran miedo de que otra mujer fuera a comprarlo. Al volver a la mansión y me encontré con la soledad de mi habitación, solté el llanto. Me regañaba por llorar por algo tan insignificante, pero al mismo tiempo me decía que no era insignificante, porque realmente sí era importante: era el vestido con el que iba a caminar al altar, con el que me iba a casar. Terminé sentada en un bordillo de la cama llorando en silencio.
Ensanché una gran sonrisa ante su pregunta, pude divisar a través de las preguntas una sutil inseguridad, era la primera vez que Adam me permitía ver la vulnerabilidad en sus sentimientos.—Porque te amo —respondí—. Te amo desde el primer momento en que te vi cruzar por la puerta de la librería.Adam intentó no sonreír, pero se le hizo imposible, una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios y sus ojos se arroparon con la felicidad.—¿Y qué es lo que más amas de mí? —preguntó.Aquella pregunta era para alimentar su gran ego.—Bueno, me gustó tu forma de vestir inicialmente, amo tu estilo —respondí—. También la seguridad con la que te comportas siempre, amo que me puedas transmitir esa seguridad, eres el lugar seguro en el que puedo descansar. —Me contemplaba como nada m&aac
—Quiero casarme en esa capilla, de forma tradicional, con mi vestido de novia estilo princesa, después bailar en ese perfecto jardín el vals con toda una orquesta y poder presumirles a todos mis conocidos lo perfecta que quedó mi boda. —Me levanté del sillón, encarándolo—. Eso es lo que quiero, Adam, no quiero una boda sencilla, quiero que sea grande, ostentosa, con un pudín de veinte niveles y centro de mesas con hermosos adornos de rosas. No quiero detenerme a revisar los precios, me importan un comino si gastamos una fortuna. No quiero mostrarme modesta, no quiero serlo, porque es algo que no tengo. ¡Qué mierda, somos millonarios, ¿qué hay de malo en eso?!—Pero nada de eso me gusta, nunca lo pedí para mi boda, no quiero gastar una fortuna en algo que será de un día —protestó Adam—. No necesito presumirle a nadie mi vida, ¡yo no
Francisco me mostró una sonrisa.—Muy bien, puedo darle un mes más para que me entregue el libro completo —aceptó y yo comencé a emocionarme—, pero espero que sea el mejor final, que me sorprenda.Entrelacé mis manos y las llevé a mi cintura.—Le prometo que pondré todo mi esfuerzo para escribir un gran final —acepté.Nuestras miradas estaban conectadas. Sabía que Francisco también podía sentirlo, en el aire había una química que nos envolvía, pero los dos fingíamos que no existía. Era lo mejor, así… nunca sobrepasaríamos la línea invisible que nos separaba.**Terminaba de bañarme, estaba vestida con una bata de satén negra y Adem acababa de entrar al baño, ya se encontraba en pijama. Me aplicaba crema humectante en el rostro.—&iqu
Siempre hay algo de lo que nos arrepentimos toda nuestra vida de no haber hecho. En el caso de Adam era el no haber podido salvar a su mejor amiga y la que fue su primer amor. Por más que luchó por ayudarla en el antiguo Liceo del Norte, todas las personas que los rodeaban acabaron con su vida.Adam Sanders intentó darle la mano a Leanor Doop, pero ella nunca pudo tomarla y cayó al vacío.Fue un vidrio que poco a poco se fue fragmentando, hasta que se quebró por completo. Y algo roto jamás puede volver a como estaba antes, puede arreglarse, pero quedan grietas. Y a mí me tocó conocer la versión remendada de Adam Sanders, la que nunca pudo conocer Leanor.Intentaba no odiarla, ¿cómo se puede odiar a una muerta? Pero en mi caso era inevitable. Las decisiones que ella tomó en vida estaban afectando mi presente.Adam había tenido sesión con el psicó
Me había propuesto el terminar la segunda novela para enviarla antes de viajar a mi despedida de soltera, fue un poco difícil, prácticamente tuve que retorcerme los sesos para poder lograr sacar las palabras de mi interior y que fueran coherentes con lo que había establecido para el final y pudiera considerarlo decente.Después de escribir unas casi veinte mil palabras, pude llegar una madrugada a sentirme satisfecha. Revisé todo ese día lo escrito y después adjunté el archivo en un correo y lo envié a Francisco. Sostuve todo lo que quedaba de la tarde una sonrisa de alivio, me había quitado un gran peso de encima de los hombros.Fui esa noche al gimnasio y entrené con Adam, contándole emocionada que ya había escrito el final del libro y que lo había titulado Quimera, pues mencionaba mucho esa palabra en los libros, pues así habían llamado al mundo de los sueños donde las personas viajaban en la historia. Quimera era el mundo de los sueños, donde todo era posible.Adam me escuchaba co
Adam no dejaba de hablar sobre lo contento que se encontraba por haber logrado romper su propio récord en la carrera de natación, y que el entrenador le dijo que a ese paso podría aspirar a entrar al equipo profesional muy pronto. Mencionó a una compañera que tenía el mismo propósito que él, una tal Roberta y que comenzarían a practicar juntos en sus ratos libres. Entonces, me preguntó si no le veía problema a que él practicara con ella a solas.No entendía el por qué me había hecho aquella pregunta, era casi como si me pidiera permiso. Le resté importancia a su pregunta y le respondí que sí, al parecer esto le ofendió, porque me regañó, asegurando que yo no le estaba prestando atención.Me sentía sumamente agotada por el largo día cargado de emociones fuertes.Le dije a Adam que necesitaba descan
Los minutos previos a comenzar la ceremonia fueron de puro caos. Ya había asistido a bodas y sabía que todo era un alto grado de estrés antes de la boda, pero que sea tu boda hace que la experiencia sea completamente diferente.Catalina me decía que intentara estar tranquila, pero era imposible, necesitaba saber que todo estaba marchando bajo control y cuando se me decía que se había retrasado X cosa, me ponía de nervios.Agregado a ello, estábamos a la espera de la llegada de la familia materna de Adam y su vuelo se había retrasado varias horas.El plan era que llegaran la noche anterior a la boda, pero hubo cambios de planes y se nos informó que llegarían a primera hora del día siguiente, o sea, horas antes de la boda. Pero eran las ocho de la mañana y aún no hacían acto de presencia. No quería que llegaran a la mansión a la hora