He perdido la cuenta de las veces que he llamado a mi hermana y no me la ha devuelto ni una mísera vez. ¿Dónde diantres mete esta chica su móvil? Quiero saber dónde está y porque se ha ido junto a los demás.
Esta vez no me había encerrado en mi habitación y me encontraba cómodamente tumbado a lo largo del sofá. Dagmara también estaba conmigo, pero ella estaba sentada en una de las butacas individuales viendo la televisión atentamente, mantenía la mirada fija ahí sin quitarla.—Deja de llamar Zarek. ¿No te has dado cuenta que quizás haya apagado el móvil para no escuchar tantas llamadas tuyas?—¿Me estás diciendo que está ignorando mis mensajes? —resoplo, que pérdida de tiempo, haberla llamado una infinidad de veces.—Eso mismo acabo de decir. No te preocupes, tienen que volver.&ique—Ni se te ocurra hacer una estupidez —se adelanta a decirme Alenka.En estos momentos no llegaba a pensar con claridad. Mi cabreo siempre ha ido por delante de la sensatez. Lo más inteligente seria ahora es ir donde están todos y hablar con ellos y decidir qué hacer en este caso; si ir a por Nadzia o seguir adelante, encontrar el libro, salvar de la muerte a Iwona, Cibor y Dyzek para después no dejar que el mundo caiga y recuperar a la pequeña Nadzia.—Vamos —le digo a mi hermana mientras me levanto del suelo y ella me imita —iremos con los demás y decidiremos que hacer.Ella me mira extrañada. Más o menos sé que está pensando, da la casualidad que yo debería de estar rompiendo cada cosa que se pusiera en mi camino y también gritando a todo pulmón, por dentro estoy así, sin embargo, intento mantener la compostura para que no se enfaden conmig
Observo todo a mí alrededor, todo lo que me rodeaba, casas, edificios, personas, calles. Todo era diferente, me sentía fuera de lugar en esta ciudad. A Alenka, Julek y a mí nos miraban como si nos hubiera crecido una cabeza más en nuestro cuerpo. Y estaba casi cien por cien seguro que era por nuestros colores de pelo. Parece que nunca han visto a personas con colores más vivos que los suyos.Saco mis auriculares del bolsillo derecho de mi pantalón y me los coloco cada uno en sus respectivos lugares. Los enchufo en el móvil, y la música se reproduce. Guardo mi teléfono en el bolsillo de mi sudadera.La ciudad de Poznań, antiguamente llamada Posnania estaba situada al oeste de Polonia, está situada a orillas del río Varta. Esta ciudad es reconocida por ser la cuna de la nación polaca, por cumplir en el pasado la función de capital del Estado y por ser la residencia de los monarcas pola
Estoy dudando entre si quitar mis dedos o si no hacerlo. No sé cuál de las dos opciones será la buena, aunque mi mano no se podía quedar ahí por siempre. Despacio y con sumo cuidado aparto mi mano de las dos letras que son parte de la composición de mi propio nombre. Al fin y al cabo, debía salir de este lugar y los dedos en algún momento los tendría que quitar y no iba a alargar más la espera.Poco a poco voy retirando mis dedos del contacto de las letras, hasta que al final están suspendidos en el aire sin hacer ninguna otra acción.Bajo mi brazo, apoyándolo en mi rodilla, al mismo momento que se empiezan a escuchar unos ruidos fuertes. La cueva y los interiores de esta se están viniendo abajo.En el primer minuto mi cuerpo no reacciona y se queda quieto sin mover ningún musculo.En uno de los extremos se empieza hacer una grieta enorme por la cual puedo ver
La persona que aparentaba ser mi hermana estaba intentando levantarse, no quitaba su mirada de mí; la sentía fijamente.—Muéstrame tu verdadero rostro —la persona que se esconde tras el disfraz de mi hermana, suelta una carcajada. Hace un sonido con la boca indicándome que no lo hará — ¿Tan cobarde eres? Deja esa cobardía que tienes y enfréntate a mí —se perfectamente que no era Florián, aunque eso no quitaba que fueran Aleksy, Eunika o Bogdan.Esta casi seguro que una de esas tres personas era la que se hacía pasar por mi hermana. ¿Ahora la estrategia de Florián es “raptarme”?Han escogido un buen escenario para hacerlo, aparte que les ha favorecido que este ya de noche, que me encuentre solo y esté completamente desorientado.Pero no se lo quiero poner fácil, no quiero ser atrapado. Aunque por otro lado sería m&aacu
—¿Estas demente? ¿Qué me estás haciendo? —se estaba llevándose las manos a la cara para quitarse seguramente las lágrimas azules.—Por tu bien es mejor que mantengas tus manos lejos de tus ojos —le advierto de una buena forma —y respondiendo a tu otra pregunta; no estoy más loco que tú, al contrario, estoy más lúcido que nunca. ¿Lo que estoy haciendo? Estoy jugando a tu propio juego. ¿No te gusta? ¿Quién es el débil en estos momentos? Creo ver ahora que el que está en desventaja eres tú y solo tú. —Te juro que no saldrás bien librado de esta —suelto una risa seca y sin humor.—¿Y quién lo dice? ¿Tu? Tú eres la persona menos indicada para decir algo —doy un par de pasos para llegar a él y susurrarle —tic, tac…el tiempo está por co
Aunque me habían dicho que esperara dentro del coche, no hice caso. Prefiero llevar la contraria siempre a hacer lo que ellos me dicen, que para colmo llevan razón, ya que no pasas frio y no te enfermas, pero parece ser que yo solo escuche la parte de que no es muy confiable ir en esta camioneta.Cada vez que dejaba que dejaba que el aire saliera de mi cuerpo cuando lo expulsaba se creaba un humo blanco, que se produce cuando hay bajas temperaturas. Estaba helado de frío, tenía un abrigo, pero no abrigaba lo suficiente para mantenerme quieto y sin moverme un buen tiempo. Estoy sentado en un tronco de un árbol que por algún casual lo tallaron. La noche estaba bastante tranquila, callada sin ningún ruido alrededor.Ya había pasado bastante tiempo y el sueño empezaba a apoderar
No sé porque tenía el presentimiento de que el viejo tenía cautivos cerca de aquí cautivos a Alenka y a Julek.Estos días me estaban viniendo unos pensamientos bastantes contradictorios por así decirlo. ¿Por qué debe haber siempre algún obstáculo que interfiera en lograr algo? Aunque en estos momentos ya no sé si sea bueno y malo. Tengo una sensación demasiado singular. Hace algunas semanas me dijeron que Nadzia era la esperanza. Aunque definieran esa palabra a mí no me serviría de nada. Ella, esa hermosa niña seria la esperanza de todo un mundo y la destrucción de la mía.Lo que todavía no logro entender y no he hallado el motivo por el cual Florián la quería para ella. No le puede destruir a &eacu
El viejo Florián hacía más de veinte minutos que me había dejado sentado en una silla muy incómoda dentro de una habitación blanca, que daba dolor de cabeza de la claridad que tenía.Me encontraba encerrado en esta sala. ¿Cómo lo sabía? Estaba cada dos segundos levantándome de la incómoda silla y dando vueltas por el espacio reducido que tenía, y siempre que llegaba a la puerta la intentaba abrirla y eso que era consciente de que estaba sellada.—¿Cuánto tiempo me van a dejar aquí? ¡Me estoy agobiando! —parezco un loco hablando conmigo mismo en voz alta.No se cómo logran que no se abra la puerta si no hay cerradura para que una llave cierre el cuartu