Estoy dudando entre si quitar mis dedos o si no hacerlo. No sé cuál de las dos opciones será la buena, aunque mi mano no se podía quedar ahí por siempre. Despacio y con sumo cuidado aparto mi mano de las dos letras que son parte de la composición de mi propio nombre. Al fin y al cabo, debía salir de este lugar y los dedos en algún momento los tendría que quitar y no iba a alargar más la espera.
Poco a poco voy retirando mis dedos del contacto de las letras, hasta que al final están suspendidos en el aire sin hacer ninguna otra acción.Bajo mi brazo, apoyándolo en mi rodilla, al mismo momento que se empiezan a escuchar unos ruidos fuertes. La cueva y los interiores de esta se están viniendo abajo.En el primer minuto mi cuerpo no reacciona y se queda quieto sin mover ningún musculo.En uno de los extremos se empieza hacer una grieta enorme por la cual puedo verLa persona que aparentaba ser mi hermana estaba intentando levantarse, no quitaba su mirada de mí; la sentía fijamente.—Muéstrame tu verdadero rostro —la persona que se esconde tras el disfraz de mi hermana, suelta una carcajada. Hace un sonido con la boca indicándome que no lo hará — ¿Tan cobarde eres? Deja esa cobardía que tienes y enfréntate a mí —se perfectamente que no era Florián, aunque eso no quitaba que fueran Aleksy, Eunika o Bogdan.Esta casi seguro que una de esas tres personas era la que se hacía pasar por mi hermana. ¿Ahora la estrategia de Florián es “raptarme”?Han escogido un buen escenario para hacerlo, aparte que les ha favorecido que este ya de noche, que me encuentre solo y esté completamente desorientado.Pero no se lo quiero poner fácil, no quiero ser atrapado. Aunque por otro lado sería m&aacu
—¿Estas demente? ¿Qué me estás haciendo? —se estaba llevándose las manos a la cara para quitarse seguramente las lágrimas azules.—Por tu bien es mejor que mantengas tus manos lejos de tus ojos —le advierto de una buena forma —y respondiendo a tu otra pregunta; no estoy más loco que tú, al contrario, estoy más lúcido que nunca. ¿Lo que estoy haciendo? Estoy jugando a tu propio juego. ¿No te gusta? ¿Quién es el débil en estos momentos? Creo ver ahora que el que está en desventaja eres tú y solo tú. —Te juro que no saldrás bien librado de esta —suelto una risa seca y sin humor.—¿Y quién lo dice? ¿Tu? Tú eres la persona menos indicada para decir algo —doy un par de pasos para llegar a él y susurrarle —tic, tac…el tiempo está por co
Aunque me habían dicho que esperara dentro del coche, no hice caso. Prefiero llevar la contraria siempre a hacer lo que ellos me dicen, que para colmo llevan razón, ya que no pasas frio y no te enfermas, pero parece ser que yo solo escuche la parte de que no es muy confiable ir en esta camioneta.Cada vez que dejaba que dejaba que el aire saliera de mi cuerpo cuando lo expulsaba se creaba un humo blanco, que se produce cuando hay bajas temperaturas. Estaba helado de frío, tenía un abrigo, pero no abrigaba lo suficiente para mantenerme quieto y sin moverme un buen tiempo. Estoy sentado en un tronco de un árbol que por algún casual lo tallaron. La noche estaba bastante tranquila, callada sin ningún ruido alrededor.Ya había pasado bastante tiempo y el sueño empezaba a apoderar
No sé porque tenía el presentimiento de que el viejo tenía cautivos cerca de aquí cautivos a Alenka y a Julek.Estos días me estaban viniendo unos pensamientos bastantes contradictorios por así decirlo. ¿Por qué debe haber siempre algún obstáculo que interfiera en lograr algo? Aunque en estos momentos ya no sé si sea bueno y malo. Tengo una sensación demasiado singular. Hace algunas semanas me dijeron que Nadzia era la esperanza. Aunque definieran esa palabra a mí no me serviría de nada. Ella, esa hermosa niña seria la esperanza de todo un mundo y la destrucción de la mía.Lo que todavía no logro entender y no he hallado el motivo por el cual Florián la quería para ella. No le puede destruir a &eacu
El viejo Florián hacía más de veinte minutos que me había dejado sentado en una silla muy incómoda dentro de una habitación blanca, que daba dolor de cabeza de la claridad que tenía.Me encontraba encerrado en esta sala. ¿Cómo lo sabía? Estaba cada dos segundos levantándome de la incómoda silla y dando vueltas por el espacio reducido que tenía, y siempre que llegaba a la puerta la intentaba abrirla y eso que era consciente de que estaba sellada.—¿Cuánto tiempo me van a dejar aquí? ¡Me estoy agobiando! —parezco un loco hablando conmigo mismo en voz alta.No se cómo logran que no se abra la puerta si no hay cerradura para que una llave cierre el cuartu
No sé qué tan grande sea este edificio y donde estará ubicado, pero llevamos más de diez minutos andando y solamente cambiamos de correr cada diez pasos. ¡Esto es un puto laberinto! Lo curioso es que no hemos repetido de pasillo.No tengo ni la menor idea a donde me llevan, pero sí que tengo una cosa clara; mis piernas ya se están cansando de andar, ya no dan más de sí.—¿A dónde vamos? Mis piernas están molidas, necesito un poco de descanso —Bogdan me mira sobre su hombro, pero no se digna a hablar, y los demás un tanto de lo mismo —¿Alguno se va a dignar a contestar una simple pregunta? Creo yo que no es muy complicada de responder.Mis piernas de un momento o a otro dej
—¿Vamos a hablar u os vais a mantener callados? —hacia unos minutos que habían llegado los tres. Aunque no me servía de nada que se mantuvieran sin decir nada.Me estaban poniendo cada vez más nervioso, pasaban los minutos y no decían ni una simple palabra, tampoco es tan complicado hablar.—Chicos empezad por decirme quien es Jedrek Kava, es lo más reciente y por lo que os ha llamado Eunika —me encontraba sentado a los pies de la cama sin mirar a nadie en concreto.Se miran entre ellos con caras muy serias, pero sin intenciones de querer hablar. ¡Maldita sea!—Decidme de una santa vez quien es Jedrek Kava —Aleksy y Eunika miran a la puerta, intentando
Este lugar era algo parecido a un hotel o eso es la impresión que me había dado al andar por los pasillos junto con Aleksy. Bogdan se llevó a Jedrek para que no hubiera una disputa entre nosotros. Más tarde se reuniría con nosotros, pero antes debía ir a hablar con Florián. Al último nombrado no lo había visto desde que me caí al suelo, y ya habían pasado unas cuantas horas de eso.—¿A dónde vamos? —iba arrastrando los pies. No habíamos andado mucho, sin embargo, me empezaban a doler.—Al comedor, a que comas algo. Debes tener hambre, ¿no? —asiento conforme.—¿Falta mucho para llegar? —si su respuesta era afirmativa, me sentaría un m