Capítulo 14

Hoy extrañamente, me desperté por sí mismo. Cuando Minka entro ya estaba vestido, y dispuesto a salir del cuarto. La cara de sorpresa de ella fue para enmarcar en un marco. Nunca me suelo despertar antes de la hora, es más, me despierto mucho más tarde, y levantarme me cuesta incluso más.

Entro por la puerta de la cocina y todos los ojos reposan en mí, sus caras de perplejidad me hacen soltar una larga carcajada.

—¿Y ese milagro bello durmiente? ¿Te has caído de la cama? —el comentario de mi padre hace que todos riamos. Sin excepción de nadie.

—Te has levantado chistoso, papá —paso por su lado y le doy unas palmadas en su hombro.

Todos los presentes tenían su desayuno en frente de ellos, en la mesa, y yo tendría que esperar a que bajara Minka.

—Hijo —llama mi atención, Dyzek —. Tienes manos y piernas, &i

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