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2: Descubrimiento de la traición

En el vuelo a los Estados Unidos

Dos italianos con trajes están descansando en la primera clase: el hombre tiene unos 30 años y el niño tiene unos 10 años, el hombre se ve obligado a regresar al país para citar con su futura esposa contratada.

El chico no había dicho una palabra desde que subió al avión y nunca levantó la vista para pedir nada, por mucho que cualquier azafata viniera a preguntarle. Solamente escribía en la computadora portátil frente a él durante el vuelo.

— Toma algo, hijo, vas a pasar un día sin comida.

— Esto no es algo que me interese.

—¿Sigues enfadado?

— Sí y no. 

— Entonces lo siguiente que te va a interesar

El hombre mira de reojo al niño que sigue concentrado en su ordenador y continuo:

— Es que tu abuelo me pidió que te buscaran una mujer, para que fuera tu madre y cuidarte.

— ¿Qué? — El niño detuvo inmediatamente el movimiento de sus manos ,volvió la cabeza hacia su padre, miró a su padre con asombro, refuto. —Pero no necesito ese tipo de cosas. ¿No es suficiente tener una niñera? 

— Entonces tendrás que ir tú mismo y decírselo, y creo que al menos considerarán tu sugerencia. — el hombre levantó las cejas y volvió a la misma posición.

— Un puñado de adultos aburridos. Pero, papá, ¿Aceptaste casarte?

[...]

Mientras tanto en la mansión Benett,en la habitación de Madison.

— Pero papá, no puedo creerlo, ¿De verdad me hiciste esto? ¿Venderme por dinero? No... nunca permitiré que me pase esto, incluso si me odias.

El pasado volvió a la mente de la niña y recordó lo emocionada que había estado antes de cada vacación pasada. Como dijeron en su argumentación, el anciano le dio a su hija todos los lujos de vida que se le ocurrieron, cruceros, vacaciones a campo traviesa de cualquier tipo, muchas veces, ella perdió la cuenta. Inesperadamente, estos pasatiempos tenían un precio secreto. Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo.

Toc Toc Toc, alguien tocó a la puerta.

— Madison, soy yo, Ana. — ella giró el pomo de la puerta y entró.

— Pero no quiero verte. Papá te pidió que me persuadieras para casarme. ¡No me casaré! Si eres realmente una buena hermana y estás apoyándome., entonces te vas de mi habitación y me dejas sola.

— Madison, quiero decirte que la persona que acaba de venir a nuestra casa está aquí para recoger la casa, papá ya la ha hipotecado y también los autos, y ahora pronto habrá compradores interesados.

— ¿Cómo? No lo creo.

En ese momento Madison salió de la casa rumbo a la cochera, estaba vacía, no tenía ni un solo auto. Ana la siguió.

— Lo siento, Madison, en mi fondo, no quiero que te cases en un matrimonio por conveniencia, no estoy aquí para persuadir, no importa lo que decidas, te amaré porque eres mi única hermana, pero ahora la familia está en problemas, y tu cuñado no puede ayudarnos mucho. Si decides no casarte, buscaré otras formas, solo vine a informarte al respecto.

— No puedo darte ninguna respuesta ahora, por favor déjame salir Ana, quizás soy una tonta, ¿Por qué acabo de saber esto ahora? ¡Se lo llevó todo!  ¡Ahora que puedo hacer!

Madison no puede pensar en nadie en quien confiar, excepto en su amado novio, Peter. Llamó a un Uber y pronto llegó hasta el edificio donde vivía su novio.

Se subió al piso y escuchó unos gemidos de una mujer. mezclado con el jadeo del hombre

— Que rica, bella. — se escucha una voz masculina muy familiar, ¿Puede ser la voz de Peter?

Madison se apresuró a tomar una llave que él le había dado. El hombre que le había prometido trabajar duro por ella, que quería casarse, cuidar su virginidad y no tocarla, estaba en la cama con otra mujer. Su sangre se helo al verlo disfrutar lo que hacía.

— ¡PETER! — ella gritó.

El hombre frente a él dejó de moverse, levantó la cabeza, su boca se abrió de par en par en forma de O. Una lágrima se deslizó en cada una de las mejillas de Madison, grito llorando:

— Eres un cerdo, yo de idiota defendiéndote de mi padre y tu aquí retozando en los brazos de otra mujer.

Madison se dio la vuelta, lanzó las llaves y corrió marchándose.

—¡No era lo que parecía, Madison! Estaba borracho.

Madison se subió al elevador,  justo en el momento que su ex novio estuvo a punto de alcanzarla miró que se estaba poniendo los pantalones de forma torpe.

Madison miró al hombre y presionó con fuerza el botón que cerraba las puertas del ascensor.

— Por favor cariño, quiero que hablemos. Escucha, no es lo que piensas. Solamente fue un error que no se va a volver a repetir.

— No digas nada, solo me arrepiento de querer creer tus tonterías y promesas vacías.

— Yo te amo a ti, Madison. Rose solamente es un error y es a tu lado que quiero formar la familia que ambos soñamos. Además te recuerdo que tu padre me aborrece, no tengo confianza en nuestra relación.

— Me das asco Peter. ¡No puedo creer que estés tratando de echarle la culpa de tu traición a mi padre! Te informo que ya no te necesito.

Con la mano de Peter todavía en la puerta del ascensor, Madison salió del elevador y bajó las escaleras. En ese momento, una mujer mayor que Peter, salió del pasillo solo en pijama, es una mujer más madura que él, y muy sexy.

— Cómo es que la estás persiguiendo, vuelve a la habitación conmigo y continúa, todavía es demasiado joven y yo soy más adecuada para ti, siendo consciente de lo que quieres.

— ¡Cállate! Yo amo a Madison y si me enrolle contigo es porque ella se niega a tener relaciones conmigo, soy hombre y tengo necesidades. ¡Fui tentado por tu existencia!

—¿Qué quieres decir con que soy inferior a ella? ¡Ella es solo una tipa sin experiencia!

— Es una virgen que quiere llegar pura al matrimonio y no alguien como tú que le abre las piernas al primero que se le ponga encima

— Perdona? ¡Te di placer y me humillaste así!

Paff, Peter recibió una bofetada de Rose King, la heredera de la familia King también.

— Golpéame todo lo que quieras, escogería mil veces a mi novia antes que a ti — Peter tiró la ropa de la mujer y cerró la puerta con fuerza.

La mujer avergonzada no esperaba que la tratarán de esa forma y la tiraran desnuda en el pasillo del departamento.

— ¡Madison Bennett, tienes que pagar por las humillaciones que sufrí!

Madison bajó corriendo al edificio de apartamentos con lágrimas en los ojos, respirando agitadamente, con el pecho dolorido y el estómago apretado. 

— Siempre luchaba desesperadamente contra mi padre, por ti Peter. Al final, mira qué me has devuelto, mi corazón roto.

Madison se encontraba desesperada, pero afortunadamente su mejor amiga Lidia sigue a su lado. Es una amistad que ella puede llamar milagro. Lidia Dawson y Madison se conocieron ya que fueron vecinas por un tiempo, pero al final se habían mudado hace diez años a otro sitio cuando a la familia Dawson le empezó a ir mejor en los negocios, aunque a pesar de esto siempre habían mantenido el contacto.

— No existen los hombres buenos y fieles en el mundo, todos dicen que son diferentes, que te aman, que no se miran al lado de nadie más que no seas tú pero en cuanto te das la vuelta se consiguen a una tipa y la follan como si no hubiera un mañana.

— Entonces ese pobre chico te traicionó por su propia iniciativa, ¿Está ciego?— Lidia conducía un coche de lujo en el camino, llevando a la triste Madison…

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