— No vuelvo a creer en nadie de ese género, si incluso mi padre fue capaz de traicionarme, ¿Qué puedo esperar del infeliz de Peter?
— A decir verdad Madison, creo que te traicionó porque sabía que tu familia iba a la bancarrota.
— Ya no me importa el motivo. El resultado es que sé con qué hombre estaba yo.
— De todos modos, eres mi amiga y siempre te ayudaré, te invito a tomar un trago, hay un bar bastante exclusivo que frecuento ocasionalmente.
— Olvídalo, Lidia. Estoy de mal humor. Mi padre dijo que quiere que me case con un hijo de unos de sus socios a cambio de una inversión que lo salvará de la quiebra, no sé si sea una buena idea ir.
Lidia simpatizo con su amiga ya que eso era algo muy común en el medio que se desenvuelve y muchas familias poderosas acudían al matrimonio para poder fortalecer los negocios.
— Vamos al bar. Estoy segura que esto es lo que necesitas para poder olvidarte de todos tus problemas, aunque sea por un momento, vamos anímate.
Madison a pesar que no se encontraba acostumbrada a frecuentar ese tipo de sitios fue que aceptó después de pensarlo mucho, su padre había educado una señorita de sociedad que no debía andar dando espectáculos como si fuera una verdulera. Se encontró con Lidia y en el momento que la miró con la ropa simple que andaba fue que lanzó un suspiro pesado.
— No puedo creer que vistas de esa forma, ven, vamos a ir al baño ya que traje ropa porque sé muy bien lo anticuada que eres.
Lidia llevó a Madison al baño y le paso un mini vestido que dejaba poco a la imaginación. La ropa que ella llevaba fue lanzada a un bote de basura sin ninguna consideración y de está manera fue que la señorita Benett tuvo que salir así ya que no tenía más opciones.
Ellas empezaron a beber cócteles suaves, luego de eso vino la botella de tequila y los shots se volvieron tragos largos. Aunque Madison no está acostumbrada a beber tanto, ella se sentía muy amargada y necesitaba probar algo para estimular su paladar y también para cubrir temporalmente su dolor.
— ¡Otra botella! Por favor.
—¡Ya basta! Madison, has bebido demasiado — Lidia tomó la botella de las manos de su amiga — es suficiente.
— Noooo, devuélveme mi botella. ¡No estoy borracha! ¡No!
— ¡Deja la botella Madison! A duras penas te mantienes en pie y de milagro no te has caído como un árbol, es cierto que te invite a este sitio pero fue para que olvidarás por un momento tus problemas y no para que cayeras en coma etílico.
— Déjame en paz — Madison le arrebató la botella de tequila de las manos — por hoy quiero dejar de ser la chica buena que papá crió y dejarme llevar por todo, ya después asumo las consecuencias de mis actos.De repente, Madison sintió un punzón en la boca de su estómago. Un escalofrío se apoderó de ella. Muy probablemente debía ser una reacción adversa provocada por la bebida. Al pensar en esto, se puso de pie rápidamente, pero se sintió mareada por un momento y los tacones altos en sus pies le hicieron sentir que no podía mantenerse de pie de manera estable. Sintiéndose mareada, solo susurró a Lidia.
— Voy al baño.
— Pero Madison, ¿Estás bien? ¿Iré contigo!
— No, no hay problema.
Madison resistió las ganas de vomitar, y estaba a punto de darse la vuelta para saludar a Lidia, pero no miró hacia el camino y chocó contra algo. No sé si fue el olor del perfume del hombre o el impacto lo que estimuló su estómago. Ella no podía soportarlo más.
—¡Buagh!
La chaqueta del traje negro del hombre estaba cubierta de chorros de vómito.
— ¡Maldita sea!
Madison solo escuchó la voz de un extranjero que maldecía en italiano. Rápidamente se tapó la boca pero ya era demasiado tarde. El ceño del hombre estaba fruncido, e inmediatamente retrocedió unos pasos con disgusto, pero Lidia se quedó atónita cuando vio al hombre frente a ella, pero fue una coincidencia, ¿Por qué estaba aquí?
Madison miró al hombre que tenía enfrente, su traje debía ser muy caro y realmente no podía permitírselo ahora. Tragó saliva, tratando de extender la mano para limpiar las manchas en la ropa del hombre. Pero él retrocedió unos pasos y la miró con disgusto. Todavía estaba murmurando palabras que no entendía.
Madison no supo qué decir por un rato, miró a Lidia con impotencia, pero el rostro de su amiga estaba pálido, como si viera un fantasma, se congeló en el lugar sin ninguna reacción. El hombre rápidamente se quitó la chaqueta del traje, dejando al descubierto su camisa. El contorno de su figura es claramente visible.
El hombre se acercó a Madison.
— Lo siento señor, pero su traje…
Pero él no le hizo caso, pasó junto a ella, su vista y sus pasos se acercaron a Lidia. ¿Qué sucede? Madison miró la espalda del hombre, muy perpleja. Pero la señorita Dawson bajó la cabeza, como si el hombre frente a ella fuera su mayor y cometiera un gran error.
— ¡Tío Andrés! ¡¿Pero qué haces aquí?! — las manos de Lidia fueron a su boca.
—Creo que la persona que tiene que hacer preguntas aquí soy yo — su tono masculino y voz ronca dejaron en evidencia su enfado.— quiero que me digas en este instante qué demonios te encuentras haciendo aquí, mi única sobrina, la hija de mi hermana, lidiando con una borracha y que probablemente es una escort dadas sus fachas. ¿Acaso Lidia Dawson fue criada como una salvaje carente de domesticidad?
“¿Escort? ¿Qué escort? ¿Se refiere a mí?” —Madison frunció el ceño, empezó a mirarse a sí misma. y luego sacó el espejo de maquillaje, solo para ver la falda corta en la base de sus muslos, su estado de ebriedad y su peinado desordenado por la bebida, cualquiera que la viera diría que era una puta borracha.
Madison siguió el paso del hombre hacia Lidia, quería explicar.
— Señor, se equivoca, solo soy amiga de Lidia, por favor deje de culparla. Te devolveré el dinero de tu traje, y te lo devolveré de inmediato.
El hombre dio vuelta, la miró con hostilidad y la bloqueó, no le dejó acercarse a Lidia.
Madison levantó la cabeza para mirar al hombre que asombró a Lidia. En la penumbra, sólo entonces pude ver su aspecto. Ojos azul eléctrico con un brillo escalofriante, nariz respingada, labios sensuales y barba bien recortada. Madison quedó momentáneamente en trance al ver el atractivo rostro del hombre, hasta que empezó a hablar.
— El dinero de puta es sucio para mí. No hay necesidad. Aléjate de mi sobrina, eres una zorra. — concluyó.
— ¿Qué?
Sintió que las palabras del hombre pincharon su corazón, ¿Cómo se atrevía a tratarla de esa forma? La acusaba de ser una mujer de la calle con la vida colorida cuando ni siquiera había tenido su primera relación sexual.
— Tío Andrés, ¿De qué hablas? Eres demasiado cruel sin saber de quién se trata, Madison es mi amiga desde que era niña, no puedes decir eso de ella.— Lidia daba saltos de ansiedad no muy lejos de allí, intentando explicar.
El bar estaba tan ruidoso que el hombre pareció no reaccionar y siguió bloqueando el paso.
— Repito que le pagaré el traje, no soy ninguna prostituta y no me acuse sin conocerme.
La mujer que tenía delante, con los ojos brillantes y mirándolo fijamente sin miedo, parecía decidida a cruzar. Había honestidad en sus ojos, sus ojos esmeralda eran claros, y por un segundo el hombre pareció convencido de que ella no era esa clase de mujer sucia.
Pero cuando escudriñó de nuevo su atuendo, la falda era tan corta que estaba a punto de mostrarle la mitad de las nalgas, y le molestó inexplicablemente.¿Cuál era exactamente su propósito al acercarse a Lidia?
— Te advierto que no vuelvas a acercarte a mi sobrina, no me interesa conocer a las mujeres como tú, así seas de cuna noble no creo que te encuentres a la altura de la familia Dawson y mucho menos King, hasta en perros hay razas y tú no eres una de nosotros.
La pureza de sus iris contrastaba con la forma en que se vestía como una puta.
— Si te haces la inocente y esta es tu forma de seducir a los hombres — Andrés no dudó en agarrar bruscamente la muñeca de Madison y estuvo a punto de sacarla a tirones del pasillo.
— ¡Duele, suéltame! Soy cliente de este bar— ella gritó cuando Andrés la tomó del brazo, estaba con lágrimas en los ojos, Madison intentó sacudirse la mano del hombre pero fue inútil.
— Y prostituta en la cama, Lárgate de aquí.
Lidia se puso muy preocupada por Madison, les siguió hacia el pasillo e intervino.
— No, por favor tío Andrés, te equivocas, ella es mi amiga.
Andrés King llamó a su cuñado, que se puso furioso y corrió a recoger a su hija. El viejo Dawson nunca conoció a los amigos de Lidia porque siempre estaba ocupado con los negocios, sabía bien que su cuñado no iba a apartar a su pequeña hija de alguien solo por el gusto y sus motivos tendría para haberlo hecho.
— Hablaremos cuando lleguemos a casa, Lidia, ¡Ya basta de poner el apellido Dawson en vergüenza!
El anciano no escuchó la explicación en absoluto y arrastró a la fuerza a Lidia, dejando solo a Madison en el bar con poca ropa.
— Mujer, has tenido suficiente de tus trucos.
—Secuestraste a mi amiga y me calumniaste como se te vino en gana, ¿Crees que te irás tan fácilmente? — ella lo sostuvo — ¡Te detienes ahí, bestia santurrona!
— Perra estúpida, Debes estar tratando de llamar mi atención para luego decir que no tienes dinero para pagar mi traje y pides dormir conmigo, truco estúpido.
El hombre ignoró las palabrotas de Madison y se alejó dejándola sola en el bar.
Madison suspiró, qué otra cosa podía hacer, no podía volver a casa vestida así, si llamaba a su hermana seguramente la regañaría por su depresión y degradación, igual que había hecho Lidia.
— Voy a seguir volviendo a la bebida, no hay nadie que me ayude, está bien, puedo divertirme aquí por un tiempo…
Andrés salió a grandes zancadas del bar y regresó a su coche. Ordenó al chofer que arrancara el coche y volviera a la mansión de los King. Se notó que el olor del perfume de aquella aún permanecía en sus manos mientras agarraba la muñeca de ella. ¿Habría sido demasiado brusco? Normalmente nunca les hacía caso a las prostitutas, pero lo de hoy, cuanto más le explicaba Lidia, más se enfadaba él por no creerla. Quizá Lidia no mentía. Fue como si volviera a ver los ojos claros de la mujer, un poco desorientada por estar borracha, pero no el tipo de mujer llena de deseo, el tipo de mujer que él conocía bien. Un sentimiento de inquietud surgió en algún lugar de su interior. No podía dejar a una mujer así fuera a merced de muchos tipos. —Chofer, no vamos a la mansión, regresa al bar. —A su orden Sr. [...] —¡Vete! No puedo beber más. —Hermosa, veo que puedes beber bastante bien, esta botella va por mi cuenta. ¡Venga! Dos hombres pervertidos parecían acercarse a ella, intentando atrae
Madison al día siguiente se despertó con dolor en todo el cuerpo, ella al recobrar la conciencia se dió cuenta que estaba completamente desnuda en la habitación de ese hotel tan lujoso.Ella trató de coordinarse de mejor forma y ,en el momento que intentó saltar de la cama se detuvo ya que sintió un cosquilleo en su trasero, Al ver las sábanas manchadas de rojo, se quedó aturdida.— ¿Qué he hecho? — ella se llevó las manos a su cabello Miró alrededor de la habitación del hotel, no había nadie más, pero había un montón de dinero en la mesilla de noche, ¿Qué era esto? No había salido a vender su virginidad! ella sintió su cabeza punzar Como si se tratará de una epifanía recordó a el hombre de ayer, el puto tío de Lidia! Es él, quien la humilló delante de todo, y después la folló… ¡Qué gracia y sarcasmo!Fragmentos de la noc
Madison sintió que se le encogía el estómago, este hombre, aunque ella estuviera borracha podría reconocerlo, absolutamente era él… El tío de Lidia… Pero... ¿Por qué está aquí este hombre infeliz? Pensó en la posibilidad más cercana a la verdad, ya sea este podría ser un socio de los King. Quería levantarse pero no tenía fuerza ni para sustentarse, sintió un mareo por haberse agachado durante un buen rato. Por parte de Andrés, se notó que su futura esposa se quedaba tan incómoda por encontrarse con él, tenía que explicar todo lo que había pasado anoche. — ¿Estás bien? — él frunció el ceño — ¡Aléjate!— gritó la joven y dió un pasó atrás. No esperaba que su esposa lo tratara así. Pero al menos ya era consciente cuánto lo odiaba su futura esposa. — ¿Qué haces aquí? — ella preguntó sin mirarlo — Justo te lo voy a preguntar, cómo te encuentras.. — No tienes idea la desagradable sorpresa que me causas al verte tan pron
Madison hizo una pausa, conteniendo su ira y mirando a la mujer con desprecio, no contestó.— No tienes idea lo mucho que retozaba entre mis brazos y como deseaba que permaneciera a su lado, pero como puedes imaginar tenía muchos compromisos al ser una señorita de sociedad.— ¿Señorita de sociedad? Ja, no me hagas reír — los ojos celestes de Madison se volvieron oscuros — ¿Así se les llama ahora a las mujeres que se meten con los novios de otras? En mis tiempos se les conocían como rameras.— ¿Cómo te atreves? — ella levantó su mano y fue detenida.— Escucha Rose, no me interesa Peter, en mi caso si me doy el lugar que me corresponde y no ando peleando por un hombre; puedes comerte mis sobras si tanto te apetece.— ¡¿Qué haces?! suéltame! ¡Eres una hipocrita total! ¡Dijiste que le quieres a Peter de día, y sedujiste a mi hermano mayor en la cama de noche, zorra!— No voy a permitir que me golpees ya que no tienes el derecho de hacerlo — lanzó a Rose bruscamente.— Peter va a ser solo
Madison salió de la casa de los King sin escuchar lo de su compromiso, se dió cuenta que el poco efectivo que tenía encima ya lo había gastado en el transporte público. Ella pensó detenidamente, al ubicarse en el sitio que estaba supo que la casa de Ana no quedaba muy lejos que digamos e incluso podía llegar a pie sin ninguna dificultad.— ¡Madison! — el señor Benett salió de la casa — ¡¿En dónde demonios estás chiquilla?! Ella ya se había ido de la propiedad y cuando el señor Benett se dió cuenta por boca de uno de los chóferes fue que se puso mal. Andrés al percatarse que no era mentira fue que lo llevó al mejor hospital de la ciudad.— ¡Ana! — Madison empujó la puerta — estoy aquí, disculpa por venir así de repente pero es que…Madison se quedó helada al ver a su hermana en el suelo, se encontraba sangrando demasiado y jadeaba cansada. Ella sin dudarlo se tiró al piso y revisó a Ana.— Pero qué diablos te ha pasado — sus manos sostuvieron el rostro golpeado de Ana — ¿Quién te hizo
Madison se fue de ese sitio antes de que alguien la viera hablando con esos delincuentes, ella se puso lentes y una gorra tan común que la hizo pasar desapercibida para muchos transeúntes que pasaban por ese sitio, cruzó la carretera y se encontró en una zona decente; respiró con alivio ya que había completado su misión con total éxito y nadie la había visto o al menos eso es lo que pensaba.— ¿Qué hace esa chiquilla tonta en una zona roja? — Andrés la divisó desde lejos — si otra persona la mira se va a ver en serios problemas.Andrés decidió bajarse del carro e ir al sitio del que Madison venía saliendo. Ella por el contrario se fue a su apartamento, tuvo que caminar bastante ya que no tenía un solo centavo encima.— ¡Demonios, no he comprado comida! — llevó sus manos a su cabeza — ¿Ahora que hago? Soy un desastre por completo al ser una adulta independiente.Madison se le ocurrió llamar a Lidia, era la única persona a la que podía molestar en esos momentos y también tenía que darle
Madison lanzó un suspiro al aire y dejó el mensaje en visto, no encontraba de qué manera explicarle a su padre que no estaba interesada en casarse con el presumido, ególatra y posiblemente narcisista de Andrés. Su celular volvió a sonar y miró que Libia la llamaba.— ¿Qué sucede? — Madison contestó a prisa — ¿Ya tienes novedades sobre el trabajo?— Si, es de tutora temporal y recomendado por mi papá. La tutora se ha dado de baja por maternidad, el trabajo está bien pagado, son 2000$ al mes y uno de los requisitos es que le enseñes al pequeño a tocar el piano, también matemáticas y arte, dado que estás estudiando arquitectura pues se te facilita mucho y recuerdo que tomaste clases de música cuando eras una niña. La villa se encuentra cercana a la de mi tío Andrés así que probablemente te lo encuentres ocasionalmente, no hay información del empleador y todo se maneja de forma hermética así que supongo que es una persona sumamente importante y muy celosa o celoso de su privacidad, entonc
10 minutos después, Madison estaba de camino a casa en un Uber. Pensó para sí misma que suponía que este trabajo era un fracaso, este chico era demasiado para manejar, pero las miradas del chico le recordaban a un hombre que creía haber visto en alguna parte y de cierta forma esos ojos le incomodaban demasiado e incluso le ocasionaron cierto enfado que desconocía la causa. De repente la pantalla de su teléfono se iluminó y era la secretaria que acababa de estar allí.— Enhorabuena señorita Benett, nuestro propietario está muy satisfecho con su trabajo y le gustaría que viniera todos los lunes y miércoles por la mañana a enseñar al niño.Madison miró el mensaje de texto y se quedó helada, no lo había hecho muy bien en ese momento e incluso había sido expulsada por el niño, pero ya que su jefe estaba dispuesto a darle una oportunidad, trabajaría duro.En ese momento, Andrés recibió un video de su secretaria, una vigilancia del estudio, Andrés fijó sus ojos en la espalda de Madison en el