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Una luz a través del tunel

Ese es el sonido de un arma; los presentes volteamos a vernos entre sí, pues aún no entendemos que es lo que está pasando, suena otro disparo y tras este varios más. Comenzamos a entrar en pánico, pues la escena es digna de una de esas películas donde algún adolescente entra a las instalaciones de su escuela y comienza a matar a sus compañeros, sin saber que hacer, nos agachamos en las sillas, mamá me toma de la mano y mi papá nos cubre mientras saca su teléfono para pedir ayuda. 

—Hoy es un día muy especial— gruñe la voz de un hombre 

—Hoy es el día que cambiará la vida de muchos de los presentes. ¡Pero vamos! no sé escondan que el festejo está por comenzar— Escucho unos pasos que se acercan más y más a dónde estamos y a su vez las voces de algunos hombres que están murmurando, nos están rodeando. 

—Se preguntarán ¿qué hace este hombre en este lugar? La respuesta es simple, vine a cobrar unas vidas— ríe con sorna. 

—Pero no sé asusten que solo quiero unas pocas— comienza a reír malévolamente y los hombres que le acompañan hacen lo mismo, elevó un poco la mirada y noto que es un hombre de unos 40 años de tes blanca y lleva un traje negro, alrededor de nosotros debe de haber por lo menos 6 hombres más. 

—Afuera está rodeado por mis hombres— dice el sujeto con un grito que hace que sus hombres guarden silencio.

—Así que no sean estúpidos para llamar a la policía, o nadie saldrá de aquí con vida— mi mamá comienza a temblar al tiempo que otras personas sollozan sin cesar. 

—Cómo regalo para los graduados les daré 2 minutos para que se levanten y así puedan correr por su vida— menciona con un tono sarcástico  

—Empezando ahora— 

Nadie pasa por alto sus palabras, la gente comienza a ponerse de pie, se escuchan algunos tropiezos y hacen que ahora parezca una estampida, mis papás y yo nos levantamos como podemos, siento que mis piernas se vuelven de algodón y mi mamá está en shock; de pronto el lugar es cubierto por gritos y disparos, hay mucha sangre así como muchas personas van cayendo y quedando tendidas en el suelo incluyendo a Marisa. Aún no logro procesar que es esto que estoy viendo cuando aquel hombre se acerca y toma a mamá del brazo. Me quedo parada en mi lugar sin ser capaz de hilar mis pensamientos, sin ser capaz de decir nada, solo estoy ahí de pie mirando con horror a aquel sujeto. 

— Jazmín Davis ¿Tu esposa, cierto? — lo dice mirando a mi padre quien no responde nada y solo se queda petrificado ante las palabras de aquel hombre 

—Es una pena que dos mujeres tan bellas tengan que pagar por tus errores— continúa diciendo mientras veo en su rostro una gran sonrisa, lo está disfrutando. 

—¡Por favor Matías, no les hagas daño, te lo suplico! — Implora mi padre mencionando el nombre de aquel sujeto como si lo conociera. 

—Sabes bien como es esto Peter, aquí no se admiten errores, no finjas que no estabas al tanto— Responde aquel hombre que ahora sé, se llama Matías, con un rostro ensombrecido. 

—Y más triste, es que no estarás aquí para verlo, dejaré que te vayas primero como el cobarde que siempre has sido— exclama. Mi madre no dice nada solo se queda quieta con el rostro petrificado, mi padre voltea a verme y puedo notar el sentimiento de culpa en sus facciones, así que me pongo a llorar cuando me percato de lo que va a suceder

—Ojalá puedas perdonarme— exclama con la voz entrecortada, no soy capaz de hilar mis pensamientos, no entiendo que está pasando pero si sé que este será mi último día, de pronto hay un extraño mutismo y es como si la vida pasará frente a mí en cámara lenta, cuando su cuerpo comienza a ser llenado de balas; mi padre cae al suelo y siento como sus ojos siguen mirándome, alguien dispara hacia arriba, activando los rociadores del techo y comienzan a tocar nuestros rostros gotas de agua que se mezclan con las lágrimas que brotan de mis ojos, ahora todo el lugar parece un río de sangre.

Un señor logra quitarle el arma a uno de los sujetos y comienza a dispararles, logra disparar también a Matías, quien grita furioso y avienta a mi madre al suelo, a lo lejos puedo ver cómo mi amiga Andrea llora con su madre tendida entre la gente, quiero escapar, quiero que todo sea un mal sueño. 

—¡Anya!— mamá dice mi nombre, no sé por cuánto tiempo me ha estado llamando solo sé que cuando por fin salgo de mi trance, volteo a verla y ella me grita que corra.

—¡Levántate mamá!— la tomo del brazo para salir de ese lugar, cuando escucho un disparo y en ese momento todo se vuelve negro, es mi mamá la que ahora tiene una mancha de sangre en el estómago que cada vez se hace más visible, —Mami levántate— cubro su estómago con mi mano tratando de contener la hemorragia, lo cual es inútil pues la sangre sigue fluyendo. 

—Te juro que saldremos de aquí, tienes que aguantar— mamá muerde el brazo de aquel tipo. 

—Maldita perra— el tipo gime de dolor  

—¡Anya corre! — alcanza a decir mi mamá antes de recibir un golpe en la espalda. No sé cómo es que lo hago, solo sé que me doy vuelta con lágrimas en los ojos y comienzo a correr 

—¡Que no se escape!— grita Matías y unos hombres comienzan a correr detrás de mí, bajo las escaleras hacia el gimnasio de la universidad y de ahí corro hacia la salida logrando escuchar sirenas de patrullas, me siento desfallecer, cuando ya no puedo más y mis rodillas tocan el suelo en un sonido seco 

—¿Estas bien? pregunta una voz gruesa y tranquilizadora, a la cual en ese momento veo como una luz a través del túnel. 

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