Leonel Black

—a-ayuda— digo con la voz entrecortada tomándolo del pantalón con la mano izquierda, aún estoy en el suelo. 

—Señor, estar aquí no es seguro— dice la voz de otro hombre que se ha acercado a nosotros. 

—está bien Albert, la policía ya ha llegado, vayamos a casa— indica a aquel sujeto, aún estoy en shock por lo sucedido que me es imposible mirar hacia arriba. 

—¿Cuál es tu nombre? 

—Anya— logro decir entre suspiros 

—Pues bien, Anya— necesito que te tranquilices y te pongas de pie para poder ayudarte— su voz suena bastante calmada para la situación en la que estamos, pero por alguna razón no me inspira temor. 

—Ese hombre mató a mis padres y vendrá por mi— le mencionó con un llanto que no deja de cesar 

—Estas a salvó— se inclina y me toma la barbilla con su mano, es un hombre bien parecido de unos 35 años, lleva cabello corto n***o y un traje elegante color café, me mira con sus ojos azules, de un azul más profundo que los míos, parece ser alguien importante, pues al levantar la mirada veo que tiene varios escoltas y el hombre que le dijo que debían irse, por la vestimenta parece ser su chófer. 

—¿Quién es usted? pregunto frunciendo el ceño y con cierta desconfianza. 

—Leonel, mi nombre es Leonel Black—. Después de que aquel hombre que me encontró de rodillas en la calle me dijera su nombre, me acompañó con la policía para rendir mi declaración junto con otros sobrevivientes de aquel tiroteo, incluida mi amiga Andrea. 

Todo quedó en un total misterio, pues nadie sabía a ciencia cierta que había impulsado a aquellos hombres a actuar de esa manera. Y por supuesto, mi declaración no ayudó mucho, pues omití la parte en que el tal "Matías" habló con mi padre como si se conocieran de tiempo. 

Pero eso no fue todo lo que ocurrió, también me enteré de algunas otras cosas, pues resulta que alguien había disparado a aquel hombre que les arrebató la vida a mis padres, en parte eso me tranquilizaba, aún que dejaba más dudas que respuestas, pues nunca sabría si alguien lo había enviado y de ser así, no sabía si ese alguien aún intentaría matarme. 

"Leonel Black" aquel hombre a quien en aquel momento ví como una especie de salvador, resultó ser el orador que habían invitado a la graduación, un Arquitecto muy popular que vivía en Italia y que había llegado a California para repartir algunas becas en mi universidad, aquel día nos brindaría unas palabras y a su vez escogería de entre los mejores estudiantes a quienes pudieran servirle de apoyo en un nuevo proyecto en el que estaba trabajando...

Llevo dos horas acostada en mi cama, han pasado 3 días desde aquel infierno que cambió por completo mi vida, no quiero levantarme, tampoco recuerdo cuando fue la última vez que comí algo, solo quiero dormir, dormir y esperar que cuando despierte todo esto solo haya sido parte de un mal sueño. Por la tarde se llevará a cabo una ceremonia en la explanada de la universidad para despedir a todas las víctimas de aquella masacre que según dijeron son alrededor de 20 personas, incluidos mis padres. 

— "toc" "toc"— escucho que alguien toca la puerta, pero no tengo ánimos de saber de quién se trata —"toc" "toc"— nuevamente aquel sonido ¿acaso no se irán hasta que abra?  

—¿Quién es? — pregunto con una voz que más bien parece un lamento. —Soy Andrea— 

me levanto en cuanto escucho la voz de mi amiga y avanzó hacia la puerta. Cuando abro puedo ver a mi amiga, con unas ojeras que bien podrían competir con las mías y los ojos hinchados y rojos.  

—Me preguntaba si ya habrías comido algo— dice con una voz entre cortada, que no se parece en nada a los gritos alegres que suele tener siempre. 

No soy capaz de decir ni una palabra, así que solo me limito a abrazarla y es así como ambas entramos en un llanto incesable.  

—Mi mamá quería que nos mudáramos, estaba viendo departamentos más grandes, tendríamos más espacio, si las dos trabajábamos todo iba a ser más fácil— exclama Andrea entre lágrimas. 

—No sé qué decir, sería muy hipócrita de mi parte intentar consolarte cuando ni siquiera sé que será de mi vida— me encojo de hombros y después agachó la mirada, pues sé perfectamente como se está sintiendo en este momento. 

Después de llorar por horas, nos fuimos juntas a la ceremonia, había muchas personas tristes, las cuales supongo eran familiares de las víctimas, veo también a algunos compañeros y a otros tantos mirones que simplemente estaban murmurando y grabando con sus celulares. Y después, un poco más alejado de la multitud, estaba él, Leonel Black.

Aquel hombre con una figura imponente, desde esta distancia puedo detallarlo mejor, lleva un traje de tres piezas color n***o, gafas oscuras y como la vez anterior va rodeado de varios hombres.  

Al percatarse de mi presencia avanza a dónde estamos mi amiga y yo. 

—Buenas tardes, señoritas— se inclina dándonos el pésame y esboza una pequeña sonrisa sincera. 

—Buenas tardes— respondemos al unisono 

—Sin afán de ser grosera ¿Que hace aquí? — 

pregunto a Leonel 

—Vine a dar el pésame. No conocía a ninguna de estas personas, pero como ya sabrán fui invitado como el principal orador en su graduación, así que me pareció que era lo correcto. 

De igual forma, el programa de becas que mi compañía otorgaría sigue en pie, aunque por lo sucedido ya no se hará de manera tan pública, como se tenía planeado. — Responde con un gesto amable, puedo notarlo a pesar de que no puedo ver la expresión en sus ojos por las gafas oscuras que lleva puestas. 

La ceremonia da comienzo, dura aproximadamente una hora y media, cuando está por concluir Leonel me extiende una tarjeta. 

—No imagino el dolor por el que puedan estar pasando, así que cuando se sientan mejor llamen a este número, tómense su tiempo– Dice a la vez que me da la mano y después a Andrea, para despedirse.  

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