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Dos semanas después...
—!Mamá, no estoy lista!—sollozo sobre sus piernas. La pena me consume.
Mis lágrimas queman mi rostro mientras observo a mi madre morirse. ¿Es que podría en algún momento estar lista para verla morir?El cáncer no ha permitido que siga disfrutando de tenerla conmigo y es lacerante el dolor que me provoca.
Mientras pierdo a mi madre, aguantada a su mano arrugada por tantas sesiones de quimioterapia, soy consciente de lo sola que me quedo. De lo sola que mi madre siempre vivió por culpa de la ausencia de mi padre y de lo gris que puede ser la vida cuando no hay nadie que te acompañe y sea, esa medicina contra la crueldad del destino que a veces necesitamos para poder seguir.
Llevo tiempo tratando de trabajar el doble para poder pagar todo lo que se nos acumula entre facturas. Meses en los que intentaba buscar una solución para recuperar mis intenciones de seguir los estudios de administración de empresas pero es que sin dinero, llena de deudas, medicinas por comprar y nadie que nos ayude, es casi imposible de solventar la vida.Siempre hemos estado solas, nunca conocí a nadie que perteneciera a la familia. Mi madre trabajó toda su vida para pagar mis cosas hasta que enfermó y los papeles se invirtieron. Ella no ha permitido que indague sobre la posibilidad de que algún familiar existiera, y/o, nos ayudara.—No llores Alhana, escúchame que no tengo fuerzas cariño, siento dejarte así, pero...Se le corta la voz, toce y yo me enderezo apoyando mis manos en la cama y le beso los dedos de una de las suyas y lloro, lenta pero consecutivamente porque el dolor no aguanta más dentro de mí y se impone a salir.—Hay muchas deudas, lo siento. Yo no sabía...—se detiene y sus ojos tan parecidos a los míos me miran a punto de apagarse —hay dos cartas que te hice hace unos meses para cuando llegara este momento, y previendo no tener el valor de hablar hasta el final,quería que tal vez pudieras entenderme allí y apelando a tu benevolencia, perdonar a tu madre que no sabía... pequeña yo, simplemente no supe. Dios, perdóname y dile a él que me perdone también.—¡¿Mamá...?!!¿Mamita?!
Mis gritos al verla dormirse se hicieron cada vez más altos y los médicos vinieron a decirme, que mi madre ya no estaba, que no había nadie a quién llamar y que lo sentían.Pero nadie más que yo podía sentirlo. Yo era la única, que en mi soledad, podía sentir el dolor por su muerte y ahora su ausencia.
Ni siquiera terminó de explicarme nada y me quedé sin entender lo que había dicho...
Al siguiente día ya estaba enterrando su cuerpo en un frío cementerio que me desgarraba el alma al mirar a mi alrededor y ver solamente a mi amiga Brinna, que me apretaba un hombro con cariño y apoyo, y a su hermano, el dueño del banco al que tendría que pedir un préstamo para pagar tantas deudas.Megan tenía el turno de día en el hotel y haría el de noche también para justificar mi ausencia que a pesar de estar justificada por el luto, no me habían permitido la licencia.
Ellos eran mis únicos amigos y las únicas personas que habían ayudado con dinero, muy a mi pesar, a mi madre.
Yo, les iba devolviendo todo con mi trabajo pero si no fuera por ellos, mi madre habría muerto antes. Lloraba solo de recordar el color de su sonrisa que se fue apagando con las semanas.
Mi madre solo duró dos meses luego del diagnóstico. Fue fulminante. Un cáncer de páncreas en su fase más agresiva y terminal. —Vamos Alhy, esta noche te quedas conmigo. No quiero que estés sola.—El brazo de mi amiga Brinna rodeó mis hombros y me llevaron mustia, de pena.Me fuí de allí con ellos sin tener ni idea de lo que hacía. Me movía por inercia, y de todos modos no tenía mejor opción y tampoco me apetecía ir a mi casa, a estar sola y sin mamá.
Boris, el hermano de Brinna, se quedó con las dos y me pidió que aceptara dinero suyo, pero el banco no podría hacerme ese préstamo. Él era su gerente pero no podía saltarse las normas y yo no era ni soy una persona fiable para sostener créditos bancarios en regla.Él se ofreció a pagar mis deudas, pero no podía aceptar algo así, era demasiado y ya le debía muchísimo.
Ahora tendría más tiempo y buscaría otro trabajo para ir liquidando todo poco a poco, pero aún así, no dejo de ser consciente que no sería suficiente.
Lo único que podía hacer, era hipotecar mi casa. La casa en la que nací y viví mis veintiún años con mi madre, y ahora, sería el medio para pagar por morirse. ¡Joder!
(...)
Al otro día, mientras Boris me llevaba a mi casa a buscar las escrituras para ir al banco y saldar mis deudas cuanto antes, me confesó que siempre estaría para ayudarme y que buscaría la manera de sacarme de la situación... como si yo no lo supiera.
—Buscaremos la mejor solución pero no voy a permitir que pierdas tu casa —promete tomando mi mano de mi regazo y dando un apretón fuerte.—Te juro que creo que esto es una pesadilla de la que acabaré despertando —mi angustia y desazón es casi palpable. Estoy tan confundida que no logro ver nada en el horizonte de mi camino.Sus ojos grises me observan comprensivos y me sonríe sin alegría mientras se le acentúa el hoyuelo en la mejilla. Es rubio, de un tono cenizo oscuro, muy guapo, alto y caballeroso. Todo lo que encierra un hombre guapo y sin embargo nunca le he visto con ojos de mujer.Él es un hombre maravilloso al que me hubiese encantado amar, pero no se dió en su día y ahora no quiero volver a confundirlo así.
—No entiendo por qué no puedes venir a vivir a nuestra casa —comenta impidiendo que baje del auto tomándome una mano nuevamente —. Sería tan fácil para tí. Y podemos hacer un plan para que liquides todo sin perder nada. Déjame ayudarte.Sus palabras me conmueven pero es que de hacerlo, me sentiría como una aprovechada. Ya me han dado mucho apoyo. Ambos han saldado muchas de mis cuentas y mudarme con ellos sería demasiado.
Quizás tenga que vivir en el apartamento de megany compartir gastos, pero eso es distinto.
—No puedo hacerlo, Boris —mascullo tomando el tirador del coche para bajar —. Y los dos sabemos que tu madre me odia. Nunca les pondría en una situación así de violenta. Estaré bien. Ya lo verás.Le agradecí, dejé un beso en su mejilla y cuando me bajé del coche, llenándome de valor para entrar a mi casa sin mi madre, dos hombres vestidos de negro en caros trajes me cortaron el paso.
Retrocedí un poco asustada y escuché a uno de ellos decir...—¿Señorita: Alhana Mitchell? —espetó interrogante el más alto y serio.
El segundo hombre a su lado, más bajito y regordete le entregó algo que parece ser una fotografía que el primero observó asintiendo a la par que yo respondí más decidida.
—¡Sí, soy yo!¿Quiénes son ustedes?...Las palabras quedaron en el aire y las respuestas nunca llegaron porque la única persona que no esperaba ver, y menos en aquella circunstancia, también se alzó delante de mí y su altura otra vez me sorprendió.
Sus ojos verdes como los recordaba de aquella noche dos semanas atrás, seguían la curva asombrada de los míos. Llevaba un traje a medida que se aferraba a sus poderosos brazos que recordaba dominando mi cuerpo y humillando después al soltar al viento el dinero y cuando habló, me tembló el corazón en el pecho.—Entonces...¿¡Alhana!? —repuso pensativo. Finalmente sabedor de mi nombre.
Yo endurecé mi postura tratando de parecer valiente. No sabía que hacían en mi casa pero pensé que quizás me reclamaría algo más.Él por su parte metió las manos en los bolsillos de su pantalón y abrió un poco las piernas mostrando una postura chulesca que me supo a arrogancia y poderío innecesario.
Nos miramos unos segundos y toda la sensación de electricidad entre los dos se volvió densa y cargada de celos y otros sentimientos cuando Boris apareció por detrás de mí y colocó su mano en mi cintura, me pegó a su costado y besando mi sien, preguntó en mi oído delante de los tres hombres :—¿Pasa algo, cariño...?
2 No sabía lo que pasaba.No entendía la actitud posesiva de Boris, ni la presencia de aquellos hombres en la puerta de mi casa. Sin embargo, lo que no podía dejar de mirar y sentir, era la postura recta y dura de aquel hombre con el que había pasado la noche más increíble de mi vida, que luego se convirtió en la más deprimente.Sin nombres ni despedidas, pero con mucho derroche de una pasión ensombrecida por sucesos tan inesperados como insultantes. —¿Quiénes son ustedes? El hermano de mi amiga se hace con el control de las preguntas y mientras, el moreno de ojos verdes como los míos me sigue observando y a ratos mira la mano de Boris en mi cintura. Parece estar tan sorprendido como yo de estar frente a mi. Eso me crea un conflicto de teorías. > —Colin Slatham, ellos son mi seguridad. Su poderosa voz me hizo estremecer y le ofreció la mano a mi amigo, que le devolvió el saludo con educación
3 Colin Slatham Una vez al año se realiza el congreso de arquitectura y no puedo dejar de asistir. Todos cuentan con mi presencia allí y aunque en esa ocasión mi padre estaba muy enfermo, él mismo me motivó a ir. Fueron seis días de trabajo y el último, la cena de cierre con su posterior fiesta. Allí, la conocí a ella. No sé si fue una alucinación mía, o su belleza la que me encandiló tanto que no pude ver nada más durante la cena y la perseguí por todo el evento hasta que la tuve entre mis brazos y la hice mi mujer durante toda la noche, pero el caso es que no he podido sacarla de mi sistema desde entonces. Esa noche estaba demasiado prendado por su belleza poco habitual y la manera tierna y hasta inocente en que se dejaba hacer por mí. No fui consciente de su inocencia hasta que no amaneció al día siguiente y entendí que me la había jugado. Busqué mientras ella dormía entre sus cosas y encontré un pin de camarera del hotel. Solamente tenía su apellido en él y al ver que
4 —No voy a permitirlo —dispone como si tuviera todo el derecho. Le miro en gesto instantáneo y molesto y frunce el ceño...desafíandome. —No eres nada mío, Colin y aunque lo fueras, no tienes ni tendrías el derecho a disponer de mi vida. No te debo explicaciones ni obediencia. Me siento en el brazo del sofá y suspiro cansada pensando en cómo pudo mi mamá hacer algo así. —Si tu noviecito fuese tan generoso, ya te habría pagado las deudas de hospital —comenta y le miro asombrada mientras se sienta en el sofá —sin embargo aquí estás, pensando hipotecar una casa que no te pertenece para cubrí tus gastos. Y eso hace que me percate de que tiene razón. Él dijo que la casa estaba bajo escrituras firmadas por su padre, por lo tanto no soy la heredera del inmueble así que no puedo venderlo o tomar desición alguna sobre el y lo que es peor aún, no tengo casa en la que quedarme.Estoy en la calle. —Pues, que bien todo —ironizo —y tú, que caballero —le reclamo viéndolo sentado delante de
5 Increíblemente el sistema de genética de aquel sitio iba rápido. Los resultados no tardaron más de una hora en estar disponibles y todo aquel tiempo en espera, Colin no paraba de mirarme. Habíamos tomado asiento uno frente al otro divididos por una mesa de cristal en forma de hoja y podía notar, incluso con ese pequeño obstáculo de por medio, como él me miraba desde las piernas hasta los ojos y vuelta a empezar... me ponía muy nerviosa su intensidad. Ahora sin embargo, con los resultados entre mis dedos, sus ojos asustados conectando con los míos y el corazón latiendo apresurado pidiendo por favor que no seamos hermanos, los nervios se deben a esa otra circunstancia que definirá muchas cosas en mi vida... El jodido ADN. Cuando fui a abrir el sobre, me de tuvo su repentino acercamiento y sus manos cayeron sobre las mías al tiempo que se sentaba a mi lado, girando su rostro hacia el mío. —¡Por favor, no lo abras! La súplica me llegó como la había hecho, casi en un quejido y nos
Incluso con la puerta abierta, casi al poner un pie en el suelo me detuve debido a la extraña situación en la que me puso aquel mensaje.Nuevamente cerré y me reacomodé en el asiento, guardé el móvil y disimulé mis nervios porque necesitaba pensar antes de actuar.Miré a mi alrededor y no vi a nadie que pudiera saber lo que hacíamos allá dentro y entonces pensé que tal vez el auto tuviera micrófonos. Estaba perdiendo la perspectiva. —¿Qué ha pasado? —Colin me tomó de una mano llamando mi nerviosa atención —agradezco que te quedes pero parecías a punto de irte antes. ¿Qué ha cambiado?—¿Podemos ir a algún lugar abierto?¿ No sé, un parque o algo así ?—¿Quieres decirme qué te pasa?Casi parecía que discutiéramos pero es que la situación era un poco improvisada. No sabía muy bien que decir para justificar mis actos y aún no decidía si contarle lo del mensaje amenazante. En el fondo no nos conocíamos. Podía haber sido planeado todo por él, para que aceptara quedarme pero la verdad no
—¿Tú no dijiste que había un mandato de tu padre que tenías que respetar? —murmuré rozando sin intención sexual sus labios con los míos mientras hablaba y acomodaba mis palmas en su rostro —¿No fue ese el argumento que usaste para tenerme a tu lado y asumir mis deudas?Sus manos bajaron por mi silueta e iban haciendo cada vez más presión en el camino a mis caderas y parecía que mis palabras le dolían de alguna manera pero no podía evitar decirlas.Me aferraba al cuello de su camisa. Me quería aferrar a todo él y que me sostuviera para siempre. A pesar de tener una prueba de ADN negativa, y saber que no éramos nada más que amantes furtivos de una noche memorable, algo me detenía de entregarme del todo a aquella locura y uno de los dos necesitaba hacer acopio de toda la frialdad que pudiera conseguir dentro de aquella candente escena y situación, para tratar de conciliar algo con un poco de sentido.Por algo que aún no sabíamos el padre de Colin había hecho lo que había hecho y muy a
La habitación que me habían preparado era hermosa, muy fresca y con vistas a un jardín de la zona lateral de la casa que tenía unos rosales que me perfumaban la estancia con delicadeza.Finalmente había aceptado quedarme, tampoco es que tuviera muchas opciones y Colin prometió mantener la distancia, teniendo en cuenta que viviríamos juntos.No es que yo no le desee o que no sepa que soy libre para amarlo teniendo en cuenta que no somos más que amigos, pero permitirme una historia de amor con él, en este justo momento sería un poco agresivo.Pareceríamos marido y mujer y no lo somos. Extraño a mi madre. Miro por la ventana y la nostalgia se apodera de mí. Ella era tan cálida, tan buena y siempre encontraba las palabras perfectas para hacerme sentir bien y consolarme cuando sufría que ahora que no la tengo siento que no podré encontrar paz en los brazos de nadie nunca más. Pienso en lo rápido que se fue. Lo poco que me duró y lo mucho que la echaré de menos y entonces, como si fuera
Algo frío está contra mi espalda desnuda. Siento que me muevo sobre alguna especie de material duro. Frío.—Cuiden de ella por favor.Esa es la voz de Colin. Puedo reconocerla entre miles.¿Qué ha pasado?—¿Es usted familiar de ella? —alguien desconocido pregunta —En sus papeles pone señorita. O sea que no está casada —el extraño matiza.—Todavía —discrepa él y responde altivo —. Voy a hacerla mi mujer pronto.Los ojos se me abren de pronto y los arrugo tratando de llevarme una mano a la frente por la molesta luz que me recibe; pero algo me lo impide y lo que sea que me lleva se detiene.—Señorita, ¿Está usted bien? —gritan en mi oído y me estremezco. Tengo algo en la muñeca y siento que me tocan.¿Qué está pasando aquí?—No. No lo estoy y por favor no grite —mi voz sale ronca y boto la garganta áspera. Me duele mucho la cabeza y no sé dónde diablos estoy. No puedo decir que esté bien.—Mi amor, mírame. Vamos a cuidar de tí y estarás muy bien..., mi vida.¿Mi amor?...¿Mi vida?Colin