Me siento en el brazo del sofá y suspiro cansada pensando en cómo pudo mi mamá hacer algo así.
—Si tu noviecito fuese tan generoso, ya te habría pagado las deudas de hospital —comenta y le miro asombrada mientras se sienta en el sofá —sin embargo aquí estás, pensando hipotecar una casa que no te pertenece para cubrí tus gastos.
Y eso hace que me percate de que tiene razón.
Él dijo que la casa estaba bajo escrituras firmadas por su padre, por lo tanto no soy la heredera del inmueble así que no puedo venderlo o tomar desición alguna sobre el y lo que es peor aún, no tengo casa en la que quedarme.Estoy en la calle.—Pues, que bien todo —ironizo —y tú, que caballero —le reclamo viéndolo sentado delante de mí, en el otro sofá —Y lo peor que es me sacas de mi propia casa, luego de darme la noticia del siglo. Que bien todo. Jodido día del demonio.
Empiezo a sentirme ofuscada, enfadada y acorralada y no me gustan nada la sensaciones que emanan de mi interior.Él sigue en silencio analizando todos los movimientos que hago, que no son muchos pero si de desesperación y me hace sentir el peso de la intensa mirada sobre mí.
No tengo ni idea de como resolver este tema y la verdad, solo me queda declararme en bancarrota. Eso significaría un paso atrás en mi vida, pero sería algo momentáneo. No tengo muchas opciones con todo esto de la casa.Me asomo a la ventana y observo el panorama que me rodea, sabedora de que cada vez pierdo más de las cosas que conformaron mi vida hasta que murió mamá. ¡Que triste realidad!Hasta que presa de la desesperación supongo, o quizás un poco de oscuro ingenio reacciono y escupo para el bello hombre que tengo detrás que tal vez, no debería verlo así en este momento...
—Si se diera el caso de que fuéramos hermanos, tendría derecho a esta casa —él me observa serio —.Así que sí, vamos inmediatamente a hacernos las pruebas.
Se levantó del sofá y verlo tan alto y agresivamente guapo, me puso nerviosa.
Camina hacia mí como un depredador elegante que ni siquiera demuestra en su andar que está de caza, pero al final termina llevándose a su víctima entre sus garras.Me enderezo para recibir su imponente figura y me abrazo el torso como si ese simple gesto me protegiera.
—Has sido bastante fría al decidir algo así, teniendo en cuenta todo lo que encierra el hecho de que seamos hermanos.
No sabía si estaba molesto, preocupado, dolido o intrigado.Su expresión y manera de hablar eran un compendio de manifestaciones disímiles que no llegaban a decir nada en concreto.Él ni siquiera podía llegar a imaginarse todos los problemas que tenía ahora mismo y la verdad no me apetecía abrirle el abanico de circunstancias en la cara. Sinceramente ya vería cómo resolverlos pero lo primero es lo primero.
—A pesar de que no tengo por qué explicarte nada —comienzo agresiva porque no me gustó nada su tono de antes –,te diré que no he podido tirarme en una cama a llorar a mi madre, que es lo que realmente me apetece, justamente porque tengo cosas más frías y asentimentales que resolver, así que no me vengas a cuestionar cómo hago la cosas porque la verdad considero que las estoy haciendo lo mejor que puedo.
Un par de lagrimas amanezaron con salirse, pero respiré hondo, hice un movimiento con mi mandíbula, me mordí la lengua y evité ponerme vulnerable frnte a un extraño que amenazaba con quitarme la casa.
—¡Lo siento!
Sus disculpas parecen sinceras pero no avanzan de esas dos únicas palabras. Hago un gesto de restar importancia y pestañeo queriendo llorar otra vez. Él baja la vista al suelo y le abandono en el salón, para subir al piso de arriba a buscar las escrituras de la casa de mi madre, que ahora mismo parecen ser de otra persona y me cambio de ropa de paso.Cuando termino de vestirme, soy muy consciente de que mi vida se está desmoronando y no me he permitido aún el analizar todo lo que encierran los nuevos acontecimientos. Simplemente piso el terreno que se me va poniendo por delante y en cuanto al resto improviso.—Si no te importa podemos irnos, quiero salir lo antes posible de este trámite. Pero lo haremos en un laboratorio. No en tu casa.
Le encontré deambulando por entre los marcos de fotos que hay en mí salón y cuando se sorprende y gira a mirarme, no puedo dejar de sentirme atraída por la manera seductora y sensual con que lo hace.Sus ojos verdes, que...Dios, como se parecen a los míos, me recorren de arriba a abajo y hacen que mi cuerpo sufra de espasmos y desordenes de sensaciones solamente porque él me observa hambriento de mi piel.Es un delito para los dos en este momento, debido a la amenaza genética que se cierne sobre ambos, pero no se puede evitar. Y él inspira de manera tan honda que sé, que le pasa exactamente igual que a mí.Nos vamos al coche, y ninguno de los dos dice nada.
La falda de mi vestido se ha subido por mis muslos y lucho con ella, avergonzada la verdad, para bajarla, hasta que la mano del hombre a mi lado me detiene y el calor de su tacto sobre mis dedos, me hace gemir bajito y de manera sorpresiva.—Basta, Alhana. Nadie más que yo puede verte ahora y para mí no es la primera vez.
–No digas esas cosas ahora. Colin por el amor de Dios.
Su mano seguía sobre la mía, en mi muslo, y los dedos llegaban a mi piel y acariciaban la zona sin que ninguno de los dos lo impidiera.
—¿De veras estás con otro?—Deja el tema ya. Por favor —desvío la mirada hacia el paisaje fuera del cristal de mi ventanilla.
Dejo mi muslo para tomar mi mano y acercarse a mi, llevándome a ponerme frente a él, que me acaricia los labios como si estuviera suprimiendo por un segundo todo lo otro que le impide besarme.Nos miramos con ardor. Él saborea sus labios con su lengua y los míos con su pulgar.Luchamos con la vistas, verde contra verde y ninguno se atreve a cerrar los ojos. Cuando él mira mis labios y yo miro los suyos, parece que el mundo ha dejado de existir desde que lo conocí. —¿Te hace sentir más que yo...?Inquieto, se remueve en su lado y un bache de la calle que el chófer sabe esquivar, me lanza hacia adelante y mi boca y la suya conectan por un segundo en el que los dos nos quedamos unidos y a ojos cerrados esperando que el otro niegue, lo que ninguno de los dos es capaz.—No tengo nada con él. Solo somos amigos.
En el instante en que confieso, no se por qué motivo, aquello, toma mi boca sin que le importe nada más que el deseo que nos embriagó traicioneramente.
Me veo de pronto luchando con su lengua entre mis labios y gimiendo.
Mis manos se aferran a su cabello denso entre mis dedos y el gruñe en el beso. Estoy demasiado involucrada como para pensar en el chófer que va sentado delante, aunque un cristal nos separe de él.
Y desde luego lo que nos mueve es una fuerza que nos domina y no permite que las cosas sean diferentes.
Se nos nubla la mente y muy a pesar de todo, solo estamos nosotros en ese auto, siendo un hombre y una mujer que se desean.
—No podemos —decreto con una mano en su pecho y jadeando en su cuello —no sé como me he dejado llevar así, esto está mal. Tenemos que hacer esa prueba cuanto antes.
—Perdóname yo...
Me bajo de encima de su cuerpo y le pongo un dedo en los labios para que calle, incluso su voz me resulta seductora y no puedo dejarme confundir otra vez.
El resto del viaje lo hacemos en silencio y no pasa mucho tiempo hasta que llegamos al laboratorio de genética y el chófer nos abre la puerta para que bajemos.Ambos suspiramos al unísono y mirándonos a los ojos él me dice:
—¿Estás lista?Asiento y miento en el mismo gesto que no es más que un amago de fortaleza que no tengo. Le miro y confirmo que ese hombre ha llegado a mi vida para ponerla de cabeza y que a pesar de que no descubre los verdaderos motivos de que me haya metido a la cama con él aquella noche, me tiene al borde de los nervios de saber que si resultamos hermanos va a ser realmente duro estar junto a él y borrar de mi mente todo lo que vivimos en aquella habitación, en la que me perdí entre sus sábanas empujada por un alhelo que nació de la intención de conseguir un trabajo para sacar mi vida del bache en el que estaba y que ahora, se ha convertido en un cráter profundo.—Si, estoy lista...
5 Increíblemente el sistema de genética de aquel sitio iba rápido. Los resultados no tardaron más de una hora en estar disponibles y todo aquel tiempo en espera, Colin no paraba de mirarme. Habíamos tomado asiento uno frente al otro divididos por una mesa de cristal en forma de hoja y podía notar, incluso con ese pequeño obstáculo de por medio, como él me miraba desde las piernas hasta los ojos y vuelta a empezar... me ponía muy nerviosa su intensidad. Ahora sin embargo, con los resultados entre mis dedos, sus ojos asustados conectando con los míos y el corazón latiendo apresurado pidiendo por favor que no seamos hermanos, los nervios se deben a esa otra circunstancia que definirá muchas cosas en mi vida... El jodido ADN. Cuando fui a abrir el sobre, me de tuvo su repentino acercamiento y sus manos cayeron sobre las mías al tiempo que se sentaba a mi lado, girando su rostro hacia el mío. —¡Por favor, no lo abras! La súplica me llegó como la había hecho, casi en un quejido y nos
Incluso con la puerta abierta, casi al poner un pie en el suelo me detuve debido a la extraña situación en la que me puso aquel mensaje.Nuevamente cerré y me reacomodé en el asiento, guardé el móvil y disimulé mis nervios porque necesitaba pensar antes de actuar.Miré a mi alrededor y no vi a nadie que pudiera saber lo que hacíamos allá dentro y entonces pensé que tal vez el auto tuviera micrófonos. Estaba perdiendo la perspectiva. —¿Qué ha pasado? —Colin me tomó de una mano llamando mi nerviosa atención —agradezco que te quedes pero parecías a punto de irte antes. ¿Qué ha cambiado?—¿Podemos ir a algún lugar abierto?¿ No sé, un parque o algo así ?—¿Quieres decirme qué te pasa?Casi parecía que discutiéramos pero es que la situación era un poco improvisada. No sabía muy bien que decir para justificar mis actos y aún no decidía si contarle lo del mensaje amenazante. En el fondo no nos conocíamos. Podía haber sido planeado todo por él, para que aceptara quedarme pero la verdad no
—¿Tú no dijiste que había un mandato de tu padre que tenías que respetar? —murmuré rozando sin intención sexual sus labios con los míos mientras hablaba y acomodaba mis palmas en su rostro —¿No fue ese el argumento que usaste para tenerme a tu lado y asumir mis deudas?Sus manos bajaron por mi silueta e iban haciendo cada vez más presión en el camino a mis caderas y parecía que mis palabras le dolían de alguna manera pero no podía evitar decirlas.Me aferraba al cuello de su camisa. Me quería aferrar a todo él y que me sostuviera para siempre. A pesar de tener una prueba de ADN negativa, y saber que no éramos nada más que amantes furtivos de una noche memorable, algo me detenía de entregarme del todo a aquella locura y uno de los dos necesitaba hacer acopio de toda la frialdad que pudiera conseguir dentro de aquella candente escena y situación, para tratar de conciliar algo con un poco de sentido.Por algo que aún no sabíamos el padre de Colin había hecho lo que había hecho y muy a
La habitación que me habían preparado era hermosa, muy fresca y con vistas a un jardín de la zona lateral de la casa que tenía unos rosales que me perfumaban la estancia con delicadeza.Finalmente había aceptado quedarme, tampoco es que tuviera muchas opciones y Colin prometió mantener la distancia, teniendo en cuenta que viviríamos juntos.No es que yo no le desee o que no sepa que soy libre para amarlo teniendo en cuenta que no somos más que amigos, pero permitirme una historia de amor con él, en este justo momento sería un poco agresivo.Pareceríamos marido y mujer y no lo somos. Extraño a mi madre. Miro por la ventana y la nostalgia se apodera de mí. Ella era tan cálida, tan buena y siempre encontraba las palabras perfectas para hacerme sentir bien y consolarme cuando sufría que ahora que no la tengo siento que no podré encontrar paz en los brazos de nadie nunca más. Pienso en lo rápido que se fue. Lo poco que me duró y lo mucho que la echaré de menos y entonces, como si fuera
Algo frío está contra mi espalda desnuda. Siento que me muevo sobre alguna especie de material duro. Frío.—Cuiden de ella por favor.Esa es la voz de Colin. Puedo reconocerla entre miles.¿Qué ha pasado?—¿Es usted familiar de ella? —alguien desconocido pregunta —En sus papeles pone señorita. O sea que no está casada —el extraño matiza.—Todavía —discrepa él y responde altivo —. Voy a hacerla mi mujer pronto.Los ojos se me abren de pronto y los arrugo tratando de llevarme una mano a la frente por la molesta luz que me recibe; pero algo me lo impide y lo que sea que me lleva se detiene.—Señorita, ¿Está usted bien? —gritan en mi oído y me estremezco. Tengo algo en la muñeca y siento que me tocan.¿Qué está pasando aquí?—No. No lo estoy y por favor no grite —mi voz sale ronca y boto la garganta áspera. Me duele mucho la cabeza y no sé dónde diablos estoy. No puedo decir que esté bien.—Mi amor, mírame. Vamos a cuidar de tí y estarás muy bien..., mi vida.¿Mi amor?...¿Mi vida?Colin
No sé que hacer.Siento que los "No sé ", se están volviendo un mantra en mi vida.Podría inventarme una excusa y desviar la atención hacia otra cosa pero en el fondo y viendo lo que ha pasado creo que debemos unir fuerzas para mantener a salvo nuestra integridad y descubrir quien demonios va a por nosotros.Quizás él tenga algún enemigo que pueda venir a cuento, o no sé. Ya ni sé que pensar.—Busca en mi móvil el mensaje —prefiero que lo vea él por si mismo y así me ahorro las explicaciones. Enseguida mete la mano dentro de su pantalón y saca mi teléfono. No tengo tiempo de cuestionarlo por tener un objeto tan personal y tan importante que me pertenece, en su dominio puesto que brama irritado...—¡¿Pero, que cojones es esto?! —Pone el móvil frente a mí y repite...—¿Que es esto?¿Desde cuándo lo sabes?—Desde que intenté bajarme de tu auto y me amenazaron con eso —explico resbalando por mi almohada, estoy cansada —. Lo que más me perturba de todo, es que quien lo envió sabía lo que
El impacto de la noticia ha provocado que algunas cosas vuelvan a mi mente. Tal vez no estaba del todo equivocado el doctor cuando dijo que podía tener lagunas mentales, por no decir del todo:amnesia. El teléfono se me cae entre las piernas en el justo momento en que entra alguien que ni siquiera noto y siento entonces su voz que reconozco como la de Megan...—¿¡Hola?!¿Hay alguien ahí?Ella sigue repitiendo la misma frase dos veces más y entonces me doy cuenta de que ha tomado mi teléfono e intenta saber quien estaba del otro lado de la línea.Me siento sobre la cama, completamente conmocionada y dejo que mi mente vague hasta el momento en que me golpearon en la casa de mi madre, y luego, me desmayé; pero resulta que en algún momento tuve un poco de conciencia y escuché a alguien decir a otra persona, que mirarían poco a poco nuestra relación hasta dar el golpe mortal. También pude ver, como desde mi posición en el suelo, se trataban de un hombre y una mujer y antes de irse y dejarme
—Es una especie de sedante anestésico — me informa el médico. Megan se durmió unos quince minutos y luego despertó como si nada. Simplemente fue un rato dormida lo obtuvo luego de oler aquellas flores.Le hicieron un estudio en sangre a ella y esto que confiesa el médico es lo que ha arrojado la analítica.—Y, ¿voy a tener secuelas o algo? —pregunta mi amiga sentada al lado de mi cama —Es que necesito conducir y no es muy cerca a donde voy.—¡Quédate con nosotros esta noche!Colin invita a mi amiga a quedarse en su casa y me comunica que me voy con ellos. No está dispuesto a que me suceda nuevamente algún episodio como los de antes. Cualesquiera de ellos.—No quiero molestar y mañana trabajo. Megan se lo piensa y le suplico de alguna manera...—No te vayas, por favor. Quédate hoy. Te echo de menos.Mis ojitos de cachorro le conmueven y asiente dejando un beso a mi mano.(...)Antes de irnos del hospital Colin solicitó el alta voluntaria para mí y sacó una cita para ir mañana a ver a