Capítulo 55.

Adalia tragó saliva muy pesadamente, los ojos dilatados de Chad, expectantes por estar al corriente de que diría ella, parecían acuchillarla al pasar de cada segundo; y aunque estaba muy fuera de contexto aquel pensamiento, en un instante ella notó que la mirada del muchacho era bastante recóndita, aunque no en un sentido pavoroso o conminatorio, era... solo recóndita, como el mar en estado de calma. 

—La r-razón por l-la q-que... t-te alejé de m-mi es porque... b-bueno... tú... tú sabes que tengo un n-novio, ¿c-cierto? —Chad asintió con irrisorio entusiasmo. Se acomodó en su lugar y siguió con sus profundos orbes descansados sobre la menuda muchacha frente a él. —P-Pues... s-sabes... las parejas... él y yo c-como cualquier p-pareja normal... tú sabes...

Inmediatamente escuchó aquello, Chad delineó en su rostro una

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