37.

Jaaziel fue el primero en despertar, sonrió al ver a la mujer que no sale de sus pensamientos dormir a su lado. Beso sus labios de manera tierna. Nadie sabe cuántos días despertó pensando que ella estaba a su lado y su desilusión al ver que no era cierto lo destruía cada vez más. Pero esta vez ella estaba allí, no era un sueño, la tomó hasta que sus cuerpos estuvieron cansados.

Fue a salir de la cama pero Ikaika no se lo permitió.

—Tenemos que hablar. —dijo la mujer aún con sus ojos cerrados. Jaaziel sonríe y vuelve a besar sus labios.

—No me iba a ir, solo quería pedir servicio a la habitación. Creo que ayer no cenamos y necesitamos tener energía para la reunión. —aclara el hombre saliendo por completo de la cama, mostrando su cuerpo esculpido por los dioses. Ikaika se acomodó en la cama para verlo caminar con esa potente erección que se comería con muchos deseos. Sonrió ante sus pensamientos pecaminosos y tomó su móvil para mirar si tenía un mensaje de Adriana. Rápido lo abrió pa
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