El silencio en casa de los Sarkovs se rompió cuando Benja llegó de la escuela acompañado de unos amigos. Lo primero que hizo fue ir a saludar a Sofi, que guardaba reposo luego de su accidente. —¿Cómo estás, Sofi?—Un poco más muerta cada día... Comer helado me haría sentir mejor.—Bien, yo te traeré.—Con galletas y salsa de chocolate. —Así será.—Y fresas picadas. Benja le guiñó un ojo. Qué buen hermano era. Pronto llegó con un tazón enorme, con mucho chocolate y hasta crema, ese niño tenía ganado el cielo. —Gracias, Benja. Eres el mejor, que nadie te diga lo contrario.—De nada. Unos amigos vinieron conmigo a casa, ¿podrías ayudarme con algo?—Claro, la clave para acceder a los canales de porno es "cervatillo". —¡¿Qué?!—Tranquilo, no le diré nada a papá ni a mamá, yo también tuve tu edad y era muy curiosa.—No quiero ver porno.—Sí, por supuesto —le guiñó un ojo. —¡Qué no quiero ver porno! Sólo quiero preguntarte si puedo llevar a mis compañeros de clase a ver tu taller, tene
—Ya sólo me queda el esguince en la mano y no puedo pintar todavía, pero buscaré algo en qué entretenerme mientras sano del todo.—Qué bueno que no fue nada grave. Debiste llamarme, habría vuelto en seguida.—No era necesario, mami. Además, me cuidaron muy bien —aseguró Sofi, con una sonrisita traviesa.Cami llegó a desayunar. Era sábado y no tenía clases, pero ya estaba vestida cuando Sofi y Sam seguían en pijama. —¿Y cómo va todo con Andy? Creí que estaría aquí, desayunando con nosotras.Últimamente el muchacho pasaba más tiempo en casa de ellos que en la suya, así había sido desde que Vlad lo aceptara como novio de su primogénita. —Muy bien, mami. Estamos mejor que nunca. La mirada de enfado de Cami no se podía disimular.—Di la verdad, Sofi. Cuéntale a mamá que terminaste con él.—¿Es cierto eso, hija?Si las miradas mataran, Cami habría caído fulminada.—Es... estrategia, algo que Cami no podría entender porque nunca ha tenido un novio.—Ni que me hiciera falta. —Aburrida.—L
—Vine a saber cómo van mis inversiones.A mediodía se presentó Sofi en la oficina de Kun.—Recibirás mensualmente un correo electrónico informándote del balance.—También vine porque tenemos un almuerzo pendiente y no me digas que no porque soy insistente. No me iré de aquí si no es para ir a un restaurante —se aferró del escritorio.Kun sonrió.—Además, necesito saber el chisme. ¿Estás saliendo con alguien? Y lo pregunto por cortesía, sé que estás saliendo con alguien.—¿De dónde sacas eso? —Son demasiadas las evidencias, para empezar, cuando te saludé sentí el aroma de un perfume de mujer delicioso, ella tiene buen gusto.—Es evidencia circunstancial, la mitad del personal de la empresa son mujeres y saludo a muchas durante el día.—Eso te lo acepto, pero para que se te impregne, se necesita un contacto mucho más intenso que un beso en la mejilla. Segunda evidencia: llevas un buen tiempo riéndote solo.Otra sonrisa se le escapó al formal y riguroso ejecutivo, que con su serio rostro
—¿Pasa algo, Sofi? —preguntó Benja.Tenía ella la misma expresión que poseía su rostro cuando intentaba resolver problemas de álgebra. Y esta vez la incógnita de la ecuación era Andy, era él quien mantenía ocupado su cerebro. ¿A qué estaba jugando?—¿Quieres helado? —Benja buscó en el refrigerador. Definitivamente algo planeaba. ¿Qué era eso de hacer una fiesta para celebrar la ruptura? No, no podía caer en los embustes del instigador de Jonas. Todo debía ser una mentira.Pero ¿y si era cierto?Benja se sentó a comer helado frente a ella, que se aferraba la cabeza como si la tuviera llena de termitas. Ahora se levantaría y empezaría a hablar sola por la cocina.—Los hombres son un misterio —dijo Sofi, caminando hacia la ventana— y así dicen que nosotras somos indescifrables, pero ellos lo son. ¡Y encima usé ese disfraz para nada! Tres horas con eso metido en... —se calló al ver a Benja—. ¡En las orejas!—¿Qué te pusiste en las orejas? —Tapones, los tapones favoritos de Andy, los que
—¿Pasa algo, Cami? —preguntó Benja.Tenía ella la misma expresión que ponía cuando se pasaba horas resolviendo problemas matemáticos avanzados. Sus excelentes calificaciones en la escuela le habían permitido saltarse cursos y, a sus diecisiete años, ya estaba en la universidad, rodeada de adultos cuando seguía siendo una niña. Tal vez se sentía perdida y no conseguía hallar su lugar en el mundo, tal vez sólo pensaba en su tarea de cálculo.—¿Quieres helado? No tiene azúcar —Benja comía uno de chocolate. Cami sacó un lápiz de quién sabía dónde y empezó a garabatear números en la mesa. A Vlad le daría un ataque si quedaban marcas en su preciosa antigüedad, pero no había problemas, Cami sólo pensaba en sus deberes y no en cuestiones trascendentales en las que podía írsele la vida. Ahora se levantaría y saldría corriendo hacia algún lugar sin decir palabra.Cami se acomodó los anteojos, borró con los dedos lo que había escrito y salió corriendo.Benja siguió comiendo helado, en actitud c
—¿Cómo es eso de que ya no volveremos a vernos? ¿A dónde irás?Andy seguía sin salir de la sorpresa por lo que Sofi le acababa de contar. —Iré a donde sea que haya alguien que necesite una palabra de aliento. Voy a ser misionera.—¡¿Qué?! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! Ya me estaba preocupando. Por un momento pensé que hablabas en serio.—Hablo en serio.—¿Cómo vas a ser misionera si no profesas ninguna religión? Es absurdo.—La fe es universal, no necesita un nombre o el rostro de un dios para validarse a sí misma, sino acciones, las acciones de hombres y mujeres de bien que amen a los otros como a sí mismos y estén dispuestos a dar su vida por ellos.La pasión con la que hablaba Sofi casi la hacía brillar. Sintió Andy el impulso de arrodillarse y gritar ¡ALELUYA! ante la sabiduría de sus palabras, pero se controló.—Definitivamente fumaste algo. Esto es como cuando probaste los porros y jurabas que venías del espacio. —Cree lo que quieras, trátame de loca. Los locos son los otros, que viven en
—Este collar es un regalo de papá, no puedo donarlo. En su habitación, Sofi tenía unas cajas para guardar aquellas pertenencias que había acumulado en su vida mundana y que ahora donaría a la caridad. Luego de una hora de revisión seguían vacías. —Esta pulsera me la dio Andy, tampoco puedo donarla. Sentada en la cama, Cami la observaba. Quería ver el instante preciso en que el reciente plan de vida de Sofi colapsara sobre sí mismo y ella volviera a ser como al principio. Estaba segura de que no faltaba mucho para eso. —Y estos pendientes me los compré yo, son abejitas con ojitos de diamantes. No puedo donarlos. No pudo donar ninguna de sus joyas así que procedió a revisar su clóset. —Esta chaqueta me queda chica, pero si le corto las mangas y le pongo unas tachas quedará divina. No puedo donarla. —Sofi, no te deshagas de tus cosas, puedes donar dinero. —Es que tampoco tengo tanto, mis cuadros no se venden mucho. Entre nosotras, creo que es culpa de Paula. No es tan buena modelo
Sofi fue más fuerte que sus miedos. No se bajó del avión y llegó a su destino, donde comenzó su legendaria misión.Día 1 Sospeché que todo sería horroroso cuando, al llegar, vi una vaca en el aeropuerto. Viajamos en una carreta tirada por unas mulas, fue allí cuando decidí comenzar a escribir este diario en una agenda que Cami me regaló, por fortuna la traje. Será mi testimonio cuando la encuentren junto a mi cadáver.No sé qué hora es, reservaré la batería de mi celular hasta que sepa si podré cargarlo en algún lugar. Apenas y le envié un mensaje a mi familia:"Estoy feliz, he llegado a cumplir mi misión".Estoy feliz. Si lo decreto, se volverá real, eso dice Adry y él sabe de estas cosas. Día 2 en el infierno... es decir, la aldea UpakiHoy llegamos a la aldea, está horrorosa, como si alguien con un pie gigante lo hubiera pisado todo y luego dejara el agua corriendo. Lo poco que quedó en pie está inundado, huele mal y hace frío. Si no fuera por la gente, ya habría salido corriendo.