Durante las siguientes horas, veo a la Bruja rodear a mi lobo con cientos de humos de ramilletes de hiervas, untarlo con pastas de diferentes plantas y otros ingredientes, sobre todo en el sitio del balazo, e incluso darle unos cuantos elíxires que veo que prepara justo aquí o que parece que tenía guardados en su cueva. En todo momento, la mano de mi lobo sostuvo la mía sin soltarla, aunque no sé si era realmente consciente de ese hecho o solo lo hacía como reflejo de necesitar aferrarse a algo. Sea lo que sea, no me importa en realidad, porque como bien dijo Casandra, soy su Luna, su compañera, su Mate y su otra mitad, y mi lugar es junto a él, siendo su fuerza, su ancla, su sostén y eso es lo que voy a ser hasta que él vuelva a estar bien. No pienso moverme de su lado hasta que abra sus ojos y me cante las cuarenta por el tremendo riesgo en el que me puse, porque aunque el cazador resultó ser mi abuelo, las cosas pudieron terminar muchísimo peor de lo que lo hicieron, y eso no pue
La voz de Andrew me hace alzar la cabeza, pues la había apoyado sobre mi brazo mientras recordaba el pasado. Su rostro muestra preocupación y no puedo culparlo, debo tener un aspecto horrible y la verdad es que no me importa en lo más mínimo, en tanto y en cuanto pueda permanecer junto a Rache hasta que él despierte. -Casandra se fue a descansar, hizo todo lo que pudo, ahora depende de él. -Lo sé, me lo dijo, me la crucé en el pasillo. Pero la que me interesa ahora es usted, debe descansar.-No, no lo haré hasta que él despierte. No pienso moverme de aquí hasta que abra sus ojos. -No le hará bien, se enfrentó a un cazador y consiguió que nuestro Alfa sobreviviera, más allá de querer saber qué fue lo que ocurrió, me preocupa más que el hecho de que usted tiene que reponerse porque, mientras él esté incapacitado, ahora que está usted, es quien debe hacerse cargo de los deberes y asuntos de la manada. Si quiere ayudarlo, tiene que estar bien para que Rache solo deba concentrarse en sa
Siento algo mullido debajo de mí, el aroma de mi compañera está a mi alrededor y aunque me duele el cuerpo, la verdad es que me siento de maravilla para alguien a quien le dispararon con una bala de plata líquida. Siento que mi cuerpo está pesado, aunque no lo suficiente como para no poder moverme, y por eso lo intento, entendiendo que estoy solo cuando, aunque el perfume que de ella me envuelve, realmente estoy solo. Al abrir los ojos, noto que es de día y me pregunto cuánto tiempo llevo inconsciente, cuánto recuperándome y cuánto de mi trabajo estará acumulado. Será que Andrew habrá adelantado aunque sea un poco, o eso espero, el bastardo podría haberme dejado todo como castigo por asustarlo con casi morirme quizás… Con cuidado, me pongo recto y bajo los pies, viendo si los tengo firmes o si están débiles para sostener mi peso. Dudo un poco al principio, mas cuando estoy por empujar, la puerta se abre y el rostro de Caperucita aparece por ella, sorprendiéndose al verme despierto.
-¡ZAFIRO VEN AQUÍ, DEJA EN PAZ A ESE POBRE CONEJO! Mi niña se ríe mientras corre de nuevo hacia mí y la alzo en brazos, quitándole parte de la naturaleza que se pegó a su pequeña persona. Tres años y ya es más revoltosa que cualquier otro ser humano que haya conocido. Cinco años han pasado desde que Rache volvió a abrir los ojos cuando temí que no lo hiciera, y desde entonces, muchas cosas han pasado. Mi madre sanó definitivamente, y aunque no dejó de ser ella, sí que por fin se olvidó de su deseo irrisorio sobre mi casamiento con Luka y aceptó mi relación con mi lobo (aún no saben lo que él es en verdad ni nada relacionado a eso, solo que su familia tiene tierras bosque adentro y que vivimos aquí juntos desde hace ya más de tres años) y se puso feliz cuando se enteró de que sería abuela. Mi padre fue incluso más eufórico al enterarse, me abrazó tan fuerte que casi me dejó sin aire. Desde que mi pequeña nació, se queda por lo menos una noche a la semana con ellos, sino más en oc
Lo veo herido, la sangre brotando entre el obscuro pelaje de ese hueco de bala, esa maldita bala de plata que me recuerda tanto a nuestro primer encuentro, ese que parecía en su momento una locura, y ahora podría considerarlo el reinicio de mi vida, el punto de inflexión donde toda la verdad salió a la luz y mi existencia dio un giro de ciento ochenta grados. Hombres lobo, eran realidad, mi realidad ahora, y tenía que defenderla, no dejaría que me la arrancaran, no dejaría que me lo arrancaran a ÉL. Pronto volvería a su forma humana y estaría aún más indefenso, no puedo permitirlo.Sin dudarlo siquiera un instante, y aunque sé que no le va a gustar nada, me interpongo entre ambos, cubriendo su cuerpo con el mío, y me pongo en guardia, impidiendo que pueda acercarse a él. -No te lo voy a permitir, no voy a dejar que le hagas más daño. Tienes que entender que las cosas son como son ahora, y ya no hay vuelta atrás. -Hazte a un lado. -No.-No quiero hacerte daño, mi lucha es con él. -
Reviso una vez más la lista que llevo en mis manos y tacho lo que ya recolecté hasta ahora, notando que solo me falta una muestra. Una orquídea silvestre, que se supone, debe de estar en plena floración. La abuelita quiere hacer un trabajo inicial éste año, sobre el cuidado y la clasificación de diferentes tipos de plantas, para que sea interesante para los de primer año, y me pidió ayuda con la recolección. A su edad, ya no puede andar como yo por el bosque sin preocuparse de hacerse daño, un mal movimiento y podría quedarse sola en el bosque quién sabe cuánto tiempo hasta que alguien lo note y la encuentre. Por eso me pidió que viniera yo, ser su asistente es entretenido cuando me encarga cosas así. Una excusa perfecta para pasar mi tarde en la naturaleza sin que nadie pueda decirme nada por eso. A mi familia no le gusta mucho que haga esto, dicen que es un lugar peligroso para que una chica de veintiuno ande por su cuenta, que hay animales salvajes como lobos, y no lo niego, desp
En ningún momento hace nada más que observarme, siempre atento a mis movimientos en tanto reviso mi bolso en busca de mi pequeño botiquín de primeros auxilios. Obviamente, no tengo pinzas de cirugía ni mucho menos, pero supongo que las que tengo para quitar espinas deberían de servir para el propósito, o eso espero. En cuanto saco la pequeña caja, sus orejas bajan como si no le gustara nada lo que sabe que estoy por hacer, y trato de sonreírle para tranquilizarlo.-No te preocupes, es por tu bien e intentaré que sea lo menos molesto y doloroso que pueda... Eso... creo que no ayuda, pero creo que la intención es lo que cuenta, ¿no?No parece muy convencido, por lo que decido hacerlo de todas formas y saco las pinzas y la botellita de alcohol en aerosol para "esterilizarlas". El aroma se nota que no le gusta nada, y menos le va a gustar cuando se lo aplique, porque posiblemente le duela, mas no es algo a discusión, tengo que desinfectar la zona. Antes de que me arrepienta y él pueda h
-No, no yo... va a sonar raro.-Pues dime, vivo de rarezas querida, y lo sabes.-Pueeeeees... en resumidas cuentas, estaba buscando los especímenes en el bosque, escuché un disparo y luego me encontré con un enorme lobo negro que estaba lastimado.-¿Cazadores? Pero si está prohibido...-La gente no siempre cumple con lo que se le dice. Como sea, él estaba lastimado y sentí el impulso de ayudarlo.-Y adivino por la sangre, que tuviste éxito.-Se comportó casi como si fuera un perro. No se movió en todo el tiempo en que lo estuve examinando o cuando me acerqué o siquiera cuando vio que estaba por meterle una pinzas en la pata. El único momento en que lo hizo fue cuando intenté extraer la bala y eso pareció dolerle.-Imagino que sí, que debió de ser molesto. ¿Te dejó suturarlo?-No, obvio que no, pero lo que me sorprendió fue que no vi que sangrara más luego, como si la herida se hubiera curado, cosa imposible porque estuvo botando sangre desde que lo encontré.-Pues es evidente que mal