—Y por el poder que me fue otorgado por dios, yo los declaro marido y mujer, Sebastián, puedes besar a la novia.
Sebastián levanta el velo que cubre mi rostro, sonrío nerviosa y el acaricia mi mejilla tranquilizandome, acerca sus labios a los míos y me besa sellando nuestra unión.Todos en la iglesia aplauden encantados con la escena. Este es el matrimonio más esperado en diez años y ahora que fue posible no pueden evitar sentir esa emoción que hace tiempo no se sentía en la familia de los Rivera Real, mi familia.Sebastián aleja sus labios de los míos y toma mi mano haciendo la caminata obligatoria por el pasillo de la iglesia hasta la salida en donde nos espera un precioso coche que nos llevará a nuestra recepción. Una fiesta que promete estar no solo en boca de todos, sino en oídos y ojos ya que es la boda del año.El empresario millonario, soltero codiciado, Sebastián Del Valle Montoya, se casó con nada más y nada menos que la hija de Augusto Rivera, otro hombre poderoso y asquerosamente rico. Lo cual significa una fortuna asegurada para, incluso, los hijos de sus nietos. Sin contar que la sociedad de empresas será arrasadora para la competencia.—Mi vida muchas felicidades. Ahora que ambos han unido sus vidas ante dios, quiero que sepan que el amor todo lo puede y todo lo soporta. Sé que mi hija será la esposa que necesitas Sebastián.—Y por supuesto yo seré el hombre que ella merece. –asegura y mi madre no puede evitar llorar con nostalgia.—Deseo de corazón que sean felices.—Gracias mamá.Mi madre me abraza y siento la mano de Sebastián tomarme del brazo de manera sutil. Mi madre lo siente y se disculpa.—Lo siento, Tania es mi única hija y verla en este día es...—No se preocupe señora Rivera, Tania esta en las mejores manos. Me tiene tan enamorado. –asegura acariciando mi nariz–, ya no sé que sería de mi vida sin ella.—No nos equivocamos al elegirte para que fueras su esposo. No puede haber hombre mejor que tú. –asegura ella y Sebastián se alza el cuello pavoneandose de la situación.—Lo sé, suegra.Mi nombre es Tania Rivera Real, hija menor de Augusto Rivera y Marjorie Real y hoy es mi boda.Cabe mencionar que yo no lo elegí, nuestros padres nos comprometieron apenas nacimos, creí que nadie hacia eso ya a estás alturas del siglo pero me equivoqué.Lo ví muchas veces durante mi crecimiento, sobre todo en la adolescencia, mi hermana decía que él quería ver si las tetas me habían crecido por qué no quería una tabla como esposa, entonces me esforcé por lucir bonita para él. Hice ejercicio y cuidé mi alimentación, hice de todo para gustarle.Hace apenas medio año nos volvimos a encontrar y solo fue para hacer la petición de mano de manera correcta. Me puso un costoso anillo en mi dedo y nuestras familias fueron felices.Mi madre y la madre de Sebastián planearon todo referente a la boda, yo solo tuve que medirme el vestido y estar lista para lo que seguía. No tuve que preocuparme por nada.***—Aún no entiendo por qué estás haciendo esto Tania. –murmura mi hermana llegando a mi lado.—Por la familia. –respondo como si fuese obvio.—¿Y qué hay de tu felicidad Tania?—Soy feliz hermana.—¡Pero ni siquiera sabes nada de ese tipo! ¿Cómo puedes ser feliz con eso?—Tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos. Mamá dice que...—Mamá es una mujer chapada a la antigua Tania. Es de esas mujeres que piensa que está bien que un hombre la humille y le ponga el cuerno con la secretaria que tiene la edad de nuestra hermana mayor. Y todavía se culpa a si misma por no ser suficiente para él.—Yo no permitiré que...—Tania es hora de irnos. Estoy cansado y mañana debo tomar un avión a primera hora de la mañana. –anuncia Sebastián tomando mi mano.—¡No me he despedido de nadie!—Ni siquiera notarán que no estás. Todos ellos vienen solo para hablar de lo costoso que fue todo esto y ya. Murmuraran que posiblemente estés embarazada y por eso nos tuvimos que casar o algo así y te juzgarán de ser una chica fácil.—Mide tus palabras imbécil. –espeta mi hermana con furia.—¿Quien es ella? –cuestiona Sebastián mirando con desden a Lila.—Es mi hermana, Sebastián.—Vaya familia la que te cargas. Es hora de irnos, entre más lejos estés de las malas influencias será mejor. –asegura llevándome entre la gente hasta la salida.Una vez allí siento el frío golpear mis brazos. Es demasiado tarde y el clima es implicable en esta época, incluso puedo ver algo de nieve.—¡Está nevando! –señalo con emoción.—Eso no nos conviene no seas tonta Tania.Mi ceño se frunce al oírlo hablar así de mi y parece que se da cuenta del error. Pero contrario a lo que creí que haría que era disculparse, solo me señala el coche frente a mí.Tragandome el nudo en la garganta me subo al coche sin chistar.No es lo que yo esperaba para el día de mi boda, Sebastián fue lindo conmigo desde el inicio, no entiendo por qué ahora actúa así.—¿Hice algo para molestarte? –le pregunto y lo veo sonreír un poco.—Tania, tú no podrías hacer nada para molestarme, eres todo lo que está bien en el mundo. Eres bonita, callada, obediente, no haces preguntas tontas, además tienes una voz suave, eres todo lo que una mujer debe ser, callada, obediente y bonita.Siento mis mejillas calentarse por qué es extraña la manera en la que lo dice pero aún así logra hacerme sentir enamorada.—¿Te gusto así?Él suspira y asiente.—Calladita te ves mucho más bonita. –dice y acaricia mi mejilla.Miro hacia la calle la nieve caer, me gusta esta época del año, me gusta la nieve y la posibilidad de dormir abrazada de Sebastián.Sebastián es un hombre muy guapo, piel muy clara, ojos azules y facciones finas, cabello buen peinado y dorado, su cuerpo es delgado y atlético, todo en él es perfecto, absolutamente todo.El coche se detiene y observo la enorme casa en la que viviré a partir de hoy. Es preciosa. Hay mucho espacio, tanto que ya me imaginé todo el jardín lleno de juguetes, dos perros y tres hijos, corriendo por el pasto mientras Sebastián y yo hacemos picnic.El chófer se aclara la garganta y yo dejo de soñar despierta, veo a Sebastián alejarse hacia la entrada sin mi, abro la puerta del coche y salgo caminando lo más rápido que puedo, pero él es más rápido, entra a la casa y una punzada de decepción me atraviesa el alma y me detiene.Creí que él me cargaría hasta la entrada y luego subiriamos a nuestra habitación y me haría el amor.—¿Qué haces ahí? Está nevando. –señala desde adentro y yo sonrío cuando lo veo caminar hacia mi.—Solo estaba viendo lo bonito que es este lugar.—¿En medio de una nevada? ¡Qué tontería!Me toma de la mano y me lleva al interior de la casa, al instante el calor de la chimenea me abraza, el cambio de temperatura es muy notable.Sebastián camina hacia las escaleras y se detiene a medio camino, me mira y me hace una seña para que lo siga. Yo lo hago encantada.Una vez que llegué hasta la habitación, puedo ver cómo se quita el saco y lo deja sobre la cama, camina hacia lo que supongo es el armario y yo espero paciente a la orilla de la cama.Cuando él sale lo veo vestir un traje menos formal pero elegante.—¿Podrías ayudarme con el cierre de mi vestido? –le pido y sin decir nada de acerca a mí y me gira bajando el cierre.Yo espero ansiosa un beso, una caricia sobre mi piel pero no llega, me giro hacia él y fijo la mirada en la suya.Acerco mis labios a los suyos pero no lo beso, siento sus manos sobre mis hombros y la tela del vestido se desliza por mi cuerpo.Sus labios se acercan a los míos y me besa despacio, toma mis manos y me ayuda a salir del vestido mientras aún nos besamos.Siento sus manos sobre mi trasero y gimo sobre sus labios, estoy nerviosa, no voy a negarlo, antes de Sebastián no estuve con nadie mas por qué ya estaba prometida a él, tenía que mantenerme virgen para este momento a pesar de que Sarah, mi hermana mayor, me advirtió que no era recomendable. Me dijo que conociera mi cuerpo antes y que aprovechara a tener experiencias antes de casarme, pero yo no quería traicionar a Sebastián de ninguna manera.Siento el frío abrazarme y lo veo levantarse de encima mío. No se quita la ropa como imaginé que lo haría, solo se limita a peinarse y tomar una caja de la comoda.—¿Eres virgen? –cuestiona y yo asiento perpleja de su pregunta–, eso es nuevo, no había estado mujeres de tu edad que aún mantuvieran su virginidad.—¿Hablas de...que les hiciste el amor a otras mujeres antes que a mí? –le pregunto y hasta pena me da hacerlo.—Por supuesto, sino como iba a aprender a follar.—¿Me harás el amor está noche? Me estuve reservando para ti y este día.—De hecho tengo que estar en el aeropuerto en quince minutos, –confiesa mirando su reloj–, y no creo que quieras que la primera vez sea en menos de diez minutos aunque por mi no habría problema.Yo, tapo mi media desnudez con las manos y lo veo sonreír pero no de manera tierna, sino como quien mira a un cachorro perdido.—¿Te irás? ¿Qué hay de nuestra noche de bodas? ¿Y la luna de miel?—Tengo negocios importantes que deben solucionarse de inmediato, –dice y se acerca a mi–, vendré en dos o tres días, ¿De acuerdo? –besa mis labios de manera tierna y el frío que me abrazó minutos atrás desaparece con su calidez.—¿Puedo ir contigo?—No Tania, ahora eres mi esposa y tu único deber es estar en casa, dando órdenes y preparando todo para mí llegada. Sé que serás buena manejando tu nuevo hogar.—Si, me esforzaré mucho para que sea un buen lugar para ti. ¿Puedo tomar decisiones que crea pertinentes?—Claro que si, es tu casa y si alguien se opone házmelo saber, puedes cambiar los muebles, el color de las paredes, demoler el jardín y hacerlo de nuevo, todo es tuyo. –me deja claro y yo sonrío feliz y complacida.—Espero que vuelvas pronto, más rápido de lo que esperas. Estaré esperando por ti.—Mientras eso sucede, arregla tu problema, –me pide entregándome la caja, la abro y puedo ver un consolador en su interior.—¿Problema?—Uno menor, no quiero verte sufrir el día que decida estar entre tus piernas, deja de ser excitante y no quiero eso, realmente deseo hacerlo contigo. –termina por decir antes de dejar un beso sobre mis labios y salir de la habitación.La puerta se vuelve a abrir y solo asoma la cabeza un poco.—Hay mucha ropa bonita para ti en el armario de lado izquierdo, es todo tuyo. –me guiña un ojo y vuelve a desaparecer.Yo aún perpleja y semidesnuda camino hasta la orilla de la cama y me siento. Las lágrimas comienzan a picar en mis ojos y ese maldito nudo en la garganta se hace más grande con cada respiración que doy.Me quito las zapatillas y las medias, dejo la caja sobre la cama y camino hasta el armario de él, observo su ropa y la acaricio. Toda huele a su perfume, tomo una pijama de su armario y camino hasta el que supongo es el baño, preparo la tina y busco todo lo que necesito para darme un baño.Sebastián pensó en todo para mí, ese detalle me hace sentir menos triste. Debo entender que es un hombre de negocios y que esos viajes serán constantes. Así como mi padre.Las palabras de Lila se cuelan en mi reciente buen humor, no soy como mi madre, yo soy diferente y se lo voy a demostrar.Empiezaserán constantes. Así como mi padre.Las palabras de Lila se cuelan en mi reciente buen humor, no soy como mi madre, yo soy diferente y se lo voy a demostrar.—¡Cuéntame todo! ¿Cómo fue tu primera vez? ¿Te dolió? –cuestiona mi madre demasiado emocionada del otro lado se la línea.—Dolió solo un poco. –miento observando la caja con el aparato que Sebastián me regaló.—¿Pero estás feliz? ¿Él fue cuidadoso?—Sí mamá, lo fue.—Yo sabía que iba a valer la pena que no te entregaras a nadie más, Sebastián seguramente vio tu virginidad como un tesoro, eso es algo que nadie guarda en este tiempo. Ojalá quedes embarazada pronto, quiero nietos de inmediato, tu hermana Sarah aún no es capaz de hacerlo.—Tal vez tiene problemas para quedar embarazada.—Ella lo que quiere es no tenerlos por decisión propia y ni hablamos de Lila, esa niña está peor cada día. Solo me quedas tú, yo sé que tú si serás capaz de ser una mujer en la extensión de la palabra, y me darás nietos hermosos. ¿Verdad?—Si mamá, mi casa es tan grande y hermosa. Cabrían diez niños aquí, yo sería feliz se tener la familia que tú siempre deseaste, grande y llena de hijos amorosos.—Fue un
—Toma esto, –me pide entregándome una pastilla y una botella de agua.La tomo sin detenerme a preguntar para que es, supongo que para evitar que me mareé durante el viaje.Tomo mi lugar y sonrío, me gusta viajar en avión, siempre desde que tengo memoria ha sido de mis favoritos.—Gracias por la pastilla, no era necesaria, estoy acostumbrada a viajar y por el mareo ni...—No era para el mareo. –responde viendo la pantalla de su teléfono.—¿Entonces para qué fue? –cuestiono algo asustada por qué no sé que medicamento fue el que tomé.—Pastilla de emergencia, no usamos protección en la mañana y no quiero sorpresitas. Me acabo de casar ayer y no me veo teniendo hijos tan rápido. Espero que tú tampoco por qué de lo contrario estaremos en un problema.—Pero...—¿Realmente quieres tener hijos ahora? –cuestiona y puedo ver una mueca de fastidio en su rostro–. No podríamos viajar ni disfrutar de hacer cosas solos. Y del la intimidad ni hablamos, todo se arruina con un hijo tan rápido, disfrute
Apenas bajamos de avión el olor a mar se cuela por mi nariz, el aire es fresco y supongo que estamos cerca del mar pero no estoy segura. —¿Hay alguna playa cerca? —Estamos en una de las más grandes islas del Caribe mexicano, se llama Holbox y aquí iniciará nuestro viaje. Visitaremos otras más. Sonrío satisfecha por qué amo la playa y está parece ser muy bonita...o eso dice Google. —¡Oh por dios, hay bioluminiscencia! –hablo más fuerte de lo que pretendía y me gano una mirada de desaprobación por parte de Sebastián. —¿Por qué tienes que gritar siempre? Es tan... vergonzoso. —Lo siento, solo me emocioné cuando supe que...—Si, si, da igual. No vuelvas a actuar así, pones en vergüenza mi apellido. Ahora iremos al hotel, podrás darte un baño y bajar a la piscina o ir a conocer la playa. Te contrataré un guía si lo crees necesario aunque yo pienso que no eres tan tonta como para perderte. ¿Verdad linda? —Claro que no, digo jamás había venido a esta playa pero tampoco tengo cinco año
El calor abrumador hace que mi ropa se pegue a mi cuerpo. Abro los ojos un poco pero los cierro cuando un agudo sonido atraviesa mis oídos. Llevo las manos a mi cabeza y el dolor aumenta. Parpadeo lentamente y solo veo una ventana sin vidrio y una cama en dónde estoy acostada, mis zapatos han desaparecido al igual que mis anillos y toda la joyería que llevaba puesta. Me levanto de manera inestable y escucho mucho ruido afuera, son...tiros. Si me asomo posiblemente me toque uno pero si me quedo también es probable que no salga de aquí jamás. Abro la puerta solo un poco pero nadie se ve, así que salgo tratando de correr pero la tierra caliente y algunas piedras me lastiman los pies. Puedo ver a lo lejos gente y entonces camino para el otro lado pero un hombre horrible me apunta con una pistola. Yo instintivamente levanto los brazos y ahogo un grito. —¿Ibas a dar un paseo? Tenía entendido que tú te ibas a quedar aquí mientras nosotros cobramos una jugosa cantidad de dinero por ti. —
Cuatro días desde que Damián me trajo aquí, los mismos días en los que no he sabido nada concreto de Sebastián, solo recibí un mensaje que decía "me alegra que estés viva" y fue todo.No sé cómo tomar eso por parte de Sebastián, ni siquiera se está preocupando por como estoy y eso me está poniendo muy triste. Por fortuna mis pies sanaron rápido con ayuda de Damián y Mildred, su hermana, y pronto nos podremos ir de vuelta a la ciudad. Quiero estar de vuelta en casa e ir a ver a mi madre, a mis hermanas, a mi padre. —¿Estás lista para salir a conocer la playa? –cuestiona Mildred llegando hasta la habitación en dónde me encuentro. —Si, estoy muy emocionada, mi hermana Lila no ha dejado de mandar mensajes pidiéndome que vaya a ver la bioluminiscencia.—En está playa es muy notable, cuando caiga la noche podrás ir a verla, la playa está a unos metros detrás de la casa, ahora vamos a conocerla de día, te encantará. Mildred deja varias prendas sobre la cama y me mira sonriente. —Es mia,
Escucho las aves cantar y les juro que se siente como si un dinosaurio estuviera rugiendo en mi oído. Abro los ojos con tanto pesar y me alegro que las cortinas de mi ventana estén cerradas por qué de no estarlo, el sol habría sido demasiado malo con mis ojos. La cabeza está por estallarme y esa sensación de náuseas aparece como por arte de magia. Me levanto de la cama y corro hasta el baño en dónde apenas puedo llegar a la taza sin hacer un desastre. Lo que supongo fue mi cena termina flotando en el agua y digo que supongo por qué no recuerdo nada. Solo sé que estaba en la playa con Damián y luego nada concreto. Enjuago mi boca y trato de hacer memoria, realmente no recuerdo nada de lo que sucedió. Cuando mis ojos se fijan en el espejo puedo notar que no llevo mi ropa, en cambio llevo una camisa y para ser para exacta, la camisa de Damián.—¡Mierda! –vocifero y me arrepiento al instante pero no dejo pasar ese sentimiento de satisfacción al haber dicho una grosería. Salgo del baño
DamiánHoy por primera vez en toda mi vida, conocí la palabra culpa pero sin realmente sentirla. Tampoco yo puedo comprender como es posible sentir culpa sin hacerlo, supongo que sí la siento pero mi felicidad es más grande. Tania Rivera, una mujer increíble y bella, bellísima...es más, ni siquiera creo que alguno de los adjetivos se ajusten a su belleza y no solo exterior sino interior. Anoche, después de cenar, beber en la arena y pasar una de las noches más hermosas y locas de mi vida, hicimos el amor, aunque no estoy seguro si se puede llamar así puesto que no nos amamos, pero joder que a mí me hizo tocar el cielo. Tenerla entre mis brazos, besarla, sentirla, escuchar sus gemidos fue...todavía creo que estoy soñando. Pero, como ya sabemos, la felicidad me duró solo un poco, pues ella no recordaba nada de lo que sucedió. Creo que es una señal para no avanzar más con ella, es casada y Sebastián del Valle es un contrincante con el que no competiré y no por qué no quiera sino par
Llevo diez minutos dentro del coche y Sebastián ni siquiera se ha dado cuenta de que lo estoy. Cabe mencionar que no le advertí de mi presencia por qué estoy muy molesta, por qué se largó cuando se supone que estaríamos de luna de miel y por qué Damián me está mintiendo.Yo sé que hubo algo más, siento que algo me oculta y mi cerebro se puso en complot con él. Por qué de algo si estoy segura y es de que ese beso no fue un sueño o un invento de mi cabeza, fue real y hoy antes de despertarlo en el avión lo comprobé, el aroma de su perfume, su aliento, nada de eso lo pude imaginar. Pero él se empeña en hacerme sentir tonta y me juzga de loca, quizás se arrepiente de que haya sucedido y bueno no lo culpo, quien podría fijarse en mi siendo tan insulsa.—Ey, estás aquí. ¿Por qué no me lo dijiste? —No quería interrumpir tu llamada, seguro era importante. —Esa es mi esposa, eres tan linda. –dice y deja un beso sobre mi mano–, me alegra que estés bien, en casa ya está todo listo para tu ll