Apenas bajamos de avión el olor a mar se cuela por mi nariz, el aire es fresco y supongo que estamos cerca del mar pero no estoy segura.
—¿Hay alguna playa cerca?—Estamos en una de las más grandes islas del Caribe mexicano, se llama Holbox y aquí iniciará nuestro viaje. Visitaremos otras más.Sonrío satisfecha por qué amo la playa y está parece ser muy bonita...o eso dice G****e.—¡Oh por dios, hay bioluminiscencia! –hablo más fuerte de lo que pretendía y me gano una mirada de desaprobación por parte de Sebastián.—¿Por qué tienes que gritar siempre? Es tan... vergonzoso.—Lo siento, solo me emocioné cuando supe que...—Si, si, da igual. No vuelvas a actuar así, pones en vergüenza mi apellido. Ahora iremos al hotel, podrás darte un baño y bajar a la piscina o ir a conocer la playa. Te contrataré un guía si lo crees necesario aunque yo pienso que no eres tan tonta como para perderte. ¿Verdad linda?—Claro que no, digo jamás había venido a esta playa pero tampoco tengo cinco años. –respondo sintiéndome algo tonta pero no entiendo por qué.—A veces lo pareces. En fin, vamos al hotel por qué tengo muchas cosas que hacer.Subimos al auto que ya nos espera y mientras avanzamos al hotel observo todo con fascinación pero en silencio. Lo que menos quiero es molestar a Sebastián de nuevo.El lugar es precioso, a dónde quiera que miro todo es azul, arena blanca y un infinito cielo.—Ten, está es para ti. –dice y me giro para verlo, hay una caja entre sus dedos y yo me emociono toda.La tomo y la abro despacio, mantengo mi sonrisa aunque no era lo que esperaba. Realmente me imaginé cualquier cosa menos esto.—Negra para que combine con todo y sin límite para que gastes lo que quieras sin problema.—Gracias Sebastián. –me limito a responder.Una tarjeta negra con mis iniciales en dorado, quizás él piensa que es un gran regalo y eso es lo que cuenta.***—Bien, todo está listo, ya estás registrada y tienes una llave para entrar y salir de la habitación las veces que quieras, hay un restaurante aquí mismo o puedes ir a explorar cualquiera de alrededor. Te sugiero que uses ropa bonita por qué habrá más de un paparazzi por ahí, hemos sido la noticia del momento desde que salimos de la iglesia así que tienes que lucir bien.»No bebas tanto alcohol y por favor evita avergonzarme que no estaré ahí para ponerte un alto. –asegura mientras lo veo peinar su cabello.—¿No irás conmigo? –cuestiono y aunque no quiero que suene a reproche pues lo suena.—¿Recuerdas quién soy? Yo debo trabajar, moverme entre los grandes y asistir a todas las reuniones que crea prudentes, así nada te va a faltar. Te he dado una tarjeta sin límite y para tu entera disposición, te he traído a lo mejor del Caribe deberías estar feliz con eso. –me dice y yo me siento tonta por haber preguntado.—Lo siento mucho Sebastián. –murmuro sintiendo el nudo en mi garganta comenzar a formarse.Él camina hasta mi y su perfume llena mi nariz. Huele a limpio y caro, podría olerlo pero no todo el tiempo, es demasiado.—Mira lo linda que te ves disculpándote. Incluso te vuelves tan caliente.Sebastián toma mi cara con su mano y me besa de manera brusca, besa la piel de mi cuello y yo solo puedo sentir miedo. No quiero que pase de nuevo, por fortuna su teléfono suena y separa de mi dejando un beso sobre mis labios.—Ya bajo, no molestes. –responde y cuelga de manera brusca–, debo irme pero espero que te diviertas.Sebastián sale de la habitación y yo me quedo ahí, mirando como se va sin mi.Me siento en la orilla de la cama y sobre pienso las cosas, esto no es como yo lo imaginé. Tomo mi teléfono y camino hasta el enorme balcón, la vista es impresionante no voy a negarlo, pero no sé 1ue tanto vaya a disfrutarla sin él.—Tania, ¿Estás bien? –cuestiona Lila con tono adormilado.—Si yo...¿Por qué estás dormida?—Son las cuatro de la mañana, ¿Por qué sigues tú despierta?—Oh es verdad, lo siento hermana, no tomé en cuenta la diferencia horaria.—¿Dónde estás?—En el Caribe, playa Holbox.—¿Ahí donde el agua brilla? –cuestiona y puedo sentir la emoción en su voz.—¡Sí! ¿No es maravilloso?—Pero claro que sí, muchas veces quisimos ir y...¿Sebastián te llevó de luna de miel?—Eh... creo que sí.—¿Cómo es eso de "creo que sí"?—Él me trajo hasta acá pero no se quedó conmigo, tenía una junta de negocios o algo así.—¿Te dejó sola en su luna de miel?—Si pero no tardará, solo iría a una junta y volvería.—¿Y qué harás hasta entonces?—No lo sé, creí que hablando contigo sabría que hacer. –confieso y la escucho reir.—Podrías pedir servicio al cuarto y ver películas inapropiadas.—Lila. Son las diez casi once de la mañana. No puedo hacer eso... todavía. –le digo y una idea atraviesa por mi mente, en esas películas ellas fingen, quizás si veo lo suficientemente podría aprender a fingir–. ¿Cómo se finge un orgasmo?—Guau...cambiamos de tema radicalmente, eso es sorpresivo incluso para mí. ¿Por qué la pregunta, Tania? ¿Acaso tu marido no sabe hacer su trabajo?—No es eso, sabes perfectamente que era virgen y...todo fue diferente.—Quiero imaginar que jugaron antes de que metiera su...—¿Jugar? –la interrumpo antes de que termine de decir lo que claramente sé que iba a decir–, ¿Hablas como de juego de mesa?Mi hermana rompe a carcajadas por mi reciente pregunta y hasta que la repaso mentalmente me doy cuenta de lo que acabo de preguntar. Ella se refiere a juego previo sexual no a juego de mesa.—De verdad que eres una tonta.—Mide tus palabras Lila.—Dame un segundo. –me pide y asiento como si pudiera verme, escucho que busca algo y luego vuelve–, cuatro centímetros si lo haces con letra grande y poco menos de un centímetro si lo haces con letra pequeña.—¿De qué rayos estás hablando Lila?—Dijiste que midiera mis palabras, tonta mide cuatro centímetros si lo haces grande u menos de uno si es pequeña. –asegura y logra hacerme reír.—Que graciosa eres. Volviendo al tema, no hubo juego previo ni sexual ni de mesa. Él solo entró y ya. –confieso y lo hago por qué sé que ella me daría más respuestas que Sarah.—Oh cariño, ¿te dolió mucho?—Un poco, pero supongo que debo acostumbrarme, ¿No?—No Tania, el sexo no duele, es rico, placentero. Entiendo que debió doler la primera y quizás la segunda vez pero nada más. A menos de que él haya sido un idiota. ¿Es eso? –cuestiona y la tierna Lila preocupada por mi la reemplaza una molesta.—¡No! Él fue...cuidadoso. –miento esperando que me crea.—Tania. –me reprende.—Lila, de verdad, además no te llamé para contarte mi vida sexual, solo quería que me aconsejaras.—Que use la lengua eso bastará con la situación y referente a la otra situación, te recomiendo que te pongas linda y salgas a conocer la playa. Toma muchas fotos, quiero verte feliz.—Me dejó una tarjeta de crédito sin límite.—¡Mierda! –murmura y yo niego con la cabeza. Lila siempre es así de bocona–, úsala, por dios dime qué es negra.—Y tiene mis iniciales con dorado.Lila grita emocionada y yo quiero hacerlo también pero por alguna razón me contengo.—Tienes que prometer que me traeras algo lindo y que vas a disfrutar de estas vacaciones aunque Sebastián no esté todo el tiempo contigo, ¿De acuerdo?—De acuerdo.—Prometelo por el meñique Tania. –me exige y yo pongo los ojos en blanco pero termino por sonreír.—Lo prometo por el meñique.—Sabré si no te diviertes, te conozco.—Lo haré. Gracias por responderme Lila.—Siempre estaré para ti, Tania.Cuelgo la llamada y observo de nuevo la vista del paraíso que tengo enfrente y sonrío. Lila tiene razón, tengo que divertirme aunque Sebastián no esté aquí.***Pedí el desayuno a la habitación, que más bien era comida y disfruté de la preciosa y cómoda cama, luego pedí que se llevarán todo y me di una ducha muy necesaria, pienso bajar a la playa y conocer cada rincón, he pedido que me consigan una bolsa en dónde pueda llevar mis cosas pero no una bolsa elegante, sino una más normal.Observo mi reflejo en el espejo y sonrío satisfecha, tomo mi bolsa y mi sombrero y salgo de la habitación.No quiero llamar la atención de nadie, lo que me dijo Sebastián me puso algo incómoda, lo que menos quiero es ser fotografiada y acosada por nadie.Tomo mi teléfono y hago una foto que envío solamente a Lila para que sepa que he cumplido la promesa. Voy a divertirme mucho.***No sé cuántas fotos tomé ni cuántas le envié a Sebastián, pero después de su respuesta creo que fueron demasiadas."El amarillo no te queda bien" me dijo cuando le mostré mi vestido, sentí un poco de tristeza pero la respuesta de Lila me hizo olvidarlo.Entro a una tienda en dónde se ve que hay cosas preciosas, llevaré algo para Lila y Sarah y por supuesto también para mi madre.—Hola, bienvenida, ¿Buscaba algo en especial?—Hola, solo estaba viendo las...—¡Todas al suelo, ahora! –grita un hombre detrás de mi y lanza un disparo al aire.Yo solo puedo permanecer de pie por qué me encuentro en shock totalmente, siento que soy empujada al suelo y en el proceso golpeo mi frente con algo duro. No pasan ni segundos cuando siento mi frente mojada, el blanco del piso se mancha con mi sangre.—Todas mirando al suelo, la que se mueva se muere, arrojen sus bolsas hacia mi, ¡rápido!Hago lo que pide sin mirarlo por qué lo que menos quiero es que me maten. Me abrazo a mi misma y observo a una mujer cubriendo a su pequeña con miedo.¿Por qué me sucede esto a mi?—Mira nada más lo que tenemos aquí, una señora rica, ey tú, la del vestido amarillo, levántate. –pide pero yo sigo en shock.—Que te levantes estúpida. –me ordena la voz de una mujer mientras me levanta.Lleva la cara cubierta pero puedo ver parte de un tatuaje asomarse por su cuello.—¿Esto es tuyo? –cuestiona tomando la tarjeta negra entre sus dedos.—Te estan haciendo una pregunta, ¿Eres idiota o qué?—Es mía. –susurro sintiendo ganas de llorar–, llevenselo todo, no voy a pelear nada lo juro.—No queremos tu bolsa, creo que tú eres lo valioso aquí, ¿Cuánto crees que den por ti?—No por favor, yo les daré lo que quieran, lo juro.Ambos se miran y ella niega con la cabeza. Lo siento niña rica vales más de lo que puedes darme.Una camioneta se estaciona afuera y él me jala hacia ella. Por más resistencia que quiero poner no puedo, él es mucho más fuerte que yo.—Por favor no.—Camina m*****a llorona. –me empuja la chica y yo peleo por qué no me suba.—¡Ayuda! Por favor ayúdeme. –grito pero nadie hace nada.—¡Cállate! –me toma por el cabello la mujer y luego me empuja dentro de la camioneta en dónde me golpeo de nuevo pero esta vez no sé si hay sangre o no, puesto que todo es negro.Esto no puede ir peor, de verdad que no puede ser peor de lo que ya es.El calor abrumador hace que mi ropa se pegue a mi cuerpo. Abro los ojos un poco pero los cierro cuando un agudo sonido atraviesa mis oídos. Llevo las manos a mi cabeza y el dolor aumenta. Parpadeo lentamente y solo veo una ventana sin vidrio y una cama en dónde estoy acostada, mis zapatos han desaparecido al igual que mis anillos y toda la joyería que llevaba puesta. Me levanto de manera inestable y escucho mucho ruido afuera, son...tiros. Si me asomo posiblemente me toque uno pero si me quedo también es probable que no salga de aquí jamás. Abro la puerta solo un poco pero nadie se ve, así que salgo tratando de correr pero la tierra caliente y algunas piedras me lastiman los pies. Puedo ver a lo lejos gente y entonces camino para el otro lado pero un hombre horrible me apunta con una pistola. Yo instintivamente levanto los brazos y ahogo un grito. —¿Ibas a dar un paseo? Tenía entendido que tú te ibas a quedar aquí mientras nosotros cobramos una jugosa cantidad de dinero por ti. —
Cuatro días desde que Damián me trajo aquí, los mismos días en los que no he sabido nada concreto de Sebastián, solo recibí un mensaje que decía "me alegra que estés viva" y fue todo.No sé cómo tomar eso por parte de Sebastián, ni siquiera se está preocupando por como estoy y eso me está poniendo muy triste. Por fortuna mis pies sanaron rápido con ayuda de Damián y Mildred, su hermana, y pronto nos podremos ir de vuelta a la ciudad. Quiero estar de vuelta en casa e ir a ver a mi madre, a mis hermanas, a mi padre. —¿Estás lista para salir a conocer la playa? –cuestiona Mildred llegando hasta la habitación en dónde me encuentro. —Si, estoy muy emocionada, mi hermana Lila no ha dejado de mandar mensajes pidiéndome que vaya a ver la bioluminiscencia.—En está playa es muy notable, cuando caiga la noche podrás ir a verla, la playa está a unos metros detrás de la casa, ahora vamos a conocerla de día, te encantará. Mildred deja varias prendas sobre la cama y me mira sonriente. —Es mia,
Escucho las aves cantar y les juro que se siente como si un dinosaurio estuviera rugiendo en mi oído. Abro los ojos con tanto pesar y me alegro que las cortinas de mi ventana estén cerradas por qué de no estarlo, el sol habría sido demasiado malo con mis ojos. La cabeza está por estallarme y esa sensación de náuseas aparece como por arte de magia. Me levanto de la cama y corro hasta el baño en dónde apenas puedo llegar a la taza sin hacer un desastre. Lo que supongo fue mi cena termina flotando en el agua y digo que supongo por qué no recuerdo nada. Solo sé que estaba en la playa con Damián y luego nada concreto. Enjuago mi boca y trato de hacer memoria, realmente no recuerdo nada de lo que sucedió. Cuando mis ojos se fijan en el espejo puedo notar que no llevo mi ropa, en cambio llevo una camisa y para ser para exacta, la camisa de Damián.—¡Mierda! –vocifero y me arrepiento al instante pero no dejo pasar ese sentimiento de satisfacción al haber dicho una grosería. Salgo del baño
DamiánHoy por primera vez en toda mi vida, conocí la palabra culpa pero sin realmente sentirla. Tampoco yo puedo comprender como es posible sentir culpa sin hacerlo, supongo que sí la siento pero mi felicidad es más grande. Tania Rivera, una mujer increíble y bella, bellísima...es más, ni siquiera creo que alguno de los adjetivos se ajusten a su belleza y no solo exterior sino interior. Anoche, después de cenar, beber en la arena y pasar una de las noches más hermosas y locas de mi vida, hicimos el amor, aunque no estoy seguro si se puede llamar así puesto que no nos amamos, pero joder que a mí me hizo tocar el cielo. Tenerla entre mis brazos, besarla, sentirla, escuchar sus gemidos fue...todavía creo que estoy soñando. Pero, como ya sabemos, la felicidad me duró solo un poco, pues ella no recordaba nada de lo que sucedió. Creo que es una señal para no avanzar más con ella, es casada y Sebastián del Valle es un contrincante con el que no competiré y no por qué no quiera sino par
Llevo diez minutos dentro del coche y Sebastián ni siquiera se ha dado cuenta de que lo estoy. Cabe mencionar que no le advertí de mi presencia por qué estoy muy molesta, por qué se largó cuando se supone que estaríamos de luna de miel y por qué Damián me está mintiendo.Yo sé que hubo algo más, siento que algo me oculta y mi cerebro se puso en complot con él. Por qué de algo si estoy segura y es de que ese beso no fue un sueño o un invento de mi cabeza, fue real y hoy antes de despertarlo en el avión lo comprobé, el aroma de su perfume, su aliento, nada de eso lo pude imaginar. Pero él se empeña en hacerme sentir tonta y me juzga de loca, quizás se arrepiente de que haya sucedido y bueno no lo culpo, quien podría fijarse en mi siendo tan insulsa.—Ey, estás aquí. ¿Por qué no me lo dijiste? —No quería interrumpir tu llamada, seguro era importante. —Esa es mi esposa, eres tan linda. –dice y deja un beso sobre mi mano–, me alegra que estés bien, en casa ya está todo listo para tu ll
—Bien, te escucho. –mi hermana me insta a qué continúe hablando acerca de la loca teoría de hace un rato. —¿Necesitabas traer todo eso? –cuestiono mirando una pluma extraña entre sus dedos y una libreta.—Si, necesito anotar cada detalle que sea importante. Ya sabes, trabajo de campo. —Lila esto es serio. —Y excitante. ¿No? Cuéntame, ¿cómo fue que llegaste a la conclusión de que lo habías hecho con tu guardaespaldas en tu luna de miel? Y mejor aún, ¿Cómo decidiste que querías hacerlo? —Solo es una teoría...—Tania, ¿cómo llegaste a esa teoría?—Tuve una cena en la playa de la bioluminiscencia con Damián, recuerdo muy poco por qué bebí demasiado y... Hay una imagen que está presente en mi cabeza y esa es la de él y yo besándonos. Pero hace rato que hablé contigo y me preguntaste que como era, ví su fotografía y entonces comencé a divagar sobre cómo eran sus ojos y luego otra imagen se coló en mis pensamientos y pude verlo en...eso no importa pero lo ví y entonces otras imágenes lle
—Pero no me voy a quedar con la duda del por qué terminé enredada entre las sábanas de Damián. –aseguro pero todo se viene abajo cuando Mildred entra y me mira con fijeza.—¿Qué dijiste? –cuestiona y deja la bandeja con café en la mesita. —¿Qué fue lo que oíste? –le pregunta Lila tomando la taza de café. —Tania, dime qué cometí un error y escuché mal. Por favor díganme qué estoy mal. —Es...podrías cerrar la puerta y sentarte un momento por favor. Mildred cierra la puerta y se siente en la silla junto a la puerta, no sé por qué su actitud hacia esto aunque si es un poco entendible, Damián es su hermano y supongo que al igual que yo como mis hermanas, haría cualquier cosa por protegerlo. —No estoy segura de que fue lo que sucedió por qué no recuerdo mucho de esa noche. Solo llegué a esa teoría por qué tuve un sueño muy extraño y quizás solo fue eso. Solo estoy confundida con lo que ocurrió.—¿Qué es lo que recuerdas?—Solo recuerdo cuando estábamos en la playa y... —Hay una imagen
¿Qué carajos estoy haciendo? Okey, puede que ella no acepte y no habrá ningún problema con eso, solo quedará en una vaga invitación y posiblemente con el tiempo se olvide.Me pongo mis botas y tomo lo necesario para salir. Nadie se dará cuenta de que lo hice y que no estoy durmiendo como se debe. Camino hasta la cocina mentalizado en que Tania no vendrá pero me equivoco, cuando la poca luz que refleja la luna entra por la ventana de la cocina y puedo verla, parada ahí, esperando por mi.El corazón se me quiere salir de la emoción, estoy jugando con fuego y tarde o temprano terminaré por quemarme. Me acerco y acaricio solo un poco su mano y siento que se sobresalta.—Shh, soy yo. ¿Estás lista para divertirte? –le pregunto tratando no hacer notar mis nervios. —Estoy lista. –asegura y enreda sus dedos con los míos. No voy a negar que me pone demasiado nervioso su toque y el hecho de que estoy saliendo a escondidas con la esposa del hombre que se supone es mi jefe, con la mujer con la