Estaba a punto de ser asesinada por el sujeto inglés y con traje de diseñador de lujo delante de mí. Los enormes ojos azules del señor Walker se abrieron con tanta exageración que presentí que en cualquier momento iba a explotar. Ambos dirigimos nuestras miradas hacia mi teléfono, que, por mandado del diablo, empezó a reproducir el audio que le envié a mi novio por W******p.
—Hablemos más tarde. Ahora estoy con el gruñón de mi jefe. ¿Recuerdas al señor Collins, el sujeto que mordía las manzanas en el manzano de tus padres en Michigan y luego las dejaba en las canastas del producido, y solía insultarnos cada vez que le pedíamos que no lo hiciera…? Bueno, mi jefe es mucho peor que ese viejo apestoso. Se nota que es un maldito dolor en el culo.
Apreté los párpados y fruncí los labios cuando un grupo de mujeres coreanas que pasaban justo a nuestro lado escucharon cada una de mis declaraciones. El castaño llevó sus dedos índice y pulgar hacia el puente de su nariz para, acto seguido, soltar una extensa ráfaga de aire entre sus labios. Bien, estaba molesto, tan molesto que debería alejarme cincuenta mil metros.
—Señor… —empecé a decir. Sin embargo, Elijah me señaló con su mano derecha para que me callara.
—No. —Estaba más que segura de que iba a llamar a Recursos Humanos para despedirme—. Nombre y apellido.
Mordí mi labio inferior. No había trabajado tanto para llegar hasta donde estaba hoy como para terminar siendo despedida en mi primer día como asistente de presidencia. Tenía que hacer algo ahora mismo. Debía pensar en algo que me ayudara a salir de este embrollo en el que me metí por mi estúpida lengua y la chismosería que siempre me ganaba.
—Déjeme explicarle, señor Walker. Verá, no estaba hablando de usted. —Mis ojos se cerraron por el miedo que todo mi cuerpo sentía ahora mismo. Entretanto, las palabras salían sin parar de mi boca como solía hacerlo cada vez que estaba nerviosa—. No lo conozco, aunque tengo que admitir que sí tiene cara de culo. Es más, me dijeron que era demasiado gruñón, y aunque al principio no quise creerlo, al verlo hoy lo confirmé. Como sabrá, no me importa que me grite. ¿Podría…? —Al abrir mis ojos, mi jefe ya se estaba marchando.
Agarré sus maletas, las cuales había dejado en la mitad del pasillo, y salí corriendo detrás de él como alma que lleva el diablo. Un paso de Elijah Walker era como tres míos, así que debía darme prisa antes de que toda esta situación se tornara mucho peor.
Cuando por fin pude alcanzarlo, mis hombros subían y bajaban con rapidez por la falta de aire en mi cuerpo. Mi peinado ahora estaba destruido, mientras que mi uniforme se hallaba desencajado.
—Señor…
—Cállate. Ya vi que no eres buena con las palabras. —Observó su teléfono—. Llévame a mi apartamento en Broadway. —Se colocó a un costado de su coche.
Miré lo bonito que estaba el cielo a mediodía en Los Ángeles. De repente, alguien aplaudió sobre mi cara, obligándome a brincar sobre mis propios pies.
—¿Qué estás esperando, novata?
«¿Novata? ¡¿A quién está llamando novata?!».
—Tengo cuatro años en la compañía, señor.
—Tenías —confesó desafiante—. Deja de perder el tiempo y ábreme la puerta de mi coche. —Señaló despectivamente su Rolex.
—¿Quieres que te abra la puerta? —pregunté incrédula ante todo esto.
—¿Para qué crees que te pago?
—Necesito saber algo. —Tiré sus maletas a un lado.
Elijah entreabrió los labios ante mi acción.
—¿Qué, niñita? —Me aniquiló con la mirada.
Bufé y miré hacia un costado.
«¡Este hombre es increíblemente arrogante!».
—¿También tengo que ayudarte a ir al baño? —Me crucé de brazos.
—¿Perdona?
Asentí con velocidad.
—Con eso de que no eres capaz de ni siquiera abrir una puerta pensé que quizá tus manos eran débiles… o eras re-tra-sa-do. —Las últimas palabras las arrastré tanto que casi me escupí al ver las facciones de su cara—. ¿Eres o no eres? Porque con esa cara creo que lo eres —mascullé, y le abrí la puerta trasera del coche.
—¿Qué cosa?
Mordí mi labio inferior. Estaba a nada de explotar en carcajadas.
—Retrasado.
Elijah arrugó la cara, molesto.
—¡Estás despedida!
Acomodé el espejo retrovisor para poder mirarlo cuando me subí a su coche. No iba a permitir que me siguiera hablando de esta manera.
—Usted no puede hacer eso —casi lo reté.
—¿Cómo dices? —se ofendió—. ¡Por supuesto que sí puedo! ¡Soy tu maldito jefe!
Formé una boquita de pato con mis labios mientras negaba.
—Tu papá me contrató —ataqué—, no tú.
—Pero ¡yo soy el jefe!
Mis oídos dolieron con su grito.
La forma erguida de su espalda, el reloj costoso en su muñeca derecha, los zapatos de suela roja que usaba y aquel olor de Clive Christian’s que desprendía de todo su cuerpo me hacían darme cuenta de que su padre lo mimó toda la vida. Hasta ahora, Elijah Walker no tuvo que mover ni un solo músculo para obtener todo lo que quiso. Era solo un nepobaby que nació en cuna de oro. Al igual que la bruja de su prometida, cree que el resto del mundo le pertenece solo por el simple hecho de portar el apellido que tiene.
Ridículos y estúpidos.
—Meh. Error, es tu padre. —Me reí y encendí el vehículo.
—Soy el vicepresidente, puedo despedirte.
—Otro error. Tu padre es el presidente, y si él me contrató, tu poder no sirve de mucho aquí.
—¡Insolente!
—Suelen decírmelo a veces. Entonces, ¿a tu casa o a la mía? Es que ya es hora de almorzar, y no he comido na…
—Cállate, y conduce hacia mi apartamento, ¡rápido!
Ahora entendía por qué Carlotta se lo dejó meter de otro.
—¿Puedo poner a BTS?
—¿A quién?
—A…
Me interrumpió: —¡¿A quién le importa?! ¡Solo conduce!
Intentaba manejar lo más despacio posible. A esta hora el tránsito en Los Ángeles se volvía demasiado pesado, así que prefería tomármelo con calma. Observé la hora en mi teléfono. Eran casi las cinco de la tarde, por lo que todo andaba bien por ahora.
Manos sobre el volante y mirada al frente. No necesitaba más que esto.
El clima era demasiado agradable hoy. Atravesábamos el verano. Para esta época, las fuertes temperaturas te obligaban a trasportarte a la playa o a ir a esos resorts lujosos en donde podías pasar un día entero en las piscinas, pretendiendo ser rica. Al menos algo bueno me pasaba entre tanta desgracia.
Debía soportarlo. Solo debía aguantar lo más que pudiera, ya que lo menos que deseaba era arruinar mi currículo por un tipejo idiota como lo era mi engreído jefe.
—Necesito que agendes para mañana a primera hora una reunión con los nuevos inversionistas de la India —declaró, y miró su iPad—. También envíale flores a mi prometida. Mañana es nuestro aniversario… ¡Carajo!
Me sorprendió un poco.
—¡¿Qué sucede?! —Empujé con mi pie el acelerador.
—Maneja rápido. Mi cita con Carlotta… —Contempló su teléfono y maldijo—. Mi chef acaba de cancelar. Tú, bicho —mis manos apretaron el volante al oírlo dirigirse a mí tan despectivamente—, ¿sabes cocinar?
—¿Qué? ¿Por qué? —Lo miré una vez más por el espejo. Un tipo en una camioneta blanca se me atravesó al frente, así que necesitaba pasarlo lo más rápido posible y así evitar el siguiente semáforo en rojo.
—Necesito que cocines comida italiana para mi prometida y para mí esta noche.
—¡No voy a hacer eso!
—No es una solicitud, es una orden, señorita James.
—¡Soy una asistente, no una cocinera! —respondí sin quitarle la mirada por el retrovisor.
—¡Eres un jodido grano en el culo! Si no vas a cocinar, entonces lárgate de mi empresa.
—¡Que no es tu empresa, señor gruñón!
Los gritos por parte y parte llenaron el estrecho lugar.
—¿Cómo me acabas de llamar?
—¡Gruñón! ¡Gruñón! —me mofé de él, hasta que mi mandíbula comenzó a dolerme.
—¡Mira hacia el frente!
—¡No me grites! ¿Por qué me tienes que gritar? —Giré mi cabeza hacia él.
—¡Mierda! ¡Emilia, mira hacia el frente! ¡Carajo!
Y lo siguiente que sentí fue un fuerte golpe.
Acababa de estrellar un coche de ciento seis mil dólares, y lo peor era que la frente de mi jefe sangraba.
«¡Alguien que me mate ya!».
Al menos no tuve que cocinar hoy.
Capítulo 3No mereces a mi hijo«¡Rayos! ¡Rayos! ¡Rayos!».Me agarré con firmeza del volante antes de ver mi realidad. El carro delante de nosotros tenía la cochera destruida. Entretanto, la delantera del vehículo que manejaba terminó prácticamente irreconocible. Mis manos viajaron hacia mi rostro, pero mi entrecejo terminó arrugado al observar con detenimiento a través del espejo retrovisor la herida que me provoqué en mi labio inferior.Intenté moverme, pero el dolor sobre toda mi columna me impidió hacerlo por mucho tiempo. Necesitaba buscar mi teléfono y llamar a emergencias, antes de que toda esta situación comenzara a salirse de control, cuando la verdadera realidad golpeó con rudeza mi cara.«¡Mi jefe! ¡Mi estúpido y arrogante jefe!».Giré mi torso en su dirección. El señor Walker se encontraba adormecido por el terrible golpe que se propinó por mi culpa. Sus manos temblorosas viajaron hacia su frente, la cual estaba llena de sangre. Mis manos cubrieron mis labios al ver cómo s
Capítulo 4Voy a usar a tu mujer¿Elijah Walker qué hacía aquí?Esa era la pregunta que rondaba en mi cabeza en el instante en que mi jefe salió de la nada. Sus enormes ojos claros me observaron con arrogancia, mientras que mi mirada solo se centraba en la pequeña herida que ahora decoraba su frente. Sus hombros bien erguidos, como si quisiera demostrarme que era mucho mejor que yo, solo me provocaron reírme de él un poco, pero, dada la situación, lo mejor por ahora, y por mi bien, era llevar la fiesta en paz.—¡Saluda, Emilia! El señor Walker es el nuevo inversionista del hospital familiar.Di un paso doloroso hacia delante, intentando controlar todas mis emociones. Elijah miró hacia abajo. Quizá buscaba el modo de hacerme comprender cuál era mi lugar en la cadena alimenticia de la sociedad de Los Ángeles. Respiré profundo y estiré mi mano hacia él para saludarlo, pero este solo me miró de soslayo y caminó, pasando justo a mi lado, sin siquiera dirigirme la mirada.«¡Lo odio! ¡Odio c
Capítulo 5La pastilla de color azulMis dedos penetraron el cuero cabelludo de mi sedoso y castaño cabello mientras aniquilaba con la mirada al estúpido británico delante de mí. ¿De verdad iba a hacer esto ahora? ¿De verdad era tan gilipollas como para intentar atemorizarme delante de mi propio novio? Me alejé bruscamente de su agarre. No estaba dispuesta a seguir soportando más insultos esta noche, así que lo mejor por ahora era ponerle los pies sobre la tierra a este maldito canalla.—¿Qué crees que haces? —Lo encaré y me coloqué a su par, aunque mi baja estatura de un metro con cincuenta y siete no me permitía verme más ruda de lo que necesitaba—. ¿Irme contigo a dónde? ¡Señor Walker, le recuerdo que el acoso sexual es un delito grave en nuestro país!—¿De qué hablas? —Elijah miró hacia un costado y sus labios formaron una enorme sonrisa—. ¿Crees que me interesas de esta manera? ¡Buff! ¡Por favor, señorita James! Tengo gustos refinados.—Señor —Negan usó un tono de voz de adverten
Capítulo 6La erección del señor Walker«¡Esto no puede ser real!».Intenté con todas mis fuerzas mantenerme firme ante mi posición profesional, pero no podía. Apreté con fuerza mis muslos internos, mientras que, a medida que pasaban los segundos, todas las facciones de mi rostro empezaban a descomponerse. Respiré profundo, cerré los ojos y volví a respirar cuando presentí que había llegado a mi límite.«¡Me voy a reír en su cara!».Mi estomago me dolió al pasar los segundos. Busqué la forma de seguir erguida, pero la palidez de su rostro y la sudoración sobre todo su cuerpo me obligaron a percatarme de algo: ¡sí le había dado viagra al señor Walker!—Lo siento mucho —susurré.En realidad, no lo sentía para nada, al contrario, disfrutaba verlo retorcerse sobre su escritorio delante de mí. La escena era digna de un premio cinematográfico. El presidente de esta compañía, un ser arrogante y déspota, ahora se hallaba envuelto en un problema tan vergonzoso que estaba más que segura de que,
Capítulo 7Virgen hasta el matrimonioQuería que ahora mismo se abriera la tierra y me tragara por completo. Los ojos fulminantes del señor Walker estuvieron sobre mí apenas la puerta de su oficina se abrió, dejándome verlo desencajado. Carlotta asomó la cabeza detrás de él, pero terminó escondiéndose de nuevo al sentir la vergüenza de que todos posaran sus ojos sobre ella. Supuse que esta vez me había pasado, y aunque no lo hice con intención, nadie me iba a creer.Los empleados abrieron un camino que sentí más bien como una tortura. Obligué a mis piernas a moverse para ir en busca de mi final, pero ninguna parte de mi cuerpo quería reaccionar. Lo mejor por ahora sería suplicar por piedad e intentar explicar qué fue lo que sucedió, aunque la puerta siendo azotada detrás de mí me orilló a percatarme de que todo se encontraba perdido para mí.—Señor, déjeme… —Mis palabras murieron en mi fallido intento de redención.Elijah tiró una copa de whisky sobre mis pies. Un centímetro más y me
Capítulo 8No eres tan santa como parecesRealmente pensé que ya me había librado de este hombre. El señor Walker se hallaba de pie a un costado de mi camino, mientras pisaba mi jardín sin importarle nada. Miré por encima de mi hombro, buscando algún rastro de mi novio, pero, para mi mala suerte, ya se había marchado de aquí. Aceleré mi paso y metí la mano en mi bolso con algo de desespero para, de este modo, agarrar mis llaves y entrar a mi casa lo más rápido posible, pero estas habían desaparecido de la nada.—¿No piensas responderme el teléfono? —cuestionó de nuevo, y seguí ignorándolo.Busqué la forma de llamar a un cerrajero, aunque para este punto mi móvil estaba casi sin batería y sería difícil para mí contactar uno por la zona en donde vivía. Lo mejor por ahora era tomar un taxi y quedarme en casa de mis padres al menos por esta noche, mientras solucionaba el problema mañana a primera hora.Saqué algunos billetes de dólar de la americana de mi uniforme y respiré porque al meno
Capítulo 9La cebollaApreté rápidamente mis muslos internos para no reírme antes de tiempo. El señor Walker le echó un par de vistazos al pedazo de cebolla a un costado de mi plato. Entretanto, observé la determinación en sus ojos. Pude notar en su mirada ese fuego cegador que lo haría explotar en cualquier momento.El empresario dirigió su vista hacia mí. Lo sabía, no lo haría, pero al menos fue un buen intento. Sus manos se cruzaron a la altura de sus hombros, detrás de mí. El sonido eufórico de los relámpagos cayendo sobre la tierra nos avisó que pronto iba a comenzar a llover.Odiaba los aguaceros nocturnos, me hacían sentir demasiado ansiosa y asustada.—¿Entonces? —volví a incitarlo.Sin embargo, una sonrisa rapaz me obligó a pasar saliva en seco. Este hombre era más intimidante de lo que pensé, pero no estaba dispuesta a dejarlo ganar esta batalla.—Siempre creí que Antonio Walker era mejor que su hermano mayor.Hasta aquí pude escuchar su pesada respiración. Le había dolido l
Capítulo 10Diarrea y algo másPasé por encima de algunas enfermeras que me reconocieron apenas entré con desespero al PIH Health Good Samaritan Hospital, donde mi amado novio era doctor. Mi cuerpo estaba tan empapado en sudor que mi cabello se humedeció de repente. Respiré una y otra vez, intentando controlar los movimientos de mi cuerpo, ya que un paso en falso podría hacerme padecer una tragedia. Perdí a mi jefe detrás de mí, y aunque nunca había sido una fiel creyente, hoy, como nunca, le recé al Creador para que sintiera piedad de mí y no me dejara morir aquí.Aceleré una vez más mis pasos, buscando el pasillo que daba a los baños más cercanos. Un grupo de personas delante de mí arrugó el entrecejo, quizá por el mal olor que comenzó a desprender de mi cuerpo. Tensé la mandíbula al visualizar a lo lejos un cartel con el símbolo de un baño y sentí un aire fresco cuando por fin abrí la puerta de uno.Como loca, tiré mi bolso al suelo, sin importarme en absoluto si alguien entraba al